Blog de Luis Vicente León

El secuestro de Lucía; por Luis Vicente León

Por Luis Vicente León | 24 de septiembre, 2017
lucia

Fotografía de Leo Álvarez

Lucía había vivido una vida buena. No perfecta. Eso no existe. Había tenido problemas, crisis, enfermedades, maltratos, como todos. Pero el balance era positivo. Tenía un buen nivel de vida, una casa bonita, una familia relativamente unida, más plata que sus primas, una fuente de ingresos que parecía garantizar su futuro y algo fundamental que sólo apreció cuando perdió: libertad.

Pero Lucía era inmadura y susceptible a los cantos de sirena.

Él, como el Tartufo, sabía a lo que había venido. Se vendió como el cambio, el amigo sincero, el castigador de los malos, la compañía de los necesitados. Él venía a enamorarla…y lo logró. Y poco a poco, fue avanzando hasta el clímax de la confianza y entonces todo cambió. Ya no le daba, le quitaba. La irrespetaba y disponía de sus cosas,  controlaba sus decisiones, la amenazaba y castigaba si se negaba. Le acusaba de traidora si disentía. No tenía límites. Lucía estaba secuestrada y ahora lo entendía, lo rechazaba y quería liberarse. Lo intentó. Primero exigiendo sus derechos…y falló. Después conversando y argumentando…y también falló. Después lo amenazó con la policía…y él se rió. Intentó por la fuerza, pero ella era más débil.Trató varias veces escaparse, pero él controlaba las salidas. Y finalmente pidió ayuda a  los vecinos y luego de mucho gritar, la oyeron. La mayoría se horrorizó de lo que le estaba pasando, pero las casas de atrás, que lo sabían desde siempre, ellos no.

Una vez descubierto, él ya no tenía nada que aparentar. Su posición interna y externa se endureció y se mostró como lo que es. Le conviene más. Los vecinos se dividieron automáticamente en cuatro grupos.

Uno dice que hay que cercar la casa, cortarle los recursos, el agua y la luz y eso hará que se rinda y se vaya. Lo  intentaron y por supuesto que en la casa se complicó más la vida tanto para él, como para Lucía. Pero Lucía la pasa peor que él, pues el controla la alacena y de las casas de atrás le dan recursos, agua y luz a cambio de la posibilidad de usar barato el jardín. ¿Va él a ceder en función de esta presión?

El segundo grupo cree que hay que rescatar a Lucía por la fuerza. Entrar a la casa, sacarlo a patadas y destruirlo a él. Pero esa propuesta divide aún más a los vecinos. Algunos creen que arriesga la vida de Lucía, cuesta fortunas y amenaza la imagen de los propulsores, incluso dentro de su vecindario.  La realidad y la historia dicen que esa operación es remota. Muy remota.

El tercer grupo cree que no hay que hacer nada. Que por encima de todo está la privacidad dentro de esa casa y que ellos no deben intervenir. Tiene una interpretación errada, pues si bien la privacidad es un valor relevante, se termina el derecho cuando dentro de esa casa ocurren violaciones de derechos. La pasividad podría convertirse en complicidad.

Finalmente, el último grupo. Contra la opinión de los otros tres, este quiere negociar con él. Sabe que será duro y peligroso. Que él intentará manipularlos y burlarse de ellos. Lo ha hecho muchas veces en el pasado. Que no se puede confiar en él. Entiende que para ser exitosos en esa negociación todos los vecinos deben participar y hacer lo que están haciendo, incluso con sus propuestas y posiciones diversas, deben presionar y elevar el costo de no hacer nada. Que sienta la presión y el peligro y con eso la necesidad de negociar. Pero para rescatar a Lucía, este grupo rescatista sabe que debe cumplir dos condiciones claves: 1) pagarle un rescate a él y 2) garantizarle inmunidad, pues ni el más tonto aceptaría un rescate que luego no podría usar. Este grupo necesita estar dispuesto a tragarse un sapo para rescatar al rehén.

