Esto no es aquí

“Del boxeo” de Joyce Carol Oates, por Alberto Sáez

Por Alberto Sáez | 4 de octubre, 2013

“El boxeo es un deporte al que aspiran todos lo demás deportes”
George Foreman

Es fascinante que uno de los mejores libros de ensayo que se hayan hecho sobre el boxeo haya sido escrito por una mujer. Joyce Carol Oates, autora del libro Del boxeo (On Boxing, 1987. Traducido por José Arconada para Tusquets en 1990 y publicado por Punto de Lectura en 2012), nos presenta un grupo de textos que reflexionan sobre este oficio desde la óptica de la literatura, el cine y la sociología, con un tono íntimo que expresa un profundo conocimiento por un deporte tan antiguo. En él encontramos no sólo su historia, sino la historia de aquellos que han sido sus espectadores, desde una silla o una pantalla: nos encontramos con la demostración de que el boxeo es otro mundo, un universo autosuficiente y con sus propias reglas. La vida de un hombre medida en rounds, así como nosotros nos medimos el tiempo día tras día.

jco-boxeo¿Es el boxeo un deporte? Pierce Egan denominó al boxeo como “la dulce ciencia del aporreo”. Oates nos narra cómo el boxeo ha tenido que sobrevivir a largo de su historia, de ser una lucha clandestina entre obreros a una disciplina de élite donde se generan millones de dólares. Más que un deporte, el boxeo es una metáfora de lo que somos, de nuestra vida, que pelea a cada momento contra todo, un estado en el cual nos regimos por leyes que son impensables en nuestra cotidianidad. Ella entiende que lo que sucede en ese cuadrilátero, sucede por algo más que una medalla o el dinero (aunque impere este último como un let motiv). Sabe que “si el boxeo es un deporte, es el más trágico de todos”.

“Todo combate es una historia”. Oates nos cuenta que la literatura siempre se ha sentido fascinada por el magnetismo que genera el boxeo. Muchos autores han dedicado largos pasajes a una de las pasiones más controversiales de la historia. Ernest Hemingway, Jack London o Norman Mailer, por nombrar algunos, han sido aficionados y practicantes de un deporte demasiado salvaje para ser considerado un juego y muy estilizado para ser un mero acto de violencia. Quizá por esto el boxeo nunca ha podido encajar en categorías que lo definan de una forma precisa, quizá por eso siempre ha sido un lenguaje único que habita en su propia atmósfera. Pero si algo debemos agradecer a la literatura es que ha podido entender que, en cada pelea que se da, existe una historia particular que puede ser escrita. Y es ahí donde el escritor se enfrenta para poder desentrañar eso que ocurre, igualándose al boxeador para crear su relato, su lucha:

“Hace mucho tiempo que el boxeo ha atraído a los escritores, desde los primeros pasos del Prize Ring inglés hasta el día de hoy. Su atractivo más inmediato es el del espectáculo, en sí mudo, carente de lenguaje, que requiere de otros para definirlo, celebrarlo, completarlo. Al igual que todas las acciones humanas, extremas pero perecederas, el boxeo excita no sólo la imaginación del escritor sino también su instinto de dejar testimonio”.

El combate de boxeo es “la mismísima imagen de la agresividad colectiva de la humanidad, de su continua demencia histórica”. La estrecha relación que guardan el boxeo y la literatura nunca será quebrada. Es en ella donde el boxeo ha podido encontrar un lenguaje capaz de darlo a entender como algo más que una lucha. Ha podido ser reconocido como una “ciencia”, pero también como una forma de tiempo alterno donde el hombre se encuentra frente a sí mismo, frente a su sombra.

Alberto Sáez 

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