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Henry Martínez: el hombre que reinventó el merengue, por Rafael “Pollo” Brito

LADO A. En algún momento de nuestra historia, el merengue venezolano, ese merengue rucaniao, estaba mal visto tanto por la “gente decente” y hasta por algunos músicos. Era como decir el reggaetón de hoy. Y eso fue así hasta que llegó Henry Martínez y lo convirtió en la materia prima de su música.

Henry empezó a hacer cosas por su lado, cosas interesantísimas. Pero sectores del mundillo de la música lo rechazaron sin ver a los lados. Le decían que eso era un merengue brasilero, un merengue con bossa nova, porque era mucho más lento. Pero, cosas de la música, se consiguió con Luis Laguna, otro que estaba experimentando melodías y probando con ritmos venezolanos por su lado. Luis era justo el cómplice que Henry necesitaba para reinventar el merengue.

Cuando Henry se incorpora Venezuela 4 y empezaron a hacer su apuesta creativa. Utilizaban una armonía alterada, envenenando los acordes con sextas, séptimas y novenas. Esos no eran los tonos habituales en los que se escuchaba el merengue de las bailantas pero además ellos invertían los bajos con la séptima, la quinta y tercera. Para los lectores que no son músicos, se los pongo así: sonaban bien, muy bien… pero raro. Sabroso, pero distinto.

Hay dos particularidades en esta historia que es bueno tener claras. La primera es que Venezuela Cuatro fue criticada por mucha gente cuando salió, pero lo que le criticaban no estaba muy lejos de lo que querían lograr. Y su apuesta no era ninguna locura: estamos hablando de finales de los años sesenta, cuando la música brasilera estaba subiendo y subiendo, basándose en alterar las estructuras musicales de sus ritmos populares. La segunda particularidad es que el merengue venezolano no es una cosa sencilla y hay mucha gente, incluyendo músicos profesionales, que no logran captarlo como es, con todas sus potencias. Imagínense eso pero con la armonía alterada. Además, el merengue tradicional está en un tempo de 5 por 8, pero el que ellos hacían tenía una melodía sincopada, era más cantado y, por lo y tanto, más difícil. La gente lo escuchaba y, claro, decían: “Bueno, ¿y esto qué es?”.

Pero no hay mejor manera para que la gente se acostumbre a un sonido que poniéndolo a sonar. Empezaron a componer una gran cantidad de temas y, al tiempo, el milagro se había logrado. La gente cantaba los temas de Henry Martínez y Luis Laguna. Consiguieron letras que todavía funcionan hasta para dar serenatas, pero lo bonito y valioso es que también consiguieron su tempo, su armonía, y sus sonidos propios. Puede sonar como algo sencillo, pero gracias a ellos dos el merengue pasó de ser bailado a ser escuchado.

Uno de los temas más conocidos de Henry y Luis es “Criollísima”, y esa canción es prácticamente lo opuesto a lo que acabo de contar. Pero hay que aclarar que esa melodía la hizo en 1968 y no fue sino en 1978, diez años después, cuando Laguna le hizo la letra. Es un tema que tuvo su propia evolución, pero les pongo un ejemplo maravilloso de sus otras canciones: ¿saben cuándo se rompió el paradigma de no utilizar música venezolana como el tema de una telenovela? Cuando usaron “A tu regreso”, una danza zuliana pero bien lentica de Henry Martínez cantada por Cecilia Todd, en Primavera (1988), protagonizada por Gigi Zanchetta y Fernando Carrillo. Incluso, dicho por ella misma, a Cecilia no le gustaba mucho pero las personas le decían “¡Ah, pero si tú eres la que canta la de la novela!”, en vez de reconocerla por todos esos temas de su carrera, empezando por “Pajarillo verde”.

LADO B. Henry Martínez es uno de los compositores más brillantes que hemos tenido y sus temas merecen esa atención. En 2013 celebra 45 años como compositor y eso no es poca cosa. No me atrevo a decir que es uno de los mejores porque, además de que tenemos muchísimos compositores y no quiero poner a nadie en una escalera, Henry está vivito y coleando. Todavía es capaz de superarse a sí mismo. Sigue trabajando, hace temas nuevos, compone con otra gente, canta, da conferencias, es productor. Es importante que la gente conozca muchísimo más de él, porque tiene una obra que es interesante y compleja, pero que además es capaz de conmover y emocionar a cualquiera. Quien oiga sus canciones también oye toda la paciencia que ha tenido tanto con la música como con su oficio como médico. Fue él quien confió en una apuesta creativa y la trabajó pacientemente hasta dar con el sonido que perseguía. ¿Y quién que ame la música no quiere conseguir un sonido propio para compartirlo con los demás?

El sueño de cada músico, de cada cantante, es conocer a un compositor tan renombrado y tan importante como Henry Martínez. Tener una conversación con él y preguntarle si no le queda una cancioncita por ahí guardada. A veces uno tiene la suerte de que ese creador también quiera que uno cante alguna de sus canciones. Un día, en el estudio de Armando Lovera, le dije que quería cantar algún tema suyo dedicado a Maracaibo, pero que fuera entre un tema de amor y una danza zuliana. Él lo hizo en un tres por dos, esas cosas que sólo logran los maestros. No lo he grabado todavía, porque lo estoy estudiando bien, pero grabé este boceto para compartirlo con ustedes aquí en Prodavinci. La cosa va más o menos así: