Perspectivas

Si el régimen convoca a elecciones regionales; por Roberto Casanova

Por Roberto Casanova | 11 de abril, 2017

¿Es posible agregar votos falsos en Venezuela; por Eugenio Martínez

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Si el régimen convoca a elecciones regionales habremos obtenido nuestra primera victoria en este resurgimiento de nuestra incansable voluntad democrática. Es una razón inequívoca para mantener la presencia en las calles, con el fin de generar el ansiado cambio. El asunto es cómo lograrlo y al respecto nuestras diferencias no son menores. A las pocas horas de Maduro mencionar la idea de elecciones regionales, han surgido fuertes reacciones encontradas entre quienes hemos protestado unidos durante estos días, y es importante que nuestras interpretaciones sobre las implicaciones de esas eventuales elecciones no nos encierren en un falso dilema.

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¿Persigue Maduro, al asomar la idea de las elecciones regionales, que los partidos descuiden la movilización en las calles, defraudando así a los ciudadanos que protestan? ¡Por supuesto! Pero convocarlas significaría una derrota para el oficialismo, pues todo indica que esas elecciones le supondrán la pérdida de importantes cuotas de poder, escenario que han tratado de evadir. Y el costo de seguir reprimiendo un movimiento de protestas que crece y que cuenta con la simpatía de muchos países democráticos puede llegar a ser enorme. El gobierno evalúa, pues, ir a elecciones regionales con, al menos, dos objetivos inmediatos: aparecer ante el mundo como un país democrático y dividir a la oposición. Ello le permitiría minimizar el costo de reprimir e ir a esas elecciones en mejores condiciones. Si aun así perdiese numerosas gobernaciones, podemos prever lo que haría: tratar de convertir esa derrota en una oportunidad, como siempre lo ha hecho. Seguiría arrebatando competencias y recursos a los gobiernos regionales en provecho del llamado Estado comunal y sus espurias autoridades regionales.

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Es posible que varios partidos se planteen la conveniencia de participar en las elecciones regionales y recuperar para la democracia a la mayoría de los Estados. Eso sería algo valioso en sí mismo y la mencionada pretensión del gobierno nacional de anular a los gobiernos regionales se encontraría ante el muro de contención conformado por las tres cuartas partes de los gobernadores del país. Esta posición puede ser discutible, pero tiene un punto fuerte a su favor: es cierto que la oposición no debe dejar de ir a elecciones. De no participar luciría como un sector contradictorio que lucha por elecciones pero que no participa en ellas cuando se abre la oportunidad. Pero ¿no sería también contradictorio participar en elecciones convocadas en el marco de una dictadura? Lo sería solo desde una perspectiva principista pues la experiencia ha mostrado que unas elecciones, por amañadas que estén, pueden ser magníficas “emboscadas” democráticas para enfrentar a una dictadura. ¿No fue acaso eso lo que se logró hace poco más de un año? Por otra parte, aunque no se participase, tales elecciones se realizarían y se entregarían espacios institucionales al gobierno, el cual se daría el lujo de ocuparlos a través de elecciones sin trampas.

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¿Y qué pasaría entonces con Maduro, responsable máximo de la tragedia nacional? Su salida constitucional debe ocurrir mediante su renuncia o mediante una elección presidencial adelantada (que supone una reforma puntual de la Constitución). Su salida puede ser también el resultado del legítimo desconocimiento de su presidencia ante, por ejemplo, graves violaciones a la Constitución. Se sabe que muchos piensan que Maduro ya hizo esto hace rato. El asunto es que el golpe de Estado que ha sido reconocido como tal por innumerables países es el que recién dieron los magistrados de TSJ. Las sentencias que éstos aprobaron son una monstruosidad antidemocrática. Es por eso que hoy podemos exigir, con la comprensión internacional, la destitución y enjuiciamiento de los magistrados. Y no sólo de ellos sino también de quienes, como el Contralor y el Defensor del Pueblo, los han apoyado. Ese no es el caso de Maduro quien, ante la inmediata reacción nacional e internacional generada por la sentencias golpistas, supo ponerse al margen de lo que calificó como un desencuentro entre poderes. Todo lo anterior no significa que sea imposible que Maduro abandone el poder sin elecciones. El camino del desconocimiento a Maduro resulta menos claro, por ahora.

