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El regalo que Caracas se merece

En mis cuadernos de escolar
en mi pupitre en los árboles
en la arena y en la nieve
escribo tu nombre…

… y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para cantarte
Libertad

Paul Eluard

En el año 2012, la Alcaldía Metropolitana de Caracas, con el respaldo de más de 60 instituciones de la Sociedad Civil, convocó un Concurso Internacional para transformar la Base Aérea Francisco de Miranda en Parque Verde Metropolitano. Teniendo como marco general lo establecido en el Plan Caracas 2020.

Se inscribieron 140 equipos interdisciplinarios, y se presentaron 69 propuestas que cumplían con todos los requerimientos y que abordaron el tema con bastante libertad. El jurado estuvo integrado por 9 profesionales de distintas disciplinas, 8 venezolanos y uno extranjero, además de un grupo de asesores en los distintos aspectos técnicos: hidráulicos, botánico, aeronáuticos, transporte, estructuras y economía.

Tres propuestas fueron seleccionadas para pasar a la segunda fase y luego de la selección hubo un período de discusión abierto y público entre los finalistas, con los distintos grupos e instituciones involucradas. En noviembre de 2012, el jurado seleccionó al equipo ganador conformado por los arquitectos Manuel Delgado Arteaga, con sede en Caracas y Boston, Jorge Pérez Jaramillo y La Oficina de Proyectos Urbanos (OPUS) con sede en Medellín, Colombia.

Hoy, uno de los miembros del equipo ganador, uno de los finalistas (Ricardo Avella) y dos menciones de honor del concurso (Ignacio Cardona y Francisco Paul), se reúnen en Prodavinci para celebrar los 450 años y ofrecerle “El regalo que Caracas se merece.”

Cada uno de ellos formuló un tema de su interés y respondió a una pregunta específica.

El poder de una palabra; por Manuel Delgado Arteaga

El terreno ocupado por la Base Aérea Francisco de Miranda en La Carlota debería entregarse como un símbolo a todos los habitantes de Caracas que aman la libertad. El primer paso es muy sencillo: demoler la cerca que ha separado el Aeródromo y la actual Base Aérea desde hace más de 60 años y dejar que la gente cruce y se apropie del espacio.

A partir de ahora, va a resultar imposible hablar de Caracas y no reconocer el heroísmo de sus ciudadanos que, en los últimos 15 años han luchado sin descanso para recobrar su libertad. Especialmente, no hay precedentes ante el valor de nuestros jóvenes, muchos de los cuales no han conocido otro país que el actual, pero que observan cómo se vive en otras partes y prefieren sacrificar su vida, mas no su futuro.

Cuando volvemos a ver el video del asesinato del estudiante David Vallenilla, solo en la Autopista del Este frente a una cuadrilla de Guardias Nacionales armados y apertrechados dentro de La Carlota, sentimos escalofríos ante la fragilidad de la última acción del joven y la miseria de los Guardias que lo acribillaron. ¿Cómo podemos rendirle un homenaje a él y a todos los mártires de esta guerra absurda? ¿Cómo podemos seguir viviendo con esos guardias y encontrarlos en cualquier esquina? El espacio urbano es por naturaleza civil, un espacio militar en la ciudad es una contradicción insostenible.

¿Cuáles son los puntos fundamentales de su propuesta
y cómo puede el Parque de La Carlota transformar el futuro de Caracas?

Se trata de 103 hectáreas para desarrollar por etapas un gran parque verde, con los equipamientos y las actividades que los habitantes de Caracas necesitan. Pero más allá de sus propios límites, el efecto de La Carlota se iría propagando por los próximos años transformándose en un espacio generador de vida para todo el valle: que contribuya a limpiar las aguas del Guaire y las quebradas que bajan del Ávila, permitiendo la creación de una gran laguna para controlar las inundaciones, en las partes bajas del terreno y en la parte más alta, un helipuerto de alta tecnología para la atención de situaciones de emergencia en toda la ciudad. Un parque abierto rodeado por una ciudad compacta y más densa, que permita mejorar los servicios, traer vida y recursos económicos para su realización y mantenimiento. Surcado por avenidas superficiales de norte a sur, conectado peatonalmente con el resto de Caracas a través de calles con semáforos, el Metro y el Cable-tren. Un lugar vivo para meditar y estar solo, vivir el duelo y no olvidar, pero al mismo tiempo un lugar para celebrar el encuentro, un espacio para la reconciliación de todos los venezolanos.

