Blog de Francisco Suniaga

Rómulo Betancourt, el presidente distante; por Francisco Suniaga

Por Francisco Suniaga | 22 de febrero, 2014
Betancourt640

Foto cortesía de la Fundación de la Fotografía Urbana

La gran admiración e inmenso respeto que siento por la figura histórica de Rómulo Betancourt no fue de siempre. Durante muchos años –toda mi infancia, mi adolescencia y buena parte de mi juventud– el suyo fue un nombre ingrato a mis oídos. Curiosamente fue de los primeros que aprendí en mi vida,por esa suerte de dialéctica del conocimiento que se da entre lo que se quiere y lo que se detesta.La explicación es sencilla: en mi familia margariteña, con mi padre como sacerdote oficiante, se adoraba a Jóvito Villalba, el gran líder insular. Una fotografía suya, cual una deidad del lar romano, ocupaba un lugar importante en nuestrohogar.Por esa misma razón, por ser ambos el fasynefas de la alineación política familiar, en casa se amaba tanto a Jóvito como se detestaba a Betancourt.

Según la forma primaria de entender la política en aquella Venezuela que comenzaba insegura su parábola democrática, el presidente Rómulo Betancourt era el responsable de todas nuestras desdichas familiares. Mi madre había sido despedida de su trabajo como mecanógrafa en una oficina pública por ser urredista. Igual suerte corría nuestro querido tío Tiburcio y mi padre, el sastre del pueblo, se quejaba de que los militantes de AD en La Asunción preferían hacerse sus trajes con un sastre italiano de Porlamar, en razón de su militancia opositora. Las penurias económicas y la figura de Betancourt iban para nosotros tomados de la mano.

El fanatismo y sectarismo de los adecos de aquel quinquenio inicial de la democracia, no hacía sino reforzar esa percepción.De aquellos años guardo uno de mis recuerdos más duros. Eran los días de Navidad y un camión del gobierno regional venía por nuestra calle repartiendo juguetes. Mis hermanos y yo esperábamos nuestro turno sentados en el quicio de la puerta y el desencanto fue mayúsculo cuando nos saltaron,  negándonos brutalmente la dádiva gubernamental. La razón más obvia –la verdad nunca pude encontrar otra, porque los juguetes los necesitábamos tanto como nuestros vecinos–  fue aquel sectarismo tan enfermizo que no se ablandaba ni ante los niños.

Ese sentimiento nefasto por Betancourt era además reforzado a diario por las tertulias en la sastrería. Mi padre ponía su modesto local –una salita de nuestra casa que tenía entrada independiente– al servicio de su militancia política y dos veces al día, con las emisiones de Notirumbos, junto con sus cofrades del partido de Jóvito, despotricaba de Betancourt y su gobierno. Una suerte de los dos minutos de odio de la Oceanía orwelliana que, aunque matizado por la bonhomía margariteña y la alegría del Caribe, no dejaba de ser odio. Fue en medio de ese ambiente de espeso antibetancourismo que ocurrió aquel primer, único e inolvidable encuentro con el primer presidente y fundador de la democracia venezolana.

Justo frente a nuestra casa, al comienzo del bulevar 5 de Julio en La Asunción, había un árbol de cotoperí. Era hermoso y enorme –el maestro Cruz Villarroel, contertulio de mi padre y hombre de mucho saber, decía que había sido sembrado en 1905–, y aun considerando las deformaciones que produce la escala infantil, nunca vi uno más frondoso. Su sombra era uno de los escenarios más gratos de nuestra niñez. Allí jugábamos metra, bailábamos trompos y colocábamos el home de las partidas de pelota de goma.

Mi recuerdo es muy claro. Era domingo alrededor del mediodía, el bulevar estaba solitario y, como era norma en aquellos años sin televisión, jugábamos metras. Distraídos, no nos dimos cuenta cuando, justo a nuestro lado, se detuvo una atronadora caravana de cuatro o cinco carros negros, de los que  entonces llamaban limusinas, y un par de motocicletas gigantescas. Detuvimos el juego por tan extraño acontecimiento yante nuestra mirada estupefacta, emergiendo de uno de los carros como una aparición,embutido en un traje blanco de lino y con la cabeza cubierta por un sombrero de panamá, apareció la odiada figura de Rómulo Betancourt. Nos miró sonriente y nos saludó con la mano en la que no sostenía la pipa –saludo que devolvimos de la misma manera–, se distanció de sus acompañantes y se puso a contemplar nuestro cotoperí. Lo recuerdo plantado frente a él, cual otro árbol, admirado y reverencial.

