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La felicidad en tiempos del cólera; por Oscar Marcano

Uno no deja de preguntarse cómo es el trabajo del viceministro de la Felicidad madurista en un país sin papel tualé, aceite, azúcar ni café

Por Oscar Marcano | 20 de julio, 2014

La felicidad en tiempos del cólera; por Oscar Marcano 640

Cada filósofo definió la felicidad según su sistema de valores. Para unos era autorrealización. Para otros, el bien supremo o la unidad. Hubo alguno que pensó que su consecución estaba más allá de la vida. Mucho se ha especulado sobre esta condición que la mayoría define como un canon de bienestar. Para el presidente Maduro la categoría tiene un gran peso. Basta ver cómo habla de ella, asaltado de lirismo, con la vista extendida en lontananza. Le resulta muy caro el rubro, pues hasta un viceministro para el ramo designó.

Uno no deja de preguntarse cómo es el trabajo del viceministro de la Felicidad madurista en un país sin papel tualé. En el que los ciudadanos no consiguen comida, medicinas, y no pueden salir a la calle sin arriesgarse a ser víctimas del hampa. ¿Cómo será el trabajo del Viceministerio de la Felicidad Seccional Puerto Ayacucho, por ejemplo, donde los pañales se venden al detal, un tambor de gasolina puede llegar a costar 10.000 bolívares y los pobladores, que no caben en sí mismos de tanta dicha y prosperidad, pernoctan hasta tres días a la espera de un operativo de Mercal que les recompense con un augusto kilogramo de pollo? La seccional del venturoso ente en el Táchira debe encontrarse removida luego de que un funcionario de la morgue se viera obligado a pedirles a los deudos que aguardaban los cuerpos de sus fallecidos, que hicieran una “vaca” para comprar una sierra porque la dependencia de lo que algunos todavía llaman Estado carecía de una para efectuar las necropsias.

Felicidad es la que deben sentir los miles de ciudadanos tomados como pendejos al ser citados en edictos públicos a comparecer con las cuatro facturitas del pago de sus almuerzos, hoteles y demás gastos en el exterior, por los 300, 500, 1.000 y hasta 3.000 dólares que un Cadivi rebautizado Cencoex les vendió para sus viajes, mientras ni la Fiscalía, la Asamblea, ni la propia Presidencia de la República revelan por fin los nombres de los propietarios de las empresas de maletín que, en connivencia con altos funcionarios (hombre nuevos de moral revolucionaria a toda prueba), perpetraron el megaguiso en el que se embolsillaron los célebres 20.000 millones de dólares denunciados por Giordani. Vale decir, arrebataron la comida, los hospitales, las escuelas y servicios públicos a los 30 millones de moradores de esta agradecida república bananera en que nos han convertido.

Felicidad es tener la inflación más alta del mundo y comprar -si aparece- la comida 74% más cara. Felicidad son 25.000 homicidios al año. Acabar con el aparato productivo, el empleo y el ahorro. Estatizar empresas para después quebrarlas. Regalar al amo cubano 18.000 millones de dólares sólo en los últimos tres años. Aumentar las tarifas eléctricas para perpetuar los apagones. Que no haya reactivos para exámenes de laboratorio. Importar arroz de Argentina con 80% de sobreprecio, y pare usted de contar.

Los boliburgueses, que saben más que pescado crudo, coinciden con Groucho Marx en que la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna, mientras que el resto, como Sigmund Freud, nos convencemos de que “existen dos maneras de ser feliz en esta vida: una es hacerse el idiota; la otra serlo”.

Oscar Marcano  es un escritor venezolano. Fue galardonado con el Premio Jorge Luis Borges, otorgado en Argentina. Puedes leer más textos de Oscar aquí y seguirlo en twitter en @oscarmarcano

Comentarios (6)

Rafael Vivas
20 de julio, 2014

Es curioso que se haya considerado necesario crear un ministerio de la suprema felicidad en un pais que segun reportan agencias internacionales sus habitantes alcanzan uno de los mas altos indices de felicidad del mundo . La felicidad tiene en Venezuela muchos obstaculos , mas de los que enfrenta cualquier pais latino americano y sin embargo la mayoria de sus habitantes no vacilan en declararse indeciblemente felices !! Una de dos : o los venezolanos tienen una excepcional capacidad para el auto engano o poseen una profunda inclinacion al masoquismo.

Georgette
20 de julio, 2014

Excelente catálogo de nuestra felicidad.

Edgard J. González.-
20 de julio, 2014

Ya que el autor de este magnífico artículo lo cita, contribuyo con otra de Groucho Marx, que pareciera describir la Ética que rige la conducta de todos esos próceres del régimen MILITAR-civil que sistemáticamente destruye al país y nos quiere convertir en sucursal del fracaso castrista. Decía el gran Groucho: “Estos son mis Principios. Si no les gustan, tengo otros” !!. Sobrados en “principios” han de estar los que respaldan al binomio maduro-cabello y sus pésimas ejecutorias.

@manuhel
20 de julio, 2014

Pensar que mucha gente en Venezuela aun se siente feliz por el solo hecho de tener cerveza fría, rumbita los fines de semana y uno que otro viajecito al año a precio de gallina de flaca usando eso que todos conocemos como Cadivi; es para deprimirse.

Un país que debería estar en crisis emocional por todos los problemas que acarrea como sociedad, parece no importarle un cómino esta situación.

Para nosotros los venezolanos, la felicidad es tan vulgar. Así la concibimos desde pequeños, así nos crian.

Donde hay ruido, pachanga, excesos y acción, hay felicidad. Lo demás poco importa.

No puedo negar que en Venezuela hay todavía mucha gente feliz. Lo compruebo cada día en mi barrio. Gente que debería estar abrumada por tantas preocupaciones es simplemente feliz.

Es nuestro peor defecto o quién sabe si quizá es nuestra mejor virtud.

Yo no soy feliz para nada pero eso poco importa. Pertenezco al despreciable porcentaje de rebeldes sin causa que el Gobierno ha sabido satanizar.

javier monzon
21 de julio, 2014

El nombre del Viceministerio de la Felicidad con seguridad fue inspirado en la obra de Orwell “1984”-aunque dudo que Maduro la haya leido-, donde abundan nombres contradictorios, como el “Ministerio del Amor”, que viene siendo en Venezuela, el que dirige Rodriguez Torres; tremendo amor!!!!!

Belkis
22 de julio, 2014

Imposible una mejor descripcion que lo expresado por Marcano, de nuestro elevadisimo estado de bienestar. Rozamos el firmamento de tanta felicidad y gozo.No se puede pedir mas.Y todo, gracias al padrecito supremo y su estelar heredero

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