La Carlota, Parque Verde Metropolitano. Propuesta ganadora del concurso efectuado en Noviembre de 2012

La Carlota, Parque Verde Metropolitano. Propuesta ganadora del concurso efectuado en noviembre de 2012

Reconciliar la ciudad con lo cívico; por Francisco Paúl

En 1951, en la concepción del primer Plano Regulador de Caracas, durante la dictadura de Pérez Jiménez, es evidente que lo militar prevaleció sobre algunas decisiones urbanísticas: importantes reservas de suelo para la implantación de bases militares dentro de la ciudad (Fuerte Tiuna y La Carlota); pero también la propuesta de un complejo sistema de autopistas urbanas que permitió la rápida movilización y ocupación militar de la ciudad para sofocar cualquier previsible alzamiento en contra del régimen.

Indudablemente, las decisiones de orden militar han sido un factor nada despreciable en la historia de las ciudades. Sin embargo, en la actualidad, las sociedades con mayor tradición democrática procuran desmilitarizarse progresivamente como consecuencia de la progresividad de derechos humanos, disminución de guerras convencionales, mayor respeto al derecho internacional, y mayor grado de resolución pacífica de conflictos.

Particularmente, es emblemático el caso de países que han adoptado políticas de desmilitarización de sus sociedades después de sufrir graves períodos de represión o confrontación interna como acto de reparación para con sus conciudadanos, víctimas de esos atropellos. Tal es el caso de Costa Rica, que, una vez finalizada la guerra civil, estableció la abolición del ejército en 1948; o la España posfranquista, que promovió la desmilitarización (desurbanización militar) de las ciudades españolas.

¿Cómo se puede rescatar lo cívico
frente a lo militar en nuestras ciudades?

Es evidente que, Venezuela, recuperará la libertad en los próximos días; después de años de cruel opresión militar, deberá dar un paso ejemplar en pro del rescate de: la civilidad, el civismo, lo cívico, el ciudadano y la ciudad (del latín: civĭtas), reconciliando el carácter civil y civilista por encima de lo militar y militarista.

La reconstrucción de Venezuela deberá necesariamente incluir, en el futuro próximo, la desmilitarización de ciudades, expulsando fuera del ámbito urbano todo tipo de instalación militar —por obsolescencia y arcaísmo del concepto, pero también en expiación por los crímenes cometidos— posibilitando el reciclaje urbano y cívico de esos espacios, convirtiéndose La Carlota muy probablemente en el proyecto pionero. En el mismo orden de ideas, las autopistas urbanas de Caracas destinadas exclusivamente para el automóvil, y concebidas también bajo ese concepto militarista del Plano Regulador de 1951, en los últimos 116 días han sido epicentro de la rebelión civil —marchas, concentraciones, trancazos, plantones y batallas de resistencia— que han significado también el asfalto sobre el cual han caído asesinados un centenar de héroes libertadores.

Estos corredores urbanos, en emblemático gesto de reparación para con nuestras víctimas y con la ciudad, deberán igualmente recuperar ese carácter cívico de peatonalidad, el cual, mágicamente, durante el tiempo que dura la protesta pacífica, pareciera efímeramente manifestarse en esos lugares, abarrotados de ciudadanos, ejerciendo sus derechos y deberes en el espacio cívico por excelencia de la ciudad: el espacio público.

Nuevos desarrollos inmobiliarios en Chuao, Boulevard Avenida Rio de Janeiro, paseo peatonal, Cabletren, ciclovía, embaulamiento actual Rio Guaire y reubicación Rio Guaire a su cauce original

Desarrollos inmobiliarios en Chuao, boulevard avenida Río de Janeiro, paseo peatonal, Cabletren, ciclovía, embaulamiento actual del Río Guaire y su reubicación a su cauce original

En busca de la reconciliación ecológica; por Ricardo Avella

Esta coyuntura es tan absorbente que hemos olvidado temas tan profundos como el balance ecológico entre lo urbanizado y lo natural. Cómo abordar de manera sostenible el fenómeno de la urbanización acelerada, minimizando los daños ambientales y anticipando los efectos del cambio climático, será uno de los grandes desafíos de cualquier ciudad venezolana en un futuro inmediato. Recordemos que somos un país tropical y estamos entre las naciones más vulnerables al calentamiento global. Las lluvias serán cada vez más frecuentes, más largas y más intensas; las sequías serán cada vez más duras, y los sismos más probables. Debemos hacer de Caracas una ciudad resiliente, capaz de afrontar lo que vendrá.

¿Cómo podemos integrar a Caracas con su entorno natural?

Debemos pensar la ciudad desde plataformas multidisciplinarias, integrando otras dimensiones de la planificación como la medioambiental. Si realmente queremos reconciliarnos con el territorio que habitamos, debemos comprender su topografía, su biodiversidad, sus recursos hídricos. Solo así podremos encontrar las estrategias adecuadas para urbanizarlo.

