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¿A quiénes beneficiaría un recorte de producción OPEP?

A quiénes beneficiaria un recorte de producción OPEP 640

Después de 14 años durante los cuales Venezuela jugó uno de sus roles más activos para reflotar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), esa misma que contribuyó a fundar en los años sesenta, el gobierno apuesta de nuevo a utilizar el organismo como una plataforma para garantizar lo que considera el “valor justo” de su barril de crudo y con eso garantizar la recuperación de su principal ingreso en tiempos de vacas flacas.

El presidente Nicolás Maduro anunció esta semana que Venezuela participará en una suerte de extramuros OPEP, una reunión al margen del encuentro formal de la organización en Viena que también contará con la participación de Igor Sechin, presidente de la petrolera rusa Rosneft y segundo a bordo del gobierno de Vladimir Putin. La cita se dará pocos días antes de que las delegaciones OPEP formalmente discutan si ajustarán a no su techo conjunto de producción en un encuentro que desde ya se anticipa tenso.

Tal vez para reducir esas tensiones y la negativa anticipada de Arabia Saudita (el miembro más influyente de la organización) a disminuir su extracción en pro de mayores precios, Venezuela no sólo está promoviendo el extramuros sino que además encomendó a su canciller y jefe de la delegación, Rafael Ramírez, una suerte de campaña que comenzó con una atípica reunión con el propio Ali al-Naimi, legendario ministro de Petróleo saudí, que prosiguió con visitas a México, Argelia, Qatar, Irán y Rusia.

1. ¿Quiénes se beneficiarían con una disminución de la producción conjunta de la OPEP?

La respuesta más obvia es que cualquier disminución de producción que dé como resultado una reanimación de las cotizaciones, que han retrocedido más de 20% en apenas dos meses, va a beneficiar más a los productores que no estén comprometidos con el recorte. Eso involucra principalmente a los países que en los últimos meses han estado arrojando más barriles a un mercado ya de por sí sobreabastecido y con una demanda en desaceleración.

Casi todos los ojos están puestos en los productores de petróleo de esquisto o shaleoil, principalmente Estados Unidos que está agregando alrededor de un millón de barriles por día (bpd) a su producción anual de crudo y que, pese que aún conserva un veto a la exportación, en meses recientes logró vender en el mercado externo más de 400.000 bpd a fuerza de licencias individualmente otorgadas por el Departamento de Comercio.

Sin embargo, hay naciones que han agregado muchos más barriles al mercado externo en años recientes, aun en medio de señales de desaceleración de la demanda. El caso más notorio es Rusia, país que además tiene una urgente necesidad de efectivo en medio de las crecientes sanciones que le han impuesto Estados Unidos y Europa, tras su controversial participación en la crisis política de Ucrania, algo que dificultaría que (incluso existiendo voluntad política para un recorte) el gobierno de Putin se atreva a ejecutarlo para acompañar a la OPEP.

Si los países del Consejo de Cooperación del Golfo se comprometen y ejecutan un recorte en medio de una feroz pelea por los mercados de consumo como la actual, les estarían dejando parte del camino libre a otros exportadores que pueden vender sin restricciones, una situación que marcaría un reacomodo de los flujos petroleros globales y permitiría a los refinadores escoger el crudo más apropiado para sus plantas casi sin limitaciones de precios.

2. ¿Qué tan probable es el recorte OPEP? 

Es posible, pero es aun más probable que la decisión no pase de un llamado a la disciplina. La OPEP eliminó las cuotas individuales de producción hace varios años y ha estado ajustando su extracción desde entonces sobre la base de un techo conjunto de producción que, al no estar minuciosamente establecido, ha permitido a algunos productores dominantes reemplazar los suministros de otros en medio de la gran inestabilidad política del Medio Oriente.

Ese techo conjunto ha permanecido sin cambios desde finales de 2011, cuando se fijó en 30 millones de bpd, pues en los últimos años la OPEP se ha inclinado a hacer llamados a la disciplina y al respeto del máximo permitido, en lugar de supervisar la producción individual de sus miembros.

Países como Arabia Saudita se han beneficiado mucho de esta política, al permitirles un margen de maniobra para incrementar producción rápidamente si hace falta, a expensas de otros. Eso no ha sido del agrado de naciones como Irak, Libia e Irán cuyos mermados bombeos están ahora en recuperación, por lo que no están dispuestos a aceptar fácilmente, como en el pasado, un retroceso de producción.

Otros productores menos representativos, como Venezuela y Ecuador, han jugado a conservar sus participaciones de mercado durante los últimos años, en medio de un lento retroceso en su extracción que ahora les deja poco peso para empujar decisiones dentro de la OPEP.

3. ¿Se unirían los países no OPEP a un recorte? 

