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Besos no tripulados: los drones de muérdago

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La tradición navideña de besarse debajo del muérdago que se ve en las películas de Hollywood no es popular en tierras tropicales. Esa planta semiparásita, que tiene en inglés el nombre de mistletoe, ha estado presente en las historias de varias tradiciones, por ejemplo: para los celtas era una planta medicinal que curaba de envenenamientos. Además, en la cultura greco-latina se cree que era la planta que estaba en un extremo de la rama dorada de Eneas, la que le permitiría descender al Hades. También era la que le daba nombre a la espada del dios nórdico Hodr, con la que mató accidentalmente a su hermano Baldr. El truco estaba en que Frigg, madre de Baldr, pidió a todos los seres del mundo, animados e inanimados, que prestaran juramento de nunca herir a su hijo. Sin embargo, no pudo obtenerlo del muérdago pues era muy joven para prestar juramento. Fue el nombre de la espada la que mató al dios, no la espada. Esta planta que cura el veneno, sirve para bajar a los infiernos y puede acabar con un dios sobrevivió a la llegada del cristianismo y siguió siendo venerada, pero no hay acuerdos sobre cómo se convirtió en motivo de besarse debajo de ella. Apenas se sabe que en el siglo XVI, en Inglaterra, la costumbre ya existía.

Esta navidad, los artistas George Zisiadis y Mustafa Khan han integrado esta planta a temas más contemporáneos. “Mistletoe Drone” o el “Muérdago no tripulado” es el nombre de su última instalación. Su trabajo consiste en un drone quadricóptero (básicamente, un helicóptero de cuatro rotores) cubierto de muérdago que descendió a unos metros de Union Square de San Francisco. Los resultados se vieron en el regocijo de las parejas que llamaban al drone para que se les acercara, se besaban y hasta bailaban. Zisiadis dijo en una declaraciones al Bold Italic que “los vehículos no tripulados han estado causando mucha paranoia últimamente y queríamos re-enmarcarlo de algo temible y funesto a algo humano y divertido. El problema no es la tecnología, sino como la usamos”, dijo Zisiadis.

La propuesta de Zisiakis sobre replantear la imagen de los vehículos no tripulados, como lo hizo el muérdago que ha mutado desde provocar la muerte a los dioses hasta convertirse en la excusa para besarse en una época festiva, evidentemente se asocian con accidentes fatales (como el de Hodr y Baldr), como el de las 17 personas asesinadas por un drone en una boda en Yemen.