- Prodavinci - https://historico.prodavinci.com -

Los gobiernos y el costo de fingir; por Ángel Alayón

grito640

Los gobiernos tienden a revelar y difundir información que les favorece a sí mismos. Esta afirmación no es más que la ampliación del conocido principio de la economía de la información que plantea que toda persona tiene incentivos para revelar información que pueda mejorar su posición en cualquier transacción.  Lo contrario también es cierto: nadie revela voluntariamente información que desmejora su posición.

Otra derivación de estos principios es que, cuando sabemos que se oculta información, podemos concluir que la naturaleza de la información reservada sólo puede ser negativa para quien la esconde. Y cuando se trata de economía, no dar información relevante permitiría refrasear la cita de Emerson: lo que callas grita tanto que no me deja escuchar lo que dices.

Durante la mañana del 20 de octubre se presentó el presupuesto 2016 y no se dieron cifras de inflación, ni estimado de tipo de cambio ni se dijo en cuánto podía estar el crecimiento (o decrecimiento) económico. Sin esas cifras no se puede saber lo que está pensando o esperando el gobierno en materia económica, pero no haberlas revelado nos dice que no quieren que las sepamos. Y eso es, en sí mismo, una confesión.

Sin datos confiables ni verificables, los discursos políticos son propaganda. Esta afirmación es una consecuencia de otro principio básico de la economía de la información: las afirmaciones que se hacen en beneficio propio no contienen información. Pueden ser verdaderas o falsas, pero no son ni una cosa ni otra por el hecho de ser dichas en beneficio propio. Ésa es la razón por la que los discursos políticos deben ser recibidos con el descreimiento propio de un ciudadano crítico y también por la que una democracia necesita de fuentes confiables de información que sean auditables y que provengan de instituciones que no dependan políticamente de quien las utiliza a su favor.

Pensar sobre la economía en Venezuela es ahora interpretar lo que grita el silencio.