Betancourt y sus acompañantes formaron luego una ronda y comenzaron a conversar de pie a la vista de los vecinos, quienes ya habían comenzado a asomarse a sus puertas y a acercarse. No recuerdo si mis demás compañeros de juego se acercaron a verlo más de cerca y, tal vez, estrechar su mano.Estoy muy seguro, sin embargo, de que yo no lo hice. Me quedé donde estaba y como estaba, con nuestro saludo distante como único intercambio.

De la casa de la señora Carmela Moreno, tan urredista como mis padres, y de la nuestra, las más próximas y primeras en conmocionarse por el arribo de tan ilustre visitante, trajeron entonces unos muebles de paleta, una cordialidad con el enemigo que me confundió, porque no cabía en mi infantil concepción bipolar de la política. El Presidente se sentó con toda tranquilidad, sin denotar prisa alguna, a fumar su pipa ya hablar animadamente con los miembros de su séquito. La señora Carmela trajo entoncesun azafate con unos vasosde limonada casera con hieloy le brindó al Presidente, quien paladeó la suya con inocultable deleite. Al terminar, se levantó, le dio las gracias a los presentes por la hospitalidad, agitó de nuevo la mano con la que no sostenía la pipa para despedirse de nosotros, se metió en su limusina y desapareció. Nunca más lo vi en persona.

Este fugaz y anónimo encuentro ocurrió el 30 de mayo de 1960.Un lunes que había sido declarado día de júbilo (por eso lo recordaba como un  domingo) porque el presidente Betancourt había venido a Margaritapara inaugurar la obra de infraestructura más importante construida en toda su historia: el acueducto submarino que puso término a siglos de sed. Por cierto, en correspondencia con sus prioridades, también inauguró en ese viaje el Liceo Nueva Esparta, de Porlamar, donde tantos margariteños se han formado.

Rómulo Betancourt, por ese desencuentro político durante mi niñez y por mi militancia juvenil en la izquierda, fue siempre para mí una figura distante. A pesar de mis sentimientos enconados, fui, sin embargo y junto a millones, uno de los grandes beneficiarios de su visión de estadista. Gracias a las grandes inversiones que realizó en educación, que dictaron la pauta a los siguientes gobernantes, contamos con las instituciones educativas de calidad que nos permitieron cambiar nuestro destino. No recibimos dádivas. Él fue mucho más allá. Abrió las avenidas para que avanzáramos y pudiéramos realizarnos como seres humanos. Ése fue su mayor logro: insistir en la educación como herramienta y hacernos demócratas a pesar de nosotros mismos, de nuestra historia y de nuestras circunstancias.

En estos últimos años –ahora soy más viejo de lo que era Betancourtcuando lo vi aquella vez–, después de atravesar un largo proceso político y formativo, es la figura histórica que más admiro. Por eso, hoy día de su cumpleaños, aunque sea a distancia como aquella única vez, quise recordarlo y darle las gracias.

Francisco Suniaga 

Comentarios (28)

Jairo
22 de febrero, 2014

Mi recorrido para llegar a considerar a Rómulo Betancourt el mejor político del S.XX y de lo que va del XXI, fue apenas distinto. Creo que fue leyendo a Manuel Caballero y luego acercándome a sus escritos, que se prendió mi admiración por ese venezolano que hoy luce como un verdadero gigante de la praxis y de la teoría política venezolana. Era un hombre de su tiempo, pero con un pie más adelante. Su dedicación a la política y al conocimiento profundo del espíritu colectivo lo convirtió en el protagonista principal de esa gran construcción socio política que fue AD y la democracia venezolana. Hay que regresar a Romulo y lo que representa: la civilidad y sometimiento a las instituciones. La lucha por la legalidad y el respeto por la política. Cordial saludo

Luis
22 de febrero, 2014

Interesante y justo artículo. Aprovecho para felicitar al autor y hacer sólo dos apreciaciones históricas: 1. La instauración de la democracia inició en octubre de 1945, concretándose su fase inicial con las primeras elecciones democráticas en 1946 (Rómulo Gallegos). 2. Dándo lo anterior por cierto y siendo Rómulo Betancourt el fundador de la democracia, el primer presidente de la “República Liberal Democrática” fue, durante el breve lapso 1946-1948, Rómulo Gallegos.

