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#SaludEnCrisis “Me han regresado tres veces de pabellón por falta de insumos”; por Isabel C. Morán [2 de 4]

Dentro de los contenidos de #SaludEnCrisis, la periodista Isabel Cristina Morán ha investigado cuatro historias donde, desde el propio testimonio de quienes padecen las consecuencias de la crisis, se trazan las líneas para comprender la gravedad de la coyuntura sanitaria que vive Venezuela. Esta es la segunda de las cuatro historias que compartiremos con los lectores de Prodavinci. Puede leer la primera haciendo click acá.

Por Isabel Cristina Morán | 30 de agosto, 2014

Andrés Pacheco tiene tres meses hospitalizado en el Universitario con cálculos en los riñones. En el piso seis del HUM hay 61 pacientes esperando operaciones de riñón, próstata, pulmón y estómago. Están listos para pabellón, pero hay pocas dosis de anestesia y escasean materiales quirúrgicos.

HUM 2 Jhonny Cabrera

Las familias de los pacientes que están en la Sala de Observación, en Cuidados Intermedios y en la Sala de Trauma Shock esperan a las afueras del hospital. En el Universitario de Maracaibo no hay salas de esperas. / Fotografía de Jhonny Cabrera

Me pusieron mi bata azul, mi gorro, me tomaron las vías y hasta me anestesiaron. Me llevaron en camilla desde mi habitación en el piso seis de este hospital hasta las salas quirúrgicas; desnuíto iba. Mediodía esperé, mi mujer e hijos estaban afuera. Y al final de la tarde me dijeron que no había material quirúrgico. Esta es la tercera vez que lo vivo y la tercera vez que lo cuento: me  han regresado tres veces del pabellón del Hospital Universitario de Maracaibo por falta de insumos.

El frío de esa sala sí es intenso, a diferencia de mi habitación, donde duermo desde junio con un ventilador pegado al cuerpo. Creo haber escuchado allá chorros de agua, pero no estoy seguro porque se me olvidó cómo suena. Imagínense que aquí tengo botellas de agua llenas para usar tomar, para asearme y para los baños.

Porque yo sí tengo que ir al baño pese a mi litiasis renal. Aquí no hay sondas, y a veces cuando me las ponen es porque mi esposa las compra. El equipo completo cuesta 700 bolívares.

Y si supieran cuánto ardor siento al orinar. Boto hasta sangre. Pareciera que todas las piedras que tengo en los riñones quisieran pasar por mi uretra a la fuerza al mismo tiempo.

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La urolitiasis o nefrolitiasis es una enfermedad causada por cálculos o piedras en el interior de los riñones o de las vías urinarias (uréteres o vejiga). Los cálculos renales se componen de sustancias normales de la orina, pero por diferentes razones se concentran y solidifican en fragmentos de mayor o menor tamaño. Según el lugar donde se forma un cálculo, el riñón o la vejiga, se puede denominar cálculo renal o cálculo vesical, respectivamente. Los de Andrés Pacheco son renales.

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Llegué a la emergencia en los primeros días de junio. Me sentaron en una silla por tres días mientras me pasaba el dolor. Cada punzada de dolor me hacia recordar a los latigazos que recibió Jesús antes de su crucifixión. En ese momento no tenían profenil, así que mi esposa me lo trajo. Santo remedio. Al día siguiente me consiguieron cama en el piso seis. Desde entonces espero turno quirúrgico.

Yo no soy solo aquí. Tengo tres compañeros de cuarto que esperan operación también, uno de riñones (tiene lo mismo que yo) y otro de próstata. Sesenta y un personas más aguardan en camas por su pase a pabellón.

Todos estamos listos, con nuestros exámenes y evaluaciones  al día. Mis papeles me los guarda mi mujer debajo del colchón. El problema que veo ahora es que no importa tener las pruebas a la mano, porque eso se vence al ver que a uno lo regresen de pabellón. A mí me pasó.

Es que cada vez que me regresan es un sacrificio perdido. Para empezar, paso hambre desde las 8.00 de la noche del día anterior y casi todo el día de la operación. Y para rematar, me veo obligado a repetir toda la batería de exámenes preoperatorios.

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En la habitación de Andrés Pacheco hay jeringas, algodones, yelcos, sondas, alcohol y agua destilada. Todo eso lo tiene preparado para cuando al fin le saquen las piedras de sus riñones o hasta que la crisis hospitalaria nacional le dé una tregua a los enfermos.

Dentro de los contenidos de #SaludEnCrisis, la periodista Isabel Cristina Morán ha investigado cuatro historias donde, desde el propio testimonio de quienes padecen las consecuencias de la crisis, se trazan las líneas para comprender la gravedad de la coyuntura sanitaria que vive Venezuela. Esta es la segunda de las cuatro historias que compartiremos con los lectores de Prodavinci. Puede leer la primera haciendo click acá.

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Este texto de Isabel Cristina Morán fue publicado en el periódico Versión Final, en Maracaibo.

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Isabel Cristina Morán 

Comentarios (1)

Irma Sànchez de Dìaz
30 de agosto, 2014

LEO esto y se mueve hasta la ùltima fibra de mi ser, siento angustia y pena por este Señor y otras enfermos de este PAÌS,como es posible que esto ocurra en un Paìs PETROLERO, MINERO,claro se han raspado la olla y no queda nada para el pueblo, es que el gobierno trabaja para el pueblo pero sin el pueblo, esa es la razòn de todo. Claro si ello o uno de sus familiares se enferman, toman un aviòn al IMPERIO y ZAS arreglan todo, pero este pueblo que aùn està ciego, sordo ,y mudo, sigue creyendo en la Revoluciòn que los salvarà, yo pienso màs bien que los mata, miren cuanta gente muere por Vandalismo, y por no poder operarse o seguir un tratamiento para el CANCER,SIDA u otra enfermedad, pero se gastarà en CAPTAHUELLAS que no van a funcionar miles de dòlares que servirian para estos Hospitales, Solo deseo que este Señor y otras personas puedan operarse algùn dia y puedan salvarse. Es todo

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