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Entrevista a Freddy Guevara a propósito del #6D; por Álex Vásquez

Por Álex Vásquez S. | 28 de noviembre, 2015

Cobertura especial 6dEntrevista a Freddy Guevara a propósito del #6D; por Álex Vásquezc

Se abre la puerta de su oficina en la sede de Voluntad Popular y ahí está Freddy Guevara, el Coordinador Nacional encargado del partido, solo, revisando su iPad. La ventana detrás del dirigente anuncia el comienzo de la noche. Que el joven de 29 años de edad esté solo sorprende un poco, porque es el responsable de activismo del Comando Venezuela Unida, integrante del Equipo Ejecutivo y, además, está encargado de la defensa del voto fuera de los centros de votación. Se esperaría que estuviese rodeado de gente cuando las parlamentarias del 6 de diciembre, una elección que se percibe como trascendental para el país, están tan cerca.

Pero el dirigente explica que está un poco sorprendido porque antes de la entrevista tuvo su primera hora libre en semanas, y la usó para entretenerse con el iPad. Para conversar, sólo disponía de media hora, pues aún tenía varias reuniones y actividades en lo que quedaba del día. Jugar un rato en su tableta, ver algún capítulo de Game of Thrones o ir  a alguna función de cine, tarde en la noche, es lo único que regresa a Guevara a ser un joven de 29 años de edad. El resto del tiempo es quizá uno de los cinco dirigentes de más peso en la oposición venezolana.

Boton Ramos Allup

La oposición ha centrado buena parte de su campaña en la ventaja que le atribuyen las encuestas, con brechas inéditas. ¿Es irreversible esa diferencia?
Estoy convencido de que es irreversible, no hay forma, ni siquiera con trampa, de cambiar eso. Te puedes robar 2 o 3 puntos en una elección si eres un experto electoral, pero reducir una brecha de 30 puntos es imposible.

¿Cuántos diputados podrá darles esa ventaja?
Eso no es una proyección lineal, pero estoy convencido de que podemos pasar de los 100 diputados. Eso es suficiente para impulsar los cambios que necesitamos.

¿Cómo cuáles?
Empezar por la Ley de Amnistía. Las leyes que queremos aprobar las podemos activar con mayoría simple, pero en líneas generales este gobierno aplicó una maldad que se les va a revertir: ellos aprobaron con mayoría simple muchas cosas que requieren mayoría calificada, algo que el Tribunal Supremo de Justicia avaló, así que lo que es bueno para la pava es bueno para el pavo. Van a ser víctimas de su propia maldad. Usaremos la mayoría para corregir sus entuertos.

Pero en lugar de ayudarlos, ¿el TSJ no será una traba?
Esto no es un problema legal: es un problema político. ¿Por qué? Cuando ganemos el 6D se activará la cuenta regresiva del fin del gobierno. Como ocurre en este tipo de procesos, va a empezar a saltar muchísima gente. Estoy convencido de que habrá más magistrados, diputados y miembros del gobierno dispuestos a colaborar que aquellos que se van a inmolar con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.

¿Dependerá esa colaboración de la diferencia en votos?
Sin duda. A mayor fuerza, mayor capacidad de maniobra vamos a tener. Ellos verán que necesitan ponerse del lado correcto de la historia.

¿Eso a pesar de que presionan para renovar 13 magistrados?
¿Quién va a querer inmolarse por un gobierno que está desprestigiado a nivel internacional y ahora hay sospechas de su vinculación con el narcotráfico? Sería anti natura que algún venezolano quiera mantenerse ahí. Eso podría ocurrir con gente ideologizada, pero la cúpula no puede ver un Etiqueta Azul, un Rolex o un Ferrari porque se lo roba.

¿Y qué tanto influyen las acusaciones contra los sobrinos de Cilia Flores en eso?
Muchísimo. Nosotros hicimos una encuesta telefónica y 76% del país se enteró de eso, a pesar de que no todos los medios lo sacaron.

¿Eso mueve los poderes por dentro?
Claro. Todos empiezan a darse cuenta de que no son intocables y de que si no están metidos en ese paquete los pueden asociar con eso.