Nadie duda que La Carlota sea una pieza estratégica al momento de atender una emergencia. Pero mientras tanto, cuando esta no existe, ¿en qué nos beneficia una base militar? ¿Podría ese valioso suelo urbano hacer algo más por nosotros? Un parque mejoraría tremendamente nuestra calidad de vida. Más allá de la función que ejerce como espacio público, un buen parque es también una máquina productora de biodiversidad, una estación para los flujos de aves y otras especies, un huerto, un vivero, una escuela…

Los planificadores debemos entender los espacios públicos como sistemas complejos, donde el mejor diseño es aquel que soluciona la mayor cantidad de problemas. En el concurso para un Parque en La Carlota, los miembros del Colectivo 1061 propusimos también una red de parques lineales a lo largo de las quebradas de Caracas: los Corredores Ecológicos de Movilidad. Tres de esos corredores pasan por La Carlota antes de descargar sus aguas en el Guaire. Sigo creyendo que ese proyecto representa una oportunidad extraordinaria para resolver muchos de los problemas de nuestra ciudad con una sola estrategia. Hoy la mayoría de las quebradas están invadidas, contaminadas o simplemente embauladas.

La propuesta busca rescatar el paisaje hídrico de Caracas, evitando la idea del parque como un espacio meramente contemplativo y apuntando al diseño de un sistema con múltiples virtudes.

Los Corredores Ecológicos aumentan la superficie de espacio público, generan formas alternativas de movilidad, minimizan la vulnerabilidad de la ciudad en caso de inundaciones y aludes torrenciales, recuperan y conectan la biodiversidad, reducen el efecto de las islas de calor urbanas, y podrían ser fundamentales en el manejo sostenible de las aguas residuales. Más que una red de espacios públicos, La Carlota, las quebradas y el Guaire pueden transformarse en máquinas que faciliten los servicios del ecosistema, reconciliándonos con nuestro entorno y creando un puente con el suelo que habitamos.

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Río Guaire dentro del parque: invierno/verano

La ciudad como escenario para la reconstrucción; por Ignacio Cardona

Venezuela es una sociedad fragmentada. Ya ni siquiera la narrativa del país polarizado es creíble, nuestra sociedad es más compleja que eso. Tanto las necesidades socioeconómicas como los reclamos cívicos y políticos cruzan transversalmente a diferentes sectores. Por eso es tan difícil, y a la vez tan necesario, buscar mecanismos de encuentro que nos lleven a una reconciliación nacional.

Esa fragmentación ocurre también en el espacio urbano. Recorrer las ciudades venezolanas, especialmente las más pobladas, es transitar la fragmentación. La fragmentación urbana permite incluir en un solo territorio a diferentes grupos humanos, con diferentes intereses y necesidades, y ya está harto demostrado que la diversidad es una de las cualidades más deseables de la ciudad contemporánea. Pero cuando estos fragmentos no están debidamente conectados, ocurre una discontinuidad que hace difícil el intercambio ciudadano. Es por eso que cualquier oportunidad para la integración de diferentes sectores deberá ser aprovechada al máximo, teniendo como estrategia clave la reconciliación nacional hacia la reconstrucción de una sociedad integrada y productiva.

¿Cómo puede el parque contribuir
a la integración social de los habitantes de Caracas?

La antigua base aérea La Carlota hoy se ha convertido en un enorme espacio subutilizado de 103 hectáreas, cuando es una oportunidad magnífica, inmejorable, no sólo por una escala que permitiría brindar un espacio público y grandioso de integración ciudadana, sino porque permitiría darnos a los venezolanos un ejemplo emblemático de cómo los espacios residuales que abundan en nuestras ciudades se pueden transformar en lugares para la integración.

La Carlota, transformada en espacio público, deberá cumplir el rol de bisagra entre diferentes sectores urbanos desde su escala metropolitana. Su radio de acción incluirá al El Ávila/Waraira Repano, porque desde las quebradas —también transformadas en espacio público— se podría recorrer Caracas de norte a sur. También incluirá a Petare y Chacaíto, Plaza Venezuela y San Agustín, El Paraíso y Caricuao; si pensamos al Río Guaire transformado en espacio público, y si pensamos en una serie de tramas urbanas diversas conectadas desde la peatonalidad, veremos que recorrer Caracas será sencillo a pie o en transporte público. En nuestros estudios detectamos que, si un espacio como La Carlota es pensado como lugar de integración, se podrían lograr hasta 224 hectáreas adicionales de espacios públicos, en el rediseño de los espacios residuales que rodean la antigua Base Aérea.

Pero podemos ir incluso más allá.

Caracas tiene 2.600 hectáreas de espacios residuales, la mayoría de ellas entre cada uno de los fragmentos que la conforman. Transformarlos en espacios públicos, articulados con equipamientos construidos —centros comunitarios educativos que permitan fortalecer las potencialidades de cada caraqueño— podrá ser el gran proyecto para Caracas, idea replicable a toda Venezuela, donde las ciudades sean el escenario de esa reconciliación y reconstrucción que está por venir.

Gran helipuerto para situaciones de emergencia/espacio de encuentro y reconciliación: El Agora de Caracas

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