Artes

Cotur: el rapero venezolano que estuvo en la ONU, por Mílitza Zúpan

Por Mílitza Zúpan | 14 de diciembre, 2013

“Conozco cosas inalcanzables que el amor pone en tus manos./ He visto cómo el amor perdona, ya que errar es de humanos./ El amor es el síndrome del que tiene el cuerpo sano,/ la mente en paz, el alma libre y sentimientos de hermanos./ El amor puede transformarse en dolor y el dolor puede ser calmado por amor,/ el remedio y la enfermedad en un mismo sentir./ Por amor he visto sangre y por amor he visto gente vivir./ Por amor a otra causa que no sea la tuya pueden llegar a matarte./ En la división nadie comparte y el que está dividido está muy lejos de amarte y está pendiente,/ porque el amor no está en su pecho, el amor está en su mente”. Cotur

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Fotografía de Roberto Mata

En septiembre de 2008, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, se realizó una cumbre en honor a los 60 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Asistieron representantes de 64 países, delegados de las misiones de la ONU y directivos de Amnistía Internacional y de otras organizaciones. Allí, entre tantas personalidades, también estaba Cotur, un rapero venezolano. Y no se trataba de un invitado más.

Cotur recibió el premio Joven Héroe por los Derechos Humanos, reconocimiento que entrega la Fundación Internacional de Jóvenes por los DDHH y la Asociación Artistas por los DDHH. Aprovechó aquel momento para hacer una petición a la ONU, a manera de lírica, para que los gobiernos den más importancia a los derechos humanos en sus programas educativos. También regaló a los asistentes un disco que contenía el video de Nuestro derecho: Un sentimiento, un rap que hizo inspirado en los treinta derechos humanos. El público se emocionó al escuchar su propuesta. Él, llamó a su mamá y no pudo contener las lágrimas.

Su verdadero nombre es César Velásquez, nació en Caracas en 1980, creció en la urbanización El Marqués y desde que tenía 10 años le llaman Cotur, que es turco al revés, porque en ese entonces siempre vendía cosas, cualquier cosa. Cuando recuerda aquellos tiempos, también le viene a la mente Isla de las flores, corto documental del brasileño Jorge Furtado. “Ahí hablan del lucro. El lucro para mí es algo como la publicidad. Todavía, a estas alturas de la vida, sigo sin entender si termina siendo buena onda o no. Puedes hacer que la gente consuma algo, pero le estás creando una necesidad. Siempre he pensado que el dinero es el medio para llegar a un fin, mas no el fin”.

La cadencia de sus palabras da la sensación de que, en cualquier momento, comenzará a rapear. Así, casi cantando, cuenta que estudió Comunicación Social, que es director de audiovisuales, que con Cuarto Poder, la “familia” de la que es parte desde 1999, le ha ido muy bien y que el boom de Arenita, playita ha sido tan grande que hasta suena en “la hora loca” de los matrimonios. Sin embargo, Cotur dice no sentir apego a lo material ni al dinero. “Es sólo para guardarlo y tenerlo allí. Es para seguirte moviendo y llegar a no sé dónde en la vida”.

Sobre el premio que recibió en la ONU dice que él mismo no se explicaba por qué se lo dieron. Todo ocurrió muy rápido: conoció a Mary Shuttleworth, fundadora y presidenta de Juventud por los DDDHH Internacional, en un concierto por los derechos humanos en Caracas, le provocó dedicarle un rap sobre el amor y ella se emocionó tanto que se le aguaron los ojos. Entonces, vino la invitación a la cumbre, la nominación y el reconocimiento. Ante sus dudas, Shuttleworth le dijo: “Te lo ganaste no por lo que hiciste, sino por lo que vas a hacer”.

Cotur tiene una casa-oficina en Queens, aunque es poco el tiempo que pasa allí ―este año ha tenido que ir a Ecuador, México, Perú, Chile y Venezuela―. En la ciudad norteamericana está la sede de Rap Latino Progress, una compañía dirigida por él, junto a Jennifer Jiménez, “pero bajo unos lineamientos que el mismo mercado va exigiendo”.

Fotografía de Roberto Mata

Fotografía de Roberto Mata

¿Cuáles son esos lineamientos que rigen a Rap Latino Progress?

