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Enseñar Historia: 7 anotaciones sobre la Colección Bicentenario, por Inés Quintero

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Imagen del diario El Impulso.

1. La Colección Bicentenario: un debate actual y necesario. En las últimas semanas ha estado muy presente la discusión y también la preocupación que han despertado los contenidos de los libros de la Colección Bicentenario, especialmente los textos dedicados a las Ciencias Sociales y, de manera particular, respecto a la orientación e información referidas a la Historia de Venezuela. El asunto no es nuevo. Desde que se comenzaron a distribuir los libros de la Colección Bicentenario, en agosto de 2011, se han expresado diversas opiniones sobre las carencias, tergiversaciones y omisiones presentes en muchos de los libros. Igualmente, los responsables de su elaboración han expuesto sus puntos de vista y han salido en defensa de los contenidos de su propuesta editorial.

Por la prensa, a través de las redes sociales, en numerosos foros, distintos encuentros y acuciosos estudios, el tema ha sido objeto de un intenso debate que, sin duda, se mantendrá activo en los días y meses por venir, lo cual resulta inevitable y absolutamente insoslayable. Se trata de la elaboración de 42 millones de textos escolares por parte del Estado venezolano que han sido distribuidos a 6 millones de niños y jóvenes en edad escolar, a fin de que sirvan de soporte instruccional desde el primer nivel de educación básica hasta el último año de bachillerato, con una inversión de 1.5 millardos de bolívares, según registra la memoria del Ministerio del Poder Popular para la Educación del año 2013. Una acción de esta envergadura es natural y también fundamental que suscite una profunda y abierta discusión.

2. La posición de la UCAB. Pocos meses después de que se empezaron a distribuir los libros, el 9 de diciembre de 2011, la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello publicó un documento  en el cual fijó posición Ante la colección Bicentenario elaborada por el MPPE.

Los  profesores de la UCAB, además de reconocer el esfuerzo realizado por el ministerio y los docentes que participaron en la redacción de los textos, destacan como aspectos positivos el rechazo al libro único como recurso fundamental en la enseñanza, la estimulación a la búsqueda de otras fuentes de información y la preocupación por evitar la memorización de contenidos como mecanismo de aprendizaje.

El documento de la UCAB también incorpora una serie de consideraciones críticas: los contenidos de los libros, en su gran mayoría, no alcanzan el nivel requerido; la información es incompleta; no cumplen con su función bibliográfica; están ausentes numerosos temas que forman parte de problemáticas actuales y, en el caso de las ciencias naturales, no siempre hay coherencia entre las actividades propuestas y la metodología científica.

Uno de los aspectos más sensible subrayado por el documento de la UCAB tiene que ver con la numerosa y reiterativa presencia de información propagandística sobre el presidente Chávez y sobre los programas del gobierno bolivariano, lo cual se hace más visible y recurrente a medida que se avanza en los grados de enseñanza, de esta manera, puntualizan los docentes, se convierte “…una importante herramienta didáctica en propaganda política”.

En el caso de los libros de Ciencias Sociales, las conclusiones del informe dejan ver que los textos de 4to y 6to grado no siempre cuentan con una estructura clara y un hilo conductor que permita la comprensión de los procesos históricos; no está presente una clara ubicación en el tiempo y el espacio; las estrategias didácticas no recurren al análisis de documentos históricos, no se incentiva la investigación e indagación históricas y, además, son frecuentes los juicios de valor y la descalificación de personajes y situaciones del pasado. Nada de ello contribuye a una comprensión crítica y plural de nuestra historia.

3. Observaciones coincidentes. Con el mismo interés y preocupación han manifestado sus reflexiones y comentarios muchos otros docentes,  numerosos expertos en didáctica, los padres y representantes atentos al contenido de la educación que se le imparte a sus hijos, así como algunas de las más representativas instituciones y asociaciones que tienen entre sus objetivos el análisis y estudios de los problemas educativos, entre las cuales podemos citar el Centro de Investigaciones Culturales y Educativas (CICE), la Asamblea de Educación, el Centro de Reflexión y Planificación Educativa (CERPE) y el Observatorio Educativo Venezolano, entre otras.

