Artes

El Marqués de Sade según el Príncipe Negro; por Érik Del Búfalo

Por Erik Del Bufalo | 4 de junio, 2015
Performance Rolando Peña // Fotografía de Irly Chaurio // Haga click en la imagen para ver en tamaño completo

Performance Rolando Peña // Fotografía de Irly Chaurio // Haga click en la imagen para ver la fotogalería completa

Los performances son eventos prácticamente en desuso. Nuestra época prefiere la representación técnica donde la imagen aparece lo más alejada posible de un cuerpo. Queremos ver el dolor pero sin tocarlo y sin que nos toque. Queremos que no nos salpique la sangre mientras gozamos de su imagen. El pasado 13 de mayo se realizó en la Organización Nelson Garrido un performance en tres actos, Filosofía en el tocador: homenaje al marqués de Sade. Allí tanto la fotografía como el video volvieron a tener el volumen de los cuerpos humanos, a someterse a la escala humana. Nelson Garrido, Ana Chin-A-Loy y Vladimir Vera encarnaron las fantasías sadianas en la cuidada versión de Rolando Peña, el Príncipe Negro.

La escogencia de Filosofía en el Tocador se debe esencialmente a su actualidad. Es justamente en esta obra donde aparece el opúsculo “Franceses, un esfuerzo más para ser republicanos”, panfleto negro que sintetiza el pensamiento político del divino marqués y cuya resonancia con nuestro tiempo es estremecedora. En efecto, allí aparece dibujado el límite de la socialización de los cuerpos, en tanto han devenido en “cosa pública”, una vez que es puesta en entredicho definitivamente la propiedad privada. Pues si todo es público, solo el goce es privado y los cuerpos pasan a ser la carne dispuesta para el más grande placer de la república, que toma según su inclinación a todos los ciudadanos como objetos sexuales, es decir, como objetos del poder: todos somos de todos, todos somos el objeto legítimo del deseo del otro. Sin propiedad privada, el cuerpo tampoco puede ser la propiedad de nadie, sino la propiedad del Estado, ese gigante desconocido que intima con nosotros. He allí el punto límite del totalitarismo avant la lettre: el cuerpo expropiado de su único dueño, arrojado a la voracidad de todas las pulsiones.

Rolando Peña rescata la esencia visionaría de este pensamiento que presiente la desgracia de todos los autoritarismos modernos. “Pulverizad, para siempre, todo lo que pueda un día destruir vuestra obra”, nos dice allí Sade; no importa que esta obra sea solo el goce mismo de la destrucción del cuerpo ajeno. En esta revisión del “estado de naturaleza” todo queda revelado; sin límites, todos los cuerpos quedan a merced de los más fuertes y de sus más oscuras perversiones. En la búsqueda de la igualdad y la justicia sin contenciones, aparece el horrible horizonte de la despersonalización del deseo y la imagen dantesca de hombres y mujeres instrumentalizados por un goce despótico y desconocido. Parece un delirio, pero esta utopía sadiana esclarece como ninguna el peligro de una democracia radical donde el cuerpo ya no es privado, ya no es de nadie. En su homenaje, en su admiración y agradecimiento al Marqués de Sade, el Príncipe Negro retrata con maestría los horrores de nuestra propia realidad fuera de quicio a causa del goce más infame.

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Erik Del Bufalo 

Comentarios (1)

CEFÁS ROCAFIRME
6 de junio, 2015

Es un momento del mundo ESQUIOFRÉNICO, que contagia y confunde- sin saberlo-a los IDIOTAS con los GENIOS !…Cada quien entiende, usa y siente el CUERPO a su manera, de acuerdo a su SANIDAD personal,su SENSIBILIDAD, su INTELIGENCIA,sus EDUCADAS MANERAS de PENSAR y ACTUAR, y su SANA o ENFERMA RELACIÓN con los demás…El SADOMASOQUISMO es una PRÁCTICA “psicobiológica” ABERRADA, de ALIENADOS SEXUALES… más que el OBJETO de una MANIFESTACIÓN CULTURAL “EXTRAORDINARA”, en un mundo INSANO; que exige DIVULGAR- para aculturados y letrados- el impactante contenido de su ARTE DESVIADO, de lo que conocemos y siempre hemos tenido como “NORMAL° FELICITACIONES ! al autor del TEXTO, y al artista-fotógrafo, de las IMÁGENES !!!

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