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En defensa de la República, por Norberto José Olivar

Por Norberto José Olivar | 26 de junio, 2013

Carrera Damas texto

La paciencia abrumadora de Germán Carrera Damas lo lleva siempre al desmenuzamiento de lo que se propone explicar. Y En defensa de la república no es la excepción. Pero usando sus palabras, y en buen sentido, cierto acercamiento a su estilo, voy a saltarme los prolegómenos del asunto y a manifestar los pareceres de mi lectura, en especial lo referente al último eslabón de la «periodificación» que nos presenta: El Proyecto Nacional Liberal Democrático, propuesto desde 1946 hasta nuestros días, basado en los diseños constitucionales y, sobre todo, en la estructura de poder interno de la sociedad. No obstante, puntualiza, que los lapsos 1948-1958 y el iniciado en 1999, se caracterizan por recurrencias autocráticas que, a fin de cuentas, terminaron siendo abortadas por la propia realidad (entiéndase: sociedad).

El historiador confiesa, de entrada, haber confundido el Proyecto Nacional Venezolano al concretarse la ruptura, de facto, con el régimen colonial; y como resultado de la Declaración de Independencia y la fundamentación constitucional. Afirma, entonces, que «El Proyecto Nacional no es correlativo con la naturaleza jurídica del Estado ni con la forma del desempeño del Poder Público». Es correlativo con la estructura de poder interna de la sociedad, es decir, con las expectativas ciudadanas para la realización de sus intereses y aspiraciones «socio-individuales», digamos, la vida privada, social, el territorio históricamente demarcado y compartido, la propiedad individual, el trabajo y la familia.

Para reconducir estas prioridades sociales a una nueva «estructura de poder interno» es necesario el consentimiento de las mayorías, e incluso, de esas minorías que detentan espacios diferenciados de poder, bien sea, político, social, académico, artístico, y que por lo general gozan de respeto e influencia en la opinión pública. En este sentido, Carrera Damas apunta lo siguiente: «De allí que su propensión al cambio esté condicionada por la acción de los medios de control social, conjugados en la represión, la vigilancia ideológica y el adoctrinamiento. Estos medios se ejercitan a través del ordenamiento legal y el sistema jurídico; la religión y la iglesia; la educación y la información».

Una propensión al cambio, tal como la señala Carrera Damas, pudo haberse manifestado en 1999 con las recién formuladas bases constitucionales, por lo menos, el establecimiento de un «ordenamiento legal» y un «sistema jurídico» distintos, que propiciaran el modelo deseado por los nuevos regentes del poder, así como nuevas obligaciones vinculantes entre la sociedad y el estado. Quizás, por un poco de aquella idea hobbiana de que cada hombre transfiere su derecho, mediante acuerdo, a un poder absoluto que le garantice el estado de paz. Sin embargo, y por suerte, el chavismo (Chávez) desaprovechó la coyuntura. La desorientación y el desorden con el cual asumieron la administración del estado no les permitió la elaboración de un verdadero proyecto, y solo se dedicaron a asegurar, por todas las vías, internas y externas, la retención y el acrecentamiento del poder. El poder absoluto.

Consecuente al ejercicio del poder absoluto, la corrupción política y burocrática, abrió la posibilidad, ya muy tardía, del monopolio de los medios de comunicación, a través de testaferros, tan evidentes en su condición, que echan por tierra cualquier intento de simular ciertas apariencias. Escribe Juan Aznarez: «La consigna fue demoler desde sus cimientos el activismo de la prensa opositora del 2002, y sustituirlo por el activismo gubernamental… las mayorías electorales del gobierno promulgaron leyes y sancionaron normas sobre contenidos y frecuencias radiales para forzar su claudicación o cierre». Esto ha obligado a una masiva migración hacia las redes sociales, en el ciberespacio, para la cobertura opositora y de muchas otras manifestaciones antigubernamentales que nacen, espontáneas, de la propia «estructura de poder interna» de la sociedad.

La desarticulación del desempeño del poder público al Proyecto Nacional y, por supuesto, a la estructura de poder interna de la sociedad, inhabilitaron el uso de otros medios como la religión y la Iglesia. Las recientes revelaciones de Pérez Osuna en El Universal nos dan una idea, bien ilustrada, de lo difícil que sería para el chavismo aspirar transformaciones por este camino:

En entrevista realizada tiempo atrás al entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, (hoy Papa Francisco) en Argentina, por el periodista de tendencia socialista Chris Mathews, Bergoglio le tiró esta perla: «la gente dominada por socialistas necesita saber que no tenemos que ser pobres. El imperio de la dependencia creado por Hugo Chávez, con falsas promesas, mintiendo para que lleguen a arrodillarse ante el Gobierno y ante él. Dándoles peces pero sin permitirles pescar. Si en América Latina alguien aprende a pescar, es castigado y sus peces confiscados por los socialistas. La libertad es castigada. Tú hablas de progreso y yo de pobreza. Temo por América Latina. Toda la región está controlada por un bloque de regímenes socialistas como Cuba, Argentina, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Nicaragua. ¿Quién los salvará de esa tiranía?»

El régimen había diferido, por otra parte, el asalto a las universidades. La estrategia del difunto presidente fue dejarlas morir por inacción. Inocularles el cáncer de la resignación con la oscura esperanza de convertirlas en centros de reeducación ciudadana. En vez de formar universitarios, promoverían el adiestramiento de operarios fieles, ni siquiera a una idea política, sino a quienes detentaban (o detentan) el poder, sí, con nombres y apellidos. Así de limitados. Neo-súbditos a cambio de una supuesta profesionalización o licencia de ejercicio acreditada por el régimen. El poder absoluto no necesita universidades, las nuevas camadas de «votantes» se formarían en las escuelas y los liceos, niveles donde el control del estado no encuentra resistencia. Sin embargo, contradictoriamente, también son los espacios donde la religión y la universidad tienen una valoración substancial.

