- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

¿Se beneficia ISIS del rechazo a los refugiados?; por Flaviana Sandoval

Fotografía de Julien Espio.

Fotografía de Julien Espio.

El viernes 13 de noviembre, 8 militantes del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) realizaron atentados terroristas simultáneos en 6 locaciones diferentes de la ciudad de París, con un saldo de 130 muertos y 368 personas heridas. Los efectos secundarios de la tragedia se han sentido en el creciente miedo a que ISIS esté infiltrando las oleadas de refugiados que llegan a Europa desde el norte de África y el Medio Oriente. Este temor ha sido capitalizado por los partidos de derecha europeos para alimentar su retórica nacionalista contra la inmigración.

París lo cambia todo

En una entrevista el 15 de noviembre, el ministro de finanzas de Baviera (Alemania) y líder del partido Unión Social Cristiana, Markus Söder, expresó: “los días de inmigración descontrolada y entrada ilegal no pueden continuar así como así. París lo cambia todo”.

El nuevo gobierno conservador de Polonia, que ganó las elecciones en el mes de octubre, dejó en claro sus intenciones de no participar en el acuerdo logrado a finales de septiembre, para la distribución de 160.000 refugiados entre los estados miembros de la Unión Europea. Así lo manifestó el ministro de Asuntos Europeos, Konrad Szymanski:

“las decisiones del Consejo Europeo, que hemos criticado, sobre el traslado de refugiados e inmigrantes a todos los países de la UE, hacen parte de las leyes europeas. Pero después de los trágicos eventos de París, no vemos la posibilidad política de respetarlas”.

El 18 de noviembre, los países que componen la llamada ruta de los Balcanes (Serbia, Croacia, Eslovenia y Macedonia), que en los últimos meses se ha convertido en el paso principal de los inmigrantes hacia Europa, comenzaron a filtrar el flujo de personas en sus fronteras, permitiendo el paso únicamente de refugiados provenientes de Siria, Iraq y Afganistán. La decisión desencadenó protestas en la frontera entre Macedonia y Grecia, donde personas de países como Marruecos, Algeria, Bangladesh e Irán, consideradas como “migrantes económicos”, permanecen retenidos sin poder atravesar la entrada hacia la Unión Europea.

También en Estados Unidos los atentados de París desataron una polémica nacional en torno a la aceptación de refugiados sirios en el país. Líderes políticos de todas las instancias del poder han manifestado sus opiniones, y muchos han cuestionado la conveniencia de mantener la oferta de recepción de 10.000 refugiados hecha por el gobierno, por temor a que el terrorismo se infiltre entre los solicitantes de asilo.

En el congreso norteamericano, Paul Ryan, vocero de la Cámara de Representantes, resumió el sentimiento de los 26 gobernadores republicanos que rechazan la recepción de refugiados. “Este es un momento en el que es mejor estar seguros que luego lamentarnos”, expresó, “así que creemos que lo prudente, lo responsable es hacer una pausa en el programa de refugiados para verificar que los terroristas no estén intentando infiltrarlo”.

Su mensaje no fue desoído. La Cámara de Representantes aprobó el 19 de noviembre una ley que endurece los procedimientos para la aceptación de aplicaciones de refugiados sirios e iraquíes en Estados Unidos. De acuerdo con la nueva norma, cada solicitud individual de un refugiado deberá ser aprobada por el director del FBI, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional y el director de los servicios de inteligencia, con investigaciones previas que certifiquen que el solicitante no representa una amenaza para el país.

La ley fue aprobada con una mayoría de 289 votos, incluyendo a casi 50 congresistas del partido demócrata, que votaron a favor a pesar de las advertencias hechas por el presidente Obama de que vetaría cualquier legislación en contra del ingreso de refugiados a Estados Unidos. Por el momento, la nueva ley se discute en el Senado, donde todavía es incierto si recibirá o no aprobación.

