Actualidad

Memorias de una reportera del Congreso; por Mari Montes

Por Mari Montes | 8 de enero, 2016
Memorias de una reportera del Congreso; por Mari Montes

Fotografías del Congreso entre 1976 y 1984. Haga click en la imagen para ver una fotogalería de la memoria visual del Congreso de la República

El saber popular dice que hay cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan.

Pocas veces cuento cómo fueron mis días como reportera en la fuente política. Me tocaron los años de la crisis interna de Acción Democrática que generaron los casos de corrupción en la gestión de Jaime Lusinchi, Carlos Andrés Pérez 2, incluidos El Caracazo y las dos intentonas de golpe de Estado de 1992 y, más tarde, el juicio por malversación que provocó su renuncia a la presidencia y posterior prisión.

Fui reportera de radio y de televisión. Mis fuentes eran AD, Congreso y Consejo Supremo Electoral. Así fue desde 1989 hasta 1993, los años que voy a recordar en estas líneas: lo que quiero contar, porque lo viví, es cómo eran las cosas para los periodistas en aquellos días tan difíciles, eso que recuerdo.

Las evaluaciones y cantidad de libros, con verdades, mentiras, mitos y más que se han publicado sobre “el puntufijismo” y la llamada Cuarta República, sus errores y sus vicios, se cuentan por decenas y en varios idiomas.

Pero también hubo virtudes y no debemos olvidarlas. Volver al pasado no siempre significa un atraso o algo horroroso. No hay que tenerle miedo a rescatar lo que fue bueno, como cuando los periodistas andábamos libremente por todo el Palacio Federal Legislativo, desde el Salón Elíptico hasta la mismísima Presidencia del Senado (o sea: del Congreso) o de la Cámara de Diputados.

Escuché varias veces a Ramon Jota Velazquez, sentada en la curul contigua, contarme sobre Diógenes Escalante y sus fascinantes días de reportero. Subía a la Presidencia en el Hemiciclo a preguntarle algo a Pedro París Montesinos en el Senado o a Moises Moleiro o a Ramón Guillermo Aveledo en la Cámara de Diputados. Teníamos acceso a todo y a todos, tanto en el Palacio como en Pajaritos, donde funcionan las oficinas administrativas y las comisiones.

Se hacían las preguntas que había que hacer, por incómodas que resultaran. Se opinaba en los programas de radio y televisión. En el Congreso habían interpelaciones, los ministros rendían cuentas, las comisiones funcionaban y los periodistas conocían la agenda.

La información fluía y se podía investigar.

Una vez, en su discurso por el Día del Periodista, Paulina Gamus dijo que entre periodistas y políticos había “una relación amor-odio”. Algunos lo interpretaron mal, pero bien sabíamos los del Congreso a qué se refería la elegante diputada de Acción Democrática, quien era accesible y respetuosa de nuestro trabajo.

Las noticias de aquellos días no eran favorables al partido de gobierno. Ahí están los archivos. Y si bien hubo casos de censura, como después de la intentona de febrero de 1992, o agresiones y amenazas, que también se denunciaron, en la hemeroteca están las pruebas de cómo era la libertad de expresión en aquellos años. Con recordar que el Premio Nacional de Periodismo lo ganaron José Vicente Rangel, Eleazar Díaz Rangel, Jesús Romero Anselmi, Walter Martínez, por nombrar algunos, no habría mucho más que agregar. Aquella comisión que integraba el premio era verdaderamente plural.

Tambien Ibéyise Pacheco fue premiada por destapar con valentía el caso de la Manzopol, la policía paralela que José Manzo González manejó en los últimos años de la administración de Jaime Lusínchi.

No todo el en pasado fue malo. El acceso a la información, una sala de prensa en cada ministerio (no para hacer propaganda, sino para informar), sala de prensa y acceso al libro de novedades de la PTJ. No eran dádivas, sino una conquista del periodismo que se perdió en estos 16 años.

El satanizado Pacto de Punto Fijo estableció que si el Presidente era de AD, el presidente de la Cámara de Diputados era de Copei. Y viceversa. En la directiva siempre estaba el MAS, independientemente de su porcentaje en la votación.

Se trataba de respetar la representación de todos, no de matemática.

Por eso Moisés Moleiro o Argelia Laya llegaron con justicia a estar en esas “alturas”, bajo el arco tricolor de ambos hemiciclos del aquel Congreso bicameral.

Como en los tiempos que recuerdo el gobierno era adeco, el presidente de la Comisión de Contraloría era copeyano, junto a masistas y gente de la Causa R u OPINA. Así fue como Douglas Dager y Nelson Chitty pudieron hacer su trabajo de investigación y sus interpelaciones. A la mismísima Blanca Ibañez la llevaron a rendir cuentas frente a toda la prensa. Walter Márquez llevó a las víctimas de la Masacre de El Amparo y Enrique Ochoa Antich investigó los hechos de febrero de 1989. Así también se supo de los jeeps de Ciliberto y todos aquellos escándalos, incluyendo los que terminaron por llevar preso a El Junquito a Carlos Andrés Pérez e hizo que Jaime Lusinchi y su secretaria huyeran del país.

