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El Test de Bechdel (o cómo medir la igualdad de género en una película); por Mara Landa

Por Prodavinci | 2 de mayo, 2014

Artículo escrito para elTOQUE/RNW // La representación y presencia femenina en el cine y la televisión es una demanda continua de la lucha feminista. Sin embargo, es difícil valorar de forma objetiva y fácil cuándo una película o producción cultural respeta la igualdad de género. En 1985 la protagonista de un cómic se negó a ir al cine a no ser que las películas tuvieran las siguientes características:

1.   La presencia de, al menos, dos personajes femeninos.

2.   Que hablen entre ellas.

3.   Que hablen sobre algo que no sea un hombre.

Ella y su acompañante terminaron marchándose a casa. Este diálogo entre las protagonistas de Unas bollos de cuidado, de Alison Bechdel, se convirtió en un test para evaluar la brecha de género en películas, obras de teatro y otros productos culturales.

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La propia autora ni siquiera se imaginó que tendría tanta repercusión una simple broma. Sin embargo, lo realmente alarmante no fueron las preguntas – a primera vista, muy obvias y casi tontas – sino el escasísimo número de películas que las superarían positivamente. El chiste pasó a ser un signo inequívoco de la irregular representación de género en la industria cinematográfica.

Según un concienzudo estudio del blog FireThirtyEight, aproximadamente sólo el 53% de las películas producidas entre 1970 y 2013 lo cumplirían. Y de las películas más taquilleras de la historia, filmes tan famosos como Avatar, Los Vengadores, Piratas del Caribe o El Rey León no pasarían la criba. Y algunos lo harían por los pelos. Probablemente porque dos personajes secundarios comentaran algo sobre la comida, el tiempo o la ropa. Así, una primera modificación al test exigía que estos dos personajes debían tener nombre propio.

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Al hacer click en la imagen entrarás en la web donde puedes comprobar, película por película, cuáles pasan el Test de Bechdel y cuáles no, además de leer las opiniones y los comentarios de otros usuarios sobre el resultado.

 

Por supuesto para muchos convendría actualizarlo más. Por ejemplo: ¿se puede considerar conversación un intercambio de 10 segundos sobre cualquier nimiedad? En Midnight in Paris, una de las últimas películas de Woody Allen, nominada al Oscar en 2011, la esposa del protagonista y su madre discuten durante 5 segundos aproximadamente si deben comprar una silla. ¿Es esto suficiente para darle un aprobado? Anita Sarkeesian, feminista y crítica cultural, propuso en su video blog sobre el test una segunda modificación: que dicha conversación dure un mínimo de 60 segundos. Este mínimo de tiempo también implica cierta profundidad en la conversación, pues ningún director puede permitirse gastar un minuto de metraje hablando de muebles, ropa o comida.

Sin embargo, el simple hecho de que a veces el debate se centre en el mínimo de segundos que debe durar una conversación ya es un dato importante. Puede que el test no sea lo suficientemente exigente, pero el escaso número de películas que lo pasan pone de relieve la falta del punto de vista femenino y la visión androcentrista de la industria que no refleja en términos proporcionales a las mujeres en la sociedad. Sobre todo porque: ¿qué pasaría si se aplicara el test a la inversa? Dos hombres con nombre teniendo una conversación sobre algo más que mujeres. Prácticamente todas las películas producidas en la historia lo pasarían. Incluso las que están “hechas para mujeres”.

¿Y no es suficiente una mujer protagonista? Otra excepción al test es la recién oscarizada Gravity. A pesar de estar centrada casi en su totalidad en el personaje de Sandra Bullock, no pasaría el test debido a que no habla en ningún momento con otra mujer. Sin embargo, sí se entiende que el personaje femenino está desarrollado en profundidad.

Una situación parecida ocurrió con la película de culto Pacific Rim. No pasaría el test de Bechdel y, sin embargo, es un ejemplo para el público feminista debido al buen desarrollo de su protagonista Mako Mori. Esto dio lugar a un test alternativo del mismo nombre que evalúa tres preguntas diferentes:

1.   Hay al menos un personaje femenino.

2.   Dicho personaje tiene su propio arco narrativo.

3.   Su arco narrativo no es un soporte a la historia de un hombre.

¿Cuál sería la manera ideal de evaluar una película? Lo ideal sería que una película combinara ambos tests. Sin embargo, el hecho de que no se apruebe el test no significa que la película sea machista o misógina, tampoco habla de la calidad o cuán entretenida sea. El objetivo de estas pruebas no es desprestigiar una película que pueda ser de calidad y entretenida, sino destacar la diferencia cuantitativa en la representación femenina respecto a la masculina y su posición subordinada en la historia.

Esto sea, quizás, por la idea de que las películas con una perspectiva masculina son más rentables. Sin embargo, el blog Fire Thirty Eight examinó más 1.615 films estrenados entre 1990 y 2013 y las películas que superaron el Test de Bechdel probaron ser igual o más rentables, a pesar de que el grupo “suspendido” contaba –de media– con mucho mayor presupuesto inicial.

Aunque el desbalance también se puede explicar por la escasa presencia femenina en puestos de dirección dentro de la industria cinematográfica. Según datos del Festival de Sundance y la organización Women in Film, sólo el 4’4% de las películas estrenadas entre 2003 y 2014 han sido dirigidas por mujeres. En los circuitos alternativos sí tienen más presencia.

La buena noticia es que el número de películas que lo pasan ha aumentado en los últimos diez años, según el mismo estudio de FireThirtyEight. Incluso Disney con su último éxito, Frozen, se ha apuntado al carro de la igualdad de género con dos protagonistas femeninas que pasan el test con nota.

Otras variedades. La simplicidad de las preguntas del Test de Bechdel y sus variantes y la contradicción de sus resultados ha llevado a que también se apliquen a otros sectores socialmente menospreciados como afroamericanos y/o homosexuales. Quizás el número sea aún menor. Dos personajes negros con nombre propio, que tengan una conversación y que ésta no sea sobre un hombre blanco. ¿Hay alguna escena así en 12 años de esclavitud?

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Para conocer más sobre El Principio de Pitufina, por el video blog de Anita Sarkeesian, puede ver el siguiente video subtitulado:

Prodavinci 

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