Perspectivas

En torno a la película ‘Libertador’: Los héroes mueren de pie; por Inés Quintero

Por Inés Quintero | 4 de agosto, 2014

En torno a la película Libertador Los héroes mueren de pie; por Inés Quintero 640

Una versión actualizada del mito Bolívar es la que se ofrece en la película Libertador, estrenada el 24 de julio, día de su nacimiento. El relato tiene un hilo conductor: presentar y reforzar la imagen mítica, idealizada y heroica de su protagonista, Simón Bolívar. Los hechos, las circunstancias, el tratamiento de los personajes, las situaciones históricas son accesorias: se  construyen, se acomodan, se tuercen o se inventan para que se ajusten al propósito de la película y sirvan de entorno y compañía a la actuación del héroe. No importa si tienen fundamento histórico.

Si hay algo prescindible en la construcción del mito es precisamente la Historia y esto se advierte claramente en el guión de Timothy Sexton. La ausencia absoluta de algún tipo de mención referida a la asesoría histórica como recurso de apoyo en la construcción del relato deja ver que la reconstrucción histórica de la vida y actuación de Bolívar no son la preocupación fundamental de la propuesta cinematográfica.

En correspondencia con esta orientación mítica, idealizada, heroica y épica, el discurso es inevitablemente maniqueo. Muestra clara de ello es el tratamiento de los personajes principales: son héroes o villanos. Buenos y malos, no hay medias tintas. Sorprende, no obstante, que los villanos más destacados no sean los españoles, como podría esperarse en un film épico sobre la Guerra de Independencia, sino dos americanos: Francisco de Miranda, caraqueño y Francisco de Paula Santander, neogranadino. Dos figuras que en la más tradicional hagiografía bolivariana, la escrita por Vicente Lecuna, han sido presentados como traidores y enemigos de Simón Bolívar en su lucha constante por alcanzar la independencia y la unidad de todo el continente.

Miranda, en la versión de Libertador, es interpretado como un descreído, como un hombre con fuertes reservas respecto a que se pueda llevar a cabo la independencia, aun cuando por más de tres décadas no hizo otra cosa que pregonar, insistir y promover la ruptura de los lazos que unían a Hispanoamérica con la corona española. Es Bolívar quien, en un fugaz encuentro con Miranda, le dice que se vaya a Venezuela a luchar por la independencia y le hace entrega de los recursos que permitirían financiar la empresa. Un episodio que simple y llanamente no tiene nada que ver con la realidad.

La participación de Miranda en la guerra está igualmente signada por la resolución de justificar y glorificar a Bolìvar. La pérdida de Puerto Cabello termina siendo responsabilidad del Generalísimo, por no enviar los refuerzos que Bolívar solicitara para asegurar su defensa. También es Miranda quien traiciona la república al firmar la capitulación de 1812, cuando todavía era posible seguir combatiendo, de acuerdo con lo que el propio Bolìvar manifiesta al rechazar y condenar la decisión del viejo militar. Todo ello justifica sobradamente que Bolívar haya participado en la entrega de Miranda a las autoridades realistas. No hay discusión posible respecto a quién es el héroe y quién el villano en esta versión de los hechos. Lo relevante, lo fundamental, lo que guía la acción es presentar a Bolívar de forma tal que no queden sombras ni dudas en torno a la validez y contundencia de sus actos.

En el caso de Santander ocurre otro tanto. Las acciones del militar neogranadino, cuando aparece en escena, son para obstaculizar o contradecir la voluntad inquebrantable de Bolívar de llevar adelante sus firmes designios libertarios; así sucede, por ejemplo, cuando Santander se niega a cruzar son sus tropas una imaginaria frontera entre Nueva Granada y Venezuela, simbolizada en un riachuelo inexistente. Bolívar le sale al paso y arenga a los soldados con una capacidad de convencimiento tal que las tropas, inmediatamente, dejan plantado a su superior y se unen al ejército de Bolívar para continuar la marcha. Es Santander un intrigante, un conspirador, un pusilánime, el enemigo número uno de la unidad colombiana y, por supuesto, quien atenta directamente contra la vida del Liberador la noche del 25 de septiembre. El villano sin tregua.

