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¿Son discriminados los fumadores? #Debate

Por #Debate | 2 de mayo, 2014

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El hábito de fumar ha perdido prestigio vertiginosamente durante los últimos veinte años. El tabaco fue símbolo de sofisticación desde su introducción en las cortes europeas por personajes como Jean Nicot y Sir Walter Raleigh en el siglo XVI. Durante la primera mitad del siglo XX, antes de que se comprobaran los efectos dañinos que producían los cigarrillos, las tabacaleras explotaron esa visión en sus avisos publicitarios y su producto se convirtió en el acompañante de las mujeres hermosas, los hombres exitosos y las personas seguras de sí mismas. Inclusive, algunas marcas se promocionaron como “las más recomendadas por los médicos” contra la irritación  y como coadyuvante de la digestión. En otras palabras, el cigarrillo era el prestigioso símbolo de una vida sofisticada, prestigiosa, organizada y sana. Hoy en día, tras la comprobación de muchos de los efectos nocivos para la salud que tienen los cigarrillos y la oleada de juicios a las tabacaleras desde principios de los años 90, se puede decir que la imagen del cigarrillo, y por consiguiente la del fumador, ha cambiado.

La situación. Durante la primera década del siglo XXI se comenzaron a ver cambios en la percepción de la imagen del cigarrillo. En 2005, la compañía de seguros Weyco, con sede en Michigan, despidió a cuatro trabajadores que no se quisieron someter a un análisis para determinar si eran o no fumadores. Weyco tomó la decisión de no contratar a fumadores y le dio 15 meses a los trabajadores para vencer su adicción. La empresa describió su decisión con un lema que era casi una paradoja: “Nosotros no prohibimos a nadie que fume, pero quien fuma no puede trabajar con nosotros”. De esta manera, se ha expandido que las ofertas de trabajo discriminen a los candidatos a algunos puestos de trabajo entre fumadores y no fumadores.

A esto se le debe agregar la cantidad de leyes que se han ido aprobando en los últimos años y que prohíben fumar en distintos espacios públicos como cafés, bares, discotecas, edificios y parques públicos, e incluso las plazas de algunas ciudades. Sólo hasta el 2011, en Estados Unidos no hubo ningún tipo de ley que protegiera el derecho de los fumadores. A partir de este año, algunos estados como Nevada aprobaron leyes que les hacía ilegal a los empleadores prohibir a sus empleados fumar durante horarios no laborales. Sin embargo, en algunos estados hay excepciones para las leyes antidiscriminación cuando el empleador está en el área de la salud como hospitales y ONGs vinculadas a la salud o la lucha contra el tabaco.

En cuanto a la ley antitabaco en España, que en forma similar a la de Estados Unidos es una de las más estrictas del mundo, también cubre dentro de las áreas de exclusión varios sitios al aire libre, con excepción de los espacios abiertos de los campos universitarios y de los estadios.

Argumentos a favor. Uno de los principales argumentos a favor de las empresas para discriminar a los fumadores es el elevado gasto en pólizas de salud que implica tratarlos. En el caso de Weyco, se registraron gastos anuales de 750 mil dólares en la plantilla de salud. Por otro lado, el elevado número de muertes por afecciones ligadas al cigarrillo llama a las autoridades a tomar una posición. Sólo en España mueren 50 mil personas al año por ser fumadores.

Argumentos en contra. Las leyes antitabaco representan una pérdida para los negocios del sector hostelero, que ha registrado una posible pérdida del 15% de sus clientes y del 10% del consumo durante la segunda semana de enero del 2011. De la misma manera, esto ha afectado negativamente a todo tipo de locales nocturnos como bares, restaurantes, discotecas y clubes.

Pero probablemente el problema más grave yace en el conflicto que nace entre la libertad de empresa y los derechos individuales. Cuando una empresa decide discriminar a sus aspirantes por fumadores, sobre todo en tiempos de crisis económica, esto se traduce en una dificultad mucho mayor para este tipo de empleados a la hora de conseguir empleo. Por otro lado, se cuestionan los límites de las empresas que hacen preguntas sobre los hábitos de sus aspirantes y trabajadores fuera de horarios laborales.

¿Usted qué opina?  ¿Cree usted que las empresas tienen el derecho a separar a los candidatos a algunos puestos en fumadores y no fumadores? ¿Es usted fumador y se ha sentido discriminado en algún aspecto de su vida? ¿Considera que no existe discriminación cuando se trata de un asunto que puede involucrar la salud pública? ¿Debe el Estado intervenir en este tipo de aspectos de la vida de sus ciudadanos? ¿Cuál es su opinión al respecto?