¿Tienen contactos en el TSJ para adelantarse a ese choque de poderes?
Voluntad Popular no. Hay partidos que tienen relaciones con algunos magistrados y la información que tenemos es que parte de la presión es porque ellos no confían en su gente.

Hay estado de excepción en algunas regiones, cambios en índices poblacionales, un segundo Dakazo con el precio justo máximo… ¿le servirá eso al gobierno para reducir la brecha y emparejar?
No lo veo. Tendría que subir mucho por día. La gente sabe que estas medidas son pan para hoy y hambre para mañana. La gente vivió El Dakazo y sabe lo que pasó.

Félix Seijas hijo afirma que la palabra que más escucha en sus focus groups es “cambio”. ¿La gente sabe qué es lo que se juega en esta elección o quiere votar para cambiar algo que quizá no se puede cambiar el 6-D?
Cada quien tiene su visión del cambio, pero todos saben que el cambio es no estar con este gobierno y que la vida mejore. La mayoría lo ve como un cambio de gobierno, otros como el fin a las colas o de la inflación, otros quieren la reconciliación, pero en efecto el país se hartó de vivir como vive. Y sabe que el responsable es Nicolás Maduro, su combo y el modelo que han impuesto.

¿Qué pasará con la oposición si gana la Asamblea Nacional? ¿Hay un acuerdo para decidir la ruta los primeros seis meses?
Sí. Hay un acuerdo para actuar en conjunto. Contempla la agenda del cambio para superar la crisis económica y social, convocar a todos los venezolanos y representantes de los poderes. Si alguno no apoya, se aplicarán los mecanismos constitucionales.

¿Qué es ese cambio político? ¿El cambio de presidente?
Parte del cambio político es el cambio de presidente, pero también debe haber jueces independientes, jueces que persigan a los corruptos, una Contraloría que no se haga de la vista gorda. No vamos con una razzia, a sacarlos a todos, pero aquí tiene que cambiar el sistema, y el oficialismo tienen que entender que se le acabó su tiempo.

¿Volveremos a una situación como la de 1998 / 1999?
¿En qué sentido?

¿El país vuelve a empezar en lo político?
Sin duda alguna. Y no sólo políticamente. ¿Cómo se aguanta un Ministerio Público con 97% de impunidad? Algo está mal ahí: hay que cambiar. No sólo a las personas, sino al sistema. Esto no se trata de Maduro, sino de que el sistema es corrupto, ineficiente y dictatorial y por eso debe cambiar. Eso no será de la noche a la mañana, pero 2016 será el gran momento.

¿Cuál será el primer paso en la Asamblea?
La Ley de Amnistía, sin duda.

¿Qué necesitan para lograrlo?
Ganar la mayoría en la Asamblea.

¿Mayoría simple?
Sí. Con eso podemos.

¿Hay grupos en la oposición que aún creen que hay que acumular fuerzas y que 2016 debe ser el año para ganar las gobernaciones?
Si existen, creo que están locos o no se atreven a decirlo. Hoy estamos muy claros en que el mandato del pueblo es el cambio político.

¿Las circunstancias unieron criterios?
Sí, estoy convencido de eso, y el debate. Nosotros en ese debate cedimos posiciones y logramos generar algunos acuerdos. Nuestra tarea es hacer que se cumplan.

¿La Salida fue sólo acumular fuerzas o se creía realmente que iba a cambiar el gobierno? Muchos se sorprenden porque VP esté buscando puestos en la Asamblea.
Nosotros planteamos un cambio político urgente y en este momento la Asamblea Nacional es el mejor escenario para lograrlo. Hubo gente que asumió el discurso gobiernero de que nosotros no creíamos en el camino constitucional. Desde el 2 de febrero de 2016 nosotros planteamos nuestro camino constitucional: constituyente, reforma, enmienda. Eso no ha cambiado: hemos sido coherentes y si nos equivocamos lo decimos. En 2014 sabíamos que había que darle un parado al gobierno, pero el plan de La Salida llegó hasta el 12 de febrero cuando Leopoldo se retiró de la manifestación. De ahí en adelante, cuando asesinan a Bassil Da Costa, se da una reacción de la sociedad en contra de la represión y nosotros estamos en la obligación de acompañar al pueblo en su justa demanda. Todo eso no fue La Salida. Queríamos la Constituyente, pero la gente debía decidir. Cuando asumimos que vía presión popular no era viable el cambio de gobierno, pensamos en cuáles mecanismos podíamos activar antes de la elección de la Asamblea Nacional. Si no lo hacíamos, iba a pasar esto: en 2016 todo iba a estar peor y es así. En 2014 la gente no tenía estas colas, ni esta inflación ni esta carestía social. Había que lograr el cambio lo antes posible.