El héroe también tiene su mentor, su guía e inspirador: Simón Rodríguez, el maestro de la infancia, omnipresente en todo tiempo y lugar, en San Mateo, París, Caracas y Bogotá, aun cuando los encuentros entre maestro y discípulo no se ajusten a los itinerarios geográficos de cada cual. Es Rodríguez el revolucionario cabal, responsable directo de conducir a Bolívar por el buen camino, al lado de los oprimidos, en contra de los opresores. Junto a él están los aliados incondicionales y consecuentes seguidores del Libertador: Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta y Daniel Florencio O’Leary, leales sin fisuras. No son visibles las diferencias, los desencuentros, los intereses y desempeños de cada quien, tampoco importan el cuándo, el cómo ni el dónde. Son los buenos de la película y punto.

En el centro de los acontecimientos naturalmente se encuentra El Libertador, el héroe sin tacha. La imagen que se ofrece de Bolívar reúne los referentes más convencionales del culto heroico construidos y difundidos, sin variaciones, desde el siglo XIX, con las invenciones más recientes del bolivarianismo “revolucionario” y los ingredientes de la imaginación tropicalizada del guionista importado. Allí está todo: el artistócrata que abandona posición y fortuna para convertirse en el conductor de la independencia; el amor sublime que lo une a María Teresa; el luchador valiente e indomable frente a la adversidad; el adalid de la unidad, la igualdad y la libertad; el visionario incomprendido por sus contemporáneos y traicionado por la ambición de sus adversarios; el héroe popular que dirige y apoya a los desposeídos; el militar jovial y sencillo, compañero fraterno de indios, negros, pardos y mulatos; el revolucionario sin cortapisas que a caballo, andando o en canoa recorre la selva, la montañas y los ríos de la impresionante geografía americana.

Este relato mítico no puede terminar con un Bolívar tísico, disminuido, deprimido ni derrotado: los héroes mueren de pie. Es el desiderátum de sus realizadores. Por tanto, para darle un final que se corresponda con el hilo conductor que guía la acción, resulta mucho más efectiva y de mayor contundencia la teoría de la conspiración, de la traición, del posible asesinato del protagonista. No tienen la menor relevancia las muchas referencias de distinto tipo que se han escrito sobre la enfermedad y muerte de Bolívar. Tampoco merecen atención ni consideración los resultados de la investigación sobre las causas de su muerte que arrojó el estrambótico y caprichoso proceso de la exhumación de sus restos.

La historia, los datos, la realidad, son accesorios inútiles e irrelevantes para la construcción y fortalecimiento del mito. El culto al héroe se mantiene vivo, intacto, reforzado y actualizado con los controversiales ingredientes que nutren el debate actual respecto a Simón Bolívar y también de manera muy sensible por el uso político de la Historia. Una discusión que, además de insoslayable, pertinente y necesaria, trasciende con creces la  polémica que ha suscitado el relato mítico y complaciente que ofrece Libertador.

***

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Inés Quintero 

Comentarios (38)

Gabriel Castro A.
4 de agosto, 2014

Creo que a estas alturas resulta insólita la producción y realización de un film como ese, tan maniqueo e infantil. En lo personal, me resultan hasta fastidiosos esos héroes perfectos e inmaculados, tan sobrehumanos que deberían permanecer en el Olimpo junto a Zeus y demás deidades. Cualquiera que no lea historia podría que Bolívar fue un sempiterno enamoradizo platónico y no un mujeriego y que jamás traicionó a nadie. Yo te aviso chirulí.

Gabriel Castro A.
4 de agosto, 2014

Cualquiera que no lea historia podría creer que Bolívar fue un sempiterno enamoradizo platónico y no un mujeriego y que jamás traicionó a nadie, quise decir. Yo te aviso chirulí.

Pilin León
4 de agosto, 2014

Ya creo que no la quiero ver… he leido no solo a mi muy respetada historiadora Ines Quintero, apuntar los desaciertos históricos de esta historia. Será que la historia, puesta en su auténtica realidad no “vende”.. porque puede pasar que no todos los grandes tengan una epopeya como la de Bolívar y entonces haya que fabricársela para bien de la “taquilla”… Pero ¡Bolívar?

eduardo gómez
4 de agosto, 2014

Bolívar es después de todo de PLASTILINA !

monte
4 de agosto, 2014

…Y vale la pena comentar? aún más: ¿Vale la pena invertir un par de horas en la oscuridad para verla?