Nereida Bargalló Suriol
22 de febrero, 2014

Leyendo lo que ha escrito, he recordado mi proia experiencia en cuanto a la percepción negativa que tenía de Betancourt en mi juventud. Pero el vivir y el informarse de mil maneras le dan al ser humano la posibilidad de cambiar su punto de vista. Eso me ocurrió respecto a Betancourt y hoy tiene mi admiración, como hombre y como político.

Gracias por su artículo.

Liliana Godoy R.
22 de febrero, 2014

Qué curioso… Esa transformación de la imagen de Betancourt en perspectiva, no a pocos nos ha sucedido. Excelente relato, además de muy oportuno en los tiempos que corren, de tantísima violencia política.

ricardo mavares
22 de febrero, 2014

Hermoso articulo. Del tipo que hacen falta en estas horas oscuras para guiar a los mas jovenes, tan poco ilustrados de sus origenes. Muchas gracias.

Flor Bello
22 de febrero, 2014

QUE BUEN ARTÍCULO, PARA MI BETANCOURT HA SIDO EL MEJOR ESTADISTA DE ESTE PAÍS DE NO SER ASÍ NUNCA HUBIERAMOS LOGRADO LA DEMOCRACIA QUE HOY DEFENDEMOS. GRACIAS

Oswaldo González H
22 de febrero, 2014

Excelente artículo del amigo Francisco Suniaga. Coincide la fecha del nacimiento de Rómulo, a quien hoy con el paso del tiempo y al igual que Francisco, lo juzgo objetivamente de manera favorable, con un día como hoy en el cual el pueblo venezolano manifestó en la calle en todo el país, ratificando su oposición a la autocracia que estamos ya sufriendo, encabezada por un sujeto sin formación intelectual. Sintetizando la situación presente en una frase: “dale poder a un pendejo y lo verás convertido en un déspota”. Un saludo. “dale poder a un pendejo

José Daniel Fernandez F
22 de febrero, 2014

Saludos, lei con detenimiento su relato o cronica acerca de su encuentro y admiración actual hacia Rómulo Betancourt. Al igual que Usted, en mi juventud encontraba distante a todos aquellos personajes politicos que le dieron forma y construyeron la civilidad y modernidad de Venezuela luego de la nefasta epoca gomezcista. Ahora bien, me inquieta y no comprendo bien, el proceso que dio origen al llamado Pacto de Punto Fijo, durante todos estos años me he preguntado lo siguiente, por que dejaron de lado al Partido Comunista de dicho Pacto (quiero hacer la salvedad que por supuesto no soy Comunista)si bien por lo que entiendo de mis lecturas los miembros del Partido Comunista participaron activamente en el derrocamiento de Perez Jimenez. En mi opinión fue un gran error historico que trajo como consecuencia el estado actual en el que nos encontramos. Me discuplan mi ignorancia al repecto pero la verdad no he encontado una razón logica a ese hecho, si por favor, alguien me puede contar lo que sucedio, Gracias.