Es poco probable. En el pasado ha habido ciertos compromisos políticos de algunos productores dominantes fuera de la OPEP, como México, Rusia y Brasil, para mantener sus niveles de ventas sin cambios, pero no hay garantías de que esos países recortarán. Si un exportador retrocede en su oferta, lo natural es que otro intente robarse un pedazo de esa participación de mercado y así ha ocurrido en tiempos recientes.

La caída de la producción de Irak, Libia e Irán permitió a países dentro y fuera de la OPEP ocupar los mercados que naturalmente le pertenecían a esas naciones. Y ahora que su extracción va en incremento se está generando una creciente batalla por asegurar clientes en Asia, cuya demanda se mantiene en expansión. En esta pelea no sólo participan los productores árabes, sino también los africanos y latinoamericanos, cuyo mercado más próximo (Estados Unidos) está sustituyendo importaciones ante la creciente extracción local.

4. ¿Quiénes están más urgidos por un recorte? 

Los países con un creciente o potencial déficit de balanza de pagos que no están en capacidad de producir más barriles en el corto plazo son los más urgidos. Venezuela, Ecuador, México y Brasil son ejemplos en América Latina.

Expertos calculan que Venezuela requiere al menos 110 dólares por barril para mantener el ritmo de importaciones de los últimos años, pagar sus compromisos de deuda y otras obligaciones externas, además de evitar una caída en la producción y las exportaciones de PDVSA. Ecuador y México están en una situación similar, aunque con exportaciones un poco más diversificadas que les permitirían sobrevivir por un tiempo más prolongado la caída de precios.

La posición de Brasil, desde el punto de vista macroeconómico, no está tan comprometida. Sin embargo, la situación específica de la petrolera estatal Petrobras es delicada, con un peso de deuda difícil de soportar para una empresa que aún no logra disparar sus exportaciones y ambiciosos proyectos costa-afuera, que requieren masivas inversiones.

En Norteamérica, donde la producción petrolera recae completamente en manos privadas, hay grandes diferencias de costos entre los productores de crudos tradicionales, las arenas bituminosas de Canadá y los nuevos productores de shaleoil. Estos últimos requieren precios altos para mantener el ritmo de extracción que traen, pero tienen inversión suficiente para capear el temporal en el corto plazo. Y además cuentan con ventajas fiscales que no existen en otros países.

En África la situación de la vasta mayoría de los productores es similar a la de América Latina: países altamente dependientes de las exportaciones petroleras y déficit fiscales en puertas que los obligan a presionar por recortes de producción. La diferencia es que muchas de estas naciones han aprovechado el repliegue de algunos miembros dominantes de la OPEP para ganar mercados próximos como India, lo que les ha dado cierto respiro en sus ingresos.

Cabría pensar que los países árabes no enfrentan ninguna dificultad de corto plazo ante la caída de precios, pero la reciente pelea interna en el reino de Arabia Saudita entre el ministro Naimi y los herederos del trono revela que incluso el mayor productor de la OPEP podría observar por primera vez en décadas un hueco en su presupuesto. No obstante, su posición hasta ahora ha sido la de observar si la caída de precios tiene un fondo, mientras ejecuta estrategias individuales para evitar perder mercados. Y entre esas estrategias está el recorte de sus propios precios de venta, una movida que alteró todas las diferencias de precios globales y demostró que Arabia Saudita siempre estará dispuesta a ejecutar la jugada mejor pensada.

5. ¿Qué pasará con Venezuela? 

Venezuela ha sido uno de los más fervientes defensores de la estrategia de recorte de producción en la última década y media. Y ahora no será diferente, menos si tiene como argumento político poder decir que los nuevos productores de esquisto (como Estados Unidos) están derrumbando las cotizaciones.

Sin embargo, su posición casi nunca es compartida por el grueso de los productores en la OPEP. Particularmente porque los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, con presupuestos mucho más blindados, han jugado siempre a la estabilidad de las cotizaciones en el largo plazo, sin erosionar la demanda.

Aun si Venezuela lograra que la OPEP decida un recorte, su situación macroeconómica es la más comprometida de Suramérica por su elevadísima dependencia de las exportaciones petroleras, lo que le exige precios muy elevados para poder mantener a flote la economía. Además, el recorte que PDVSA ejecutó junto a sus empresas mixtas en 2009 trajo un impacto muy negativo sobre su producción, al disminuirse los presupuestos operacionales. Y eso sirve como referente de qué podría ocurrir si una situación como ésta se presenta de nuevo, forzando a la petrolera a detener los planes de alza de producción que, finalmente, comenzaron a rendir ciertos frutos el año pasado con los nuevos proyectos de la Faja del Orinoco.

Pero Venezuela siempre puede presionar políticamente por un recorte y hacer poco por aplicarlo. Es una estrategia que le ha rendido ciertos frutos en el pasado y que ulteriormente solo perjudicará a los productores que retiren barriles del mercado.