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De cualquier modo, no se puede dejar de protestar. Intercambiar protestas por elecciones regionales sería una nefasta equivocación. Conduciría, de nuevo, a la división de la oposición en varios pedazos: entre “radicales” y “moderados” pero también entre “ciudadanos” y “políticos”. Por eso es fundamental no plantear un dilema entre las elecciones regionales y protestas. Eso es lo que el gobierno pretende. ¿Qué hacer entonces? Pues prepararse para cosechar la primera victoria en este nuevo ciclo de movilización democrática y, al mismo tiempo, continuar movilizados en contra del golpe de Estado y de la crisis nacional y por elecciones. Voto y calle, se ha dicho incontables veces, y hay que repetirlo. Este reto político supone algunas complicadas cuestiones estratégicas y organizativas. En cuanto a lo estratégico, menciono solo que la protesta no debe ser percibida por la gente, equivocadamente, como un tema exclusivamente político. Aquella debe conectarse entonces con las necesidades y expectativas de la mayoría de los venezolanos, víctima del socialismo del siglo XXI.

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En cuanto a lo organizativo, la oposición tiene que reinventarse. En su sentido más amplio, tiene que trascender a la Mesa de la Unidad Democrática. La Mesa tiene que convertirse en parte de algo mayor, de un Movimiento de Unidad Democrática. Debemos pasar de la MUD a el MUD. Este Movimiento debería estar integrado, al menos, por tres instancias, coordinadas entre sí: 1) La Mesa, instancia político-electoral; 2) Un frente de protesta social y, 3) Un sistema de diálogo para crear y promover una estrategia de desarrollo. Si se llegasen a convocar unas elecciones regionales, la división del trabajo que este esquema organizativo supone cobraría importancia. La Mesa debería dedicarse a organizar elecciones primarias y a diseñar la estrategia para participar en esa contienda electoral. Por otra parte, quienes han comenzado a liderar el nuevo ciclo de protestas, con coraje y creatividad, deberán continuar su heroica tarea de organizar y movilizar a miles y miles de ciudadanos.

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No podemos descartar que dentro del régimen se imponga su ala más radical y que las elecciones regionales no sean convocadas. Estaríamos ante un escenario de represión abierta y de cierre democrático total. En ese caso la lucha sería aún más dura pero, sin duda alguna, finalmente victoriosa. La inmensa mayoría que constituye hoy la oposición ha cobrado nueva e inesperada fuerza y, de actuar con inteligencia, derrotará a un régimen cuya vigencia histórica ha terminado.

Roberto Casanova 

Comentarios (10)

Mario Cerquone
11 de abril, 2017

Estamos ante la típica situación de incertidumbre: por un lado la casi ausencia de líderes verdaderos en ambas tendencias, oficialismo y oposición; por otro, el caudillismo desenfrenado y la mentalidad de “rancho” de los partidarios del gobierno apadrinado por su presidente obrero. Un pía no polarizado sino desequilibrado social y políticamente. El ciudadano común sin opciones válidas para manejar ya que no salir de una crisis que cada día se agudiza más. Un eslogan “patria, socialismo o muerte” en un país donde hay más muerte por hambre y violencia que patria y mucho menos socialismo. Es la cara más oscura del antiguo régimen soviético.

Eleazar Chacón
11 de abril, 2017

Muy buen análisis acerca del falso dilema entre elecciones regionales y protestas. No obstante, el escenario de realización de las elecciones regionales parece muy poco probable ya que a las claras el gobierno no quiere incurrir en ese costo, tal y como lo expresara Maduro en declaraciones públicas. La MUD, aprovechando su actual fortaleza y la débil posición del gobierno, debe buscar las elecciones generales (incluye las presidenciales) con un CNE que realmente sea un árbitro no sesgado. Aceptar solamente las regionales sería como si se estuviera jugando ajedrez y se conformara con una pieza secundaria, un alfil o un caballo, cuando se tiene posibilidad de dar jaque al rey. La presión interna y externa ha hecho que el gobierno cometa error tras error. Lo inteligente será capitalizar al máximo esos errores y no conformarse con pequeños triunfos o victorias secundarias.

Recordar que la AN dictaminó el abandono del cargo por parte de Maduro por sus continuas violaciones a la CN.

Alexander
11 de abril, 2017

Amigo solo soy un ciudadano dando su opinión. Pero su análisis me parece que se excede un poco con el optimismo. Una salida tan limpia y poco traumática como la electoral, visto lo visto, no pareciera muy viable. A su pregunta retórica sobre la “emboscada” democrática, le añadiría algunos elementos. En ese momento no había, en la percepción pública, la conciencia de una mayoría tan aplastante de la oposición y se venía de unas elecciones en que el Gobierno arrasó. Incluso creo que lo contundente del resultado tuvo que sorprender al propio gobierno. Es discutible esto supongo, pero para mi era algo que se percibía como que podía o no ocurrir. Ahora en cambio, la situación es absolutamente clara, no hay sorpresas, que es uno de los más importantes ingredientes para cualquier “emboscada”. El Gobierno tiene la certeza de que la gente votaría masivamente en su contra. Que saldría revocado y revolcado en cualquier elección. Ya lo sabe, eso es seguro. Y no es mucho lo que puede hacer ya para