Los puntos de coincidencia en la valoración general de la Colección Bicentenario se refieren a la poca profundidad de los contenidos, sus deficiencias metodológicas, sus carencias didácticas, su escasa contribución en la consolidación de aprendizajes verdaderamente significativos, redacción confusa y reducido nivel de exigencia, a lo que se suma su elevada carga ideológica, la cual se expresa en un tratamiento abiertamente favorable del proyecto político del gobierno bolivariano, y en un reiterativo culto a la personalidad del fallecido presidente Chávez. Estos últimos aspectos contravienen expresamente el derecho a una educación libre y plural consagrado por la constitución vigente.

4. Maltrato y tergiversación de la Historia. Los problemas antes enunciados se hacen más evidentes y tendenciosos en los libros de Ciencias Sociales y en el tratamiento de la Historia; es frecuente la descalificación del pasado, los juicios de valor, el maltrato de la historia y la presencia “del socialismo en el aula”; así lo expresó Javier Tarazona, presidente del Colegio de Profesores de Venezuela en el estado Táchira; Carlos Calatrava, docente de la UCAB, también sobre el mismo tema, explica que el tipo de precisiones que se hacen respecto a la historia no deja nada libre a la interpretación, se trata, por tanto de un esquema cerrado; Migdalia Lezama, profesora en la misma universidad, ha hecho una revisión exhaustiva de los textos poniendo especial atención en algunos de sus errores y omisiones más sensibles, como por ejemplo el mapa truncado de la Capitanía General de Venezuela y las consecuencias que ello tiene en la comprensión y conocimiento del proceso de formación del territorio. Tulio Ramírez, director del Doctorado de Educación de la UCV, en un estudio exhaustivo sobre el libro de 6to grado, concluye en que no hay objetividad ni equilibrio en el tratamiento del siglo XX, abundan las afirmaciones tendenciosas, se descalifica abiertamente a un sector de la sociedad  y se realiza un “ajuste de cuentas” con los gobiernos del llamado período de la democracia representativa, los cuales se presentan como los “responsables de la tragedia nacional”. Leonardo Carvajal, coordinador de la Asamblea de Educación, si bien reconoce que la gratuidad de los libros es un enorme alivio para el bolsillo de los padres, rechaza que se pretenda ideologizar la educación “… no puede haber una historia que sea chavista porque no es científico y la historia debe mostrar logros, debilidades y fortalezas de cada uno de los gobiernos”.

5. En defensa de la Colección. La ex ministra Maryan Hanson, bajo cuya administración se elaboraron y distribuyeron la mayor cantidad de libros, ha sido defensora irrestricta del proyecto; desde su punto de vista contribuyen al pensamiento crítico, analítico y creativo para la transformación de la realidad. En relación con las observaciones relativas a la presencia recurrente de la figura del presidente Chávez, dio a conocer su parecer en una rueda de prensa realizada el 26 de noviembre de 2013;  sus palabras fueron: “Sí, aparece el Comandante Eterno porque es la historia inmediata y no tenemos por qué negarla”.

En una entrevista publicada en Últimas Noticias el 12 de mayo, el actual ministro Héctor Rodríguez expresó su apoyo a la Colección y, si bien afirmó que son buenos, también dijo que había que mejorarlos; ha manifestado igualmente su disposición a discutir y conocer cuáles son  las observaciones, siempre y cuando no se caiga en  “politiquerías”. Expresión de esta receptividad fue proposición de realizar una reunión en el ministerio con un grupo representativo de los docentes y expertos que han hecho el estudio y análisis crítico de la Colección. Esta reunión el 26 de mayo,  todavía no se había realizado.

Menos permeables a considerar las críticas han sido algunos de los coordinadores y autores de la Colección.  En un reportaje publicado por El Nacional el 8 de diciembre de 2013, María Elena Hurtado coautora de varios títulos del área de Ciencias Sociales, frente a los comentarios sobre la propaganda afecta al gobierno expresó su parecer en esos términos:

“¿Cómo vamos a escribir en contra de la ideología del Estado?”. La profesora Zully Millán, del área de matemáticas, sobre el mismo tema afirmó:  “…todo docente es político; tú formas y tú educas y sabes hacia dónde estás direccionando”.

No solamente se reconoce que hay una posición política en el tratamiento de los libros, sino que, además, se justifica y ratifica. El Estado, la educación y los textos están al servicio de un proyecto político, el del gobierno bolivariano y punto.

