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#Testimonios “Lo de ayer fue para matarnos…”, Carlos Espinoza; por Nolan Rada

Por #Testimonios | 10 de marzo, 2014

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Entre las detonaciones y los gritos, escuchaba los objetos que caían sobre el techo de su casa. Afuera, la Av. Del Ávila se había vuelto a convertir en un campo de batalla, en el cual los cuerpos de seguridad del Estado y los manifestantes se enfrentaban por enésima vez desde febrero de 2014. Carlos Espinoza está resguardado en el baño de su casa, el único lugar donde puede respirar, cuando lo llama una vecina. Sal rápido que se está quemando la casa, dice la voz de quien ve el fuego sobre el techo desde el edificio de al frente.

En sus 58 años de vida, ha vivido 52 en Altamira. Su hogar mide aproximadamente treinta metros de largo, donde se las apaña para tener cuarto, cocina, sala y baño. También tiene dos perras, algunas gallinas, unos gansos y unas palomas. Justo entre el Banco del Libro y la eterna tienda de artesanías que ven quienes suben desde el Distribuidor Altamira. “Lo que nunca había visto en 60 años lo estoy viendo ahora”. Vive solo, sufre de la tensión y de epilepsia.

Desde que comenzaron los disturbios en Altamira, el gas lacrimógeno y el humo de la basura y de cauchos quemados entran por las ventanas de su casa. Carlos entra y sale del baño con más frecuencia que nunca. “Es un ratico [las detonaciones y lanzamientos de objetos] y viene una tregüita de un minuto o dos… y después otra vez”. Ese lapso de tiempo le permite salir, revisar alguna cosa dentro de la casa y volver al baño. “Estamos tan acostumbrados que nos tendremos que nebulizar con gas lacrimógeno para poder respirar. Esta vaina ya se hizo costumbre”.

Pero el 2 de marzo de 2014 fue distinto. Ese domingo, Carlos no pudo volver al baño. Recibida la alerta, salió corriendo de su casa directo hacia una nube de gas lacrimógeno que flotaba en la calle. La carrera aceleró el proceso de asfixia debido al humo que respiró mientras salía de su casa y el gas de la zona. “Lo de ayer fue para matarnos. Lo de ayer fue un crimen, un asesinato, una coñemadrada fue lo que hicieron ayer”. Dice que puede contarlo gracias al auxilio que los vecinos le hicieron, vinagre y antiácido mediante. Ya con aire en los pulmones, vio cómo unos bomberos apagaban el incendio en el techo de su casa, gracias al tanque de agua que estaba sobre él.

Carlos Espinoza, quien durante 32 años trabajó como serigrafiador, votó en 1999 por Hugo Chávez. Su creencia en la revolución se apagó con la salida del aire de RCTV el 27 de mayo de 2007. Carlos pasó esa noche en el apartamento de una de las dos ancianas que cuida desde las 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde para sobrevivir. En su casa no había luz ni agua con la cual poder limpiar o lavar sus pies, negros por el hollín.

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