No me pude decidir con cual frase culminar: ¡Pobre Lucía! o ¡Usted dirá!

Luis Vicente León 

Comentarios (28)

Maria zambrano
24 de septiembre, 2017

Un cuento de terror sacado de la vida misma, y nos permite entender como en primaria …gracias Juan…..

José Alberto Gómez Ocanto
24 de septiembre, 2017

En un secuestro la negociación no debe durar mucho, y de no resultar hay que entrar a la fuerza y liberar al rehén porque su vida está en juego.

maria
24 de septiembre, 2017

Se entiende perfecto el simil. Si quieres mii opinion, Ideal seria que entrara un comando de vecinos y sacara al abusador empiyamao como hicieron ya en otro vecindario, lo montaran en un avion y se lo llevaran bien lejos. Pero ya sabemos que eso es pedir demasiado. Mas engorroso en tiempo y favorecedor para el abusador es que se sienten a hablar con el, le den algunos beneficios, le digan que lo van a perdonar, y de paso le dejen salir con algun dinerillo para sus gastos. Definitivamente el abusador siempre gana… y mientras se negocia y se ponen de acuerdo, no se esta pensando en que la pobre Lucia no aguanta mas, y cuando vengan a ver, la van a conseguir muerta. Tu diras….

Isaias Rojas
24 de septiembre, 2017

Indudablemente el caso que está pasando Lucía es muy grave y como tal la decisión tiene que ser de alta factura. Para ir directo al punto yo considero que la posición del segundo grupo de vecinos es la más acertada a sabiendas que se debe correr un alto precio, pero una vez que se ha dejado que el opresor tome una fuerte posición en la vida de Lucia igualmente ya a este nivel rescatarla exige fuertes medidas en el entendido que Lucia sabe las consecuencias. Es como una gangrena, en el que la solución es cortar parte del miembro. Cuando un cuerpo ha dejado, por descuido u otra circunstancia, el avance de una lesión y se convierte en gangrenado de una zona hay que tomar una dura decisión en la que para salvarla hay que cortar una parte y continuar con la recuperación de lo que se logre salvar. Se puede ver como muy dura la situación pero en este caso es la única solución viable. Como bien lo expreso el escritor el manganzón no quiere y no va a salir de la vivienda porque se siente acorralado y necesita de la vivienda de Lucía, porque en ella se siente fortalecido y seguro y los vecinos no pueden garantizarle las mismas comodidades y seguridad en otro lado distinto. Mediante conversaciones, cercos de la vivienda y dejar que todo fluya por sí mismo estaremos creando un sufrimiento mucho mayor en aumento incierto e inimaginable en un futuro para para Lucia. Sera hacerse cómplice por parte de los vecinos del futuro desastroso que le depara la vida de Lucia y en alguna medida de posibles secuelas y consecuencias del hogar de cada uno de los vecinos. Es así como yo veo la salida dura y difícil pero con futuro promisor para la vida de Lucia. A grandes males, grandes sacrificios y toma de decisiones. . .

Rosalba Gonzalez
24 de septiembre, 2017

Luis Vicente , que buena manera de presentarnos la situacion de Venezuela. Casi lloro de saber cuan complicada se ha tornado la vida de nuestro pais. Ojala y el ultimo grupo como el de tu narracion venza sobre el cruel secuestrador .Gracias por tu relato, espero muchos lo lean y reflexionen sobre la situacion

Ana Rubio
24 de septiembre, 2017

¡ POBRE VENEZUELA !

Nelly Sofia Berbesì
24 de septiembre, 2017

Porque no ponerle el título real? Secuestrada Venezuela…

Alejandro Castillo
24 de septiembre, 2017

Creo que el sapo es muy grande y tóxico para para tragárselo. Al hacerlo es casi seguro que intoxicados por la ingesta del sapo vengan otros y hagan lo mismo. Creo que lo más sano aunque doloroso es entrar en la casa y liberar a Lucia.