Glenda Reyes B.
4 de agosto, 2014

Yo fui a ver la película el veinticuatro de julio,día del estreno y lo que expresé ese día en un tuit, aún lo sostengo…Es”Impactante, grandiosa, espectacular”. Claro, ciertamente, es un relato mítico y como tal carente de todo fundamento histórico. De eso no hay duda. Pero en mi opinión, bien vale la pena verla y admirarla como lo que es. Una interpretación subjetiva, una hermosa y sublime creación artística, inspirada en la figura de nuestro Libertador.

Julio
4 de agosto, 2014

Este artículo deja un mensaje: el que quiera aprender de verdad sobre la vida de Bolívar, que lea un libro.

Alberto
4 de agosto, 2014

Gracias Ines por tu delicado tratamiento crítico sobre esta película de Arvelo.

Creo que fuiste demasiado decente al respecto…

Mi opinión:

Se perdieron esa cosecha y esos reales.

jason criollo
4 de agosto, 2014

Por la descripción que hace la dra. I.Q., que por lo demás contradice la favorable y elogiosa opinión de la investigadora de la ANdlH, Consuelo Andara, de la reciente “producción” biográfico-fílmica de Simón Bolívar, me parece que es más bien un retrato, por interpuesta persona, de nuestro inmortal, ergo eterno, comandante, corazón de Venezuela, león de Payara/Sabaneta, y líder de las naciones que derrotarán al imperio y el Capitalismo. Los otros personajes que aparecen en el “cuento de hadas” facilmente se pueden identificar con los que LO traicionaron, aunque su grandeza imperecedera es tal que los venció a todos, toítos, y murió, como bien dice el encabezado como un héroe, “de pie”. Y tengo la ligera sospecha que los “autores”, todos indiógenos, se hayan inspirado en esa “obra magna” de la sra. Leni Riefenthal, “El Triunfo de la Voluntad”, (elogio de la locura nazi)que fabricó con todo el apoyo del infame dr. Goebels y sus cómplices nacional…”socialistas”(XX) .

Alvaro Guerra
4 de agosto, 2014

Oh por supuesto que es una idealización heroica y épica de Bolívar . Es una producción cinematográfica. Es una película de ficción, no es un documental. Mi opinión es que deberíamos intentar también tomar en cuenta la parte artística que es lo principal en esta creación. Ciertamente no estoy de acuerdo con que se ignorara la minuciosidad histórica, creo que hubiera sido mucho más sorprendente si se hubieran consultado a fondo estudios verídicos sobre el Libertador. Pero mi opinión final es que no se debería dejar de ver esta película, por lo menos apreciarla de forma artística y dejar que entretenga. Más allá del contexto político y social que estemos viviendo en nuestro país, considero que si vale la pena ver Libertador.

Rodrigo J. Mendoza T.
4 de agosto, 2014

No hay nada más ajeno a la historia que la hagiografía, distorsión interesada que impide la madurez de la sociedad y convierte al héroe en parte de un culto manipulado por intereses sectarios e ideológicos.

Convertir a Miranda en traidor y a Piar en conspirador es tergiversar la historia, vaciar a Bolívar de su condición humana y al proceso de independencia de su complejidad trágica. Es un doble crimen: contra el esfuerzo siempre insuficiente de conocer la verdad y contra la posibilidad de aprender de la historia.

Angel García Buttó
4 de agosto, 2014

Es terrible hacer ficción con personajes históricos… Acciones de ese tipo solo buscan engañar a los incautos.

Miguel Acosta
5 de agosto, 2014

No iré a verla porque no estoy dispuesto a que, una vez más, jueguen con nuestros sentimientos… Siempre he pensado que el dinero que se utiliza en una película es desperdiciado cuando no es objetiva. El drama de la vida radica en la verdad y tanto Shakespeare y Cervantes son un excelente ejemplo. De nuevo, el arte venezolano sucumbe ante la espectacularidad.

