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Lecciones de Bolivia electoral; por Carmen Beatriz Fernández

Por Carmen Beatriz Fernández | 1 de marzo, 2016

Lecciones de Bolivia electoral; por Carmen Beatriz Fernández

Al parecer Evo Morales todavía no se ha dado cuenta, pero el resultado electoral de Bolivia podría ser lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo. El referéndum que perdió buscaba hacer una reforma constitucional que le permitiera a él y a su vicepresidente aspirar a un cuarto período de gobierno.

En política es muy importante cómo entras, pero es todavía más cómo sales: cómo te despides es lo que sella tu impronta en la historia.

Evo lleva una década gobernando, todavía le restan dos años y ahora tiene la espléndida oportunidad de dejar el poder como un gobernante muy exitoso y como un demócrata, que no es poca cosa.

Hace poco más de un año estuve por primera vez en Bolivia, en Santa Cruz de la Sierra. Viajaba desde Caracas y tenía una serie de encargos de medicinas para llevar a amigos y parientes. En Venezuela ya se vivía la escasez que hoy se ha agravado, por lo que cada viaje, en cualquier ruta desde Caracas, ers la misma rutina: salir de casa con una lista de cosas imprescindibles para la vida cotidiana. En Caracas no conseguíamos nada y en Bolivia lo encontré todo con variedad. Entendí entonces, de sopetón, algo que leyendo los indicadores macroeconómicos no se me había hecho tan meridianamente claro: el modelo boliviano no copiaba el venezolano.

Bolivia tiene una década creciendo a un ritmo estable que ha oscilado entre el 3% y el 6% interanual. Sin pausa. Superior al promedio global y superior también al de la región latinoamericana. Hay una disonancia que se presta a confusiones porque al escuchar la altisonante retórica anti-imperialista de Evo puede sorprender encontrar una región pujante, en su comercio, en su industria, en docenas de nuevos franquiciantes de marcas muy conocidas globalmente que se ven por doquier. Si bien región de los llanos ha sido históricamente más próspera que la región andina boliviana, y la que con más vehemencia adversa al gobierno nacional, no es menos cierto que el gobierno de Morales entendió que la convivencia entre las regiones resultaba imprescindible para lograr un crecimiento económico nacional que permitiera llevar el progreso al país como un todo.

He leido a varios analistas venezolanos decir que el fin de la era de Evo es consecuencia del colapso económico venezolano. No es así, sin embargo. Poco tiene que ver la errática conducción de la economía venezolana con el crecimiento sostenido de la boliviana. Este gráfico de crecimiento interanual del FMI desde el año 2000 no puede ser más elocuente al respecto. Mientras que el crecimiento del Producto Territorial Bruto (PTB) lleva en Venezuela (en azul) forma de una vertiginosa montaña rusa, la curva de Bolivia (en rojo) expresa la virtuosa constancia del crecimiento estable.

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Crecimiento interanual del PTB de Venezuela (azul) y Bolívia (rojo)

Lamentablemente las luces de este crecimiento económico han venido en esta ultima década aparejadas con feas sombras de la tentación autocrática, tales como el voto comunitario que viola el voto secreto en las zonas más rurales, la inhabilitación de candidatos opositores en la región de Beni o lo ocurrido el propio domingo del referéndum, con el deliberado retardo en la apertura de las mesas electorales en las zonas más adversas al gobierno central.

Los resultados oficiales confirmaron las tendencias parciales, pero en las últimas horas del conteo la opción del NO perdió al menos 10 puntos de la amplia holgura que vaticinaron las encuestas de salida y el proceso se enturbió con dudas. Aun así el caso es que Evo reconoció haber perdido el referendum, y lo perdió  pese a tener una buena y estable gestión económica. De alguna manera se quiebra ese axioma electoral según el cual la economía prima sobre los resultados electorales. También se sigue concluyendo el ciclo de los gobiernos de izquierda autoritaria en la región, a tres meses de la derrota de Kirchner en Argentina, y sólo dos de la derrota chavista en la elección parlamentaria venezolana del pasado diciembre.

Desde hace varios meses las encuestas pre-electorales venían hablando de un “empate técnico”, dos bloques de idéntico tamaño, alrededor del 40% cada uno se enfrentaban entre el SI y el NO. Un tercer bloque, más pequeño, de cerca del 20% del electorado, usualmente votante de Evo, se lo pensaba: seguía apoyando a Evo, pero creía que “no estaba bien” cambiar la constitución porque dos personas deseasen permanecer en el poder. Finalmente, en los últimos diez días de la contienda tomaron su decisión, y lo hicieron a favor del NO. Los escándalos de corrupción que coparon la agenda pública losdías finales de la campaña y el personalismo en la ambición de ese cambio constitucional, fueron castigados. Más allá de que el oficialismo haya aceptado el resultado la sociedad boliviana debe velar ahora porque se respete la voluntad del elector. Y ojalá que Evo se dé cuenta de la oportunidad histórica que tiene entre manos. Porque los electores bolivianos, en esa una inusualmente masiva cita con las urnas, dieron una muestra de decencia electoral.

La autora preside la consultora DataStrategia y es profesora del IESA e investigadora asociada en la Universidad de Navarra

Carmen Beatriz Fernández 

Comentarios (2)

Victor Hugo
1 de marzo, 2016

El ciudadano boliviano piensa de una forma similar que el ecuatoriano, sencillamente no queremos ciudadanos que se acostumbren al poder, porque sinceramente el poder es sabroso, NO SEÑOR, no queremos pequeños reyesuelos en AMÉRICA, incluso quieren fundar dinastias a lo Duvalier, lo que muchas veces pasa que sus chilpayates tienen poco cerebro. Entonces hay que decirle con buenas palabras: usted ya cumplió se le agradece y vaya a descansar porque eso es muy bueno para su salud, NO PRETENDA SER ETERNO, sino piense y analice lo que le ocurrió a Fujimori por su ansia desmedida de permanecer en el poder, por socapar la corrupción de Montesinos y demás personajes, bandidos de cuello blanco, debe crearse una ley que permita enviarlos al paredón.

Diógenes Decambrí.-
1 de marzo, 2016

En política es muy importante cómo entras, pero todavía más cómo sales: es lo que sella tu impronta en la historia: Lo demostró -con dramatismo y convicción democrática- el presidente Carlos Andrés Pérez, víctima de una perversa confabulación, que incluyó a su propio partido AD, a los “Notables”, a un Fiscal resentido (supo por llamada telefónica informal, que fue destituido como Canciller, por CAP I, y le cobró a CAP II), y por supuesto la ultraizquierda hipotecada a la prehistoria estalinista. CAP no quiso sentar un precedente de malcriadez y prepotencia totalitaria (como lo que hoy protagonizan Maduro, la bancada del PSUV y el TSJ) y acató el inmerecido dictamen que lo separaba de la presidencia, declarando “Hubiera preferido otra muerte”, metáfora del paredón de ilegitimidades que lo fusiló, su muerte física ocurrió mucho después, dic 2010. No era santo de mi devoción, pero fue un Demócrata, víctima de una gran Injusticia, que benefició a quienes llevan 17 años dañando al país.

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