Fima del Acta de Independencia (1876-1877), por Martin Tovar y Tovar
El 2 de marzo de 1811, hace 205 años, se instaló el primer Parlamento en Venezuela: el Congreso General. Ese Congreso declararía la Independencia de Venezuela el 5 de julio.
No había antecedentes de una institución similar en la Colonia, salvo el Cabildo Municipal. Por primera vez los representantes de la Nación se reunían para tratar los problemas comunes. Los antecedentes de un invento tan importante como éste habrá que encontrarlos en el Congreso Continental que se había reunido en Filadelfia y que declaró la independencia de Estados Unidos en 1776 y en las asambleas revolucionarias que se reunieron en Francia a partir de 1789.
Aquel Parlamento se convocó según lo dispuesto en el Reglamento de Elecciones que dictó el 11 de junio de 1810 la Junta Suprema de Venezuela Conservadora de los derechos de Fernando VII, dando lugar a la tercera Constitución del mundo moderno: luego de la Constitución estadounidense (1787) y la francesa (1791) se firmó la Constitución Federal para los Estados de Venezuela, el 21 de diciembre de 1811. Y en el Capítulo II de esa Constitución se regulaba al Poder Legislativo: en su Artículo 3 señalaba que
“El Congreso general de Venezuela estará dividido en una Cámara de Representantes y un Senado, a cuyos dos Cuerpos se confía todo el Poder legislativo establecido por la presente Constitución”
La Constitución de 1811 dedicaba 68 de sus 228 artículos a regular el Poder Legislativo y reconocía la importancia fundamental a la Ley dictada por el Parlamento, al definirla como:
“la expresión libre de la voluntad general o de la mayoría de los ciudadanos, indicada por el órgano de sus representantes legalmente constituidos. Ella se funda sobre la justicia y la utilidad común, y ha de proteger la libertad pública e individualidad contra toda opresión o violencia”
El origen de nuestra Independencia, entonces, se encuentra en las ideas formuladas por civiles que recogieron los planteamientos de los ideólogos de las revoluciones norteamericana y francesa.
La Independencia, antes que una gesta militar, primero fue una decisión civil.
La importancia del Parlamento para las democracias contemporáneas es un dato evidente: es el lugar de la representación popular, un elemento fundamental para el control de los otros Poderes Públicos y para la protección de los derechos de los ciudadanos.
El Parlamento juega un papel fundamental en el sistema político como sede del pluralismo político.
La propia Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia advirtió en su momento que la Asamblea Nacional es el “órgano que representa la más alta expresión de la democracia en las sociedades modernas”. Lo hizo en la sentencia núemro 1.718, el 20 de agosto del año 2000.
Hoy, a 205 años de la instalación del primer Congreso en Venezuela, la actuación de la Asamblea Nacional está gravemente comprometida. Un día antes del aniversario, paradójicamente, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia redujo el ámbito de actuación de la Asamblea Nacional en el ejercicio de su función contralora.
En el último evento electoral, los ciudadanos venezolanos expresaron su posición al escoger mediante el sufragio una Asamblea Nacional con un signo político distinto al del Poder Ejecutivo. Sentencias de la Sala Constitucional como la dictada sobre el Decreto de Emergencia Económica o la dictada el 1 de marzo de 2016 van en contra de esa voluntad manifiesta de los ciudadanos.
Así es como se cierra todavía más una suerte de cerco levantado por el Tribunal Supremo de Justicia alrededor de la representación popular, con todo lo que ello implica para el control del Poder y la protección de los derechos de los venezolanos.
Nuestra Asamblea Nacional, como aquel Congreso de hace 205 años, debe ser el lugar para el ejercicio del pluralismo en Venezuela.