Contra una política de puertas cerradas en Europa

El llamado a no cerrar las puertas a los refugiados, a pesar de los últimos acontecimientos, ha encontrado eco en varias personalidades internacionales. Durante el encuentro del G20, celebrado recientemente en Turquía, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, llamó a diferenciar entre refugiados y terroristas:

“Me gustaría invitar a aquellos en Europa que están tratando de cambiar la agenda de migración que hemos adoptado, a que no caigan en estas reacciones básicas. Quienes perpetraron los ataques son las mismas personas de quienes huyen los refugiados”.

Para el doctor en sociología y ex senador del congreso de España, Francisco Xabier Albistur Marín, consultado por Prodavinci para este trabajo:

“la UE puede organizar programas preventivos para evitar la llegada masiva de refugiados, intentar atajar la implosión de Estados fallidos como Siria o ayudar a los países vecinos para que acojan allí a los refugiados y no se vean impelidos a viajar en largas y penosas migraciones hasta el corazón de Europa. Inclusive puede criticar a Estados Unidos por su falta de liderazgo en Oriente Próximo, la guerra de Irak y de Afganistán. Pero lo que no puede ni debe hacer es rechazar a quienes llegan a sus puertas para pedir asilo”.

Fotografía de Mark Henley. ACNUR.

Fotografía de Mark Henley. ACNUR.

A pesar del temor de que el enorme flujo de refugiados traiga consigo terroristas infiltrados, hay razones para creer que cerrar las puertas de occidente a aquellos que huyen de regiones devastadas por la guerra, de hecho favorece a ISIS.

1. Los atacantes de París son nacionales europeos. A dos semanas de los atentados de París, las autoridades francesas y belgas ya han establecido un listado de quienes participaron, directa o indirectamente, en la masacre. Hasta el momento, todos los implicados cuya identidad ya fue confirmada eran ciudadanos europeos, de nacionalidad francesa o belga, según la Prefectura de la Policía de París.

Más preocupante aún es el hecho de que cinco de ellos ya tenían antecedentes criminales por ofensas previas; cuatro estaban en listados policiales en Europa como sospechosos de tener conexiones con el terrorismo, y aun así, pudieron planificar y ejecutar el ataque sin ser detectados por las autoridades.

Mucho se ha hablado sobre el pasaporte sirio que se encontró en la escena de los ataques, y que de acuerdo con investigaciones posteriores, pertenece a uno de los terroristas que detonaron explosivos cerca del Estadio de Francia. Su identidad todavía no ha sido establecida, pero autoridades griegas revelaron que un hombre con el mismo nombre de ese pasaporte entró en Grecia en octubre a través de la isla de Leros, una parada común entre los migrantes que viajan por mar desde Turquía para luego continuar por la ruta de los Balcanes hacia el corazón del continente.

El pasaporte resultó ser falso, y la policía francesa no descarta la hipótesis de que podría haber sido robado.

Ciertamente, la idea de un terrorista colándose en las grandes masas de refugiados que diariamente llegan a las costas griegas es preocupante, por decir lo menos. Pero 1 entre los 944.909 refugiados que según ACNUR han llegado a Europa a través de rutas marítimas en lo corrido del 2015, es una cifra que está muy lejos de ser representativa.

La lección que deja París no es la necesidad de rechazar a los refugiados, sino la existencia de un problema de seguridad interna y radicalización que ya se encuentra dentro de Europa, un continente que según estimaciones del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y la Violencia Política (ICSR), ha aportado cerca de 4.000 soldados al Estado Islámico.

2. Las expresiones xenófobas validan la propaganda de ISIS. Clarion Project, organización sin ánimo de lucro para prevenir sobre los peligros del extremismo islámico, analizó la propaganda que imprime ISIS en su revista Dabiq para atraer nuevos reclutas. El análisis sostiene que la propaganda del grupo terrorista busca marcar una división entre occidente y el mundo islámico, mostrando a Europa y Estados Unidos como países que son hostiles con los musulmanes y donde no es posible que quienes practican el Islam sean realmente aceptados.

En un pronunciamiento sobre el tema, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, expresó:

“ISIS busca explotar la idea de que hay una guerra entre el Islam y occidente, y cuando individuos en posiciones de responsabilidad sugieren que los cristianos merecen mayor protección que los musulmanes en regiones devastadas por la guerra, eso alimenta la narrativa de ISIS. Es contraproducente y debe parar”.

