- 10
“Siempre sentí que era invencible. Que nunca me iba a pasar nada. A otro lo agarra la guardia, a mí no. A otro le pegan perdigonazos, a mí no. Hasta que me pasó. Hasta que te pasa.
Desde que comenzaron las protestas, he estado adelante, mucho más cerca de lo que estuve el miércoles 14 de junio. Estaba con una prima, buscando los cartuchos de las bombas lacrimógenas para hacer una protesta creativa: semilleros con tréboles de cuatro hojas.
Sembrar vida.
Había gente, pero no demasiada. Nos encontramos a otro primo y no quisimos bajar a la autopista. Nos quedamos en la Plaza Altamira. De pronto todo el mundo empezó a correr. Ella cruzó a la izquierda, mi primo siguió derecho y yo seguí subiendo. Escuchaba los disparos. Nos abrieron la puerta de un edificio. Estaba ayudando a que todos entráramos en medio de una nube blanca de bombas.
¡Apúrense, pasen!
Me volteé hacia donde estaban los guardias para ver si entraba o seguía corriendo, cuando vi a dos PNB en la mitad de la avenida, a dos canales de distancia. Escuché la detonación. Vi las chispas. El que iba atrás fue quien disparó. Me tapé la cara con el brazo para protegerme los ojos. No sentí nada. Quizás fue la adrenalina. Intenté entrar al edificio cuando me di cuenta de que algo chorreaba por mi cara.
‘¡Me dieron, me dieron en la cara, déjenme pasar!’
No le quería avisar a mi papá hasta saber bien qué tenía. Me hice un selfie para ver. Ocho perdigones en la cara, cuatro en el brazo y dos en el casco. Después me atendieron los Cruz Verde. Me limpiaron y curaron en la Clínica El Ávila. Entonces llegó mi papá. No me reclamó.
Tengo pasaporte venezolano y de la comunidad europea, pero este es mi país. Aquí está toda mi familia. Se han ido muy pocos. Somos 27 primos y por lo menos 20 estamos acá. Mi abuelo, el arquitecto Julián Ferris, diseñó el edificio de la Corte Suprema de Justicia [Tribunal Supremo de Justicia]. Esto es lo de uno, es sentido de pertenencia.
He peleado con mi papá: ¿Cuál es el límite? ¿Qué tiene que pasar para que uno decida irse? Y ahora me pasa esto. Por mí hubiera vuelto a marchar ya. No lo hago porque estoy de reposo, pero pronto lo vuelvo a hacer. Respeto al que se va porque es una decisión importante y difícil pero también lo es para quien se queda.
Tenía once años cuando Chávez llegó al poder. Los niños no hablábamos de política. Sabía el nombre del presidente porque me lo habían dado en Sociales. Estoy luchando por una Venezuela que no conozco: trabajar, pedir un crédito, comprar un apartamento. Pagar un carro en cuotas. Viajar con tu sueldo. Mis abuelos me cuentan cómo era.
Tengo dos meses que no trabajo: ¿quién va a comprar pulseras, zarcillos y collares con esta situación?
¿Tú crees que a mí no me da miedo ir a marchar? Marcho porque lo que tengo no me gusta y lucho por algo mejor. Es mi deber. Luchas o te vas. Primero usaba casco de bicicleta, pero al ver cómo le dan a la gente en la cabeza, pasé a uno de moto. No salgo de la casa sin pañuelo, Maalox y el casco. Tengo 70 días protestando y me he conseguido muy pocas amigas del colegio. ¿Dónde están? Me afecta la indiferencia de algunos. Veo gente marchando de la que me he alejado: ahora lo hacen luego de haberse enriquecido.
No creo en enchufado arrepentido.
Si me quedan algunas marcas en la cara le contaré a mis hijos que son heridas de guerra”.
***
Daniela Santana Ferris, 30, orfebre.
Texto y fotografía de Roberto Mata.
***
LEA TAMBIÉN:
- 10
Artículos más recientes del autor
- La mirada privada: Eva Ekvall; por Roberto Mata
- “Me da miedo perder el otro ojo”; por Roberto Mata
- “Nunca olvidaré la cara de mi hijo en la camilla”; por Roberto Mata
- “Igual estoy preso en la calle”; por Roberto Mata
- “Esto no es oposición contra el gobierno: es el país contra la dictadura”; por Roberto Mata
- Ver todos los artículos de Roberto Mata
22 de junio, 2017
Tengo edad para ser tu madre y estoy de acuerdo con cada una de tus palabras. Hay que luchar por lo mejor! Dios te proteja!