Carlos Perez
5 de agosto, 2014

Yo sólo digo lo siguiente: “Libertador” es cine, entretenimiento, no una clase de historia. Debatir sobre su veracidad histórica es absurdo, sobre todo porque la película no está planteada como un documental. Quien pueda, vaya a verla porque disfrutará de un BUEN ESPECTÁCULO, UN SHOW FÍLMICO. A mí la idea del mito ni me va ni me viene. No cambio mi posición sobre ese personaje por lo que vi en la pantalla. Yo fui a ver un espectáculo que resultó maravillosamente bien hecho, como producción. El resto (incluyendo el debate sobre su rigurosidad) es accesorio.

Ines Quintero
5 de agosto, 2014

El tema es polémico, sin duda. Lo más importante es poder manifestar los distintos pareceres y mantener vivo el interés por una historia crítica y plural. De eso se trata.

@manuhel
5 de agosto, 2014

Al menos la mayoría tiene claro que es 100% ficción, más allá del nombre de la pélícula y de los personajes que hacen vida en ella.

Eso es lo más importante de todo.

Hasta el chamo que vende las películas quemadita en la esquina nos dijo cuándo se la pedimos: “sepan que esta película no trata de la vida de Bolívar sino de un superheroe de ficción”.

Fernando Rodríguez
5 de agosto, 2014

La pelicula no la he visto, sin embargo mucha gente se deja llevar por la opinion de otros, de mi parte voy a verla para poder opinar de la misma, ya que cada quien tiene su propia realidad de las cosas. A todas estas debemos ver solo la trama, ya que cuando van a ver una pelicula de los Heroe( de otros Paises la alaban sin conocer la historia de esos paises, entonces hablan sobre los buenos efectos, la espectacular musica etc. la historia siempre va a tener diferentes puntos de vistas por ejemplo en la pelicula sobre Alzando la bandera en Iwo Jima existen dos versiones y es valedero ya que como comente cada quien tiene su propia realidad, para opinar con propiedad hay que verla. Y para concluir tenemos que entender que todos los heroes de todas las naciones fueron humanos y por ende tiene virtudes y defectos y el que no los tenga que tire la primera piedra.

araceli gil
5 de agosto, 2014

No voy al cine para ver la verdad histórica. He leido muchas biografias sobre Simón Bolívar. Hay verdades y deturpaciones sobre su esfuerzo para dar libertad a la América independizandose de la conquista española. Todo el cine es una empresa que busca recuperar su inversión por ello lo más importante es su realización creativa, la verosimilitud con la vida, el esfuerzo de los actores para considerarlos buenos o malos, su valor artístico y sobre todo el impacto en el público que desea pasar un rato lejos de los problemas que se dán en ete momento en el mundo. La voy a ver

Petrusco
5 de agosto, 2014

Sin duda la historia del Bolívar REAL con sus debilidades y virtudes y de todo su entorno histórico, es superior a cualquier ficción que sobre ella se quiera hacer.

Con este artículo y varios otros comentarios que he recibido sobre esta película, dudo mucho que vaya a verla. El esfuerzo cinematográfico sobre un personaje como El Libertador, no debería orientarse a estilizar a su protagonistas y a sus co-protagonistas, al contrario, cuánto más humanos se nos muestran, más grande y gloriosa resulta la gesta de los libertadores, con todo y sus éxitos y fracasos, sus convicciones y contradicciones.

En este caso entonces resulta muy superior la película “Bolívar, el hombre de las dificultades” de Luis Alberto Lamata, que esta versión de Alberto Arvelo.

Algún día la veré por mera curiosidad.

Francisco Alcala
5 de agosto, 2014

El problema amigos todos, es que 1) La mayoría es incapaz de diferenciar la historia de la ficción, más aun en un país donde muy pocos se dan a la tarea de leer para educarse seriamente sobre la Historia. 2) El no distinguir ficción de la historia alimenta un Mito que convierte al “Héroe” en un fetiche ideológico de plastilina 3) Un fetiche que alimenta un discurso maniqueo que sirve a cualquier propósito.

