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Yves Carcelle ha muerto… se están yendo los buenos; por Amira Saim

yves carcelle con marcj jacobs 640

No importa si usted no sabe quién es  Yves Carcelle: le aseguro que al final del texto lamentará su muerte, al menos un poco.

La verdadera noticia de la que debería estar hablando este post es la apertura del nuevo edificio de la Fundación Louis Vuitton en octubre, durante la Semana de la Moda de París, con un diseño muy Gehry, que además llevarán a menor escala en las vitrinas de las tiendas de la marca francesa en este septiembre, de la mano del propio arquitecto para celebrar la inauguración del nuevo edificio (que, como todas sus creaciones, no se parece a ninguna, pero tiene su firma ineludible).

Pero no. Ahora una noticia tan grande como un edificio se ve empañada por otra despedida. Septiembre amaneció con la noticia de la muerte de Yves Carcelle.

En 1854 el señor Louis Vuitton creó su marca de maletas. En esencia, esta lujosa casa francesa está concebida para viajeros, aventureros y amantes del lujo. Aunque es probable que lo sospechemos, pues sus carteras han sido el objeto de deseo de millones y la popularización de su monograma (esas doradas letras L y V) desdibujaron un poco los orígenes de esta marca que hoy es ejemplo del mercadeo del lujo. ¿Y eso gracias a quién? Gracias al genio de Yves Carcelle.

En 1987 Louis Vuitton fue adquirida por Bernard Arnault. Así nació una de las corporaciones de marcas de lujo más importantes del planeta: LVMH (Louis Vuitton Moët Henessy). En 1990 Yves Carcelle fue nombrado CEO de Louis Vuitton. Y apenas en 1997 la que era una de las marcas más tradicionales de Francia estaba a punto de tomar un giro inesperadamente cool.

Hay que recordar algo: Louis Vuitton no era ni cool, ni sexy, ni codiciada. Louis Vuitton era la marca que compraban los viejos adinerados por tradición cada vez que iban a viajar. Pero Yves Carcelle entendió cómo iban cambiando los tiempos y, con la llegada del nuevo siglo, sintió que tenía que llegar a una nueva imagen de la marca: más joven y seductora, para nuevos compradores, jóvenes y adinerados, a quienes había que seducir.

Yves Carcelle ha muerto. Se ha idootro de los buenos; por Amira Saim 640Al hacer un inventario, a Yves Carcell le debemos, entonces, los gustos que nos dio Marc Jacobs vía Louis Vuitton. Fue el artífice de esta unión inesperada y audaz que se dio en 1997, así como de la expansión de la marca a otros productos más allá de las maletas para viajar: la ropa, los zapatos, los lentes y los demás accesorios.

Pero no se trató sólo de sumar más productos con el monograma de Louis Vuitton: también introdujo nuevas razones para compra, logrando que una vez más el arte y la moda comenzaran a coquetear.

¿Para qué comprar una cartera Louis Vuitton más? ¡Pues porque tendría la estampa de una obra de Takashi Murakami, Richard Prince o Stephen Sprouse! Entonces las carteras ya no eran simples objetos funcionales de deseo, sino objetos estéticos codiciados con un agregado totalmente subjetivo y aspiracional. Si no podías tener un Richard Prince en tu pared, lo podías tener en tu clóset o, mejor aún, en tus manos.

Yves Carcelle logró, entonces, que Louis Vuitton fuese una de las marcas más seductoras de la industria y una de las más esperadas en cada Semana de la Moda.

Y así como muchos imitaron las carteras de Louis Vuitton, su visión de negocios fue implementada por muchas otras marcas que aspiraban a rozar los números que llegó a tener la casa francesa que, según Forbes, hoy se valora en 24.8 billones de dólares, colocándose por encima de BMW, Disney, Mercedes Benz y Nike.

Pero el cáncer no distingue entre genios y gente común.

En 2012 un cáncer de riñón lo obligó a Yves Carcelle a abandonar su puesto como presidente de Louis Vuitton y la Fundación Louis Vuitton.

Su ausencia es la demostración de que ha perdido esa batalla.

Hoy, esa fachada diseñada por Frank Gehry que verá la luz el próximo mes de octubre se ha hecho más atractiva y adquirió una nueva carga significativa: recuerdan las velas de un barco impulsadas por el viento. Es una fachada que habla más de Yves Carcelle que del propio Louis Vuitton, pues es un guiño a su pasión por los barcos y los veleros.

Hoy, nuevamente, nos toca decir adiós a otro de los buenos.