6. Verdades irrebatibles. Esta posición queda reafirmada en términos bastante similares en una entrevista a la profesora América Bracho, coordinadora de los textos de Ciencias Sociales, publicada en El Correo del Orinoco, el 29 de septiembre de 2013.

Confiesa la profesora Bracho que se le ocurrió la idea de hacer los libros en una oportunidad que estaba viendo al presidente Chávez por televisión. El fundamento del proyecto editorial es la educación bolivariana, su soporte filosófico: el árbol de las tres raíces. La orientación de los textos es “liberadora”; se busca la “libertad de pensamiento” y el “pensamiento crítico”; el propósito es enseñar “la verdad”, diciendo lo que los otros libros omiten, lo que no les conviene. En su concepto, la educación es un acto político e ideológico. Es, pues, esta premisa la que guía la orientación y contenidos de los libros.

No comparte las observaciones hechas por algunos críticos, según las cuales, están presentes tergiversaciones y omisiones históricas. Frente a un Cipriano Castro presentado anteriormente como dictador, se ofrece ahora un presidente nacionalista; a los presidentes de la democracia se le reconocen sus obras públicas, pero se dicen sus errores. Todo  lo que se encuentra en los textos “es irrebatible”, es “la verdad histórica”, afirma Bracho de manera categórica.

Dicho de esta manera no parece que están elaborados pensando o procurando el debate,  la “libertad de pensamiento” y “el pensamiento crítico”, en tanto que la información y contenidos se ofrecen como “verdades irrebatibles”, se descarta de entrada  la posibilidad de abrir un margen para discutir y estimular el espíritu crítico de los alumnos.

7. Enseñar historia. Uno de los problemas fundamentales de los libros de Ciencias Sociales de la Colección Bicentenario es la orientación política y la concepción didáctica que están presentes en el tratamiento de los temas y problemas relacionados con la historia y su abierta distancia con las más recientes tendencias que, desde la últimas década del siglo pasado, han procurado enriquecer y problematizar la enseñanza de la historia.

Los estudios sobre didáctica de la historia publicados en los primeros años del siglo XXI, tanto en España como en América Latina, así como los seminarios que se han realizado sobre esta temática, han insistido de manera especial en la diversidad de herramientas que pueden utilizarse para acercar a los niños y jóvenes al conocimiento de su pasado, así como la importancia que reviste incorporar una metodología de trabajo en el aula en la cual se involucre a los alumnos en la construcción del conocimiento, mediante el manejo directo de fuentes documentales, de testimonios, de distintas miradas sobre los procesos históricos, con el auxilio de material bibliográfico e iconográfico de diversa orientación. Los libros de texto, si bien no son el único recurso instruccional, constituyen una pieza fundamental del proceso de enseñanza de la historia, de allí la importancia de que sus contenidos y orientación favorezcan y faciliten una lectura abierta, amplia, crítica y diversa sobre los procesos históricos, en su redacción debe tenerse especial cuidado para evitar el uso de frases calificativas, de epítetos y de juicios de valor; libros cuyos contenidos, lejos de antagonizar y polarizar, fomenten el espíritu democrático; que el tiempo histórico y la periodización obedezcan a criterios explícitos y claros que permitan la comprensión de los cambios ocurridos y de los aspectos que se sostienen en el tiempo. Se trata de erradicar una práctica bastante extendida mediante la cual las posiciones ideológicas de los autores, o de los gobiernos de turno, terminan siendo viabilizadas a través de los textos escolares.

Esta nueva didáctica de la historia fundada en la crítica, en la promoción del debate, en la discusión abierta, en la búsqueda de las posiciones divergentes, en la indagación constante y en la defensa de su autonomía frente a los intereses de la sociedad política, contrasta abiertamente con el espíritu sectario, cerrado, ideologizado, maniqueo y descalificador que está presente en los contenidos de los libros de Ciencias Sociales de la Colección Bicentenario. De allí la importancia de conocerlos, debatirlos, de tomar posición respecto a sus carencias y de  promover la defensa de una enseñanza  plural, crítica, independiente y democrática, no sólo de la historia sino de todas las áreas del conocimiento. Este es un derecho inalienable de los niños y jóvenes venezolanos y es también un deber de la sociedad luchar por hacerlo posible. Hay múltiples maneras y se está trabajando en ello.