César Borges
24 de septiembre, 2017

Este Relato es la síntesis triste y cruda de nuestra realidad… Sólo queda decirles: Con irte aunque impunes pero, sólo VÁYANSE…

rafael diaz
24 de septiembre, 2017

De todo ese grupo para salvar a “Lucia” el más inquietante y peligroso es, el no hacer nada para salir de ese atolladero infernal. Dialogo presión de calle presión internacional. Unidad y organización de toda la sociedad civil. Y a votar y a ganar que ese será el prisión del fin de esta horrorosa pesadilla el cual nos encontramos la mayoría del pueblo venezolano.

miguel
24 de septiembre, 2017

La verdad, el hombre no es invendible. El hombre siempre tiene algo que lo haga caer…desdues de muchass mentiras se puede creer una, de los rescatista…y adiós a ese hombre.. La razón: a el hombre le gusta que lo halaben, hay que hacerlo y luego de tenerlo cerca como hace un encantador de serpientes. Se toma por el cuello y ya Listo..se toma y coloca en la canasta, la más oscura, por cierto. Y luego colocar una advertencia en tapa de la cesta. Peligro si la abres serás puesto también en ese oscuridad.

Cecilia
24 de septiembre, 2017

Y no existe la posibilidad de que se llame a la policia y que el Secuestrador sea llevado ante la justicia y pague por sus delitos?

Brother Full
24 de septiembre, 2017

Don Luis Vicente, muy ingenioso,

Le devuelvo su adivinanza, con otra muy popular: “Un campesino tiene un tigre un burro y una bolsa de paja, y tiene que pasar un rio en una barca donde solo pueden vaiar el y una de sus pertenencias. ¿Como puede pasar el rio sabiendo que en ningun momento puede dejar solos ni al tigre con el burro, porque se lo come el tigre, ni al burro con la bolsa, porque el burro se come la paja?” Santa Lucia ¡Usted dirá!

Manuel Enrique Rizo Ceballos
25 de septiembre, 2017

Este relato de lucia es cierto y el mas real y semejante que se pueda tener con la realidad, y el ultimo escenario es el que busca el secuestrador porque sabe que es el que le conviene después de maltratar a lucia pero no debería ser así, porque la justicia de los derechos humanos debe prevalecer por encima de cualquier acuerdo político personal.

Obed Muñoz
25 de septiembre, 2017

Pues negociemos; cuanto quiere y paguemos, ese debería ser la frase para comenzar. Dejemos que salga. Mas temprano que tarde cae.

Edgardo Rincon
25 de septiembre, 2017

Hay ciertos paralelos entre la historia y la realidad pero la mejor estrategia seria que los grupos que realmente quieren que se libere a Lucia deben mantener la opción elegida ya que cada uno de ellos tiene un valor añadido, excepto los que claman por la no intervención ya que ellos están a favor del secuestrador. El pagar el rescate y garantizar la inmunidad es difícil de tragar ya que el sufrimiento tiene muchos anos, habría que tratar de minimizar las exigencias del secuestrador tal como aparecen en las películas de negociación con rehenes.

Bastante bueno el simil y creo que comunicándolo ampliamente surgirían otras alternativas que sean optimas.

maria nuñez.
25 de septiembre, 2017

La parábola con nuestra patria, es lo que pienso sobre su escrito, estamos, hundiéndose, esperando que nos vengan a descartar, pero debemos despertar y reaccionar como decía el papa Juan Pablo Segundo.

Irma Sánchez de Díaz
25 de septiembre, 2017

Luis Vicente, excelente comparación, pero yo me adhiero al último grupo, pero eso si, que más temprano que tarde pague, ese secuestrador no puede quedar impune, porque la secuestrada pasó por mucho sufrimiento, y el querer manejarte la vida a su antojo, no se perdona nunca. Es todo

Migda Elizabeth Soto
25 de septiembre, 2017

Operación Rambo y listo. El verdugo es un criminal y como tal debe ser tratado.

venecolombo
25 de septiembre, 2017

Entrar por la fuerza encerrar al secuestrador de por vida y ayudar a organizar la vida de Lucia. Prohibir de por vida la doctrina satánica del secuestador.