No olvidemos que eso también pasó. Estas historias se conocieron porque había independencia de Poderes y acceso a la información.

El pasado no es para borrarlo. Y mucho menos lo que fue bueno, las virtudes de lo recorrido, lo que representó conquistas para la civilidad y la convivencia.

Yo creo que no siempre se trata de cambiar de rostros, sino de actitudes, de maneras de accionar. Yo creo que los hombres aprenden de sus errores y que son capaces de evolucionar. Yo creo y respeto y valoro sus experiencias tanto como la pureza y el ímpetu de los jóvenes.

Hablando de jóvenes: siempre recuerdo a Teodoro Petkoff decir que “sólo los estúpidos no cambian de opinión”, como tituló su magnífica entrevista con el periodista Alonso Moleiro.

Teodoro, por cierto, era un orador que dejaba a todos en silencio. Y Moisés Molerio era un deleite. Con ambos había que, literalmente, coger palco. Y también lo eran Ramón Guillermo Aveledo, Hilarión Cardozo, Lolita Aniyar, Argelia Laya, Pedro París, Ramón Jota Velázquez, Oscar Yánez.  Y Aristóbulo Izturiz era muy buen orador, amigo de Paulina Gamus, solidaria con él en más de un momento difícil.

¡Me vienen tantas cosas a la memoria! Discursos, verdaderas piezas, como la que llevó uno de los mejores invitados que tuvo la tribuna de oradores en toda su historia: Luis Castro Leiva.

Deseo tanto que vuelva el respeto por el otro, el orden en las intervenciones, los discursos de altura.

Siempre, insisto, hay que evolucionar, mejorar, aprender de los errores y también de lo que estaba bien.

No hay que olvidar nada.

Mari Montes 

Comentarios (14)

Joeif Duroim
8 de enero, 2016

Muy buen artículo. Estás apenas hablando de lo que era el Congreso de hace 25 años! Ojalá haya reflexión y cambio.

eleana delgado
8 de enero, 2016

me encanto este articulo tan bueno ahora que la prensa volvio a la asamblea

Paulina Gamus
8 de enero, 2016

Agradezco a la querida y talentosa Mari Montes, cuyo único defecto es ser fanática de los Leones del Caracas, por este excelente reportaje y sobre todo, por la generosa mención que hace de mi persona cuando cumplí mis deberes como diputada al Congreso de la República. Quizá no todo tiempo pasado fue mejor, pero peor que este que estamos viviendo dificilmente haya otro. De nuevo gracias querida Mari.

Adolfo Ochoa
8 de enero, 2016

Mari, el problema de este país que llegó un caudillo y le cayó a mentiras a la gente, y muchos se tragaron el cuento. Y sobre esos cuentos se tejieron más mentiras… Ahora hay jóvenes que les parece increiíble que hayamos vivido en un país tan distinto al que ellos viven ahora…

Diógenes Decambrí.-
8 de enero, 2016

¿En alguna ocasión agredieron a golpes, en el hemiciclo del Congreso Nacional, a diputados opositores, con la venia y el disfrute del presidente de la cámara, y la imagen de la TV mostrando el techo? ¿No respetaron AD y COPEI los resultados de las elecciones parlamentarias, y liberaron de su justificada prisión a David Nieves, secuestrador de Niehous, por haber sido electo diputado, respetándole su inmunidad?

MariaBeatriz
8 de enero, 2016

No lo había leído. Los artículos prodavinci no se deberían dejar de leer ninguno. Época sin bien de corrupción, también de respeto por las diferencias. Ojalá hayamos aprendido todos. Desde nuestros nuevos representantes hasta cada venezolano aunque unos tarden más en aprender. Merecemos vivir distinto. Merecemos más de lo q una vez nos ofreció la cuarta pero más mucho muchísimo más lo q este desgobierno no ha estado ofreciendo. Merecemos la Venezuela de primera. Gracias por llevarme a recordar lo q fuimos

luisa vasquez
9 de enero, 2016

Mary este memorial es una excelente oportunidad para que los jóvenes sepan como fue la Venezuela de antier y que hay cosas que siempre pueden ser mejores.

Demóstenes Pérez
9 de enero, 2016

En las Memorias de Mari Montes subyace — sin pretenderlo– un hermoso concepto de Parlamento, un espacio deliberativo, para pensar, debatir, reflexionar con ideas, donde el argumento domine y el lenguaje procaz que no tenga posiblidad de sobrevivir.

