Premio Eugenio Mendoza 12+1

1. Arnoll Cardales // Entrevistas a los participantes en el Premio Eugenio Mendoza 12+1

Por Premio Mendoza | 28 de enero, 2015

Este año se ha presentado la Edición 12+1 del Premio Eugenio Mendoza, cuyo veredicto fue decidido por el jurado conformado por Sandra Pinardi, Luis Pérez Oramas y Harry Abend el pasado lunes 26 de enero. En Prodavinci hemos hecho una misma entrevista a cada uno de los doce participantes en la muestra, con la intención de conocer su visión del panorama actual a través de 12+1 preguntas y así, desde las ideas, completar la visión que plantean sus obras. La muestra de los doce artistas que participaron en la Edición 12+1 del Premio Eugenio Mendoza está actualmente expuesta en la Sala Mendoza, en la Universidad Metropolitana. Puede conseguir toda la información haciendo click acá.
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1. ¿Cuáles han sido las obsesiones que te han acompañado a lo largo de tu formación como artista y en qué medida se reflejan en esta pieza que forma parte de la muestra Premio Eugenio Mendoza 12+1?
Desde siempre he trabajado con “lo que me trae el río”. Es decir: con lo que otros y yo mismo he utilizado y encontrado. Esto incluye desde los materiales hasta, como es el caso en los últimos años, las historias y las situaciones tanto personales como ajenas que están detrás de piezas como en Correspondencia: primer momento de evidencia pública. En este proyecto que presenté al Premio Eugenio Mendoza 12+1 he podido poner en franco diálogo todas mis obsesiones creativas, como el cuerpo, el soporte, el expolio y la piel, junto a una noción de cicatriz que intenta ir más allá de sus connotaciones morales. Me ha interesado su aspecto psicológico, su papel como una escarificación psíquica que se cristaliza en una marca o huella que nos recuerda el pasado, sean esa marca y esa huella de la naturaleza que sean. Exponer esa cicatriz a la vista del otro es un espejo en el cual todos aquellos que presencien la instalación inevitablemente (creo yo) se verán reflejados. Por eso esta obra es una vivencia que hemos construido entre tres y en la que yo he tomado como punto de partida la vivencia particular de dos mujeres (madre e hija) y una porción de historia que, en un momento determinado, nos unió como seres humanos y como nación: la Tragedia de Vargas. de 1999. Eso es algo que no se debe olvidar.

2. ¿Cómo es tu contacto con el arte actual venezolano? ¿A través de cuáles dinámicas, herramientas, lugares, portales tiene lugar?
Desde varios años he trabajado en el área cultural privada y mi contacto con el medio siempre ha sido del otro lado del escenario: del lado de quienes montan una exposición o dan una visita guiada. Ése es mi lugar de contacto más fuerte con “el medio” del arte. Ahora bien: como artista sólo muestro cosas cuando el proyecto o los proyectos en los que trabajo piden “salir de casa”. No soy de querer exponer cada mes: creo que todo tiene su tiempo y su momento, así que hay que saber esperar y escuchar cuando esa criatura [ese hijo] que es la “obra-idea” pide ser completada por ojos diferentes a los míos, los de un espectador/observador externo. Y en lo que respecta a sistemas de circulación, cuando he promovido proyectos de otros colegas las plataformas 2.0 han sido mecanismos de difusión muy potentes y oportunos. Claro está que esa experiencia virtual, o su uso excesivo, no sobrepasa la experiencia cuerpo a cuerpo, al menos en los eventos que conjuntamente con otros artistas y amigos he propiciado desde nuestras trincheras independientes.

3. ¿Con cuáles artistas sostienes experiencias de contagio creativo, de creación colectiva, de acciones conjuntas?
En este momento estoy en un retiro de la gran cantidad de colegas y hermanos del arte con los cuales compartía cada cierto mes del año una especie de “fiesta del arte”. Yo coordinaba junto a ellos (y todavía lo hacemos) algo que más que un espacio es una idea llamada: El Apartaco. Allí, en este lugar que es y ha sido mi hogar desde que retorné a Caracas, surgieron todos esos contagios que hoy mantengo y se han consolidado, en especial mi hermano y amigo Edson Cáceda, un artista con quien he recorrido caminos duros en la vida y en el arte, pero también momentos muy bellos trabajando en un proyecto tan hermoso. Gracias a El Apartaco puedo nombrar a mi amigo Hayfer Brea, colaborador incondicional en parte de los proyectos que desarrollamos, así como a los artistas que apoyamos y que nos apoyaron, como Carlos González, Faride Mereb, Eduard Díaz, Fabiana Fernández, Katherine Gomes, Isabel Cormenzana, Clemente Martínez, Esmelyn Miranda, Leonardo Nieves, Daniela Martínez, María Octavia Russo Pons, Efraín Ugueto, Francisco Pinto, Juan Calzadilla, Penelope Aranda, Starsky Brines, Daniela Frías, okso, Lindibeth Cabello, Daniel Hernández y tantos otros que uno pierde la cuenta…


