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Todos quieren tanto a Pablo Iglesias: el desembarco de Podemos en Catalunya; por Andrea Daza Tapia

Por Andrea Daza Tapia | 22 de diciembre, 2014

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Pablo Iglesias en el Centre Esportiu. Fotografía de Andrea Daza Tapia.

En la víspera de su primera visita a Barcelona, la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), partido de izquierda radical independentista con representación en el Parlament de Cataluña, le escribió una carta abierta a Pablo Iglesias.

“Querido Pablo Iglesias,
Hemos sabido por la prensa que este próximo domingo vienes a Barcelona a hacer un mitin…”

Siete párrafos después, el lomito: “¿Podemos se compromete a habilitar un referéndum de autodeterminación en Cataluña en caso de que ganen las elecciones españolas? ¿Podemos se compromete, ahora, a celebrar un referéndum de independencia en Cataluña? ¿Podemos respeta la lengua y la cultura catalanas y el derecho a la autodeterminación dels Països Catalans y se compromete a defender la lengua y cultura catalanas en el País Valencià y en las islas Baleares?”.

Domingo, 20 de diciembre. “El enemigo en Cataluña se llama CiU”, dice Feliciano García (68 años), mientras hace la cola para entrar al Polideportivo de la Vall de Hebrón, media hora antes de comenzar el primer gran mitin de Podemos. Hace cuarenta años que Feliciano vota comunista. Militó en las filas del Partido Socialista Unificado de Cataluña, PSUC, y ahora “no les votaré a ellos”, dice. Pero ha venido. Por trabajo conoció la Maracaibo y la Caracas de hace quince años. “Entonces, las primeras planas ya estaban llenas de muerte y sangre”. Su esposa, Concepción Iglesias, nunca ha estado en Venezuela.

— Félix, esto está comenzando. Hay que darles una oportunidad.

— No me gusta ese populismo, Conchi. Las ideas sí. Son las ideas que he mamado toda la vida.

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Joaquín Tolón y Rita García. Fotografía de Andrea Daza Tapia.

El Centre Esportiu tiene un aforo de tres mil personas. Las gradas se revientan y no caben más sillas alrededor de la tarima. Todos quieren escuchar a Pablo Iglesias, el líder carismático de la cola de caballo que los ha convocado aquí.

Joaquín Tolón (75 años) lo espera sentado con una foto de Iglesias en el pecho y un pin de la República en la gorra. Ha venido desde Molins de Rei, a unos 20 kilómetros de distancia. “Todos los que estamos aquí estamos hartos del gobierno que tenemos, lleno de corrupción y miseria”. Pertenece a la Plataforma Antidesahucios. Dice que el otro día un Mosso d’Esquadra le pilló protestando delante de una sede bancaria y se negó a darle su nombre completo: “Me llevará arrastrado”, le dijo, mientras se apoyaba en su bastón.

Rita García lo acompaña, ambos con sus franelas moradas de Podemos. “Antes de que legalizaran el Partido Comunista, yo ya era del Partido Comunista. El problema es que después de la escisión, cuando el golpe de Estado, y la negociación de Carillo con los militares, vino el resquebrajamiento…”. Rápido, Rita, que ya llega Pablo Iglesias. “Que lo que yo siempre he querido es la unificación de la izquierda”. Y se abren las puertas y se amontonan los fotógrafos, y llega Pablo Iglesias en su arca de Noé invisible.

Al fin, desembarca en Cataluña.

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Pablo Iglesias. Fotografía de Andrea Daza Tapia.

Según la última encuesta del Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (Gesop), en el panorama político español, Podemos ya le haría suficiente sombra al Partido Popular como para ganar cien escaños y, por qué no, aspirar a la Presidencia. Más: un reciente estudio del Centro de Opinión de la Generalitat de Cataluña demuestran que el tira y encoge de los dos grandes partidos del soberanismo catalán: Convergència i Unió (CiU), el partido de gobierno; y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la oposición aliada por la independencia, también favorece a la agrupación de Iglesias. Es decir, si el “procés” se alarga, se estanca, y Podemos muerde terreno en Cataluña.

