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Asdrúbal Oliveros responde 3 preguntas claves sobre el SICAD II

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1. ¿Qué impacto tendrá el SICAD II en la economía productiva venezolana? ¿Cómo incidirá en aspectos como la escasez y la inflación? 

Lo primero que quiero destacar es que el SICAD II, tal y como hasta ahora se ha planteado, representa un paso en la dirección correcta, pero hace falta más. Que el Ejecutivo haya establecido un sistema de subasta de dólares (eso es SICAD II, antes que un mercado) donde el precio sea determinado por la oferta y la demanda es un avance. Sin embargo, para que esta medida tenga éxito debe venir acompañada de acciones adicionales. En primer lugar, una revisión de la política monetaria y de la dominancia fiscal que impera en Venezuela. El esquema está condenado al fracaso si el Banco Central de Venezuela continúa con la política de financiamiento monetario a empresas públicas no financieras, especialmente a PDVSA. En segundo lugar, una revisión exhaustiva de la política de controles de precios, destacando cómo se enmarca esta “apertura cambiaria” con la recién publicada ley de precios justos y ganancias, pues esto es clave para reducir la escasez. En tercer lugar, si de verdad quieren atraer capitales, el respeto de los derechos de propiedad deben garantizarse. Todo esto también pasa por una revisión del modelo y de la política petrolera, especialmente lo relativo a los subsidios (internos y externos). 

El SICAD II engloba una devaluación. No hay que disfrazarlo y, además, es un ajuste importante. De forma tal que la presión en inflación de cara a 2014 estará presente. En un escenario en que el SICAD II funcione más o menos bien, con una reducción paulatina del financiamiento monetario desde el BCV, la inflación este año cerrará en condiciones similares a la del 2013.

Con respecto a la escasez, la situación es más compleja. Desde mediados del año pasado, la cadena de suministro de la industria en Venezuela está en crisis y hoy luce paralizada. Volver a reactivarla tardará algunos meses, por lo que el índice de escasez va a tardar mucho más en reducirse que la posibilidad que caiga el tipo de cambio paralelo.

2. ¿Cómo influirá el SICAD II en el precio del dólar paralelo? ¿Es posible que logre “derrotar” al mercado negro, como afirmó Rafael Ramírez? 

En este caso, entraremos en el terreno de los supuestos y un punto clave es cómo será la operatividad del nuevo esquema. Si, en efecto, el Ejecutivo va a vender una proporción representativa de divisas en este nuevo mercado (nosotros estimamos que la cifra estará entre US$ 10.000 millones y US$ 13.000 millones) y el tipo de cambio va a fluctuar, el tipo de cambio paralelo puede reducirse tanto su cotización como su peso en la economía.

Ahora bien, si por el contrario el Ejecutivo comienza a vender divisas pero continúa con una política de expansión de liquidez (destacando el financiamiento monetario del déficit fiscal) el sistema no podrá estabilizar el mercado cambiario. Por eso reiteramos que el SICAD II no puede ser una medida aislada: necesita acciones adicionales para lograr los objetivos deseados. En la medida en que las restricciones para operar en el mercado sean mínimas, y con medidas adicionales, en efecto el SICAD II podría convertirse en un marcador del tipo de cambio negro que perdería fuerza.

En este punto no puede dejar de mencionarse un hecho más de la economía política que de la política económica. Está claro que el gabinete económico actual no es una unidad monolítica. Hay actores dentro del gobierno que no están cómodos con el esquema planteado. Por lo cual, un riesgo latente es que el SICAD II tenga vida corta. De forma que una recomendación clave es aprovechar el mecanismo lo antes posible. 

3. ¿Cuáles son sus expectativas en torno al desempeño de la economía venezolana para los próximos meses?

El año 2014 será difícil para la América Latina, eso es lo primero que debe destacarse. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, las condiciones económicas para América Latina serán menos favorables tras una década de crecimiento sólido debido a una reducción de sus exportaciones por la ralentización de China. Asimismo, resaltan que América Latina requiere aumentar sus ingresos fiscales e impulsar sus exportaciones de bienes manufacturados y destaca que debe mejorar su productividad para competir en mejores condiciones con los países asiáticos, que se han transformado en la locomotora de la economía mundial.

Venezuela tiene las peores perspectivas de la región, con un crecimiento estimado de apenas 1,0% para 2014, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina (Cepal), mientras que se espera que el resto de la región se expanda a un ritmo de 3,2%. Nuestra economía persiste con grandes desequilibrios que lamentablemente no se han atacado. Vale la pena destacar que, a diferencia de los períodos de estancamiento pasados, el origen de la recesión no se encuentra asociado a choques externos (generalmente petroleros), sino a la acumulación de desbalances internos. De hecho, la inacción de parte del Gobierno ha hecho que se agrave aún más la situación.

Deben corregirse los desequilibrios fiscal, monetario y financiero a través de la racionalidad del gasto, el ajuste de múltiples tarifas de servicios públicos, el aumento del precio de diversos productos generados por el Estado, la eliminación del financiamiento del gasto público deficitario por el BCV, la limitación del endeudamiento gubernamental, tanto interno como externo, la eliminación de los presupuestos paralelos y la implementación de un sistema eficaz y eficiente para controlar el manejo de los recursos públicos. Además de implementar SICAD II. ¿Están las autoridades conscientes de esto? La verdad no lo creo.

Se hace indispensable también eliminar —o por lo menos suavizar— los controles de precios que hoy condenan a productores y comerciantes a trabajar a pérdida, así como desregularizar la economía —con la eliminación de múltiples trabas a la producción y a la distribución de productos—, e implementar políticas de estímulo a la producción y a la inversión reproductiva, para así elevar la capacidad y diversificación de la producción, desarrollar nuevos productos y fortalecer la eficiencia y productividad de las empresas.

Evitar un colapso de la economía al tiempo que se maneja con éxito la delicada situación por la que ésta atraviesa dependerá en buena medida de la implementación de políticas públicas muy diferentes a las que se han venido instrumentando en los años recientes. No tomar consciencia de la gravedad de los males que nos aquejan y no realizar el cambio de rumbo necesario para corregirlos nos condenaría a padecer, de nuevo, una crisis con consecuencias muy adversas.

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