4. ¿Cuál crees que es la marca de generación creativa dentro del vasto universo que representa el arte actual venezolano?
Si existe esa marca, yo creo que es la colaboración. Dar ayuda y apoyar a otro artista que lo necesita es lo que yo sé que todos mis colegas han hecho y han tratado de hacer. Y a veces decaemos, pero después de una caída es inevitable que nos levantemos, nos sobemos y sigamos adelante gracias a esa fuerza colectiva. Lejos de la crítica que se le pueda hacer a un determinado sector o a determinadas personas en el medio del arte (que en su momento incluso haré abiertamente), creo que éste momento es para no callar, sí, pero también es para construir con nuestros pequeños aportes y críticas. Siempre para avanzar.

5. ¿Cuál crees que es tu singularidad dentro del vasto universo que representa el arte actual? ¿Qué es lo que te diferencia del resto de creadores en activo?
Creo que el trabajo que estoy desarrollando amerita unos tiempos particulares. Cada persona, en cualquier área que se desempeñe, tendrá sus propio tiempos de acuerdo a su propia energía. Mi ritmo es lento y necesito estar y vivir para poder hacer… y a la vez necesito hacer para poder vivir. Tengo el privilegio de vivir en un espacio-casa transformable, como parte de las piezas que presento en el Premio Eugenio Mendoza: un lugar que puede ser sala de exposiciones, posada para mis amigos (y, en ocasiones, hasta para desconocidos) y un lugar de tertulias creativas. En lo que respecta al trabajo plástico visual, como me dijo un amigo en una ocasión: “Tú buscas indicios de que algo pasó por algún lado”. Creo que es eso lo que hago, aunado a mis obsesiones, ya nombradas líneas arriba.

6. ¿Cómo es tu contacto con el arte actual del resto del mundo? ¿Con cuáles artistas de otras latitudes te vinculas y cómo lo haces? 
A través del Internet y siempre en diferido. Admiro el trabajo de artistas de diversas generaciones y su obra ha incidido en lo que he hecho. Es el caso de Doris Salcedo, Cildo Meireles, Tunga, Laurence Carrol, Louise Bourgeois y Terry Smith. Recientemente he entrado en contacto con la obra de un artista que mi amigo Francico Pino me enseñó: los ensamblajes de James Castle. Por otro lado hay uno que descubrí hace varios años: Arthur Bispo. Y, aunque no me lo estás preguntando, en mi formación artística han influido artistas nacionales como Armando Reverón, Jacobo Borges, Antonieta Sosa y Javier Téllez, pero también los artesanos anónimos de la Edad Media y Miguel Von Dangel, además de los “ensamblajes” y configuraciones realizadas por personas no-artistas. Es decir: las soluciones estructurales de los personajes que habitan mi ciudad, como los buhoneros y los obreros de las obras en construcción y personas comunes, cuyas obras observo y forman parte substancial de mi trabajo personal.

7. ¿Cuáles de tus necesidades creativas son más difíciles de satisfacer actualmente? ¿A qué crees que se deba?
Cuando volví a Venezuela, luego de vivir durante un breve tiempo en Francia y en México, llegué a mi país con una mano adelante y otra atrás. Llegué a Caracas y tuve que hacer diversos oficios con trabajo pesado , pero siempre los relacionaba de alguna manera con mi apetito de ponerme a inventar cosas. Mis compañeros de trabajo se extrañaban de que yo atesorara objetos que ellos botaban para ponerme a “jugar” con ellos y transformarlos en otra cosa. Quisiera tener más tiempo para dedicarme “sólo al juego”, como dijo Téllez en una ocasión citando a Freud. Él decía que “un número muy reducido de personas logran transformar sus fantasías en una actividad aceptada por la sociedad”. Bueno, en ese sentido, quisiera tener más tiempo para seguir fantaseando y jugando. Pero el tiempo es algo que uno saca de cualquier lado y, pensándolo ahora, creo que poco a poco uno tiene que convertir en una ventaja hasta de esa falta de tiempo. Creo que una de las cosas que mantiene vivos a los artistas es que su actitud ante la vida es ésa y eso retarda el reloj interno y mantiene jóvenes a quienes ven la vida responsablemente de esa manera.