Acaso por eso, Joan Tardà, diputado ante el Congreso de los Diputados de Madrid por ERC, sostuvo el tipo durante todo el mitin. Ni sonrió, ni aplaudió. Vino a mirar. Al final, en una conversación informal, dijo que al menos Podemos cortará el crecimiento de Ciutadan’s, el partido españolista de Cataluña, pero anti Partido Popular. “Iniciativa sí que sufrirá mucho”, en referencia al partido de izquierda ecologista de Cataluña, cuyo discurso queda congelado ante Podemos y su poder de “gemelo fantástico”. En contraste, el diputado de Iniciativa, Joan Josep Nuet, no se cortó un momento en aplaudir y corear: “Sí-se-puede. Sí-se-puede”. Pablo Iglesias le respondería el gesto con un “después hablamos”, mientras Rita García seguía suspirando por la unificación de la izquierda.

Durante las próximas semanas, Podemos comenzará un proceso de organización interna. Marc Bartomeu, portavoz del partido en Barcelona, escribió en El Periódico que muchos desconocen la columna vertebral de Podemos, “los círculos”: “270.000 personas han construido las bases de este nuevo partido”. Algunos estarán aquí. Los de Viladecans, seguro; pues hubo tiempo para que en el mismo pódium donde poco después hablará Iglesias, el Círculo Podemos de Viladecans, a 23 kilómetros, dejara un comunicado de ocho puntos, sin lomito, pero con mucha guarnición: que son el único Círculo de Viladecans creado en Asamblea Constituyente en abril pasado, que sólo tienen una página de Facebook, que hay unos usurpadores de su identidad y que los denunciarán ante el Comité de Garantías Democráticas del partido; y que no respetar los documentos “éticos, políticos y organizativos podía conllevar a quedar totalmente fuera de Podemos”.

Va. Que vienen los pesos pesados.

Gemma Galdón, del Comité Ciudadano Estatal de Podemos, sube a la tarima, se pone delante del micrófono y dice: “Me tiemblan las piernas”. Pablo Iglesias toma notas con su boli vintage de tintas de colores. “2015 será el año del cambio”. En su turno al bate, Gemma Ubasart, “telonera de Pablo Iglesias”, según Galdón, habla del “régimen moribundo”. Dice que ellos pondrán fin a las “políticas de austeridad”.

“Nos piden que nos definamos. Bien, lo haremos”, anuncia. “Ni unionistas ni independentistas. Somos demócratas”.

Desde la grada, un espontáneo le remata cada consigna:

Ubasart: ¡No aceptaremos lecciones de catalanidad!
Espontáneo: ¡Es verdad!
Ubasart: Pensábamos que Artur Mas hacía el viraje hacia la Ítaca de Homero, pero nos lleva a la Grecia actual, la de los recortes.
Espontáneo: ¡Me cago en la puta!
Ubasart: ¡La esperanza tiene nombre y se llama Podemos!
Espontáneo: ¡Sí, señor!

Joan Tardà dirá después: “Es importante que los cambios en España nos encuentren a medio camino. Debemos apurarnos”, explica en clave catalana. “Para la gente de España —añade— es una gran oportunidad para que haya una República”. Y hace gesto de a saber.

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Joan Tardà, diputado ante el Congreso de los Diputados de Madrid por ERC. Fotografía de Andrea Daza Tapia.

Ubasart termina su intervención recordando que el 31 de enero harán una gran manifestación en Madrid, para demostrar “que la casta tiene los días contados”. Y cede el paso al rock-star, Pablo Iglesias.