Alexander
11 de abril, 2017

cambiar esa situación. Seguramente ya eso le va quedando claro también. Sabemos por otro lado que una simple salida del gobierno, les va a deparar probablemente a muchos de ellos, la cárcel, la persecución, o en resumen: la desgracia (merecida por demás). Y sabemos que ellos lo saben. Entonces, no me queda claro, que ellos celebren así sin más, unas elecciones que van a perder. Antes bien, estarán dispuestos a TODO, a TODO, ya sea para impedirlas, o para llegar a ellas con la menor desventaja posible, y convengamos que no es poco lo que pueden hacer para minimizar su desventaja (inhabilitaciones, infiltrar a la MUD, dividirla,desmoralizarla ante la gente, etc) y finalmente, cometer un grotesco fraude. Todo es posible. Y parece que la estrategia de la MUD es simplemente esperar que esto llegue al llegadero, si es que llega algún día.

Alexander
11 de abril, 2017

Que lleguemos al colmo de la miseria, de la desolación y la depravación. Esperando que algún día los astros se pongan en posición favorable y ocurra lo supuestamente “inevitable”. Probablemente porque la MUD no está preparada para enfrentarse a una dictadura. Y no es mi intención quedar del otro extremo del optimismo. Pero el cuadro que veo amigo, aunque aun tengo mis esperanzas intactas de que si se puede, y soy muy joven además, es desolador. Y en lo que si estoy de acuerdo con usted es que más que nunca el rol de la sociedad en su conjunto, más allá de los cuadros políticos, DEBE ir constituyéndose en un Movimiento, y sino abrirse paso sola. Aun así, y con toda la esperanza del mundo por delante, el reto y los peligros que se avecinan, serán descomunales. Por último, pienso que a pesar de todo, supongo que no hay más remedio que ser optimista y tener fe. Pero pienso que con la misma fuerza hay que abrazar la realidad, acaso la que más chance tiene de iluminar caminos y soluciones.

Ines
11 de abril, 2017

Comparto las consideraciones de Roberto sobre la necesidad de no dejar puertas sin abrir; las elecciones regionales no suponen la suspensión de las demandas políticas, constituyen un espacio de movilización y de organización política a nivel nacional; igualmente considero conveniente la reorganización y reagrupamiento de la oposición en función de los objetivos que están planteado: elecciones, movilización y protestas por los problemas que aquejan a la gran mayoría de los venezolanos. El debate apenas comienza, no tiene sentido descartar opciones antes de analizar sus posibilidades y proyección política. Gracias Roberto por abrir el debate sobre estos temas.

Jorge Viera
12 de abril, 2017

Apreciado Roberto ¿que propones para la desgraciada situación de presos políticos, exiliados e inhabilitados? ¿Vamos a elecciones regionales, aún sin dejar la protesta y que ese grupo de perseguidos no sea tomado en cuenta? ¿Que tal si más bien pensamos en ser nosotros desde las fuerzas democráticas quienes tomemos la iniciativa y no sólo reaccionar antes pruebas de ensayo de la tiranía? Naturalmente, para poder tomar la iniciativa, debemos acumular más fuerza, y la estrategia debe mantenerse mientras de resultados, es decir, obligue a la tiranía a cometer errores y hundirse más en su propia vergüenza y desespero. Una carrera electoral prematura plantea el enorme riesgo de desviar los esfuerzos y debilitar de manera irreparable la tracción alcanzada en distintos frentes. Una razón para mí evidente es que quienes hoy lideran las protestas tienen legítima aspiración a cargos electorales ¿Cómo dedicarse a ambas tareas? Más aún, ¿que hacer con los oportunistas indiferentes al panorama?

FERNANDO ACEVEDO
14 de abril, 2017

muy buen comentario.hay algo que tenemos ahora a nuetro favor y es la asamblea nacional. pero no ha tomado un rol preponderante por no legislar. hacer leyes penales más duras es una de las tareas inmediatas.hay que acabar con la corrupción y tenems una asamblea con mayoría , que se espera?

Maria E Salas
15 de abril, 2017

A elecciones con la mayoria de los partidos pequeños ilegalizados por el CNE? No lo veo

Pedro Briceno
16 de abril, 2017

Roberto, coincido con tus planteamientos. Creer que para unas elecciones inmediatas se vaya a cambiar la constitución del CNE, es una ingenuidad, pero aspirar, reclamar y condicionar algunas de las características operativas del proceso electoral debe ser una meta, tal como hacer una elección con conteo manual, ya que la observación internacional sobre los últimos procesos, no ha asegurado niguna pureza del proceso y cuando han efectuado observaciones, estas no han sido consideradas

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