8. ¿Has podido conversar sobre las propuestas de los otros participantes en la Edición 12+1 del Premio Eugenio Mendoza? ¿Cuáles te han resultado interesantes?
Creo que todas las propuestas tienen un tremendo valor como ideas y propuestas, pero podría decir que encuentro afinidad con la propuesta de Hayfer Brea. Esa manera de jugar con elementos que son evidentemente movedizos y no-estáticos, como los paisajes capturados y su acción ante estos paisajes que de una forma u otra están en la periferia, le permiten conferirles un estatus de “indicio”. Es decir: de que algo sucedió y sucede ahí, reforzado además por la fotografía que acentúa el carácter de muerte en esos sitios que él escoge. Ésa es una idea con la cual no sólo Hayfer sino muchos otros artistas hemos trabajado y en la actualidad estamos trabajando no por moda (aunque algunos sí lo harán por eso), sino porque es una de las preocupaciones de nuestra época.

9. ¿En qué medida crees que esta edición ha significado un cambio? ¿En qué medida crees que sigue siendo más de lo mismo?
Bueno, creo que ha habido un esfuerzo en darle un viraje a los ya desgastados salones de arte. Ese formato desde hace mucho tiempo que había (y hay) que replantearlo. En eso creo que esta edición del Premio será un cambio significativo. Pero quedan cosas por revisar, aunque lo importante es que ya se dio el “segundo paso”, porque los primeros se dieron desde los llamados “espacios alternativos”. Esas iniciativas fueron las primeras en empezar la crítica (quizás callada) hacia los sistemas de muestra y circulación de las obras y las ideas en el arte.

10. ¿Crees que el arte contemporáneo debe revisar algunos de sus aspectos actuales, viendo hacia la tradición y los clásicos? ¿Cuáles y por qué?
El momento histórico influye en nuestra forma de encarar la realidad actual. Todo conduce a que no se maceren los contenidos hallando resonancias primero en ellos mismos: que sean realmente genuinos. Y eso no sólo en el arte, pues para mí es prácticamente lo mismo vivir y practicar eso que llamamos “arte”. Al alinearte con el ritmo y las modalidades de comportamientos y conductas que demandan desde el medio social actual, es inevitable que te unas a la inmediatez y a su inevitable alienación. No se trata de retirarse y ser un ermitaño: para nada tiene que ver con eso. He visto que en lo que respecta al “ARTE”, con mayúsculas, muchos toman caminos “seguros” imitando y (muchas veces) plagiando descaradamente ideas de otros artistas, presentándolas en nuestro contexto como propias…

Sí, hay que ver hacia la tradición, pero en ese sentido yo diría que hay que ver primero <mi tradición>, lo que se ha hecho en mi contexto como propuesta y constantemente revisarse uno mismo. Y no para estar “actualizados”, como si fuéramos marcas, sino de que la primera referencia de uno no es otra que uno mismo. Hay que verse y jurungarse. Hay que vivir primero dentro de uno mismo y macerar allí los contenidos,. Es obvio que uno es un observador a tiempo completo y acumula una cantidad de referencias, situaciones y eventos. Pero para que todo eso se filtre en uno y salga una propuesta hace falta estar convencido uno de que se está andando un camino que es singular, personal.

Por otra parte, eso de contemporáneo (relacionándolo con Giorgio Agamben) es la conciencia del tiempo que ocupa al individuo. Es decir: en todas las épocas podemos, hoy en día y viéndolo desde ese cristal, usar el términos para referirnos a Nietzsche, a Goya o a Octavio Paz como “conciencias contemporáneas”. Son artistas de distintas épocas, pero lo que los une es el estar despiertos <escuchándose> como seres sensibles; como receptáculos de los impulsos de época que les tocó vivir. Y eso lo manifiestan bien sea a través del rechazo a dicha época o, por el contrario, mediante su aprobación actuando y trabajando signados conscientemente con ese saber epocal que, dicho sea de paso, puede ser intuitivo pero siempre consciente.