“Bon dia, Barcelona”, comienza. Recuerda que es de Vallecas y que por eso se siente como en casa en Cornellà, en L’Hospitalet. Aventura que Manuel Vázquez-Montalbán estaría ahí, con ellos. Pepe Carvalho, también. Lanzó titulares y dardos: “A mí no me verán darme un abrazo ni con Rajoy ni con Mas”, soltó en clara referencia al líder de la CUP, David Fernández, quien el 9 de noviembre se abrazó con Artur Mas, luego de la consulta popular no vinculante, el no-referéndum. “No quiero que Cataluña se vaya”, continuó Iglesias, “la casta española no ha entendido a los catalanes”, y habló de “la España de naciones”. Su propuesta última: “Proceso constituyente, para discutir con todos, de todo”. De las gradas le dijeron “guapo”, él respondió “gracias”, sketch hasta entonces atribuido a Artur Mas. “Te queremos Pablo”, gritó otra, mientras él seguía hablando de “los de abajo, y los de arriba”.

Coros: Pa-blo-pre-sidente, Pa-blo-pre-sidente. El pueblo unido, jamás serás vencido (bis).

Y el cierre de Iglesias: “¡Podemos sois vosotros!”. Ovación.

A Joan Tardà le recordó a un joven Felipe González.

En las afueras, al margen del discurso oficial, las banderas de América Latina: Cuba,  Bolivia, Ecuador. Cartel con retrato de Rafael Correa. Otro espontáneo: “Yo lo que quiero es que venga Correa a España, y que vaya a tomar por culo Rajoy”. Luis Ramírez (44 años), se envalentona y finalmente saca su bandera de Venezuela, la única detectada durante la jornada. Ana Becerra (52 años), lo ayuda. Ahí, las dos Venezuelas, ella “nada que ver con Chávez”; él “chavista de siempre”, se reúnen por obra y gracia de Pablo Iglesias. No. No ven la relación. Ni las semejanzas. Ni un atisbo de contradicción. Luis se queda pensando y dice: “Bueno, Venezuela fue pionera del cambio en América Latina. España lo será en Europa, ¿no?”.

*

Con el caer del trending topic, David Fernández, quien coincidió con otras de las caras de Podemos, Íñigo Errejón, en el acto que organizó el Consulado de Venezuela un año después de la muerte de Hugo Chávez, tuiteó:

8:36 pm “Una abraçada sincera i sencera, @Pablo_Iglesias”.

“Un abrazo sincero y entero”. Así es como hoy, en Barcelona, todos quieren tanto a Pablo.

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Pablo Iglesias en el Centre Esportiu. Fotografía de Andrea Daza Tapia.

Andrea Daza Tapia 

Comentarios (4)

Edgard J. González.-
22 de diciembre, 2014

Ese que es Comunista desde “Antes de que legalizaran el Partido Comunista” tiene el ADN estalinista entero, todavía añora a la URSS y al Muro. Tras la demagogia de Iglesias lo que les gusta es el populismo que reparte limosnas y les miente descaradamente con melosos discursos de patria y justicia social, mientras destruyen al país y lo estancan en un marco de Miseria y Represión (ya Cuba lleva 56 años de eso que PODEMOS ofrece, y en Venezuela nos vamos acercando a esos parámetros de “redistribución de la riqueza” para que todos sean pobres de solemnidad). Respecto de la propuesta separatista, acá dejo la opinión completa: http://www.noticierodigital.com/2014/09/montanas-que-se-dividen-en-colinas-de-yugoslavia-y-checoeslovaquia-a-ucrania-escocia-y-cataluna/

Juvenal Freites
23 de diciembre, 2014

Si la línea y el espejo es Hugo Chávez, solo deben ir a la Venezuela actual, que no es efecto de la gestión de Maduro, sino, toda entera del primero. Pero sin PDVSA, que también, como el país, fue quebrada.

javier monzon
23 de diciembre, 2014

Que se preparen los espanoles, si los descamisados populistas extremistas, que siguen a Podemos llegan al Gobierno.

Antolin
24 de diciembre, 2014

Parece que seremos testigos (desde lejos) de la segunda edición de lo que aquí ocurrió. Uno ahora dice como decían los cubanos que vivían aquí hace 16 años: que “esto” ya lo habían vivido en Cuba. Pues “esto” de Podemos, ya lo hemos vivido aquí nosotros. Todo empezó a finales de los 80. Si es que hasta emplean el mismo lenguaje… Segunda parte de El suicidio de una nación.

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