Luis S Jordán M
23 de febrero, 2014

Debo felicitarlo por este hermoso y admirable artículo Gracias

Ramón Guerra
23 de febrero, 2014

Escribiré dos comentarios en uno: el primero, para dar mi opinión al Sr. José Daniel Fernández (comentario 5 de esta ventana), acerca del Pacto de Punto Fijo y “el dejar de lado al Partido Comunista”. El segundo, para hablar algo del excelente texto de Francisco Suniaga y su protagonista, Rómulo Betancourt. Amigo José Daniel, la Junta Patriótica fue la organización que agrupó a los distintos partidos que se oponían a la dictadura de Pérez Jiménez. Allí convergieron, en el objetivo de derrocar al tirano, AD, Copei, URD y el PCV. LA JP logró superar la división entre esas fuerzas, de allí su victoria en el derrocamiento de la tiranía. Pero esa alianza era circunstancial (táctica), entre partidos que tenían distinta concepción del país que debería venir posterior a la dictadura. Los partidos socialdemócratas (Copei, AD y URD), sellan un pacto de gobernabilidad, el llamado Pacto d Punto Fijo. Indudablemente aquí no cabía el PCV, ni por su protagonismo el la victoria lograda, mucho menos por su ideología, criticada seriamente por Rómulo Betancourt, la cual veía en Moscú (luego en la Cuba de los hermanos Castro) y su férrea dictadura comunista, el destino para Venezuela. El resto es historia. Segundo comentario. Yo abrí mis ojos al mundo en una familia profundamente adeca. Mi tío Herman Brito era el jefe del partido en el pueblo. Rómulo, Leoni, Gonzalo, Prieto (el luego pérfido), fueron mis primeras imágenes de lideres políticos. Pero llegó la juventud y el liceo y el MAS y en la universidad la extrema izquierda. Por supuesto, la consabida arrechera contra Betancourt, por “asesino y vendepatria”. Por fortuna, el sarampión en mi fue pasajero. Luego vino la reflexión y la caída del Muro de Berlín y la posibilidad de ver sanguinarias dictaduras donde me dijeron que se estaba construyendo el paraíso en la tierra. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. En estos largo 15 años, viendo al país deslizarse hacia una completa dictadura, es cuando podemos valorar a la democracia que tuvimos, de la cual Rómulo fue su gran protagonista, y a la que no dudó en indicar: “con sus verrugas”. Para no alargarme, dejaré hasta aquí. Y, apropósito cuando Francisco Suniaga vio a Rómulo por primera y última vez, tengo mi propia cercanía con Rómulo que les haré saber en esta misma sección. Saludos.

Ramón Guerra
23 de febrero, 2014

CERCA DE RÓMULO BETANCOURT. Estando en Caracas, una amiga de mis hijas nos invitó el sábado 4 de enero a vernos el Los Próceres. No iba a ese sitio desde que mi tío Herman Brito, nos llevaba a los desfiles en tiempos del gobierno de Raúl Leoni. Mi asombro de niño de provincia era tan grande como los dos monolitos que honran a los próceres de la independencia, luego de ver tanto aquellas obras en los textos escolares, las estampas de los almanaques y oír hablar mucho de ellas. Mamá, maestra de pueblo y amante de la historia patria, nos daba su clase en el sitio ante cada una de las estatuas de los héroes. Sentía estar ante la tumba inmensa de aquellos valientes hombres. Pero ese 4 de enero, al ver el despliegue propagandístico del culto a la personalidad del difunto, sentí que todo aquello era ahora la inmensa tumba de Chávez. Al día siguiente, el domingo 5, fuimos al Cementerio del Este. Cuando voy a Caracas visito la tumba de mi gran amigo Víctor Antonio Giliberti. En esas visitas, siempre preguntaba por la tumba de Rómulo Betancourt. Buscaba en las tumbas destacadas esperando encontrarla. Tarea infructuosa. El domingo 5, hice un recorrido por las placas cercanas a las de mi amigo. Allí están las de los miembros del orfeón universitario. La de Luis Felipe Ramón y Rivera, con el hermoso verso de sus Brisas del Torbes y muchas personalidades conocidas. Y como quien busca encuentra, mi gran sorpresa, a escasos 20 metros de la de Víctor, veo la placa con dos nombres: Rómulo Betancourt y Rene Hartmann de Betancourt. Sencilla y común como todas las otras, sin una flor. Fui hasta un montón de flores desechadas y completé un pequeño ramo con las mejores. Recuperé un florero de arcilla, le puse agua hasta donde su roto borde lo permitió y coloqué mi póstumo homenaje a aquel hombre. Nunca vi a Rómulo en vida. Esta vez fue cuando estuve más cerca de él, de sus restos bajo tierra y una sencilla placa de bronce sobre a la cual coloqué unas flores desechadas, casi marchitas.

Estrella Pérez
23 de febrero, 2014

Profesor: en estas horas oscuras su sentido artículo me insufló esperanza, una tímida alegría, porque me hizo recordar que hay “héroes y próceres” civiles, muy civiles y cercanos, tan cercanos que apenas ahora es cuando tenemos reconocemos su grandeza. Gracias por este presente.