Violeta Morales L
5 de agosto, 2014

Simón Bolívar es una estatua. Nada más. Es la visión que nos han repetido, puro caletre; a excepción del Bolívar humano que nos dan a conocer en

Gabriel Pirela
5 de agosto, 2014

Ok, apartando la veracidad histórica y asumiendo se trata de cine. Pregunto: por lo menos es entretenida?

Eddy Leon
5 de agosto, 2014

Una simple frase: el cine es, será y siempre ha sido evasión.Otra cosa, casi la mitad de una película se está en la oscuridad, por los cortes y las disolvencias. Y finalmente, el buen espectador no se deja dominar por la pantalla, todo lo contrario. Si es una buena película se dice y si es mala también.El cine se valora por actuaciones, vestuario, fotografía, efectos especiales, argumentos, y al final si deja algo, si entretiene, si no se pierde el tiempo. Siempre regresaremos a la definición inicial: eso es solo evasión.

Rafael Alvarez
6 de agosto, 2014

Es que además de falsa, cualidad que describe este artículo, la película es mala y no levanta pasiones, por sonsa, aburrida, superficial. Y lo que a la gente no le gusta admitir: Ramírez es un pésimo actor, tanto en esta como en cualquier película da pena actuando. Y alguien debió decirle que estaba interpretando a Simón Bolívar, no a un inverbe hijito de papá, que es lo que transmite su papel. La escena del “cruce” del río (como en general todas las escenas “cumbres” de la película) es patética. Parece que todos estaban apurados en sacar la película rápido y no importaba que hubiera esmero en filmarla.

Paz Salas
6 de agosto, 2014

Definitivamente la película sólo resulta una forma de disfrutar un espectáculo artístico, le doy créditos a la producción, la fotografía y a la música, con la especial referencia de un actor protagonista que ha crecido y se hace merecedor de reconocimiento, pero de allí a dar crédito a la secuencia biográfica y acontecer histórico que refleja el film en un contexto real de los hechos, no se ajusta y por ende se distorsiona. Hubiese sido prudente que la película enunciara al inicio que la trama del guión no se corresponde fielmente al acontecer histórico y que el espectador aclare sus dudas, si así lo crea necesario, con un buen libro sobre la vida de Bolivar.

Maire
6 de agosto, 2014

El Art habla sin duda de lo que pasa con este personaje, con el Napoleon de las Americas y lo complicado de pintarlo en 35mm. Nunca en ninguna película hablarían por ej de que tambien era Enano cosa que me puso muy triste saber por cierto. Pero con lo que respeto a Ines a quien conocí en la FILUC, creo que el aplauso no se le pueden negar a la película sobre todo por la enorme producción que a todas luces es. Yo en mi bachillerato estuve en la sociedad bolivariana tenia mi propio libro de pensamientos bolivarianos para usarlo ahí y se por ello que cada quien tiene el Bolivar que su educación ya sea buscada o adquirida meramente le da.

Andrea
6 de agosto, 2014

Lo más doloroso es que en esta propaganda bolivariana se gastaron 50 millones de dólares, mientras en el país no hay alimentos, ni medicinas, ni infraestructura, ni absolutamente nada.

Zoila Sánchez
6 de agosto, 2014

Ah, el divino Bolívar… Da para todo, ese muchacho. Esperemos su versión Marvel.

Isabella
6 de agosto, 2014

Lo que pasa es que a uno no le gusta que tergiversen si no le conviene. Como es chavista la vaina entonces es una cagada. Si estuviera Capriles en el poder y hacen una película de betancourt tipo churchill como un Vergatario los mismo que tan criticando la vaina chavista no dirán mucho. Por eso es que dicen que la historia la escriben quien la gana. Hay que ver la película y hay que leer a Ines a Pino Irurrieta a Lievano Aguirre, y ver que opinan otros cineastas pa saber en que se pelaron y saber más de historia en general para que no lo embauque ni el chavismo hoy ni la MUD mañana. Yo la historia me la sé pero no dejo de reconocer que ha sido la mejor película venezolana que he visto

Rafael Zabala
8 de agosto, 2014

El Libertador (Simón Bolívar)tenía una estatura de 1 metro y 68 cm. y Libertador (Edgar Ramírez)tiene una estatura de 1 metro y 78 cm. o sea, una diferencia de 10 centímetros. Una de las particularidades mas resaltantes de El Libertador (Simón Bolívar) era justamente el contraste entre su pequeña contextura y lo inmenso de su genio. ¿Será que el realizador olvidó ese detalle?

