- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

M(a)ercados; por José Gonzáles

BLOG_jose_gonzalez_maercados_14102014_640

El año 2014 ha sido uno de peculiaridades para los mercados financieros. Como pocos en el pasado, el mercado ha sido “bombardeado” por eventos geopolíticos que han incluido el peligro de un conflicto armado con Rusia por Ucrania, la insurgencia de la “República Islámica” en Iraq, protestas masivas en Hong Kong y la amenaza de una epidemia de ébola en África.

A pesar de tales riesgos, las bolsas norteamericanas no han dejado de subir con el S&P 500 ganando 18.92% en los últimos doce meses y 6.52% en lo que va del año, el Dow Jones 14.99% y 2.52% y el Nasdaq 20.94% y 6.99%. Tales retornos sólo han sido “espantados” por la posibilidad de una recesión europea, la desaceleración de la economía china y una temprana “normalización” de las tasas de interés en los Estados Unidos.

Así, la lógica de los mercados, que muchos interpretan como “irracional” es más bien todo lo contrario; racional en extremo, en la medida que ha sabido discriminar entre riesgos localizados y no sistémicos, y los beneficios de una recuperación norteamericana que ha marcado a mercados, los “m(a)ercados”, enfocados en las perspectivas de ganancias en acciones  y el refugio de la renta fija de calidad.

“Wall Street” & “Main Street”

Para “Wall Street”, el sector financiero, los “m(a)ercados” no han hecho más que subrayar la primacía del King Dollar, que se ha fortalecido en las últimas doce semanas, el período más largo en su historia, cuando se le compara con una canasta de monedas cuya debilidad refleja deficiencias en el resto del mundo.

Comparada a las economías de sus pares desarrollados, la de los Estados Unidos se ha mantenido creciendo establemente, reduciendo el desempleo y provocando el fin de estímulos monetarios, los “QEs”, que continúan en Japón, se anuncian en Europa y se esperan en China.

La fortaleza del dólar es interpretada por el sector financiero como positiva, en la medida que mantiene a los mercados de acciones y deuda en su tendencia ganadora, promoviendo el flujo del ahorro externo que busca retornos y refugio en una “moneda dura”.

Ahora bien, para “Main Street”, el sector real, un dólar eternamente fortalecido dificulta exportaciones y ventas, afectando resultados. Las compañías norteamericanas deben competir con importaciones baratas en una economía en la que los salarios no suben y en la que el financiamiento sólo existe para las inversiones y no para el consumo, presionando márgenes de corporaciones que están desinvirtiendo y dividiendo unidades de negocio para maximizar ganancias.

En el ámbito internacional el “King Dollar” favorece a Europa al promover exportaciones del continente a Norteamérica, pero expone a las economías emergentes a sus propias debilidades, especialmente en lo que se refiere a financiamiento y a la caída de precios en las materias primas, las cuales siguen siendo motores fundamentales en su crecimiento.

El Resto del Mundo

Para el Fondo Monetario Internacional, las circunstancias actuales, de mercados financieros boyantes y riesgos geopolíticos crecientes, son razón de preocupación en la media que una corrección en el precio de los primeros o la acentuación de los segundos amenazaría al crecimiento global.

Como un anticipo a su “World Economic Outlook”, actualizado esta semana, Christine Lagarde, la directora del FMI, advirtió que la economía global debía preparase para una “nueva mediocridad” con un crecimiento global del 3.3% en el 2014 y 3.8% en el 2015.

Según el Fondo, los Estados Unidos seguirán creciendo en el marco de la desaceleración económica en Europa, la cual podría volver a caer en recesión, y China, que no alcanzaría su meta de crecimiento del 7.5% al año.

En este contexto los mercados emergentes que son el mayor motor de crecimiento global, se verían afectados y deberían buscar, según Lagarde, depender más de la demanda doméstica antes que de las exportaciones, implementando reformas económicas y fiscales eternamente postergadas. Para el FMI la acumulación de deuda en los emergentes, sumado a las bajas tasas de crecimiento, amenazaría con una reedición de los desbalances y las crisis del pasado.