Daveed Gartenstein-Ross, miembro de la Fundación para la Defensa de la Democracia, asegura que una reacción intensa contra los refugiados “podría beneficiar los esfuerzos de grupos extremistas para incorporar nuevos miembros de entre la población de refugiados”.

Al igual que el discurso contra los refugiados, una narrativa de segregación hacia quienes profesan el Islam como su religión, funciona como catalizador en el proceso de reclutamiento de ISIS. Según explica el columnista de The Guardian, Owen Jones:

“una de las metas principales de ISIS es separar a las sociedades occidentales de sus comunidades musulmanas: si los musulmanes se sienten rechazados, sitiados y odiados, su potencial de reclutamiento se multiplicará”.

3. La islamofobia contraviene los valores de occidente y pone en peligro la cohesión de la UE. En su editorial del 15 de noviembre, dos días después de los ataques de París, el diario británico The Guardian hizo un llamado a preservar los valores de Europa a pesar de la violencia de ISIS:

“Las sociedades europeas no defienden sus valores cuando se vuelcan en contra de sus ciudadanos musulmanes, por el contrario, violan esos valores”, sentencia el texto. “Muchos de quienes huyen de Siria, lo hacen para escapar de ISIS. Esos refugiados tienen el potencial de convertirse en un valioso activo en la lucha contra ese grupo asesino”.

Francisco Xabier Albistur explica que el asilo político es un elemento fundamental de los sistemas democráticos. “Sin valores liberales y democráticos y sin Estado de derecho no hay Europa que valga”, afirma. Xabier Albistur continúa:

“Aplicar el derecho de asilo no es ningún mérito sino lo que corresponde a los valores europeos y lo que exigen las convenciones internacionales. Recordemos brevemente que la obligación de todo Estado democrático, como miembro de la UE y firmante de los pactos internacionales de Naciones Unidas, es desde 1951 aceptar la petición de asilo de todo perseguido político que se presente en sus fronteras, sin penalizar la eventual transgresión de las reglas de inmigración y sin discriminarle por su religión, sexo, raza o condición del tipo que sea”.

En el caso de Europa, el peligro va mucho más allá. La crisis de refugiados ha puesto a prueba la cohesión de la Unión Europea, hasta el punto que algunos temen que el retorno de los controles de fronteras al interior del continente acabe definitivamente con el espacio Schengen, que representa uno de los mayores logros del bloque europeo.

En los últimos meses, varios países como Macedonia, Serbia, Austria y Eslovenia han restaurado controles fronterizos de forma intermitente, cuando el flujo de migrantes alcanza niveles elevados. Hungría, por su parte, construyó una cerca alambrada de 175 km de largo en su límite con Serbia, y ha amenazado con instaurar una nueva barrera en la frontera con Croacia. Eslovenia fue el último en sumarse a esta tendencia, con una valla cuya construcción inició a mediados de noviembre en la frontera con Croacia.

Ya desde el mes de agosto, el ministro de interior alemán, Thomas de Maiziere, advirtió sobre el peligro latente de la fragmentación de Europa. “Si nadie acata la ley, entonces Schengen está en peligro. Es por eso que necesitamos con urgencia soluciones europeas”, dijo.

A pesar de la insistencia de algunos países y personalidades, hasta el momento la UE no ha sido capaz de entregar una respuesta unificada a la crisis de los refugiados. Ahora, después de París, la situación parece complicarse, con la amenaza terrorista desde el interior del continente y las posturas ultra nacionalistas poniendo en riesgo la cohesión europea.

“Ciertamente, está en peligro el tratado de Schengen, que saltará por los aires si no se organiza racionalmente la llegada de los refugiados por las entradas más frágiles de la UE”, asegura Francisco Albistur, quien explica:

“Pero mayor es todavía el peligro en el que se hallan la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, las convenciones internacionales sobre asilo y la propia Declaración Universal de Derechos Humanos, auténtico papel mojado en caso de que los europeos no queramos ni sepamos acoger a quienes vienen a llamar a nuestras puertas con la simple pretensión de salvar sus vidas y las de sus familias”.