Necesitamos romper las fronteras de los países para que haya un mercado y todos podamos tener más dinero haciendo conciertos y podamos expandir nuestros seguidores, no solo disminuirnos a una localidad o a un estado, sino que podamos hacerlo en un continente. Esa no es una necesidad que yo puse ahí ni que la publicidad me dijo que estaba; si lo ves desde un punto de vista, te das cuenta de que es algo que hay que hacer. De alguna manera, las directrices de esa compañía no las damos nosotros, sino el género, lo que va a pasar. Una de las directrices es crear mercado.

¿Cómo lo están creando?

Como te digo, rompiendo las fronteras: Haciendo que los argentinos escuchen rap de Colombia, que los de República Dominicana escuchen rap de Venezuela, que los mexicanos tengan que bajar a Uruguay a cantar… Como hacen los europeos, que tienen todos esos países y se mueven en tren o un jet. Así podemos hacer en Latinoamérica.

Me pasó algo con la gente de los Derechos Humanos, quienes me involucraron en un viaje en 2009. Me fui tres meses de Venezuela, hice un tour por ocho países de Latinoamérica para hacer un documental sobre el tema. Fuimos a la defensoría del pueblo en Colombia, luego a Argentina, dimos charlas; ellos hablaban de Derechos Humanos, yo de rap. Y después seguí solo, tocándole la puerta a la gente, iba a las universidades o a las esquinas, porque en las esquinas siempre hay marihuana, droga y música. Ese viaje es el antes y después. Allí entendí las necesidades del género.

Acciones como esas que realiza con DDHH, ¿generan cambios?

Claro que generan algo, para uno, en primer lugar. En el 2001, hice mi primer viaje, con Cuarto Poder fuimos a La Habana, cuando Cuba era Cuba, el Che y los mojitos, no todo este intercambio político-cultural que hay ahora. Tocamos en un festival y nos dieron alojamiento en una casa en el centro, cero hotel. Al final, nos quedamos un mes, conociendo, entendiendo, viendo cómo personas que no tenían los mismos recursos que teníamos nosotros eran felices o entendiendo cómo, si no tenían la libertad de expresión ni el poder de palabra que tenemos nosotros, decían más. Cuba pasó a ser mi país favorito a la hora de encontrarme con mis principios. Ese viaje cambió mi vida, como lo hizo el tour de 2009.

¿Cómo comenzó su trabajo en Queens?

Abrí una oficina aquí y ahí hacía todo: producía el programa de radio, el Rap Latino Fest, fui productor de una artista llamada Gabylonia, trabajé con una banda llamada Mestizo, hice un booking de talentos, vendí espacios en radio… Estaba intentando, encontrándome. Estaba en esa etapa del lucro, hasta que, en ese viaje con la gente de los Derechos Humanos, me topé con la necesidad de.

Hay muchas cosas que uno tiene que hacer antes del lucro, si quieres vivir de esto hasta que tengas 80 años. Puedes robar un banco y tener lucro hoy, mañana, un mes, una semana, pero también puedes crear una organización y hacer que se forme un sistema alrededor del que no sólo comas tú, sino varias personas, y que coman durante bastante tiempo. Para mí eso es el progreso, por eso mi compañía se llama Rap Latino Progress.

¿Qué hace actualmente la compañía?

Estamos manejando a un artista, que es Apache ―Larry Rada―, pero, como digo a todo el mundo, la intención de Rap Latino Progress no es hacer que él sea exitoso. Es la punta de lanza porque sentimos que él es el mejor, él lleva la bandera y nosotros lo que hacemos es tumbar los muros. Yo podría hacer lo mismo que hizo el reguetón, que se hicieron famosos tres y después esos tres ponían una cláusula en su contrato que decía: “No quiero que en mi tarima toque otro reguetonero, si no, no toco yo”.

Estaría abriendo una puerta para todos.

Sí, para todo el que quiera pasar por allí. Después de que se abra esa puerta, ya verás. Hay mucho mercado, hay a quienes les gustará el rap gansta, el rap consciencia, el hip hop de Cuarto Poder, el flow de Apache, la lírica de Cancerbero. Son muchas etapas. Abres la puerta, pasan todos, pero después van a necesitar managers, productores de eventos, productores de videos, alguien que mueva el merchandising. Eso se va a poner buenísimo.}

Fotografía de Roberto Mata

Fotografía de Roberto Mata

Como solista hizo temas que se posicionaron muy bien, ¿seguirá con ese trabajo personal?