11. ¿Puedes nombrar a tres artistas que te habría gustado ver incluidos dentro de la convocatoria y, lamentablemente, no quedaron seleccionados?
Efraín Ugueto, Desiré Chique y Pedro Marrero.

12. ¿Cuáles son las razones creativas por las que crees que habrían podido estar acá? 
Gracias a ese contacto tan cercano que tengo con los artistas he podido observar el proceso de cerca de algunos de ellos, pero en especial de los tres que nombre anteriormente. La propuesta de Ugueto versaba sobre aspectos culturales y una aproximación al fenómeno de la simulación. La obra de Desiré Chique es un proyecto interesante que ha ido desarrollando por fases y ha llegado a un punto en el que logró integrar su práctica como tejedora y como artesana del oficio de “pintar con hilos” al aproximar su experiencia formal como medio para vincularse con otro ser humano, algo con lo que personalmente me identifico mucho pues es evidenciar eso que somos en la vida cotidiana y desdibujar las fronteras entre arte y vida. Y la propuesta de Pedro Marrero no se aleja mucho de la operación de Desiré: mientras ella busca el reconocimiento y la relación con el otro, Marrero centra su atención en él mismo y utiliza el dibujo y otros recursos experimentales aplicados a este medio para hablarnos de aspectos de la mecánica del cuerpo, de lo que deviene cuando es y no es cuerpo, cuando es uno pero carente de algo. Su propuesta, que la he podido discutir con otros artistas, no solamente habla de cuerpos incompletos o mutilados: parte de lo que este artista dice en su obra lo padecemos todos los individuos que transitamos en esta época tan oscura. En su ensayo De la cura en el Arte Hanni Ossott dice que “pareciera que no estamos hechos de una sola pieza: horror y belleza están inscritos en nuestro corazón. Pero nuestro empeño como occidentales ha sido destruir la serpiente pitón fija en nuestra alma o al menos luchar contra ella”. Para mí no solo el artista está llamado a esas luchas internas, sino todos como seres humanos estamos luchando con la serpiente que nombra Ossott en tan bello texto. La cosa es que esas luchas nos han trazado, en algunos casos particulares, caminos de reflexión que se asumen según la manera en la que cada quien consigue encararlo, seas artista, seas la vendedora de la quincallita de la esquina o el aprendiz de seminarista. A todos nos toca. La propuesta de Pedro Marrero está cargada de esa sustancia. A todos los respeto porque no sólo tienen talento: viven dentro de su obra. Y creo que eso es algo que se debe mantener por encima de todo, pues es lo que somos, es allí donde nos reconocemos.

12+1. ¿Hacia dónde y cómo crees que puede expandirse la idea que sirve de base a tu pieza, en caso de que resultes ganador de la residencia en Lugar a dudas, en Cali (Colombia), con la que se premiará al ganador?
Uno de los países de la región con el que tengo afinidades más cercanas, aparte de Panamá, es precisamente Colombia. Mis padres son colombianos y residen allá. Ellos sufrieron un exilio involuntario de Venezuela y esto hace que yo, como venezolano, esté dividido entre ambos países: donde nací y la frontera con donde también soy. Colombia, como Venezuela, es un país de contrastes y muy cercano en muchos aspectos. Vivimos rupturas y desplazamientos por diversas causas, entre ellas la violencia. Mucho se ha hecho y dicho sobre esto. Yo, en lo particular, me centro en aspectos pequeños pero que pueden alcanzar a todo aquel que presencie la experiencia que yo pueda propiciar. De pasar eso, de ganar el Premio, tomaría esa oportunidad para acercar y generar, desde lo que hago, una experiencia de cruzamiento que posibilite y amplíe el camino que estoy andando, tanto en mi vida como en mi práctica creativa.

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Éste es el audio disponible en la Sala Mendoza mediante el cual Arnoll Cardales agencia, en su propia voz, una aproximación a su obra. La Edición 12+1 del Premio Eugenio Mendoza estará expuesto desde el 25 de enero hasta el 22 de marzo de 2015.

Premio Mendoza 

Comentarios (1)

Humberto Fuenmayor
29 de enero, 2017

Muy interesantes las entrevistas, sin embargo faltó la de Rafael Serrano quién presentó una propuesta fotográfica interesante con su obra: Objeto fotográfico distendido en Suite

Atentamente Humberto Fuenmayor

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