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¿Qué pasó con los hipopótamos de Pablo Escobar? (+ Video)

La historia de los hipopótamos de Pablo Escobar acompaña la novela El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez (puede leer un adelanto pulsando aquí y leer la discusión del primer capítulo en nuestro Club del Libro Prodavinci aquí). A continuación publicamos un extracto de un reportaje de Verónica Calderón para El País en el que se cuenta parte de las insólitas aventuras de estos animales en territorio colombiano:

Más de 30 hipopótamos vagan libremente por Colombia y a su paso dañan cultivos, rompen cercas, matan ganado y asustan a campesinos. Y el responsable es un viejo dolor de cabeza para el pueblo colombiano: el fallecido narcotraficante Pablo Escobar. “De todos los problemas que trajo al país, es quizá el último que le faltaba a Colombia: una peste de hipopótamos que andan flotando en el agua por todas partes, que andan libremente y nadie puede controlar”, asegura el director colombiano Antonio von Hildebrand, que presenta en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias el documental Pablo’s hippos (Los hipopótamos de Pablo), respaldado por Sundance Channel y la BBC. Cuenta la historia del legado más absurdo de Pablo Escobar, y de ahí parte para contar la vida del narcotraficante que tanto dolor causó en Colombia.

El resultado es una original película que, a través de una exhaustiva investigación, narra las dos historias: la de los hipopótamos y la de Pablo, y traza sus similitudes con grandes dosis de humor negro. “Pablo Escobar era un macho alfa, tenía el sex appeal de un Tony Soprano: el ser todopoderoso que se defiende ante todo, que puede comprar lo que sea, con el que todo el mundo quiere identificarse a un cierto nivel. Lo que está en el documental son los límites de violencia a los que llegó para demostrar que era un macho alfa”. (…)

La historia de cómo llegaron los hipopótamos a Colombia nace de la pasión por los animales que tenía Escobar. El narco llegó a utilizar palomas mensajeras para comunicarse con sus sicarios. En noviembre de 1983, el capo compró los primeros animales exóticos para construir el zoológico de su propiedad, Hacienda Nápoles, y los transportó en un avión Hércules que un reportaje del periódico El Tiempo recuerda como la “narco-arca”. A bordo viajaban cisnes, jirafas, gacelas, cebras, canguros, leones, tigres y una pareja de hipopótamos. Las autoridades capturaron el avión, pero, al descubrir que contenía animales y no armas ni droga, creyeron que habían sido víctimas de un engaño. Llevaron las bestias al zoológico Santa Fe de Medellín. El narcotraficante se enfureció. Ordenó que sobornaran al vigilante del zoo -le pagó el sueldo de cinco años- para que los trajeran de vuelta. Pero el rescate no era suficiente para resarcir el daño al ego de Escobar. Sus hombres recolectaron pollos, gallinas y demás animales de granja para dejarlos en lugar de los exóticos animales. Los animales llegaron a Hacienda Nápoles esa misma noche. También esa misma noche el hipopótamo macho se cobró su primera víctima: uno de los camellos. Con el tiempo, el zoo llegó a albergar más de 2.500 animales (entre ellos, elefantes, cocodrilos y una pareja de loros negros única en el mundo) y hasta un “parque jurásico” que incluía réplicas a tamaño real de dinosaurios.

La decadencia de la propiedad fue acorde con la del propio capo. A la muerte de Escobar, en diciembre de 1993, Hacienda Nápoles fue saqueada y los animales que no murieron fueron robados, transportados al zoológico y hasta cocinados en algunos casos. No fue el caso de los hipopótamos. La pareja original tuvo una nutrida descendencia y actualmente se calcula que, solo en los alrededores de Hacienda Nápoles (en Puerto Victoria, a las orillas del río Magdalena y a 100 kilómetros de Medellín), aún viven una veintena de ellos. Su presencia se promociona en la página web de la propiedad, confiscada por el Gobierno, y que ahora funciona como un parque de diversiones.

Hace tres años, un macho y una hembra fueron expulsados de la manada, escaparon del lugar y viajaron 150 kilómetros al norte del país a través del río. Los riesgos que suponían llevaron al Ministerio de Ambiente colombiano a autorizar su caza. En 2009, un grupo de soldados mató al macho -al que los lugareños habían bautizado como Pepe-, lo que provocó la protesta de grupos ecologistas, que exigen que los animales sean trasladados y no asesinados. (…)

Los hipopótamos que se escaparon de la propiedad de Escobar son los primeros animales de su tipo en la historia -hablamos de miles de años- que viven en América en libertad. Von Hildebrand calcula que hay por lo menos 30 hipopótamos vagando por Colombia y se han convertido en un quebradero de cabeza: acaban con cultivos (comen 50 kilos de hierba al día), rompen cercas, matan ganado y atacan a campesinos y pescadores. “Salen de la manada porque han sido expulsados por el macho alfa y entonces buscan hembras. El problema es que no estamos en África y no las van a hallar. Se han convertido en una especie de monstruo de lago Ness caribeño”.

Pablo’s hippos recuerda que los hipopótamos que pasean por Colombia son un añadido más a una larga lista de absurdos y sinsentidos que Escobar causó en su país. (…)

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Pueden leer el artículo completo aquí. Vean este reportaje de RCN sobre los hipopótamos de Pablo Escobar: