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Cinco verdades sobre el Presupuesto de la Nación, por A. Abadi y R. Obuchi

El martes 22 de octubre de 2013, el Ministro del Poder Popular para las Finanzas, Nelson Merentes, presentó el Proyecto de Ley de Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 2014. El nuevo presupuesto prevé gastos por 550.632 millones de bolívares, un valor que representa un incremento de 1,4% en relación con la suma del gasto presupuestado para 2013 más los 174 créditos adicionales que se aprobaron hasta el 15 de octubre de 2013.

El presupuesto del Gobierno Central para 2014 se estimó con base en un precio promedio de exportación del petróleo en 60 US$ por barril, una tasa de crecimiento del PIB entre 4% y 6%, un tipo de cambio de 6,3 Bs/US$ y una inflación anual entre 26% y 28%. Curiosamente, en su presentación Merentes omitió las estimaciones del PIB y el tipo de cambio oficial para el 2014 (premisas macroeconómicas claves que suelen anunciarse con la Ley de Presupuesto) pues “no me corresponde a mí, en este recinto, anunciar nada (en materia cambiaria)”. Posteriormente en declaraciones a los medios de comunicación informó sobre las premisas del tipo de cambio y crecimiento económico.

Las premisas del presupuesto deberían reflejar la mejor estimación de las autoridades gubernamentales sobre el desempeño económico esperado del país, la cual debería a su vez ser consecuente con la política económica que se va a implementar el siguiente año fiscal. Sin embargo, el valor analítico de las premisas macroeconómicas desaparece debido a que el gobierno falla en indicar como se estimaron estos parámetros y cuáles van a ser los planes en materia económica.

Para interpretar las premisas del presupuesto 2014 vale la pena entonces examinar cuáles han sido las bases del presupuesto en los últimos 7 años en contraste con el desempeño real de la economía.

1. El gasto siempre es mayor al previsto:

Tabla1(1)

Fuentes: Leyes de Presupuesto.

2. El desempeño económico nunca es el esperado. En los últimos 6 años, en solo 2 oportunidades el crecimiento efectivo de la economía se acercó al estimado: 2008  y 2012.

Gráfico1

Fuente: BCV y Leyes de Presupuesto

3. La inflación sigue en aumento. En los últimos 7 años, en una sola oportunidad la inflación efectiva se acercó a la estimada. Entre 2007 y 2012 la diferencia se cerró, porque la estimación de la inflación fue más alta (no porque la inflación bajo). A septiembre de 2013, la brecha entre la inflación estimada y la real es la más alta de los últimos 7 años.

Gráfico2

  Fuente: BCV y Leyes de Presupuesto

4. Siempre se subestiman los precios petroleros. El precio del petróleo siempre ha sido subestimado, lo que a su vez permite subestimar los ingresos ordinarios. De esta manera, el Gobierno Nacional cuenta con una mayor capacidad para manejar discrecionalmente los ingresos “extraordinarios”. Vale recordar que el precio promedio del petróleo se ha mantenido por encima de los 100 US$/barril desde el 2011.

Gráfico3

Fuente: Menpet y Leyes de Presupuesto.

5. Nunca dicen que van a devaluar el tipo de cambio oficial. En los últimos 7 años, el Gobierno Central ajustó el tipo de cambio en 3 ocasiones. En ninguna de las presentaciones de la Ley de Presupuesto se anunció un ajuste del tipo de cambio. El caso más reciente, implicó el ajuste a 6,3 BsF/US$ en febrero de 2013, menos de 4 meses después de que  Giordani dijera  que en 2013 el tipo de cambio se mantendría “invariable” en 4,30 BsF/US$. Vale decir que en 2013 se hicieron ajustes adicionales a través de Sicad, cuyas tasas de cambio no fueron dadas a conocer oficialmente, pero se sabe fueron superiores al tipo de cambio Cadivi.

Gráfico4

 Fuente: BCV y Leyes de Presupuesto.

 

¿Por qué el Gobierno Central no hace estimaciones más ajustadas? La evaluación retrospectiva indica que el Presupuesto Nacional no es señal del gasto efectivo del Gobierno Central. El mismo se convierte en un ritual según el cual el gobierno intenta indicar que el desempeño será mejor sin mayor relación con el desempeño real de la economía. Al subestimar los ingresos en el presupuesto nacional, los ingresos efectivos que obtenga el Gobierno por encima de lo presupuestado, se consideran extraordinarios y pasan por menores controles para su uso con lo cual, en última instancia, el presupuesto se convierte en una herramienta adicional para incrementar su capacidad de manejo discrecional de los recursos.

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Anabella Abadi es Economista egresada de la UCAB donde ejerce como docente. Especialista en Gobierno y Gestión Pública Territoriales por la Pontificia Universidad Javeriana y Analista de la Unidad de Investigación y Análisis de ODH Grupo Consultor.
Richard Obuchi es Economista y Máster en Políticas Públicas por la Universidad de Chicago. Candidato a PhD  en Administración  de  Empresas por la Tulane University. Es profesor del Centro de Políticas Públicas del IESA y socio consultor de ODH Grupo Consultor.