Tecnosociedad

Retos de la inclusión digital en Venezuela, por Luis Carlos Díaz

Por Luis Carlos Díaz | 7 de abril, 2014

Retos de la inclusión digital en Venezuela, por Luis Carlos Díaz 640

Tenemos un problema y un reto en puertas: nos hemos quedado rezagados en el crecimiento de la conectividad en Venezuela. Sí, es evidente que cada vez hay más gente conectada a Internet, y además lo hacen desde más dispositivos, pero si comparamos nuestro desarrollo en esa materia con el de otros países de la región, resulta que nos hemos quedado atrás en cantidad de usuarios, velocidad y costo de los productos. El cóctel no es molotov porque justamente retrasa la chispa de muchos procesos ciudadanos. En la fiesta digital venezolana somos menos de los que deberíamos ser.

Después de las acusaciones contra el estado venezolano por haber afectado las comunicaciones en las primeras semanas del más reciente ciclo de conflictividad, la respuesta oficial fue sacarse de la manga una serie de eventos sobre tecnología. Hasta los momentos se han inventado dos encuentros de “twitteros por la paz” o “redes por la paz”, donde de forma contradictoria se habla de la guerra comunicacional y cómo ser soldados de la revolución en esos terrenos. La paz, aunque es una palabra difícil de devaluar, sufre los embates de la instrumentalización política.

En uno de esos encuentros, el ingeniero Manuel Fernández, ministro de ciencia y tecnología, quien además es presidente de Cantv, ofreció una cifra preocupante. Luego la reiteró el presidente Maduro en una cadena de radio y TV, así que puede ser considerada información oficial por completo: 46% de los venezolanos tienen acceso a Internet.

Eso es ligeramente más bajo de lo que calculábamos para el cierre de 2013, pero las fuentes oficiales dicen que es menos. Eso es alrededor de 13 millones de venezolanos y las conexiones son tan diversas como las domésticas, laborales, móviles, prestadas o por horas en cibercafés e infocentros. Así que tampoco es penetración de Internet en hogares.

El ministro Fernández prefiere ver al pasado. Recordó que en 15 años los suscriptores de Internet de Cantv han pasado de 680 mil a 2 millones 400 mil. El problema es que el crecimiento ha sido más lento que en otros países. Venezuela pasó de estar entre los países con más penetración de Internet hace más de una década a estar por debajo del promedio de América Latina.

Tortuga del continente. En este momento, según la Asociación Hispanoamericana de Centros de Investigación y empresas de Telecomunicaciones (AHCIET): Uruguay tiene 73% de su población conectada a Internet, Argentina ya superó el 62%, Chile el 56%, México 55%, Brasil 52% y Colombia 48%. Imagínese el conflicto actual en Venezuela, con escasez de medios de comunicación, si la población tuviese al menos un 50% de conectividad, o un anhelado 75%, que es lo que se espera que logren y superen Uruguay y Argentina en 2020. La proyección venezolana no llegaría a 60% de seguir así.

De hecho, si se revisan las cifras oficiales de Conatel del último trimestre de 2013, revela que había 70 mil suscriptores menos de Internet comparado con su informe anterior, lo que significa una caída de 1,94%. También reporta 284 mil clientes menos en los servicios de banda ancha móvil. El informe no diagnostica las razones, pero podemos suponer que los costos elevados de los equipos y la dificultad de conseguir los módem inalámbricos afectaron esas variables.

Otros problemas se suman a este reto: aún no se ha derogado el decreto 6649, que data de 2009, donde el presidente Chávez catalogaba a Internet y la actualización tecnológica de la administración pública como un “gasto suntuario”. Eso no ha impedido que muchos miembros del Gobierno se compren sus equipos personales último modelo, pero sí ha sumido a las universidades públicas en una desinversión tecnológica.

Asimismo, el sector telecomunicaciones, aunque no ha dejado de crecer, sí sufre la falta de adquisición de dólares en Cadivi, lo que rezaga el crecimiento de empresas privadas que necesitan importar equipos. Además que eso, se genera una presión política que les impide declarar so pena de tener más dificultades para obtener las divisas.

Si a eso se le suma que cada vez se consiguen menos equipos tecnológicos en las tiendas y sus precios equivalen a muchos salarios, tendremos entonces un 2014 más difícil para este sector, mientras la sociedad venezolana está ávida de más información, interacciones y aparatos.

Tecnologías y desarrollo. En una ponencia de Pablo Bello, secretario general de la AHCIET, en el World Telecommunication Development Conference de 2014, apuntaba que las tecnologías podían ayudarnos a paliar problemas como la pobreza y la exclusión:

“Tecnologías de la Información para mejorar los procesos productivos, para incrementar el valor agregado de la economía, para fortalecer la educación de la población, para mejorar el acceso de los ciudadanos a servicios básicos de calidad, para fortalecer las instituciones y la Democracia. En definitiva, Tecnologías de la Información para generar progreso e igualdad de oportunidades. Más que un deseo, cerrar la brecha digital en América Latina es hoy en día una necesidad imperiosa”.

¿Se puede conectar eso con las políticas actuales del gobierno venezolano para regalar computadoras infantiles, mantener infocentros o subvencionar el costo de algunos equipos para los que la gente debe hacer cola y esperar? Aunque parezca bondadoso y un pedacito de renta petrolera, la realidad es que no ha sido suficiente, ni siquiera para estar por encima del promedio latinoamericano.

El discurso ideológico de los defensores del establecimiento pudiesen indicar que el problema son las empresas privadas y su afán por ganancias, que los hace acaparar productos. La paradoja es que en materia de telecomunicaciones para nadie es negocio no expandirse, no vender y no ampliar su base de consumidores. Las empresas de telefonía viven de la renovación de novedades, y éstas no pueden ser cotidianas si un equipo cuesta más que un año de salario. Esa proporción perversa no existe en ningún otro país de América Latina.

Por otro lado, los proveedores de servicio ganan conforme más clientes tengan, pero si el entorno no les permite competir y el plan es más bien fortalecer la hegemonía de una empresa estatal, podría llegarse al mismo escenario de retraso que se denunciaba en Bolivia cuando una sola empresa controlaba el mercado.

El futuro. Ahora imagínese lo que viene: es apenas el próximo 20% de la población que debemos incluir a Internet. Son más de 5 millones de venezolanos y venezolanos de todas las edades a los que debemos darle la mano para cruzar la calle digital, viendo a los lados y dejando que se sumergan por primera vez en los navegadores, buscadores, redes sociales y todo el universo creado tras el big bang digital.

Esos 5 millones no tendrán tanto tiempo libre como las clases ABC de nuestra sociodemografía, mucho menos el nivel económico para la adquisición de equipos a estos costos, tampoco tanto nivel educativo ni de alfabetización digital, así que tendremos que empezar de cero muchas veces, cotidianamente, para que se incluyan en las múltiples conversaciones que ocurren en la red.

Son 5 millones de usuarios próximos a incorporarse y quizás la mayoría entre a Internet por dispositivos móviles, así que debemos adaptar muchas páginas para que sean más ligeras, rápidas y compatibles con estos nuevos usuarios. De una forma u otra, serán necesarios más y mejores productores de contenido, pero también facilitadores de temas digitales en sistemas educativos no formales.

En Uruguay, por ejemplo, la fórmula que utilizaron para ser la Corea del Sur de América Latina, fue enseñarle a los niños en las escuelas no sólo a usar sus computadoras del plan Ceibal, sino también a enseñarle a sus padres en casa. Esa idea sí es revolucionaria.

Aunque haya intentos de bloqueos digitales y el Plan de la patria indique que nos vamos a desconectar de los “centros necoloniales” y demás yerbas, el mejor modo de defender el terreno es ampliar la base de usuarios haciendo que Internet sea significativo en su cotidianidad. Ese fenómeno será inevitable e imparable, porque ante el vacío informativo y la necesidad urgente de formación, son los entornos conectados los que nivelan e incorporan a la sociedad del conocimiento.

Son 5 millones, alguno será familia suya: digitalícelo.

Luis Carlos Díaz Periodista y bloguero

Comentarios (2)

gil aroca
7 de abril, 2014

Entre tanto problema estadístico, no se hace referencia a un problema técnico que nadie en CANTV me da respuesta -o no se osa dármela-. Vivo en un municipio del Sur de Aragua. Con frecuencia, no hay conexión Internet durante uno o dos días. Otras veces falla en la mañana o en la tarde, otras parece un cangurito que va y viene saltando a lo largo del día. Entonces el % de ciudadanos que disponen de Internet es muy inferior a lo arriba indicado. Tienen su contrato, su conexión banda ancha, y todo eso entra en las estadísticas. Pero no disponen de Internet. En consecuencia no es que haya un crecimiento lento. NO HAY CRECIMIENTO. Para mí Internet es esencial como centro de consulta, de conexión, de intercambio, de asesoría y, en realidad no dispongo de él, sino la mitad de la semana y a veces menos (he pasado 5 días sin Internet). He reclamado a CANTV, me han hecho todas las pruebas que cada vez repiten, ha venido un técnico a mi casa: teléfono bien, cajetín poste enfermo, cable poste-casa enfermo, pero sin disponibilidad de cajetín ni de cable. Entonces, cómo entro en las estadísticas?? cómo uso -lo necesito, no es para distracción- Internet?? Si la afluencia de futuros internautas se confirma, la situación empeorará. Hay alguna Solución?

LuisCarlos
8 de abril, 2014

Sí, señor Gil. Cantv también se ve afectada por la baja aprobación de divisas para el sector de telecomunicaciones porque no se considera prioritario. Como hay baja competencia, no se estimula un mejor servicio. No hay ningún incentivo para prestar un buen servicio, porque al ser público y no autónomo, se considera una dádiva, un favorcito que se le hace. Recuerde que a partir de 2009, por el decreto 6649, Internet se considera un lujo. La infraestructura sufre los mismos problemas que la eléctrica o la vialidad: cada vez más personas transitando o consumiendo, y más o menos las mismas vías colapsadas. Necesitaríamos un observatorio de telecomunicaciones que además haga acompañamiento y monitoreo de los reclamos de los clientes afectados.

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