22 de junio, 2017
El disparo próximo, en la cara, es una actitud delincuencial, un neo-rasgo que bien señala el cura salesiano Alejandro Moreno en su libro “tiros en la cara” y que se hizo parte de la “malandrización” de la sociedad, refleja la perdida de valores (respeto) y el menosprecio a la vida… en esta sociedad, delincuentes, malandros y policías o guardias se confunden, en ocasiones es difícil saber quien es peor… es el antivalor por encima de la sensatez. La lucha de calle ha sido la elección, protestas, guarimbas, que al final parecen incomodar más al vecino o ciudadano que al gobierno o sus representantes, el asunto es saber cuales son las otras vías o mecanismos de protestas… el saldo de muertos, heridos, detenidos, ya es alarmante, es un parte de guerra, una guerra atípica que por los momentos perjudica al mas débil, hemos sido políticamente débiles, intolerantes en nuestras diferencias y escasos de cultura del dialogo para resolver conflictos o diferencias y 207 años de historia republicana respaldan este comentario.
22 de junio, 2017
Excelente artículo. Aunque muy duro porque muestra a lo que estamos expuestos los que andamos en las marchas, en las calles, en los carros.Diooooooo
22 de junio, 2017
Gracias por buscarlos y contar sus experiencias, he llorado porque comparto sus sentimientos, por sus diferentes pérdidas, en algunos casos porque he sentido vergüenza ajena por lo que les han hecho, también he llorado de orgullo por su entereza, su voluntad, su fe, la capacidad de sobreponerse. Un abrazo.
22 de junio, 2017
Hola! Me gustan todos los reportajes q han realizado, algunos ni me imagine q habian ocurrido como el de esta chica, que tiene mi edad, yo no salgo a marchar estoy en casa con mis hijos son muy pequeños y no tengo con quien dejarlos, vivo en Margarita y si han realizado marchas pero nada como las que se viven en ccs, por mi parte rezo mucho para que esta pesadilla termine y mis hijos puedan vivir en la Venezuela de mi infancia, no me quiero ir.. Gracias Daniela por salir a la lucha, q te mejores..
22 de junio, 2017
Es impresionante el relato como las imágenes, los reprimidos tienen rostro.
23 de junio, 2017
Estos testimonios harán historia y crearán las bases para una nueva Venezuela. Mi agradecimiento y respeto a los entrevistados. Saludos
28 de junio, 2017
Daniela Dijiste unas palabras con las que me identifiqué “Tengo 70 días protestando y me he conseguido muy pocas amigas del colegio. ¿Dónde están? Me afecta la indiferencia de algunos” Por eso voy a darte unas cifras o estimaciones que procesé para que las pienses y me comentes sobre su objetividad. No soy chavista, por lo tanto me alarman. Espero que la copia de Excel se transmita bien
Estimación número de manifestantes 15/06/2017
24 capitales N° de manifestantes Subtotales Caracas 1 800.000 800.000 Medianas 6 400.000 2.400.000 Pequeñas 17 200.000 3.400.000 Total 6.600.000
Medianas Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay, Pto. La Cruz, San Cristobal
Total población 31.000.000 Menores + mayores 10.540.000 menores de 14 y mayores de 65 28% + 6% Población activa 20.460.000 34%
Estimación indiferentes 13.860.000 Manifestantes 6.600.000 Relación 2,1 El resumen es que hay 6.600.000 personas en las manifestaciones, pero hay 13.860.000 indiferentes, es decir que por cada manifestante hay 2 venezolanos que se quedan en sus casas.
En otras palabras, por cada persona que sale a manifestar contra Maduro, hay 2,1 personas que no lo hacen, que se quedan en sus casas por miedo, indiferencia, apatía, comodidad o que simpatizan con el chavismo. Creo que la profundidad de la crisis no justifica tal cantidad de indiferentes, lo otro es que todavía la cantidad de chavistas sea alta y no nos hemos querido percatar.
28 de junio, 2017
Admirable la temple de Daniela y admirable su fortaleza y afán de lucha por el país que sueña. Que bueno saber que contamos con gente como ella para levantar la Venezuela que vendrá después de esta catástrofe.