No. En estos días uno de mis bailarines, y amigo desde hace 14 años, me dijo que estaba molesto porque dije que iba a dejar de cantar, “me parece que no eres real”. Eso es fuerte, pero hay cosas que la gente no entiende. Estoy haciendo esto porque hay una necesidad y siento que puedo hacerlo. No estoy dejando de cantar porque soy un empresario o porque quiero más plata, estoy haciéndolo porque siento que con esto estoy aportando más. Uno tiene que ver el rap desde el compromiso social que tiene, esto es una cultura, no un estilo musical como el pop.

En un país como Venezuela, con una situación tan compleja en muchos sentidos, ¿considera que un artista o cantante debe asumir una posición, quizás política, o resulta mejor continuar trabajando sin pronunciarse al respecto?

Creo que ese es problema de cada quién. Uno a veces pretende decir qué es lo que se debería hacer, pero ni siquiera uno sabe qué hacer. No puedo decir que está mal que te metas en la política, pero tampoco puedo decir que está bien. Yo respeto lo que haga todo el mundo. No sé, es bien incierto.

En sus letras toca temas como el secuestro y la desigualdad. ¿Cree que aún se puede inspirar a la gente o crearles consciencia a través de la música?

Yo creo que sí. No logran algo a post ni en la gente que ya lo está haciendo; cuando saqué la canción del secuestro, tampoco pensé que seguro alguien que lo iba a hacer se detendría. Quizás no es una canción, sino una frase, un disco, una actitud, un todo de lo que estamos haciendo lo que puede generar algo. Yo he visto cambios. He visto chamos que han estado en el malandreo y los atrapó el hip hop, como también he visto chamos que estaban en el hip hop y los atrapó el malandreo. También es una cuestión de hogar, creo, y uno colabora.

Después de que fui a la ONU me han llamado para hacer campañas institucionales, todavía me llaman, y les he dicho que no. Eso no funciona porque las personas que me van a poner al lado solo quieren salir sonreídos en la foto y decir, “¡ay sí, estoy saliendo en una campaña institucional!”. ¡Lo que quieren es centimetraje! La vida es relativa, no todos tenemos las mismas metas ni queremos colaborar para lo mismo.

¿Se ve a sí mismo creando una fundación?

No, no, aunque no puedes decir nunca. Igual creo que Rap Latino Progress es como una fundación. Yo estoy dedicado al rap, me lo tomé a pecho, lo del crecimiento, lo de darlo a respetar.

Darlo a respetar, ¿en qué sentido?

Cuando le dicen a alguien rap, te dice: “Esos son unos malandros malvestidos que hablan de drogas y de pistolas”. ¿Tú crees que ellos saben que a un rapero le dieron un reconocimiento en la ONU? ¿Tú crees que sepan que tres raperos, que son actores (Tres Dueños), filmaron una película en Miramax? ¿Crees que ellos sepan que Apache y Cancerbero acaban de hacer un tour, que tienen cinco o seis videos que pasan del millón de views ―más que en cualquier otro género de aquí― y que tienen propuestas de disqueras, y no suenan en radio ni salen en periódicos? ¿O que Little G, que es un bailarín de breakdance, está firmado por Red Bull y está entre los 10 mejores del mundo? Nadie lo dice.

¿Por qué no se le da suficiente cobertura mediática?

Porque no les interesa, porque no tiene rating. Según la visión de los medios, lo que tiene rating es el reguetón o un pop con caras bonitas. Lo de la ONU solo lo sacó Urbe Bikini porque allí estaba mi amigo Francisco Granados como editor. “El primer rapero latinoamericano que pisa la ONU”, mira qué noticia. Y así como eso hay muchas cosas más que pasan y nadie lo dice. Yo estoy esperando el momento y ya está llegando, cada vez está más cerca. Ellos (los medios) se van a dar cuenta y, cuando se den cuenta, van a querer buscar centimetraje, rating, y yo les diré: “¿Sabes qué? Tienes que respetarme”. Ése será el momento cuando toda esa gente empiece a hacer dinero, por eso los estoy educando: que registren los temas en Sacven, que no vayan a firmar un contrato errado. Viene una buena temporada y quiero que estén preparados. Mi vida no es para más nada sino hacer que respeten el rap.

Mílitza Zúpan 

Comentarios (1)

Osiris
17 de diciembre, 2013

Que bien que le den cobertura a estos temas. Esta muy buena la entrevista. La única critica es que Canserbero es con ‘S’

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