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Entrevista a Larry Kramer, Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Stanford

Por Victorino Márquez

Larry Kramer es decano de la facultad de derecho de la Universidad de Stanford y tuvimos la oportunidad de conversar con él sobre la educación legal en su Universidad durante su visita a Venezuela.

¿En qué se diferencia la educación legal en USA de la de otros países?

Todos nuestros estudiantes son graduados de college, de 21 años de edad hacia arriba. Por tanto, las Facultades de Derecho en USA dan por sentado que el estudiante viene ya con una formación básica (“foundational education”). En el college los estudiantes aprenden a pensar en general lo cual permite a las escuelas de derecho concentrar sus esfuerzos en enseñarlos a pensar como abogados. En los países europeos y latinoamericanos los estudiantes ingresan a la universidad con apenas 17 o 18 años y eso hace que los primeros años de universidad se centren en completar de cierta forma la educación del bachillerato. En otras partes del mundo, el método de enseñanza es generalmente a través de clases magistrales, mientras que en USA y en el mundo anglosajón es más común el método socrático de casos.

¿Cuál es el perfil del egresado de derecho de Stanford Law School (SLS) y como se adapta el pensum de estudio a ese perfil?

Nosotros no entrenamos a los estudiantes para pasar el “bar exam” (examen de admisión al ejercicio de la profesión organizado por los colegios de abogados), aunque cerca del 90% de nuestros egresados lo pasan. Te doy un dato curioso: sólo el 30% de los egresados de SLS continúa ejerciendo como abogado luego de 5 o 10 años de graduado. La mayoría se convierte en asesores y consultores de los clientes en una serie de temas que van más allá del campo legal y de allí pasan a asumir posiciones gerenciales o directivas en las empresas o en el sector público. Esta realidad nos ha colocado en la necesidad de formar un estudiante que no sólo piense como abogado sino que también piense como cliente, que esté preparado para asumir tareas de dirección y liderazgo.

El primer año del pensum se centra en enseñar a los estudiantes a pensar como abogados, a analizar y desmenuzar problemas legales. A través del método socrático de estudio de casos les damos situaciones para que desarrollen argumentos, sacando ellos sus propias conclusiones. Sólo se aprende guitarra tocando, con el instrumento en las manos. Esto nos ha permitido formar un abogado flexible que se desempeña en situaciones variadas. Quizás por eso nuestros abogados se globalizan fácilmente.

El segundo año, aparte de pulir la teoría del primer año, busca preparar al abogado para la práctica, lo cual exige enseñarlo a pensar como cliente. Como en SLS no puede enseñar todas las disciplinas variadas con las que se enfrentan los abogados (negocios, economía, tecnología) los estudiantes pueden tomar materias de otras Facultades y se han instituido además 27 programas de grado conjuntos (Joint Degrees) entre las distintas Facultades.

El tercer año, predominantemente electivo al igual que el segundo, tiene un componente de clínicas jurídicas, las cuales tienen como objetivo primordial la función pedagógica y no el servicio social. Por eso los casos se escogen por su valor pedagógico para la práctica del derecho y no por el interés social. En los veranos es frecuente que los estudiantes se vayan a otro país, bien sea a una firma de abogados extranjera o a una ONG de derechos humanos en un país en vías de desarrollo.

¿Cuáles son los cambios más importantes en el campo de la educación legal en los últimos 10 años?

El primero de esos cambios tiene que ver con el papel educativo de las firmas de abogados. Hasta hace poco tiempo, se pensaba que el papel de las Escuelas de Derecho era enseñar a los estudiantes a pensar como abogados más no a actuar o ejercer como abogados. Esta última parte era asumida por las firmas de abogados, quienes daban entrenamiento práctico a los recién graduados. Hoy en día, los clientes corporativos de las firmas son renuentes a pagar los costos de entrenamiento de los abogados jóvenes, los cuales les eran indirectamente trasladados. Hoy en día los clientes esperan que los jóvenes abogados piensen como clientes desde el día uno. Esto nos llevó, como dije antes, a darle mayor énfasis a la enseñanza de la praxis del derecho y a la perspectiva de los clientes.

El segundo de los cambios es la especialización. Antes la educación generalista era suficiente, no sólo en Derecho sino en otras disciplinas también. Mi hermano, por ejemplo, era dentista general hace 20 años y hoy sólo se dedica a fabricar implantes para cuatro tipos de dientes. Con la profesión legal pasa igual: cada día se hace más difícil incursionar en una nueva área del derecho si no se tiene formación especializada. Esto nos llevó a abrir una serie de materias y joint degrees para ofrecer una mayor especialización. Para los estudiantes extranjeros existen cuatro concentraciones que son: Law and Social Sciences; Law and Corporate Governance; Law and Science and Technology y Law and International Trade.

El tercero de esos cambios es la globalización. A pesar de que, cómo dije antes, la formación a través del método de casos le da una gran versatilidad al egresado de las universidades de USA, no es menos cierto que existía una actitud “insular” en algunas Escuelas de Derecho. Ahora el abogado americano debe estar preparado para entrar en contacto no sólo con diversos sistemas legales sino también con distintas culturas. De allí la importancia de las pasantías en el exterior y de contar con un cuerpo estudiantil diverso. De 60 a 70 estudiantes vienen de países distintos de USA a hacer estudios de postgrado en SLS.

¿Cuáles son las fuentes de financiamiento de SLS?

Un 40% viene de la matrícula pagada por los estudiantes, la cual asciende a $41.000 por año. (Un año de educación legal en la UCAB tiene un precio de $ 1600, a cambio de mercado, es decir lo que paga un estudiante al año en SLS equivale a la matrícula anual de 25 estudiantes en la UCAB). Otro 40% viene del “endowment” -fondo de inversión de la universidad que se nutre de los donantes y de los intereses que genera el fondo- y el 20% restante proviene de otras fuentes (proyectos de investigación con empresas). El programa de clínicas jurídicas y pasantías cuyo costo anual asciende a $3.500.000 se cubre con donaciones de los egresados.

¿Cuántos estudiantes hay por clase?

Gracias al endowment, nos hemos podido dar el lujo de no aumentar el número de estudiantes. Esto puede cambiar ahora con la caída del mercado de capitales que obviamente ha impactado el retorno del endowment de la universidad. Durante el primer año hay de 30 a 60 estudiantes por clase (80 a 90 en la UCAB) durante el segundo y tercer año, el promedio es de 12 (35 en la UCAB). La reducción del número de estudiantes en segundo y tercer años obedece a que la oferta de materias se multiplica, mientras que en el primer año existen cursos básicos obligatorios. No es un tema de filtro. El 99% de los estudiantes que ingresa se gradúa. El 1% que se retira es por razones personales.

¿Ustedes en SLS hacen públicas las evaluaciones que los estudiantes le hacen de los profesores (encuestas)?

Esta es una práctica corriente en las Facultades de Derecho americanas. Nosotros hacemos pública la parte cuantitativa, el puntaje global y particular del profesor en cada una de las preguntas de la encuesta. Pero nos abstenemos de publicar la parte de los comentarios porque muchas veces estos revisten un tono “inapropiado”.

Gracias Larry, fue un placer recibirte en Venezuela. Esperamos que se puedan estrechar más los vínculos entre SLS y las Facultades de Derecho del país.

La entrevista fue realizada por Victorino Márquez, quien es es Profesor de Legislación Económica y Derecho del Trabajo en la UCAB , socio de la firma de abogados Bolinaga Levy Márquez & Canova y colaborador de Prodavinci.