Francisco Alcala
8 de agosto, 2014

Invito a ver esta entrevista a Jose Ignacio Cabrujas y los mitos sobre Bolívar, Gomez y Perez Jimenez. No aprendemos y ahora se crea el Mito de Chavez.

http://lavenezuelainmortal.com.ve/jose-ignacio-cabrujas-y-los-mitos-sobre-gomez-bolivar-y-perez-jimenez-video/

jose m fernandez
9 de agosto, 2014

Da lástima leer los comentarios de supuestos “Venezolanos” que denigran de los constructores de la Venezuela en que vivimos, solo porque los identifican políticamente. A pesar de no simpatizar ni con el gobierno, ni con los políticos de oposición, no pierdo la perspectiva. Es como si los demócratas hablaran bien de George Whasington y los Republicanos entonces lo denigraran. Eso no pasa en ningún País del mundo,con sentido de pertenencia, por muchas diferencias políticas, lo que tenga que ver con lo Nacional, su Historia, el beneficio de la Nación y el Patriotismo, no debe ser negociable. La madurez política, es conocer las fronteras de la politiqueria y no pasarlas, solo así los ciudadanos crecerán y Venezuela logrará salir del hueco en que está desde hace 50 años…

Bebistar
11 de agosto, 2014

Estaba casi segura que me dejaría encantada la peli y me desencantó. Aun no entiendo la vuelta tan extraña a la historia, sera verdad que no es comercial, la historia real con todos sus claroscuros. No hay suficientes actores venezolanos para interpretar a Francisco de Miranda? tenia que ser Manuel Porto un actor cubano! Miranda, que lo hacen ver en esta “Versión Libre” como malo malisimo, tan o mas que el final abierto! Como murió? le dieron un balazo, envenenado o por la enfermedad que padecía? me quedo con la versión y con la imagen real de la mascara funeraria que le hicieron, donde se veía el desmejoro por la enfermedad, si me fijo en la apariencia de Edgar en la escena final, perece que va al Casting de los “Mercenarios 4” No la recomiendo

Yazmin
4 de septiembre, 2014

“El relato tiene un hilo conductor: presentar y reforzar la imagen mítica, idealizada y heroica de su protagonista, Simón Bolívar”, tu misma lo dices Inés. Es sólo una película, debe ser valorada como tal y no tiene nada de malo haber tenido un héroe como él. creo que si se debe promocionar esta película y cualquier otra que hable sobre Bolívar y todos nuestros próceres

gerald
8 de diciembre, 2014

sin duda

Dario Acosta
1 de mayo, 2016

Hola!

Hoy por fin vi la película ¨LIBERTADOR¨ hermosa producción, inspiradora, motivante y emocionante pero debo decir también que el final arruinó totalmente las emociones que sentí a lo largo de toda la película. Ese final tan falso y alejado de la realidad con Bolívar muriendo muerto a balazos, para mi no tiene sentido; los mitos de los verdaderos héroes no se construyen torciendo severamente la historia; Alejandro Magno murió postrado en su lecho de muerte y eso no le quita para nada su grandeza o su vida mítica, al ¨LIBERTADOR TAMPOCO¨, que pesar porque con ese final tan ficticio e innecesario dañaron lo que pudo ser una gran película.

Eduardo
6 de diciembre, 2016

Se que he llegado tarde a la discusión de este tema pero casi siempre los historiadores se indignan cuando un personaje de la historia o un hecho histórico es llevado al cine la acusación es siempre la misma no es una historia correcta le faltan datos. Debemos decir primero que la película debe ser entretenida para ser comercial, y veamos que no siempre es fácil construir una película sobre un tema dela historia cargado de absoluto rigor histórico existen caso pero pocos realmente.

Eduardo
6 de diciembre, 2016

Por otro lado el haber hecho esta película tiene su merito en otros tiempos los historiadores se oponían que la vida de Bolivar fuera hecha película según ellos Bolivar era demasiado único como para ser interpretado por un actor y el gobierno de turno se oponía a tales proyectos.

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