Música

Sí es posible la paz entre israel y palestina. (El diálogo Barenboim – Said)

Por Prodavinci | 1 de marzo, 2009

Por Carlos Goedder

Dos titanes del arte han logrado liderar una orquesta permanente donde colaboran músicos tanto israelíes como palestinos. La iniciativa rescata la esperanza por la pacífica libertad humana en Oriente Medio. Los emprendedores son el ya fallecido escritor palestino D. Edward Said (1935-2003) y el músico israelí Daniel Barenboim (1942). En un libro reciente se recogen una serie de coloquios entre ambos, sus conferencias conjuntas y artículos periodísticos . En la edición, Ara Guzelimian recuerda el carácter cosmopolita y multicultural que tienen las biografías de ambos: “Edward, tú te criaste en una Palestina árabe cristiana y en Egipto. Daniel, tú te criaste como nieto de inmigrantes judíos rusos en Argentina y en Israel”. Ambos confirman lo que dice Barenboim: “Es imposible que nadie, a principios del Siglo XXI, sostenga que existe una sola identidad”.

Por iniciativa de ambos, se inició la West-Eastern Divan Orchestra, cuya Fundación tiene sede actualmente en Sevilla . El nombre correspondiente al proyecto se inspira en una obra del genial escritor alemán Johann W. von Goethe (1749-1832) . Según Said todo nació como “…Una orquesta en Weimar, imbuida por el espíritu de Goethe, que escribió una colección fantástica de poemas basados en su entusiasmo por el islam (…). Luego descubrió la poesía persa y produjo ese extraordinario conjunto de poemas sobre ‘el otro’, el Westöstlicher Diwan [El diván de Oriente y Occidente], que es, creo, único en la historia de la cultura europea”. El propio Said agrega: “Lo interesante de Goethe – y también de nuestro experimento en Weimar – es que el arte, en especial para él, era únicamente un viaje hacia el ‘otro’; no se concentraba en uno mismo, lo cual es una visión muy minoritaria en estos días”. Barenboim considera: “En el West-Eastern Divan Workshop de Weimar, músicos de Israel y de países árabes han trabajado juntos en años recientes, y demostrado que acercamientos y amistades consideradas imposibles hasta aquel momento pueden lograrse mediante la música”. Y reafirma: “Si deseas aprender a vivir en una sociedad democrática, te irá bien tocar en una orquesta. Porque cuando lo haces sabes cuando liderar y cuando seguir”.

Esta condición de tolerar la otredad es indispensable en el conflicto palestino-israelí. El semanario The Economist estudia las causas de cómo hay tan salvaje guerra por un palmo de tierra. “En el fondo, esta es la lucha de dos personas por el mismo trozo de tierra. No es la suerte de disputa en que dos enemigos forcejean con una cuerda sobre una línea hasta que se cansan. Es mucho menos entendible que eso, porque es también el reclamo periódico de cada parte según la cual el otro lado dista de ser gente – al menos no se le considera gente mereciendo soberanía estatal sobre el Medio Oriente”. A esta negación de la condición humana en el oponente, se suman otros tres problemas originarios que identifica la publicación: la mezcla entre nacionalismo y religión; la intervención de grupos paraestatales armados como Hizbullah y Hamas; y que las partes enfrentadas rara vez dialogan sobre los temas centrales .

Uno de los aspectos que olvidan las partes enfrentadas es la historia del conflicto. Hacer el ejercicio de rastrear los orígenes, al menos en el Siglo XX, lleva hasta la proclamación de Israel como Estado el 14 de mayo de 1948. La lucha entre los pueblos que se consideran árabes o israelíes ha tenido sus puntos más álgidos en 1948-49, 1956, 1967, 1973, 1982 y ahora en 2009. El recuento, disponible en la Enciclopædia Britannica y en la Wikipedia, es agotador . En él queda expuesto como la intervención de potencias mediante sus políticas colonial, comercial y energética ha añadido combustible a estas chispas bélicas. También surgen remansos de esperanza, verificando en especial como dos enemigos seculares, Israel y Egipto, consiguieron reconocerse mutuamente como naciones en 1979 mediante los Acuerdos de Camp David.

Interpretar este pasado es un desafío para alcanzar la paz en la región. Siguiendo a Barenboim: “Ciertos asuntos exigen la generosidad del olvido y otros demandan la sinceridad del recuerdo”. “Creo que hablamos tanto del futuro al que aspiramos que no dedicamos la suficiente atención al tipo de pasado que queremos”.
Y es que este fluir de los hechos humanos tiene una expresión suprema en la música. Barenboim y Said elaboran mucho sobre dos compositores clave para su proyecto, Beethoven (1770-1827) y Wagner (1813-1883). Especialmente en Beethoven está un concepto fundamental que es el de catarsis. Barenboim resume tal experiencia como “una típica actitud alemana: no deberíamos temer penetrar en la oscuridad y volver a salir a la luz”. En la Sinfonía No. 3 “Heroica”, Beethoven coloca la Marcha Fúnebre en el Segundo Movimiento y luego elabora otros dos donde se marcha hacia el Allegro. Para él, la pena es algo transitorio en la historia humana personal y colectiva. Además, otra vivencia musical es la del viaje y retorno a casa. Esto es algo que está también en la literatura homérica. Para retornar al hogar, como sueñan israelíes y palestinos, hay que primero ir hacia territorios remotos, encontrarse con el otro y sólo entonces es que realmente se vuelve a casa con clarividencia. En Beethoven, recuerda Barenboim, surge por primera vez la alternancia entre un movimiento arrollador crescendo y una interrupción brusca, un subito piano. En cierta medida esto refleja el valor para llevar adelante el viaje individual y social con el ritmo más agitado y hasta su punto más elevado, para saber detenerse justo ante el precipicio, con el coraje para evitar caer en el vacío. Allí está la grandeza que se exige hoy día a palestinos e israelíes.

Said es culminante: “Los políticos pueden decir sus habituales tonterías y hacer lo que quieran, como los demagogos profesionales, pero los intelectuales, artistas y ciudadanos libres siempre han de reservar un espacio para el disenso, los puntos de vista alternativos, las formas y posibilidades de cambiar la tiranía de la mayoría y lo más importante, fomentar la ilustración y la libertad de la humanidad”.

Prodavinci 

Comentarios (1)

rosa
1 de marzo, 2009

La frase de Said al final del post es realmente genial! Muy buen post!

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