Luis Avila Guerra
23 de febrero, 2014

Francisco,la tuya,fue la misma animadversión hacia Betancourt de cualquier niño margariteño criado en todo hogar que se preciara de ser jovitero.Excelente artículo hermano.

Marcos Pereira
23 de febrero, 2014

Igual, hijo de sastre urredista, en Mérida, y hablando toda mi infancia mal de Romulo y después comprender “A pesar de mis sentimientos enconados, fui, sin embargo y junto a millones, uno de los grandes beneficiarios de su visión de estadista. Gracias a las grandes inversiones que realizó en educación, que dictaron la pauta a los siguientes gobernantes, contamos con las instituciones educativas de calidad que nos permitieron cambiar nuestro destino. No recibimos dádivas. Él fue mucho más allá. Abrió las avenidas para que avanzáramos y pudiéramos realizarnos como seres humanos. Ése fue su mayor logro: insistir en la educación como herramienta y hacernos demócratas a pesar de nosotros mismos, de nuestra historia y de nuestras circunstancias. En estos últimos años –ahora soy más viejo de lo que era Betancourtcuando lo vi aquella vez–, después de atravesar un largo proceso político y formativo, es la figura histórica que más admiro. Por eso, hoy día de su cumpleaños, aunque sea a distancia como aquella única vez, quise recordarlo y darle las gracias.

Francisco Suniaga

Solo me queda decir hoy, no como Elian Gonzalez, sino como Marcos Pereira”Gracias Rómulo”

Francisco Suniaga
24 de febrero, 2014

Gracias a todos los lectores por sus comentarios. A Ramón Guerra aprovecho para decirle que conocí a su tío Herman Brito. Visitaba a mi padre, su amigo de infancia en Río Caribe, en su sastrería de La Asunción, cuando iba a Margarita y tengo muy clara memoria de su menuda figura. Además, existía un vínculo familiar agnaticio: mi padre era cuñado de María Brito, tu tía, esposa de Cruz Suniaga, eran cuñados cruzados. Un abrazo.

carlos quijada
24 de febrero, 2014

De tu artículo, saco varias conclusiones e identificaciones. 1)Lo importante que es la educación familiar en cuanto a los valores y prejuicios. 2) La madurez que logramos al traspasar esos prejuicios. 3) Con una educación familiar y social tan deteriorada, con una amnesia o desconocimiento de nuestra historia de donde sacamos la moral para que los chinos: Los indiferentes, los diferentes, los engañados y los enchufados que no quieren abrir los ojos que solo con Unidad y Ética vamos a poder recuperar nuestro país.

José Daniel Fernandez F
24 de febrero, 2014

Saludos a todos. Sr.Guerra, gracias por su explicación, la comparto pues es lo que por aproximación ya conocia. Pero alli precisamente es que en mi opinión esta el meollo del asusnto, si hubieran permitido al PC suscribir el Pacto de Punto Fijo, no se hubieran ido a la montaña a insurgir contra la naciente Democracia, hubieran sido un partido más por el cual casi nadie hubiera votado al igual como lo hacen en otros paises donde hay partidos comunistas; es mi opinión tal vez algo simplista pero a mi modo de ver el estado actual de cosas deviene de aquella epoca. En muchos paises inclusive del primer mundo hay partidos comunistas y conviven democraticamente. En mi opinión la salida de la situación actual pasaria por que los partidos que formaron aquel Pacto de Punto Fijo reconocieran el error historico en el que incurieron y pasar a dialogar con ellos para lograr un minimo acuerdo de gobernabilidad para solucionar los graves problemas que nos aquejan. Entiendase dialograr con los comunistas no con quienes detentan el poder; y asi tal vez algún dia iniciariamos la senda de una verdaera convivencia politica que traeria como consecuencia la properidad de Venezuela.