Un parlamento no es apto para mediocres, especialistas en insultar y amenazar,tampoco un ring de boxeo para que “diputalandros” o “legisladrones” desaten su miseria humana y se comporten como pranes y guapetones de comuna. Una Asamblea Nacional debe ser un espacio deliberativo, plural, crítico, educativo y decente,donde los parlamentarios no se asuman como enemigos sino como adversarios que polemizan, argumentan, disienten y construyen consensos que beneficien a la sociedad. En el parlamento las ideas, pensamientos, leyes, propuestas, argumentos y soluciones deben ser las armas ( sin alusión militarista) de los diputados que procesan sus diferencias y conflictos a través de la palabra.

Desde luego, en esa belleza discursiva, que debe ser un Parlamento, siempre surgirá uno que otro cernícalo, fascista, procaz y militarista, que confunda ese espacio deliberativo con un cuartel, burdel, gallera o arena de lucha libre.

Y nunca debe haber una separación entre parlamentar e informar; entre poder legislativo y medios de comunicación; pues ese matrimonio hace del periodista un ciudadano responsable e informado y del parlamento un espacio público a la vista del público, bajo la mirada del demos.

Una Asamblea Nacional, abierta, transparente, sin opacidad, contribuye a contar con diputados con triple calidad: política, intelectual y emocional.Celebramos que la esclavitud informativa y la hegemonía mediática hayan desaparecido, a partir del 5 de enero,de esa “escuela para la democracia” que debe ser un PARLAMENTO, lugar para parlamentar y no para lamentar. Termino con Alfonzo Reyes: “Quien piensa con lucidez, escribe claramente. Quien discurre con elegancia, habla con donaire”. Gracias, @porlagoma, por refrescar nuestra memoria con tu Memorias.

Oscar Perroni
9 de enero, 2016

Mi querida Mary creo que has traído al presente unas verdades que por lo menos yo las tenía olvidadas, además con la efeciencia de este régimen en cegarnos con medias verdades que se convierten en gigantescas menti- no nos reconemos como pais que transitamos por la democracia con cada vez más cultura ciudadna; a tal punto que llegamos a enjuiciar a un presidente en ejercicio, cosa que en pocos países se ha dado. Todo lo mejor para ti, un gran abrazo

Mari Montes
10 de enero, 2016

Muchas gracias por sus respuestas a este ejercicio de memoria que sentí la necesidad de escribir. Gracias a Paulina por sus generosas palabras, su amistad me honrra y enorgullece, aunque ella sea magallanera. Demóstenes tu respuesta es un lujo. Muchas gracias a todos de nuevo.

Irma Sànchez de Dìaz
10 de enero, 2016

Buèn arìculo MARI MONTES, me hicistes recordar muchas cosas, eso era DEMOCRACIA, todo el mundo tenia derecho a pensar y opinar distinto, eso no es pecado. Yo pienso MARI, que no debe haber cuarta ni quinta,sino una sola REPUBLICA, y que sea indivisible, asi pienso yo, tambièn como dices tu, no olvidar, que hubo cosas buenas y malas, y para eso es la historia, para corregir y aprender de los errores y aciertos,lo que pasa es con un Gobierno,que no escucha, ni corrije, es difìcil , pero no imposible, lograr hacer las cosas bien. Ahora bien yo creo, y espero que con esta nuevo Congreso, se pueda enmendar muchos errores, y que nuestro periodistas tengan libre entrada al Hemiciclo, como lo tuvieron UDS.en su època, dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero creo que el futuro va a ser mucho mejor. Es todo.

ROBERTO MORAN
10 de enero, 2016

Me gusto recordar ese congreso. habia un diputado copeyano de apellido Iturbe pepe creo era un excelente orador yo era un chamo y para mas senas adeco pero no dejaba de admirar su forma de hablar

Flor Bello
10 de enero, 2016

Mari sobran mis palabras ante todos los comentarios anteriores, te doy las gracias por este recordatorio que ojala muchos nuestros nuestros jóvenes que no vivieron estas experiencias puedan leerlos.

Aura Celina Vivas
25 de enero, 2016

Así es…¿Cuándo publicará su libro “Memorias de una Reportera del Congreso”? Sería un gran favor que haría a Venezuela y a su pueblo. Ojalá sea pronto. Sería útil para desmontar ese cuento malvado robolucionario hacía el período de 1958 al 1999. Gracias.

Envíenos su comentario

Política de comentarios

Usted es el único responsable del comentario que realice en esta página. No se permitirán comentarios que contengan ofensas, insultos, ataques a terceros, lenguaje inapropiado o con contenido discriminatorio. Tampoco se permitirán comentarios que no estén relacionados con el tema del artículo. La intención de Prodavinci es promover el diálogo constructivo.