Respiro

2015: no ser quien arroje la roca ni quien la reciba; por Betina Barrios Ayala

Por Betina Barrios Ayala | 17 de enero, 2015

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Reza un cuento anónimo hindú, que ha sido difundido bajo el título “Ni tú ni yo somos los mismos”, que Buda fue el hombre más despierto de su época:

Nadie como él comprendió el sufrimiento humano ni desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. Buda se dio cuenta de lo sucedido pero permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó:

— ¿No estás enfadado, señor?
— No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

— ¿Por qué?

Y el Buda dijo:

— Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.

Con esta breve historia es posible ilustrar un potencial escenario entre los electores venezolanos en la próxima jornada electoral que depara el año 2015. La idea no es identificar cuál bando es el bueno ni cuál es el malo. Esa interpretación depende de cada quien y de su versión de la historia. Pero es posible que muchos electores que años atrás no dudaban en identificarse con la propuesta oficialista en esta oportunidad vean necesario replantearse las consecuencias que tiene en sus vidas que el ejercicio del Poder sea ilimitado.

La polarización en nuestro país es clara. Los resultados electorales suelen arrojar cifras similares para cada bando y los votos decisorios son muy reducidos. Es prácticamente un hecho que en todas las familias y entre todos los afectos más cercanos haya simpatizantes de un lado y del otro, quienes evidentemente difieren en sus concepciones y valoraciones políticas. Sin embargo, las decisiones que se tomarán este año van más allá de estos polos. En nuestra conciencia está la necesidad de equilibrar la fuerza para salir del espiral generado por las posiciones políticas contrapuestas y su aparente incapacidad para conciliar.

Más allá de las posiciones políticas, los venezolanos tenemos una identidad madre, una identificación clara que nos convoca y nos representa. La necesidad de ir más allá de lo que nos ha separado hasta ahora puede ser lo que nos una para siempre.

Muchos opinarán que es muy sencillo decir esto, pero aplicarlo es imposible. De la confrontación ya hemos probado bastante, así que hay que comenzar a intentar con el entendimiento. Hoy es necesario que todos reflexionemos sobre la actitud que asumiremos entre nosotros mismos, los votantes. No frente a los candidatos ni ante las facciones que cada quien sienta que los representa, sino entre nosotros. Es vital comprender que deben cesar los insultos y que es importante dar paso al entendimiento. Y quien esté considerando moderar el flujo de poder que corre en las altas esferas, realmente debe ver esto como algo necesario, como una muestra de ser responsables y no como una debilidad de su posición política.

La pluralidad debe retornar y para eso el rol que cada venezolano juegue será crucial. Que quien esté considerando modificar la posición que había estado defendiendo no se inhiba de demostrarlo por temor al rechazo o a la burla. Y no sólo frente a los demás, sino frente a sí mismo. Los votos pasados ya pasaron. Hoy las apuestas invitan a ser por las propuestas. No podemos permitir que haya quienes se queden sin expresar lo que verdaderamente piensan. No podemos permitir que la soberbia de quienes alguna vez nos hayan ofendido modifique nuestro deber ser, sea cual sea la tendencia a la que pertenecemos. Porque ya ni los unos ni los otros somos los mismos.

Los votos de ayer, lo que pensamos y afirmamos en el pasado, no nos definen. Solamente lo que demostremos en el presente es lo que verdaderamente somos. Y no somos quien arrojó la roca ni quien estaba allí cuando la arrojaron. Somos nosotros, los de ahora.

Betina Barrios Ayala Instructora de Yoga . Licenciada en Estudios Políticos por la UCV. Master en Relaciones Internacionales por la Universidad de Belgrano, Argentina.

Comentarios (4)

Marisela Ascanio
18 de enero, 2015

Excelente artículo, gracias por compartir este cuento hindu que nos ayuda a comprender lo sencillo en este escenario complejo

Julinspi Auillio
19 de enero, 2015

Actitud muy poco cercana a la tradición Venezolana, mas acostumbrada a los excesos argumentales que a los resultados reales. Acostumbrados a los excesos en la palabras desde los medios de comunicación, a la reflexión fácil y sin contenidos, a los cerros de Caracas pintados del color del candidato de turno. El articulo es un sueño, para ser soñado por quienes se dan ese tiempo, Venezuela es un país que pareciera no darse esos lujos, muy despierto, pero enojado, engrifado y mas cercano a decir ¡¡Puyalo!!

Julinspi Auillio
19 de enero, 2015

y para muetra un boton:

Estamos en un momento crucial en nuestra historia que no admite jueguitos de asesores, masturbaciones mentales ni genialidades políticas maquiavélicas. Estamos en tiempos de sensatez. Hay que actuar sí, pero hay que actuar con sensatez, y si usted escucha a un gran asesor diciendo una estupidez pues no la repita simplemente porque es el gran asesor que cobra en dólares o tiene mucho poder sobre la opinión de los otros. Los grandes hombres también son estúpidos.”

esto aparece escrito por el señor Fedosy Santaella el 16 de Enero en este mismo medio.

Maca
22 de enero, 2015

Bravo Beti!

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