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Despachos desde el sur de Israel (3): Cese al fuego; por Liliana Lara

Aunque en la televisión acaban de anunciar que Israel ha firmado un acuerdo de cese al fuego con el Hamas, se siguen escuchando algunas explosiones a lo lejos en esta noche fría, mientras escribo. Estarán quemando sus últimos cartuchos – me digo y realmente no me interesa saber quién lo hace. Estoy segura de que todo cohete, misil o bala es una equivocación y que está errado quien lo dispara.

Hoy en la mañana me di cuenta de que nos quedamos sin gas. No estamos conectados al gas directo y usamos bombonas que debemos cambiar con cierta frecuencia, pero con todos los últimos acontecimientos nos olvidamos del asunto. Llamé enseguida a la compañía para hacer el pedido y una voz me anunció que todos los depósitos de gas de la zona han sido evacuados debido a la guerra. También dijo que nos traerían una bombona desde el norte del país y que llegaría el próximo lunes. Que sean dos, le dije y calenté el desayuno en el microondas.

Hoy en la mañana salimos nuevamente de nuestro encierro. Otro viaje organizado por el ayuntamiento para alejar a niños y madres de la zona afectada por los cohetes disparados desde Gaza. Esta vez a un zoológico. Hoy entendí que los autobuses no van completamente llenos no porque la gente no quiera salir de sus casas por la situación, sino porque hay una orden del ejército que prohíbe las grandes aglomeraciones de personas durante situaciones bélicas. La cantidad de gente suficiente para un autobús, fue repartida en dos. En cada uno había un soldado vestido de civil, con una pistola semiescondida entre la pretina del pantalón y el ruedo de la camisa.

Pero la muchedumbre nos esperaba en un zoológico en las afueras de Jerusalén. Madres, niños y también algunos padres, bajaban de otros autobuses y se apelotonaban en la entrada del parque. Ya esto comienza a parecer una guerra – dijo una madre, un poco en broma. A mí se me vino a la cabeza la imagen de un campo de concentración. Al cruzar la entrada, la amplitud del zoológico logró dispersar a la gente, entonces todo volvió a parecer un paseo normal en un día cualquiera.

Creo que estábamos mirando leones cuando alguien me contó del atentado que acababa de ocurrir en un autobús de Tel – Aviv. Tal vez por eso me cuesta creer ahora lo que cuentan los comentaristas en la televisión sobre el acuerdo de cese al fuego. Un acuerdo quebradizo, dice un periodista viejo. Una periodista joven entrevista a Sufian Abu Zeida, un líder palestino del Fatah. El periodista le comenta que la solución de “los dos estados” tal vez se refiera a Hamastán y Fatahland. Un juego de palabras que alude a la división interna palestina.

A pesar del cese al fuego, las indicaciones del ejército siguen siendo las mismas: permanecer a 15 segundos de un lugar protegido; las clases continúan suspendidas; las conglomeraciones de personas siguen estando prohibidas; los centros comerciales permanecerán cerrados y sólo deben asistir al trabajo aquellas personas que trabajen en sectores que no deben detenerse bajo ningún concepto como fábricas de comida o medicamentos. También siguen trabajando los hospitales y centros de primeros auxilios de la zona.

Ojalá esté equivocada, pero el único cese al fuego que me parece real en este momento es el de las hornillas de la cocina, sin gas hasta el próximo lunes.

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