Ramón Guerra
24 de febrero, 2014

De vuelta aquí para expresar dos cosas: La primera, saludos a Francisco y esta valiente reflexión suya que derrumba mitos y pone las cosas en su lugar en cuanto a Rómulo Betancourt. La segunda, y disculpen los presentes (“invisibles”, como diría el Dr. Uslar Pietri), por volver con lo del Pacto de Punto Fijo y la exclusión del PCV. Amigo José Daniel, hoy conocemos una expresión que describe adecuadamente al PCV de entonces y creo que al actual también. Esa expresión es “Talibán”, todos sabemos el significado. Eran unos talibanes. Es imposible cualquier dialogo con fundamentalistas. Cuando se abrieron los canales de la lucha civilizada y democrática, luego de años de regímenes dictatoriales, caudillos y montoneras, los comunistas venezolanos querían su guerra, querían su epopeya, su heroísmo como el de Fidel. Betancourt no tuvo otro camino que aceptarles la apuesta y se las ganó. Saludos.

Ralfina González
24 de febrero, 2014

Francisco, como siempre vuelves a conmovernos, un gran abrazo,

Estelio Mario Pedreáñez
25 de febrero, 2014

Excelente artículo del gran escritor Francisco Zuniaga. Rómulo Betancourt y la Generación del 28 iniciaron el despertar democrático de Venezuela en los tiempos de la atroz dictadura gomecista, en un país víctima secular de los gobiernos militares. Betancourt es el gran estadista del siglo XX venezolano ya que logró organizar a la sociedad civil para desplazar del monopolio del poder político a la casta militar (que ha gobernado en Venezuela 141 años de los 184 de su vida republicana), eso significó la elección popular del Presidente de la República y del Poder Legislativo, y para esto surgieron los partidos políticos modernos, que lamentablemente, olvidaron su razón de ser y se conviertieron en agrupaciones clientelares dirigidas por negociantes en búsqueda del enriquecimiento fácil mediante el asalto al Tesoro Público. Esta situación de partidos políticos en manos de dirigentes corrompidos, y por ello, sordos antes las necesidades populares, degeneró en la situación actual. Tal vez si la Constitución de 1961 hubiera prohibido absolutamente la reelección del Presidente de la República, prohibido que el Poder Legislativo delegara sus funciones en el Presidente, regulado el funcionamiento democrático de los partidos políticos (que se convietieron en feudos de camarillas o “cogollos”, por cierto el artículo constitucional vigente que regula la elección democrática de sus dirigentes y candidatos es letra muerta) y hubiera garantizado la independencia efectiva del Poder Judicial (sin Presidentes con poder de indultar y sobreseer a delincuentes, como los reyes en las monarquías absolutas)Venezuela se habría evitado tantos sufrimientos. Porque los ladrones del erario público y las demás categorías de delincuentes jamás habrían llegado al Poder. Lamentablemente Betancourt no se percató del peligro de no transformar en democrática la educación de los oficiales en las escuelas militares ni de permitir la reelección presidencial, de no garantizar la separación e independencia efectiva de los Poderes Públicos y mucho menos avisoró lo nocivo de dejar el partido político que fundó (Acción Democrática) en manos de hombres como Carlos Andrés Pérez y similares, cegados por la ignorancia, la arrogancia y/o el afán de lucro, quienes jamás entendieron que los partidos políticos deben ser instrumentos del pueblo para su progreso moral y material, no franquicias para hacer negocios. Fue un gran estadista Betancourt y las fallas, omisiones y carencias de nuestro sistema democrático, que debemos reconstruir, son responsabilidad y tareas pendientes de todos los venezolanos y venezolanas. De nadie más.

luisa hernández Narváez
25 de febrero, 2014

Excelente articulo Sr. Francisco, soy asidua lectora de sus artículos y libros, los cuales siempre me remontan a mis genes asuntinos, a su puebl, su gente y forma de vida, la cual mi querida abuela la maestra Carmen Ceferina Fermin de Narváez siempre me enseño a apreciar. gracias por esto.

José Daniel Fernandez F
25 de febrero, 2014

Saludos, perdonen si insisto en la cuestión del Pacto de Punto Fijo, acepto que en muchas oportunidades los comunistas han recurrido a la violencia para acceder al poder, es una realidad, pero tambien tienen que comprender que no tenian otra alternativa, ante la negativa de aceptarles participar democraticamente. En Rusia, tambien usaron la violencia pero en un contesto de miseria extrema en el absolutismo que impuso el zarismo. Por lo que entiendo del comentario del Sr. Guerra dan como una victoria de Romulo Betancourt el no haber permitido la penetración del Comunismo cubano en aquella epoca, esta bien lo comprendo, pero ha mi modo de ver fue una victoria temporal pues a la larga se impusieron y desde hace 15 años estamos bajo su dominación o no es verdad? entonces de que valio esa victoria! A mi modo de ver lo que privaria en la actualidad es abrirse al dialogo no con el sector militarista que gobierna sino con las personalidades serias dentro de los partidos de izquierda incluyendo a los del PC a una verdadero dialogo como imagino que hubo en aquella epoca de clandestinidad para derrocar a la dictadura de Perez Jimenez para de una vez por todas salir de esta pesadilla.

