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Caos en Tailandia, tablets en Corea, por Juan Nagel

Caos en Tailandia, tablets en Corea, por Juan Nagel 640

Algunas personas creen que el desarrollo en el Este Asiático viene dado gracias a ese “algo” que tienen las culturas orientales, fundamentado en la mezcla de creencias confucionistas y budistas. Sin embargo, esta simplificación opaca el papel que juegan las instituciones en cada país. Una comparación entre dos naciones, Tailandia y Corea, sirve para ilustrar esta distinción.

Tailandia ha tenido un crecimiento volátil en los últimos años, y está lejos de ser considerada un “tigre asiático” como algunos de sus vecinos. Tailandia es de los países menos prósperos del este asiático. Su PIB per cápita nominal en el 2013 fue de $5.800 dólares, número 92 del mundo y similar al de República Dominicana. En contraste, en Corea del Sur fue de alrededor de US$24.000, en Taiwán fue de US$ 20.700, y en Singapur fue de US$53.000.

¿Por qué Tailandia se ha quedado atrás? Las recientes protestas pueden ayudar a esclarecer el panorama.

De acuerdo con varios reportajes internacionales, el problema político de Tailandia se fundamenta en su débil democracia. El rey de ese país, Bhumibol Adulyadej, ha sido monarca por 67 años. De acuerdo a la revista Forbes, su fortuna asciende a US$30 mil millones. Pero más allá de su fortuna personal, el rey ha forjado una alianza con las Fuerzas Armadas, y a diferencia de los monarcas europeos o del Emperador de Japón, durante muchos años ha jugado un rol decisivo y activo en la vida política del país. Esto ha hecho que la democracia en Tailandia no se termine de consolidar –el país ha sufrido varios golpes militares en los últimos años.

La actual primer ministro, Yingluck Shinawatra, es la hermana de un depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra. Muchos tailandeses ven a Thaksin como el “trono detrás del poder” de su hermana. El depuesto primer ministro es una figura controversial –un multimillonario populista que es adorado por grandes cantidades de tailandeses pobres, pero que ambiciona ejercer un poder decisorio en la sucesión del trono del rey, aspecto que no se puede discutir en Tailandia so pena de caer en problemas legales.

En este contexto se desenvuelve la vida económica del país. Las protestas no están divorciadas del hecho de que a Tailandia se le considera un país en el que el poder judicial es manejado por el Rey y los militares. La desigualdad del ingreso es de las más altas de Asia, y la centralización de los servicios públicos esenciales en Bangkok es un problema serio. De acuerdo con el Global CompetitivenessIndex del WorldEconomicForum, Tailandia está rankeada entre los países más corruptos de Asia.

Los autores Daron Acemoglu y James Robinson, en su libro Why Nations Fail, postulan que lo que separa a las naciones exitosas de aquellas que no tienen éxito es la naturaleza de sus instituciones. Los autores dicen que los países que fracasan tienen instituciones “extractivas”, aquellas en las que el poder se concentra en una élite que extra recursos del resto de la sociedad para su propio beneficio. En cambio, los países que tienen éxito son aquellos con instituciones “inclusivas”, que permiten el libre intercambio de bienes e ideas, protegen la propiedad privada, y brindan seguridad jurídica y libertades económicas.

Tailandia pareciera ser un ejemplo claro de un país con instituciones “extractivas”. En cambio, Corea del Sur es señalado por los autores como un país con instituciones “inclusivas”. Corea del Sur ha enfatizado la educación como vehículo para la inserción en el mundo laboral, el desarrollo de la innovación, y el aumento en la productividad. Las restricciones para abrir un negocio en Corea son pocas, y la propiedad privada es respetada. El Estado juega un papel decisivo de apoyo a la industria privada y al logro del crecimiento económico. En otras palabras, Corea del Sur posee instituciones “inclusivas”, que fomentan y orientan el emprendimiento.

Venezuela pronto se embarcará en un proceso de rediseño institucional. Conviene entonces plantearse dudas acerca de las instituciones que necesariamente tendremos que construir. ¿Serán estas instituciones “extractivas” como la han sido hasta ahora? ¿O serán más bien “inclusivas? Las instituciones inclusivas generan mercados que, en palabras de los autores, “le dan la libertad a las personas para seguir las vocaciones en la vida que mejor encajan en sus talentos”, y facilitan el que los trabajadores “empiecen negocios, vayan hacia actividades donde su productividad sea mayor, y facilitan el que firmas poco eficientes sean reemplazadas por empresas eficientes.”

Las instituciones inclusivas proporcionan educación, pero no a expensas de la iniciativa privada. El modelo educativo en estos países no se basa en quitar libertades a las personas, sino en darles más libertades, en descentralizar el poder político y traspasarlo a los ciudadanos. Se podría argumentar que, gracias a las diferencias en su diseño institucional, los jóvenes de Corea del Sur se dedican a diseñar mejores tablets, mientras los jóvenes de Tailandia protestan en la calle. Así como estos países, Venezuela también deberá decidir cuales instituciones escoger para su futuro desarrollo una vez que el caos de la diatriba política llegue a su fin.