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Europa como proyecto; por Piedad Bonnett

Por Piedad Bonnett | 5 de julio, 2016
Europa como proyecto; por Piedad Bonnett

Fotografía de Charles Clegg. Haga click en la fotografía para ver ir a su perfil en Flickr

Medio mundo lamenta la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que se creó en su día como un proyecto civilizador para detener las guerras y como una alianza económica.

Y  no sólo por la suerte de sus ciudadanos, sino porque se teme que Europa empiece a desintegrarse, empujada por la intolerancia de los partidos xenófobos, nacionalistas y eurofóbicos que toman fuerza en países como Francia,  Holanda y Polonia. “La desintegración europea es prácticamente irreversible”, sentenció, de forma agorera, George Soros.

Pero, ¿por qué es tan importante “el proyecto europeo”? En memorable conferencia pronunciada en el Nexus Institute en 2004, George Steiner recordó que para Husserl Europa “designa la unidad de una vida espiritual y una unidad creativa”. Y desarrolló, a partir de cinco axiomas, la idea de que Europa es una unidad cultural con sentido y no una asociación arbitraria de países. Estos axiomas son: 1) Europa está compuesta de cafés, y en ellos los filósofos, los artistas y los políticos han conspirado y han pensado el mundo. “Mientras haya cafés, “la idea de Europa tendrá contenido”, afirmó, caprichosamente. (Con malicia acotó, también, que en el Reino Unido hay pubs y que ellos son importantes en su cultura, pero no son cafés). 2) Europa es caminable, su paisaje es a escala humana. 3) Al contrario de EE. UU., donde el futuro es lo importante y los espacios culturales aluden a la naturaleza, en Europa el pasado pesa, y la memoria histórica se materializa en todas partes: en los nombres de las calles, los parques, los edificios. 4) El legado conflictivo pero fructífero de las tradiciones de Atenas y Jerusalén (la cristiana y la judía), está en la raíz de sus conquistas culturales y también de sus guerras y sus carnicerías. 5) Europa, desde siempre, ha albergado la conciencia de su posible desaparición. Dos guerras mundiales y los recientes genocidios en los Balcanes “llevaron este presentimiento al paroxismo”.

Steiner, que se preguntaba ya entonces si este presentimiento podía hacerse realidad algún día, avizoraba dos peligros: “la reducción de la vida espiritual en Europa”, en razón de la americanización de sus costumbres —vaticinada por Weber—, y la posibilidad de que Europa olvide que en ella nacieron la filosofía y la idea de la razón. “Los odios étnicos, los nacionalismos chovinistas, las reivindicaciones regionalistas han sido la pesadilla de Europa”.

¿Será verdad —como expresó el editor senior de la Deutsche Welle, Christoph Hasselbach— que “el problema con la noción de lo europeo es que ha sido idealizada”, que “la emoción de la época fundacional de Europa fue, sin duda, genuina, pero ya está agotada” y que hay que defender la idea de Europa sólo por puro pragmatismo? No sé contestar esta pregunta. Creo saber, eso sí, que aunque Europa lleva dentro de sí el demonio de los odios étnicos que la han llevado tantas veces a la guerra, su fuerza es necesaria para contrarrestar la del imperio norteamericano. Y quisiera pensar que, hoy más que nunca, cuando se enfrenta a dos problemas que la ponen a prueba, el terrorismo de los fanáticos y el pedido de auxilio de los inmigrantes, tiene “el imperioso privilegio de elaborar y llevar a efecto un humanismo secular”.

Piedad Bonnett 

Comentarios (1)

jesùs BerthèBerthè
8 de julio, 2016

La posibilidad de que desaparezca la Europa Unida esta en su origèn. Fue una creaciòn de elites financieras, que nunca tomaron en cue ta los interesesde las clases pobres y obreras de los paises integrantes. En consecuencia el proletariado europeo es presa facìl de demagogos,oportunistas y facistas que ofrecen liberarlos de la dictadura de los banqueros y “intelectuales clasistas”. Demasiada intervenciòn en la vida del pueblo europeo y pocas veces favorables.

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