Vickyflor
26 de septiembre, 2017

Lucía está presa, ha perdido o no se le ve la belleza, la alegria yel porvenir al que estábamos acostumbrados. Sin embargo, estoy segura que conserva un tesoro en su noble corazón, capaz de volver a renacer si todos los vecinos se unen en ese pensamiento de amor que le permitió mantenerse ante ellos.Deseo unirme a la vecindad amorosa, que fortalezca un efecto dominó hacia el rescate de la alegria, la armonia, la solidaridad y será tal, que el verdugo quedará solo y rendido, sin aliados que puedan sumar a su intención.

Ligia González Raga
26 de septiembre, 2017

El problema radica en que la libertad de Lucía siempre ha dependido de un Mesías; mientras, ella solo espera.

AlexM
27 de septiembre, 2017

Los vecinos tienen un conflicto que les impide tomar una decision para terminar la cruel captividad de Lucia: mejor acceptar el alto costo, riesgo y peligro de la propuesta del segundo grupo y tratar al secuestrador como el criminbal que es y acabar definitivamente con el, o tragarse el sapo de ofrecerle un salvo conducto al secuestrador para solucionar la crisis sin mas violencia? Este es el verdadero dilema. Obviamente ya sabemos cual de las dos soluciones prefiere el secuestrador, se saldra’ una vez mas con las suyas?

Joeif Duroim
27 de septiembre, 2017

A ver: no hay soluciones rápidas. Ya vamos en 2 décadas “Salvando a Lucía” Me debato entre grupo 2 y grupo 4. Y se me ocurre crear un grupo 5: donde combinemos ambas técnicas: negociamos pagar rescate y hacemos creer que garantizamos inmunidad, luego, la vida no es perfecta y asesinos a sueldo siempre necesitan un trabajo, alguno se conseguirá para eliminarlo a él. Y por cierto apreciado LVL: no sé cómo se le ocurrió agarrar el nombre de mi nieta para el cuento!

angel
27 de septiembre, 2017

?como se actuaria en la realidad? se cercaria y luego se entraria por la fuerza. si se negocia se sentaria un mal precedente y otros harian lo mismo. siempre se corren riesgos y por lo tanto pueden haber daños colaterales, pero hay veces que se deben asumir. ahora, hay varias formas de entrar por la fuerza, no se puede entrar con los militares echando tiros. si le cortas la luz, el agua, le echas gas, la cosa es otro. Rusia se defendio de la invacion de Napoleon usando una fuerza, no la fuerza.

Yalexie Longart
29 de septiembre, 2017

Una mujer será maltratada hasta que Ella lo permita.

Jenny
1 de octubre, 2017

En los casos de violencia contra la mujer no existe mediación ni negociación, porque se sabe que la mujer manipulada y dependiente por largos años de sujeción, cae en el ciclo de la violencia, en tal sentido ante la comprobación del delito se establecen medidas inmediatas de protección que incluyen la inmediata separación del agresor para evitar nuevos hechos, paralelamente hay que fortalecer el apoyo de los vecinos más cercanos y más lejanos para que comprendan las lógicas que subyacen al ciclo violencia y los peligros de la complicidad con el perpetrador que incluye la reproducción del ciclo de agresiones con nuevas formas de hacer daño. Lo primero es hacer visible todas las formas de violencia y violación de los derechos de Lucía, pues el ocultamiento y el silencio de lo que ocurre a puertas cerradas la ponen cada vez más en peligro de feminicidio.

Roberto Gutierrez
3 de octubre, 2017

Cuando los vecinos son ciegos no vale SANTA LUCIA…!!! y si LUCIA sufre el sindrome de Estocolmo peor aun. Pero excelente la similitud DON LUIS..!!

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