Eres una de las cinco personas con más fuerza dentro de la oposición y, por bastante, uno de los más jóvenes. ¿Qué se siente?
No pienso mucho en eso. El poder es una ficción, es un tema circunstancial. No digo que no haya hecho cosas para merecer estar ahí o que no crea que pueda aportar, pero al final el poder es una ficción. El estatus político es ficción. El poder no es un cargo, es otras cosas. Estoy haciendo todo lo que puedo por el cambio. Lucho desde 2008 y mi posición actual se da básicamente porque Leopoldo López está preso y Carlos Vecchio está en el exilio. Ellos y el partido me dieron la confianza. Al hacerlo de forma que ellos consideran positiva, ellos y las bases, me mantienen en esto. Lo único que uno siente es responsabilidad. Sentiremos orgullo histórico y nos sentiremos héroes nacionales cuando ganemos la Asamblea. Por ahora, tenemos la responsabilidad y no podemos fallar.

¿Qué pasa si el gobierno no reconoce una eventual victoria de la oposición?
Si no lo hace, acelera su salida del poder y empeoraría las condiciones.

¿Cómo?
Es impredecible. Pero te puedo asegurar que nosotros no nos lo vamos a calar y la gente tampoco.

¿La gente saldrá a defender diputados?
Si aquí no hubiera una elección habría estallado un conflicto social, la elección es la válvula de escape y eso es bueno, pero si el gobierno cierra esa válvula de escape no sabemos qué pasaría.

¿Hay contactos con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana?
Desde Voluntad Popular no.

Álex Vásquez S. 

Comentarios (1)

Pedro R Garcia
29 de noviembre, 2015

Ojeando esta entrevista, vino a mi recuerdo como verdugo a sueldo esta metáfora de Publius Vergilius Maro: “Una salus victis nullam sperare salutem.” “La única salvación para los vencidos es no esperar salvación alguna. (Eneida, II, 354). Foucault, se refiere al fascismo como el gran enemigo, el adversario estratégico, y no solamente al fascismo histórico que fue capaz de movilizar y utilizar tan efectivamente el deseo de las masas, sino el fascismo que mora en todos nosotros, en nuestra mente y en nuestra conducta cotidiana, el fascismo que nos hace adorar el poder, desear lo mismo que a nos domina y nos explota. En este año con los angustiosos eventos ocurridos fuera y dentro del país, quedo desenmascarado con rotundidad que en el liderazgo de quienes detentan el gobierno, como quienes los adversan como clásica oposición, hay una impermeabilidad para manifestaciones transcendentales, me asaltan invencibles dudas sobre el rol de esos fabulescos cuadros que avanzan detrás de la orientación “temática” de los nuevos comentaristas de sospechas, cuando escuchas algún vocero del gobierno, o de el frontispicio de los partidos la (MUD), percibes en sus narraciones trufadas de jurisdicciones, que procuran saber más de lo que realmente están al tanto, doctrinalmente viven de ahorros intelectuales, les falta espíritu agonal. Todavía nos quedan en el país retazos de “capitanes negreros”, el grueso de los adversarios del régimen en el trance agónico que atraviesa este como culminación de sus propios despropósitos, y el acento dramático de contradicciones gravosas de un Presidente que no da pie con bola, y sus constrictores se muestran presas de un tactismo alicorto, se exhiben a los ojos del país, estruendosamente conservadores: hijastros del orden burgués. La revolución socialista bolivariana no es tal, pero el grueso del país no tolerará una interrupción social

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