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Lo que sabemos (y no sabemos) sobre los nuevos Bonos Soberanos 2036; por Asdrubal Oliveros y Carlos M. Álvarez

Soluciones al problema de coordinacion en el sector publico por Ricardo Hausmann

El pasado 29 de diciembre, según información de la agencia internacional Bloomberg, el Ministerio de Finanzas emitió un bono soberano denominado en dólares por USD 5.000 millones. Sin embargo, esta emisión fue de carácter privado y con características particulares. Así, en este artículo queremos revisar los siete puntos más relevantes de esta nueva emisión y cuál sería su impacto en el flujo de divisas del país y en el nivel de importaciones.

1. ¿Cuáles son las características principales del bono?

Tal como mencionamos, este es un bono de carácter privado por 5.000 millones de dólares a cargo de la República, por lo que se considera un bono soberano cuyo vencimiento será en el año 2036 y con un cupón bianual de 6,5%. Lo que implica que esta pasa a ser la primera emisión soberana desde el 21 de octubre del 2011. Por otra parte, si consideramos a PDVSA, esta sería la primera emisión desde el 28 de octubre de 2014 cuando la petrolera igualmente realizó una emisión de carácter privado al Banco Central de Venezuela (BCV).

2. ¿Cómo fue emitido este bono?

Si bien no existen fuentes oficiales que reporten el detalle de esta emisión, lo que hemos podido investigar es que la emisión estuvo a cargo del banco chino Haitong International Securities. La emisión se hizo amparada bajo la Ley de Endeudamiento 2016 que fue aprobada por la Asamblea Nacional en 2015. Algunos analistas consideran este endeudamiento como ilegal por no haber sido aprobado por la actual Asamblea Nacional. No somos expertos legales por lo que este tema se lo dejamos a los expertos. Ahora, lo que sí sabemos es que dado el límite de la Ley de Endeudamiento 2016, la emisión se hizo a un tipo de cambio de 10,0 bolívares por dólar.

3. ¿Cuál es el objetivo de esta emisión?

El gobierno venezolano tiene enfrente dos grandes retos para el año 2017 si se quiere que la crisis económica y social no empeore: detener la tendencia en la caída de la producción de petróleo y evitar que las importaciones de bienes se contraigan por debajo de los niveles observados en 2016. Frente a esta situación, este bono será utilizado para reducir la deuda comercial del Estado principalmente con el sector petrolero —donde entran los contratistas y proveedores de PDVSA—, el sector farmacéutico y el sector alimentos. Por lo que el objetivo principal del nuevo bono es generar incentivos en los sectores correspondientes para superar esos grandes retos y con ello tener un año 2017 similar, en materia económica, al ya finalizado 2016.

4. ¿Qué ganan y qué pierden los sectores petroleros,
farmacéutico y alimentos?

Un punto negativo para estos sectores es que si bien algunas empresas lograran cobrar una deuda que en algunos casos supera los tres años de antigüedad, el monto efectivo que recibirían en divisas dependerá de la cotización del bono en los mercados internacionales. Al momento de escribir estas líneas el bono 2036 se cotiza en torno a los 35 puntos, por lo que por cada 100 dólares recibidos como pago de deuda si es vendido en este momento solo se recibirán en efectivo 35 dólares, lo que reflejaría una pérdida contable de 65 dólares. Por otro lado, un punto positivo es que los bonos permiten a los sectores adquirir divisas a un tipo de cambio implícito menor al cotizado en los mercados no oficiales. Adicionalmente, si el sector decide quedarse con los bonos hasta el vencimiento, gozaran de un ingreso en dólares por concepto de intereses durante 20 años y teóricamente podrán cobrar el valor total del bono en el largo plazo.

5. ¿Cómo se encuentra la deuda comercial con el sector privado?

Al cierre del tercer trimestre del 2016 (3T2016) la deuda comercial que mantenía el Estado con el sector privado ascendía a 33.229 millones de dólares. De los cuales, 11.326 millones de dólares corresponden a importaciones no liquidadas, 4.052 millones representan los dividendos aprobados pero no liquidados, 8.230 millones por concepto de rentas y servicios (incluida deuda con aerolíneas) y el restante 9.621 millones es la deuda con las empresas mixtas y el sector petrolero venezolano. Así, observamos como la deuda comercial se ha incrementado 26,4% desde el tercer trimestre de 2015 y 57,4% desde el tercer trimestre de 2014 cuando la misma alcanzaba 21.110 millones de dólares. Para entender un poco la magnitud de esta deuda, pensemos en que el total de importaciones de bienes durante todo el 2016 fueron de 20.064 millones de dólares, por lo que se puede afirmar que la deuda representa 1,65 veces el nivel total de importaciones durante un año donde fueron especialmente bajas

6. ¿Cómo afecta este bono a las cuentas externas del país?

Dado que el objetivo principal es reducir el nivel de deuda comercial, esta emisión no deber verse directamente como mayor liquidez de cara al año 2017 y que por lo tanto la brecha externa se cerraría. Por el contrario, el déficit de divisas se mantiene en el corto plazo, mientras que en el largo plazo, implica un compromiso de pago de 5.000 millones de dólares en el año 2036 y el pago de los intereses correspondientes durante los próximos 20 años. Una especie de trapito de agua caliente frente a un problema de fondo que no se resuelve sin corregir las grandes distorsiones que presenta la economía venezolana.

7. ¿Qué sabemos sobre la cláusula de default?

A diferencia de otros bonos soberanos, este papel no cuenta con cláusula de default relativa a la permanencia de Venezuela en el Fondo Monetario Internacional. De esta manera, podría decirse que es un papel con menos blindaje. Sin embargo, no se conocen otras características o detalles como por ejemplo, si contiene cláusulas de cross default o acceleration cross default. Pensaríamos que en esta oportunidad, la República no tendría incentivos para incluir cláusulas de este tipo.

8. ¿Tiene esta emisión otros efectos en la economía?

Depende. A ciencia cierta todavía no tenemos detalles sobre la liquidez que tendrá este bono en los mercados internacionales, es decir, si se podrá transar en mercados electrónicos como el de New York. Por ahora no ha sido inscrito en los mercados por lo que es considerado un instrumento poco líquido, o en otras palabras menos técnicas, no es fácil de comprar o vender. Tampoco sabemos cuál será la tasa a la cual será vendido a los sectores mencionados, lo que si sabemos en qué tanto la banca pública como el BCV pagaron 10 bolívares por dólares y que al ser vendidos a una tasa mayor se generaría una utilidad cambiaria con implicaciones monetarias que no son el objetivo de este artículo.