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“¿Puede Venezuela salvar a El Sistema?” Lea el discurso de Gustavo Dudamel

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Gustavo Dudamel en la Casa Blanca, durante la ceremonia de la Medalla Nacional de Las Artes y Humanidades 2015.

El director de orquesta venezolano, Gustavo Dudamel, ofreció un discurso durante la ceremonia de entrega de la Medalla Nacional de Las Artes y Humanidades 2015 el 22 de septiembre de 2016. En el texto que presentamos a continuación, se pueden leer las reflexiones de Dudamel acerca de el valor del arte para la humanidad, particularmente en tiempos de crisis. “¿Cómo podemos financiar las artes cuando no se satisfacen las necesidades básicas?” se pregunta, con respecto a la crisis económica venezolana y El Sistema Nacional de Orquestas. El discurso puede ser leído en inglés en la página oficial del director venezolano y en el sitio web Venezuela Sinfónica, traducido por Luis Contreras.

La peticion dudamel

“La música es mi idioma. En este idioma puedo dirigir una ópera o una sinfonía de memoria… o al menos eso es lo que dicen. Sin embargo, esta noche, no me encuentro frente a mi orquesta, por ello espero que esta distinguida audiencia pueda disculparme por leer mi discurso.

Creo que la primera palabra que se debe aprender en cualquier idioma es “gracias”. Es por esto que me gustaría comenzar agradeciendo a todos ustedes por este gran honor. Esta noche me siento muy agradecido y honrado de estar rodeado por este grupo especial de creadores, artistas, humanistas e invitados distinguidos.

Considero que no debo solo agradecer en mi nombre. Me gustaría agradecerles por la oportunidad de dirigirme a ustedes esta noche en nombre de los millones de latinos que han hecho de los Estados Unidos de América su hogar.

Desearía iniciar mi discurso compartiendo con ustedes una anécdota – simple pero inmensamente simbólica para mí.

Aun antes de comenzar a dirigir la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, yo promoví la creación de una orquesta juvenil llamada la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles. Uno de los primeros grupos de la orquesta se formó en South Central, Los Ángeles, una de las zonas con más problemas en la ciudad.

Allí fue donde conocí a un joven de 12 años llamado Adam. Adam vivía con su madre Tracey, en una zona altamente peligrosa. Cuando Adam supo sobre las audiciones para la orquesta infantil, él se presentó con su madre, quien nos contó que el sueño de Adam era aquel de convertirse en percusionista de la Filarmónica de Los Ángeles.

Adam y yo venimos de lugares muy diferentes pero teníamos algo en común: compartíamos el mismo sueño.

El primer concierto de Adam, y de la orquesta, se realizó algunos pocos meses después, un concierto gratuito para la comunidad en un lugar que para algunos de ustedes resultará muy familiar – ese lugar se llama el Hollywood Bowl. John Williams, Quincy Jones y más de 18.000 espectadores estaban allí.

Ese día fue, además, mi primer concierto siendo el director musical de la Filarmónica de Los Ángeles. Yo estaba tan aterrorizado como Adam. Por favor, entiendan, no es fácil estar sobre el mismo escenario donde alguna vez estuvieron Leonard Bernstein, Van Cliburn, Jimi Hendrix, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong… aun cuando Adam no tenía idea de quiénes eran estas leyendas.

Para muchos en la audiencia, llegar al Bowl ha sido una excursión más en su rutina diaria. Las 11 millas que Adam viajó desde su casa fueron seguramente el viaje más importante de su vida. Sencillamente: este joven quien dejó South Central aquel día regresó a su casa siendo una persona completamente distinta.

Nuestro Ulises, nuestro pequeño héroe, tomó sus baquetas y marcó un camino único hacia la esperanza.

Esta noche, este magnífico salón está lleno de almas comprensivas y compasivas que saben exactamente a lo que me refiero cuando digo que este tímido joven que conocí meses antes no era el mismo que estuvo frente a mí aquella noche, tocando con intensidad, moldeando su propia vida con cada golpe, tocando el corazón de 18.000 seres humanos – incluyendo el mío.

Mi mentor, el maestro José Antonio Abreu, dijo alguna vez que el peor crimen cometido en el mundo moderno ha sido quitar a los niños el acceso a la belleza y a la inspiración.

