Alfredo Cortina retratado por Vasco Szinetar
Alfredo Cortina no habló nunca de aspiraciones artísticas o de proyectos fotográficos. Lo suyo era la radio, los libretos de series de ficción y telenovelas, las obras de teatro. Sus imágenes son una colección de memorias personales, en las que han quedado secuestrados por igual los rostros de la Venezuela rural del siglo XX y el paisaje urbano de las calles caraqueñas. Una fotografía captura un instante de aquel paso por Chichiriviche en 1960 con su esposa, la poeta Elizabeth Schön, quien dirige su mirada hacia el camino, bajo un anuncio de Pepsi-Cola, como quien se ha detenido en el tiempo y camina sin prisa. En otra, su mujer posa de pie y despreocupada con sus lentes de sol y su falda hasta las rodillas, en la recién inaugurada Concha Acústica José Ángel Lamas de Bello Monte en 1954.
Fotografía de Alfredo Cortina. Archivo Fotografía Urbana
En 2008, el Archivo Fotografía Urbana adquirió las imágenes de Cortina: una colección de álbumes, negativos de vidrio y hasta relojes realizados por el autor. Las imágenes resultaron ser una sorpresa por su calidad estética y su composición. Cuatro años después el fotógrafo Vasco Szinetar realizó una muestra de la obra inédita del libretista, conocido hasta entonces como pionero de la radiodifusión en Venezuela, en la Bienal de Sao Paulo, en Brasil. En 2013, 24 imágenes de Cortina fueron incorporadas a la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA por sus siglas en inglés) y en 2014 los retratos de Schön (llamados no retratos al transgredir los criterios tradicionales de este género de la fotografía) se exhibieron por segunda vez como parte del Paris Photo.
Finalmente, en abril 2015, la Sala Mendoza en Caracas exhibió una muestra curada por Szinetar, y la experiencia se repitió en septiembre en el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia.
La galería de arte y editorial española La Fábrica exhibirá en Madrid hasta finales de marzo la exposición Un atlas para Elizabeth, organizada en colaboración con el Archivo Fotografía Urbana de Venezuela y un trabajo de curaduría a cargo de Szinetar, quien ha descrito a Cortina como un “adelantado del arte conceptual latinoamericano”.
Fotografía de Alfredo Cortina. Archivo Fotografía Urbana
Junto con esta exposición La Fábrica ha editado un volumen de la colección PHotoBolsillo que reúne 60 fotografías, con Szinetar como curador editorial y prólogo de Ariel Jiménez, que construyen un mapa completo de una Venezuela en pleno proceso de transformación.
Para el investigador Luis Pérez-Oramas, comisario de Arte Latinoamericano en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el libretista venezolano desarrolló un archivo sistemático y contínuo a partir de su “conmovedora obsesión” por su mujer, sin pretensiones algunas:
“Alfredo Cortina construyó un sistema de imágenes quizás porque era consciente, como diría Villem Flusser, que ‘lo incomparable es incomprensible’ (…) Podemos concluir que Alfredo Cortina, que no era ‘fotógrafo’, reinventó entre nosotros la fotografía, la fundó en sus términos más contemporáneos”
En su deseo por registrar momentos para su disfrute personal, Cortina dejó en su archivo “incesante de un solo habitante, y muchos mundos”, agrega Pérez-Oramas.
Alfredo Cortina falleció en 1988, a los 84 años, con un universo secreto dedicado a su esposa y una obra radial reconocida por su originalidad. En 1932 escribió junto a Mario García Arocha la primera radionovela costumbrista venezolana, La comedia Santa Teresa, que estuvo cuatro años al aire. Pero fue El misterio de los ojos escarlata (1933) la que mantuvo al país en suspenso con cada emisión de las aventuras de Alicia en la búsqueda de un tesoro enterrado.
Fotografía de Alfredo Cortina. Archivo Fotografía Urbana
Para televisión, escribió la famosa serie Los casos del inspector Nick, y otros programas como Caracas hace 50 años e Historias y leyendas del mar, y como intelectual del siglo XX, su nombre comparte el mismo espacio en la historia que ocupa Carlos Puche, precursor de la fotografía moderna en el país; la poeta Ida Gramcko y su hermana, la pintora, Elsa; y el filósofo marabino Ernesto Mayz Vallenilla.
Schön no sólo fue protagonista de sus fotografías, también de sus inventos. Entre los objetos que transformaba en creaciones curiosas, se cuentan las joyas que fabricó para su esposa. Cortina expresó en una oportunidad, en 1982: “¿Qué sería de nosotros si perdiéramos esa facultad extraordinaria de crear?”.
♦
LEA TAMBIÉN:
Alfredo Cortina, desde lo anónimo a la inmortalidad; por Lucía Jiménez