Julio Ochoa
25 de febrero, 2014

Todos los venezolanos nacidos y criados en la democracia, llevamos una tinta indeleble del gran Rómulo…en nuestro caso nacido en el 64 fue muy distante sus referencia, las anécdotas y leyendas las escuchamos de parte de mi madre ,nuestra abuela y sus hermanos. .creo tenemos un tío abuelo que fue de su gabinete. ..siendo valenciano y alejado de caracas por razones obvias, haber estudiado en un colegio católico , opus de y una facultad de derecho socialcristiana, las circunstancias nos hicieron mirar hacia Copey, sin ser militantes. .aun cuando en nuestras cuadras de la urbanización donde vivíamos había adecos y copeyanos por igual, como los bolanos, ramos allup , Melet, etc..si recuerdo cuando su muerte tendría 10 años y acompañé en la Libertador en la parte de arriba a despedirlo, nunca ví a mi vieja tan triste, solo lo comparo cuando murió mi viejo y mi hermano. ..ese día m3 marcó. ..con el tiempo lo he entendido y comprendido en la madurez de la vida…que gran hombre, hoy en estos momentos aciagos de nuestra historia, donde pareciera q no hay salida, lo recuerdo cual abuelo que no tuve o conocí y no se si es coincidencia con su aniversario , q no conocía, q lo llevo en mi perfil de teléfono y Twitter. ..lo cierto es que, el si fue un campeón invicto: Pte a los 30 años, luego a los 40 y tantos, le mataron a sus dos grandes amigos en la dictadura y no se amilano, 2 golpes de estado y los superó, el que dio los dos los ganó, casi lo matan en un atentado de verdad verdad y se salvo y le ganó al dark team de los cubanos con todo barba y ropa…y murió limpio…gracias Francisco por estas letras, un abrazo

Andrés Fermín
25 de febrero, 2014

Me adhiero completamente a la vencida animadversión adeca. Los tiempos nos enseñan que no basta con creernos izquierdistas y ser iconoclastas empedernidos. Se necesita el recuerdo de estas situaciones, que tu Francisco, en forma tan singular nos cuentas, para entender detalles de una historia muchas veces mal contada, mal entendida y mal interpretada por nuestra generación. Excelente este relato como todos tus escritos. Saludos cordiales.

carlos mujica
22 de octubre, 2014

Francisco; en esa oportunidad tuve la suerte de verlo (todo de blanco cual adeco por convicción) cerca de El Valle de Espíritu Santo. Tengo al respecto una posición coincidente con la tuya; tanto así que en mi casa cuando compraban maíz pilado amarillo por ser Urredistas (a locha el kg), y no porque la arepa amarilla tuviera mejor sabor que la blanca siendo el mismo maíz, si había granos de color blanco, lo botaban; ni siquiera se lo echaban a las gallinas para evitar fueran a brincar la talanquera Jovitera. Con el crecimiento educativo y leyendo sobre el hombre, uno llega a la misma conclusión, respetando la historia y reconociendo aquello de “Al César… Un abrazo compa y gracias por darnos lecciones tan necesarias.