#Debate 

Comentarios (13)

Luis
2 de mayo, 2014

El cigarro es un vicio y es bien sabido que la nicotina es una droga incluso más adictiva que la cocaína. Yo opino que si bien el cigarro afecta a las demás personas -técnicamente los fumadores pasivos- y que la prohibición de fumar en espacios públicos está dirigida a protegerlas, no se pueden limitar las libertades de un individuo a la magnitud de prohibirle que fume. Cuando una compañía de seguros como Weyco prohíbe a los candidatos a empleo el fumar cigarrillos en cualquier circunstancia les está negando el derecho a trabajar y los descalifica dentro del mercado laboral cuando seguramente las actividades de esa empresa no se ven afectadas porque un trabajador fume o no.

Ojmarcano
2 de mayo, 2014

Evidentemente estamos ante un escenario un tanto complicado, por un lado el derecho individual a decidir que consumo y por otro el derecho a la salud el cual debería ser tomado en cuenta. Los lugares de trabajo deberían contar con espacios destinados para las personas fumadoras, de este modo se evitaría la desagradable situación de aspirar el desecho de quien fuma. Equilibrio señores es lo que debe existir.

maria carnicero
2 de mayo, 2014

El dicho dice que “mis derechos terminan donde comienzan los de los demás”. No fumo y por eso no quiero aguantar el humo de los fumadores, pero tampoco el olor a sudor de quien no se baña porque no quiere, ni las groserías del borracho que viaja conmigo en el metro. Viéndolo desde el otro lado si yo fumo no puedo arrojarles mi humo a los demás, ni obligar a los demás a olor mi desaseo, ni mis chistes procaces y mis monoteos cuando estoy borracha. De modo que si los fumadores se sienten discriminados que luchen por vagones de metro para fumadores, salas de uso exclusivo para fumadores en cines, restaurantes y etc.

Gustavo Quintini
2 de mayo, 2014

El caso de las restricciones a los fumadores (que no la prohibición absoluta) debe verse desde la más terrible realidad: el tabaco causa millones de víctimas, muchas mortales pero otras innumerables con serias incapacidades, superando con mucho la suma de los daños provocados por todas las demás drogas, incluyendo el alcohol. Creo que la explicación de la resistencia, afortunadamente cada vez menor, a las medidas para proteger a los no fumadores (fumadores pasivos o involuntarios) y presionar para que los fumadores dejen el hábito, se debe a que por muchos años, como bien lo expresa el artículo de Prodavinci, el fumar fue algo no solo tolerado sino ampliamente promocionado, lo cual, aunado a que ese hábito, a diferencia del alcohol o de otras drogas que afectan la conciencia y el comportamiento, no provocaba ningún efecto detectable en las condiciones de trabajo y en las relaciones familiares y sociales, permitió su establecimiento de manera totalmente aceptable. De allí que quienes lamentablemente han sido atrapados en la adicción a la nicotina, les suele ser difícil comprender los esfuerzos que se hacen para, en primer lugar, protegerlos a ellos y, en segundo lugar, proteger a los demás. El cúmulo de evidencias irrefutables de que el tabaco constituye la primera causa de mortalidad prevenible en el mundo, obliga a las autoridades sanitarias locales y mundiales a tomar medidas tendientes a su control. Sin mencionar las pérdidas multi trillonarias que ocasiona a la economía de todos los países, distrayendo recursos utilizables en el manejo de otras enfermedades todavía no controladas.

Mr. Rosendo
2 de mayo, 2014

Los fumadores son unos irresponsables, que enferman a las personas de su entorno y obligan a todo el mundo a aspirar ese humo dañino. Es absurdo que una persona resulte esclava del humo, de aspirar un humo hediondo, y es absurdo que no tengan para nada en cuenta a los demás,a quiénes obligan a dañar sus pulmones porque ellos consideran un placer genial,sensual,increible aspirar ese humo hediondo.Las tabacaleras deberían invertir su capital y esfuerzo empresarial en generar roductos útilesy benericiosos para la comunidad,y no es justificable que se les considere empresas productivas,sino destructivas.

Magita G Q
2 de mayo, 2014

No estoy de acuerdo con la política de algunas empresas de tomar en consideración si una persona fuma o no para optar por un determinado puesto, siempre y cuando la persona no perturbe a su entorno laboral , compañeros, clientes según su ocupación, etc… Pero comprendería si se hiciera en aquellas empresas en las que toman en cuenta las condiciones físicas y de salud en general de sus trabajadores, ya que indudablemente eso deteriora progresivamente la calidad de vida de estas personas aunque ellas no lo perciban durante muchos años, incluso reduciendo su capacidad funcional pulmonar cada año más que a quienes no fumamos, sólo para citar un ejemplo. El consumo de cigarrillo sí lo veo como un problema de salud pública que sin duda no ha sido bien enfocado por el sector de salud no sólo acá si no a nivel mundial. Y procuro respetar siempre que hay alguien que fuma en ambientes públicos, opino que cada quien debe ser respetado en esas preferencias, y apuesto porque los fumadores tomen conciencia de no hacerlo frente a quienes no están seguros de si les agrada o no, sin embargo admito que detesto que me llegue el humo de cigarro de otras personas.