Obviamente vivimos tiempos difíciles. Como consecuencia de la crisis económica que sacude a todo el mundo, las escuelas cada vez tienen menos presupuesto y los primeros programas que se eliminan son aquellos de las artes y la música ya que estos no son considerados “esenciales”.

Yo creo que están equivocados.

Muchos creen que el arte es un lujo y que debe ser recortado en tiempos de crisis. Estas personas deben entender que precisamente durante los tiempos de crisis, el pecado imperdonable es eliminar el acceso al arte.

En mi amado país Venezuela una crisis como esta está sucediendo actualmente. La gente está pasando sus días en busca de alimentos, medicinas y las necesidades de la vida.

Los mismos argumentos existen – ¿cómo podemos financiar la música – las artes – cuando las necesidades básicas no se satisfacen? Un artículo reciente planteó la siguiente pregunta: “¿puede El Sistema salvar a Venezuela?”. Para mí, la pregunta más apropiada sería:¿Puede Venezuela salvar a El Sistema? – que ahora es más importante que nunca para los venezolanos y para su esperanza. Yo trabajo todos los días para asegurarme que una vez que Venezuela supere esta crisis, El Sistema pueda continuar ayudando a crecer y fortalecer a aquellos quienes, de alguna otra manera, no tendrían algún sueño.

El arte es el alimento del alma. Nuestros niños aprenderán arquitectura para diseñar los puentes que nos conectarán con nuestro futuro y se destacarán matemáticamente para calcular sus cimientos. Muchos de nuestros niños mejorarán la humanidad a través de la ciencia y todos deberán fortalecerse a sí mismos, conociendo los límites de sus cuerpos a través de los deportes. Las artes son, de igual manera, vitales. Aquellos que eliminan los programas artísticos deben entender que sin el arte, el espíritu humano se apaga.

Desde la Cueva de Altamira hasta Jackson Pollock y desde los Himnos Sumerios hasta las valientes y fascinantes letras en el musical Hamilton de Lin-Manuel Miranda (del que por cierto no he podido encontrar boletos), el arte ha sido el principal compañero de viaje del espíritu humano.

Creo que la salud espiritual debe tener el mismo peso que la salud física. Si todos nosotros reconociéramos que el bienestar de la mente y del alma es igualmente importante que el de nuestro cuerpo, entonces las compañías de seguro darían boletos gratis para conciertos, museos y galerías. ¡Quizá esto podría ser incluso una nueva disposición del ObamaCare!

Mi vocación es la música pero mi misión son los niños, especialmente, la forma en cómo les enseñamos y asegurarme que las mayores expresiones de nuestra humanidad se transmitan a las próximas generaciones.

Queremos preparar a nuestros niños para el futuro, pero aquí está justamente el problema – en este mundo acelerado en el que vivimos, no sabemos exactamente lo que el futuro nos traerá. Asumimos existirán las matemáticas, ¡siempre hay matemáticas!, y sí, debemos educar la mente. Pero un niño no es sólo una mente – es también un alma – y por lo tanto nosotros debemos, también, alimentar esa alma.

Nosotros, todos en este espacio, debemos encontrar un camino para crear y apoyar el arte en el futuro, es por ello que los invito a invertir en los sueños y en el espíritu de niños como Adam en Los Ángeles, y los millones de niños como él que están buscando un destello de esperanza y belleza. Los invito a escuchar las palabras de Schiller, quien dijo que la belleza es la única forma de comunicación capaz de unir a la sociedad ya que ella “se refiere a lo común a todos”.

Desde el momento en el que nos convertimos en humanos y comenzamos a pintar en las paredes de las cuevas, estamos programados para expresarnos. No sé qué tecnologías usaremos aun en el futuro o qué cambios enfrentaremos. No sé cómo serán Facebook, Pokémon Go o Twitter. No sé si los computadores desaparecerán o se convertirán en algo completamente distinto. Cualquier cosa y todo es posible.

No importa lo que traiga el futuro, de igual manera debemos expresar lo que sentimos: y eso es el arte.

Arte es futuro.

Vamos a asegurarnos de crear un ambiente que cultive, abrace y fortalezca las artes.

Depende de nosotros asegurar que los niños estén preparados.

Muchas gracias.”

–Gustavo Dudamel