Edgard J. González.-
24 de octubre, 2014

Excelente artículo, y me sumo a quienes han reconocido coincidir en el cambio de concepto respecto de Rómulo Betancourt, el OGRO en el contexto de los liceos y universidades, donde prevalecía la visión romanticona y doblemoralista de la ultra izquierda. Aclaro que Rómulo Gallegos fue electo en diciembre del 47 (las primeras elecciones DIRECTAS en Venezuela, también las primeras en que votaron las mujeres), en febrero tomó posesión (El poeta Juan Liscano organizó un grandioso espectáculo folklórico en el Nuevo Circo de Caracas, con representación de todas las manifestaciones culturales del país, también por primera vez convergían en un mismo escenario, a propósito de la toma de posesión de RG), y en Noviembre era derrocado por los mismos militares que dieron el golpe a Medina Angarita, pero esta vez sin el “filtro” de la participación de civiles, dictadura militar por la calle del medio (aunque debemos reconocer, por lo menos dejaron algunas obras valiosas, no como esta secta corrupta e inepta que tiene al LUMPEN como su “escudo de la revolución” y al país en Bancarrota). Aclaro también, este comentario:”si hubieran permitido al PC suscribir el Pacto de Punto Fijo, no se hubieran ido a la montaña a insurgir contra la naciente Democracia….En muchos paises inclusive del primer mundo hay partidos comunistas y conviven democraticamente”. Falsos ambos supuestos, y lo demuestra el hecho de que militantes de AD que conformaban el sector “cabeza caliente” también se dejaron seducir por la fiebre del fidelismo, se fueron de AD, formaron el MIR y acompañaron a los del PCV en su injustificada aventura guerrillera, que tanto daño causó a Venezuela (ellos hoy, desde el poder, quieren asumir el papel de víctimas, habiendo sido entonces los criminales, y hoy siguen cometiendo barbaridades). Los partidos comunistas europeos tenían un cordón umbilical con la URSS y también en los años 60 se contagiaron del sarampión de la violencia insensata (basta recordar el asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas en Italia). Fue tan vergonzosa su actuación que luego hasta se quitaron el nombre y ahora tratan de hacerse pasar por demócratas, en el eurocomunismo,de aparecer distantes de los excesos de las épocas en que seguían los dictados de la URSS y la China maoista. Europa toda sigue entusiasmándose con las dañinas revoluciones, pero las apoyan mientras ocurran lejos, con su secuela de crímenes y retrocesos económicos, que desde allá parecen tan conmovedores y cercanos a la Utopía que a tantas tragedias ha servido de excusa. A muchos europeos les encantan estos parques temáticos del igualitarismo y las arbitrariedades, donde ellos ponen los corresponsales, y nosotros nuestro presente y nuestro futuro.

Carlos Marval
29 de marzo, 2016

Acabo de dar con este interesante artículo por casualidad así que me disculpo de por el carácter extemporáneo de los siguientes comentarios. Mi familia es adeco-oriental por el lado de mi padre y uerredista-caraqueña por el lado de mi madre. Yo también era un niño cuando pude ver a Betancourt por única vez y de muy cerca. Ocurrió en una de esas famosas “Romerías Blancas” en el Paseo Los Caobos, en el ocaso de su vida, justo cuando Betancourt apoyaba a la candidatura de Luis Piñerúa (1978). Él estaba vestido similarmente como en su encuentro con el articulista en 1960. Sin embargo, yo era un niño sin conciencia política al que su padre había llevado al evento junto con otro de sus hijos pequeños. Luego, me pegó el sarampión rojo en mi adolescencia y odié a los adecos y copeyanos por casi década y media: abrí los ojos después de leer “El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano” en 1997 y, desde entonces, empecé a darle la justa dimensión que bien se merece al Cacique de Guatire.

Carlos Marval
29 de marzo, 2016

Con respecto a la exclusión del PCV del Pacto de Punto Fijo aclaro los siguientes aspectos:

Cuando Betancourt regresa a Venezuela de su tercer exilio (1948-1958), en plena época de la Guerra Fría, trae consigo la inmensa presión internacional sobre sus orígenes marxistas-leninistas. Es por ello que le propone a Caldera y Villalba dos aspectos obligatorios para la firma del histórico acuerdo:

1. Los partidos participantes se tenían que comprometer a acceder al poder solamente a través del voto universal, directo y secreto. 2. Dichas organizaciones debían poseer su CEN o cogollo dentro del territorio nacional.

Como el PCV es adecto a asaltar el poder por la vía armada, amén que todos los partidos comunistas del mundo recibían órdenes del politburó de la desaparecida URSS, quedaba automáticamente excluído del Pacto. Dicen que la propuesta fue firmada por un Caldera dócil mientras que Villalba lo hizo díscola e inconformemente. En todo caso, fue una jugada maestra de Betancourt.

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