miguel balboa
2 de mayo, 2014

Considero y apruebo la resolución de no fumar pues el deterioro a la salud y los gastos que se generan por las enfermedades asociadas al habito de fumar, son incuantificables,, aparte del deterioro del ambiente,, deben pensar los fumadores que con el pasar de los años se vuelven inválidos respirato rios o cardiacos , son los fumadores adictos a un neurotrasmisor la dopamina, pero deben sustituir el habito en pos de su salud y respeto a los demas. Espero su opinión señor

José Luis
2 de mayo, 2014

A Weyco u otra empresa probablemente dirigida por gerente autócrata le puede dar mañana la puntada de imponer la misma regla pero para personas obesas que tengan 10 o mas kilos de sobre peso y decir: “No trabajamos con obesos”. En los dos casos estamos ante una actitud discriminatoria susceptible de transformarse en un caso que se debe resolver en una corte. Al gobernador de Nueva York la corte le paró el decreto que pretendía prohibir, en nombre de la salud pública, la venta de refrescos de un tamaño determinado. La decisión protegió probablemente la libertad de comercio o de de empresa.

La OMS no ve el cigarrillo como un vicio sino como una adicción para el cual existen tratamientos, al igual que cualquier otra adición.

Cada vez la gente fuma menos. Es mal visto. Es muy probable que a largo plazo las tabacaleras terminen mudándose a países subdesarrolladas acosadas por excesos de impuestos y otras regulaciones.

Hoy dia resulta anacrónico, con la prohibición de fumar en lugares públicos y centros de trabajo, decir que los fumadores obligan a los demás a tragar el humo contaminante. Los fumadores se han adaptado a las restricciones y cuando se hacen los locos alguien se las recuerda. Los no fumadores ya están suficientemente protegidos del humo del cigarrillo. Claro está siempre existirán iluminados con mentalidad de comisarios que tienen mejores soluciones o denuestos moralistas para la industria y los adictos al cigarrillo.

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said alvarez
3 de mayo, 2014

Las empresas no deben discriminar a los fumadores de esta manera, pero si advertirles de las normas y leyes que rigen el habito del fumar. Que los fumadores aguanten sus ganas durante las horas de trabajo, que aprovechen su horario de descanso en lugares permitido para fumar sin incumplir las normas al respecto y no molestar a los no fumadores

Juan Carlos Sanz
5 de mayo, 2014

Estamos de acuerdo en el hecho de que como fumadores hacemos un daño a terceros. Pero, con el nivelnde impuesto que pagamos deberian tambien retribuirnos con sillas y ceniceros en la areas publicas. Pero no, los estados reciben ilimitadas fortunas de las tabacaleras y eso si no lo controlan. Para mi hay dos modos razonables para esta situacion, o nos organizan espacios razonables para nuestro habito con el dinero de nuestros impuestos, o simplemente prohiban la produccion venta y consumo de este y declarennos enfermos con un plan para que nos rehabilitemos. Pero saben que? No va a pasar nunca ni una ni la otra, porque la razon de este tema es que los politicos solo persiguen dinero y evitan gastos. De manera que discriminados quedaremos. Pregunto, ¿no genera mas daños el alcohol? ¿Mas muertes, costos hospitalarios etc? Yo creo que todo esto es una gran hipocrecia.

MARIA MARTEL
7 de mayo, 2014

Con respecto a los locales de esparcimiento público (léase bares, restaurantes y similares) habría que obrar con máxima libertad: que se permitan locales donde estaría permitido fumar y los que no. Si no soy fumador y me molesta el humo del tabaco pues me voy a los locales de no fumadores, si quiero trabajar en un bar o restaurante me busco uno donde este prohibido fumar pero que dejen tranquilos a los fumadores, si el dueño de un local lo ha creado con ánimo de que los que puedan fumar tenga toda la libertad de disfrutar su cigarro o su habano y los clientes al entrar están de acuerdo con su ambiente (porque sino se irían al de no fumadores) por qué razón vamos a limitar a esa comunidad que está a gusto? Pensar lo contrario es lo mismo que yo, heterosexual, entre a un bar gay y me indigne y me escandalice porque dos mujeres es estén besando.

Norma Jean
8 de mayo, 2014

Yo fumo y trato de no molestar a nadie. Reconozco el derecho de los no-fumadores a preservarse del humo. Lo que NO les reconozco es el derecho a ofenderme, marginarme o descalificarme por mi hábito. Hasta cuando estoy fumando en la acera no falta el que pasa caminando y sin conocerme, me diga una pesadez. Vayan a dormir!!

Diego
1 de junio, 2014

El victimismo de los fumadores ya aburre a las ovejas. El problema no es sólo que tengan un vicio, sino que obliguen a los demás a tragarse su humo y dejen atufados a los de alrededor.

Por ejemplo, una persona que bebe puede ponerse pesada, pero normalmente no obliga a los demás a tomarse su cubata o su gin-tonic, ahí radica la diferencia.

El principal problema de los fumadores es su falta de educación y que estén quejándose constantemente de que la sociedad los trata como apestados, pero ellos mismos se lo han buscado.

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