A todas estas, los embates de la realidad y la desaparición del caudillo está dejando a los «herederos» sin opciones. Y sin discurso. Para seguir en el poder tendrán que corromperse aún más para satisfacer a su insaciable maquinaria, pero deberá desistir de la retórica del cambio y asumir y legitimar la estructura de poder interna de la sociedad; aceptar que la consolidación de la nación solo es viable con «el concurso político, jurídico y emocional de quienes la integran».

Carrera Damas insiste en que la creación de un estado es factible en un corto período histórico, mientras que la formación de una nación solo se realiza en el período largo histórico, no tener esto claro conlleva a graves errores de apreciación de los procesos republicanos. Explica que el tránsito de la abolición de la monarquía a la república liberal autocrática ha sido traumático,  sobretodo «en sociedades llegadas a la República procedentes de la monarquía absoluta sin haber pasado por la monarquía constitucional». Cito esto, sin suscribirlo, pero pensando en unas palabras que escuché al historiador y político Rafael Simón Jiménez, quien afirmaba que el problema del chavismo era que había pasado directo del cuartel a Miraflores, sin haberse fogueado al calor de las luchas democráticas y partidistas que, por lo visto, son necesarias a pesar de todos los bemoles que podamos señalar.

Finalmente, el catedrático y presidente del Institutos de Altos Estudios Europeos, Gustavo Palomares, escribió hace poco que Venezuela cuenta con un Estado Fallido, caracterizado por el derroche obsceno y por una élite política que asume al Estado como botín. Considera, además, que los beneficios sociales son insostenibles, pues no se crearon los mecanismos reales para su arraigo, todo esto «bajo el manto de la corrupción, la inviabilidad presupuestaria y la inseguridad, física y jurídica». Afirma que: «Ha llegado el momento de una recomposición total… que tenga como base un pacto político y social amplio en donde las distintas fuerzas tengan cabida». Esto me recuerda a Giddens cuando explica la necesidad social de un «orden negociado», basado en la conflictividad entre partes que «detentan poderes diferenciales», si se pretende ejercer el poder y la consecución de «fines colectivos». De modo que el Proyecto Nacional Liberal Democrático, como auténtica expresión de la sociedad venezolana,  solo será tangible tras el rescate de la soberanía, de la autonomía de los poderes públicos, la libertad ciudadana, «en el marco del Estado de Derecho, plena autonomía de los procesos electorales y la alternabilidad republicana», escribe con acierto Germán Carrera Damas en su defensa de la república. Es una voz de alerta que debemos atender. De inmediato.

Norberto José Olivar 

Comentarios (4)

fernando
26 de junio, 2013

¿”en el marco del Estado de Derecho, plena autonomía de los procesos electorales y la alternabilidad republicana”? ¿Cuál marco, cuál referencia? Lamentablemente cuando el “canciller” presenta la alternativa Patria o papel tualé, sin darse cuenta que es más necesario el papel, porque a la Patria la han transformado estos advenedizos en un residuo metabólico (perdóneseme el eufemismo: ver el Drae) Tan es así que “las damas” en topless presentes en el desfile militar demuestran lo banal que es para estos militarejos el recordatorio de la batalla que aparentemente determinó la independencia, aunque ciertamente lo fue la sanción del primer código civil en 1861 que es lo que nos dotó de verdadera Patria, 40 años después de la Batalla de Carabobo; no lo militar. No se entiende por qué los docentes universitarios continúan esforzándose por una convención colectiva a base de escalas insignificantes, cuando deberían plantarse y no moverse del autopista del Este hasta que no se reconociera que la justa remuneración de un profesor titular deberá ser la misma que la de un general de la más alta gradación y de allí las escalas inferiores y que el presupuesto de las universidades debería ser el doble que los gastos de “defensa de la patria”. Un tenientillo como lo fue Cabello, jamás puede tener un sueldo superior a un DOCTOR y los trastos rusos no pueden ser más importantes que las universidades Por eso el país está inviable y aunque las palabras del Dr. Carrera Damas son atinadas y respetables, no se ve ningún “marco de referencia” que permita algún avance y menos con el material humano existente, lambucio y miserable, que hace colas y colas, parece que hasta con gusto. Todo muy triste. Lo que queda son acciones de calle, guarimbas etc. ¿Qué esperan los pánfilos directivos de la oposición para dar la señal? . No hay ningún marco: estamos en un juego tramposo y violento

Georgina
27 de junio, 2013

Comparto la preocupación y el escepticismo del anterior comentarista, no podemos partir de una falacia para lograr conclusiones o armar hipótesis que nos conduzcan a tomar decisiones y a realizar acciones de calle, pensando en que hay un marco institucional y sobre todo legal, del cual podamos sustentarnos y protegerno. estos elelementos deben tomarlo en cuentas los liderees y cabezas de la oposición, no s epuede seguir pidiendole peras al olmo, menos si es olmo es este estado inicuo, y no se puede seguir sembrando ilusiones a mediano y largo plazo a la gente común, porque ya hay cansancio y desesperanza suficientes, como para que además se piense que es obligación ser estoicos y seguir asistiendo nariciados a otro procesos comiciales sin haber podido reclamar una elecciones ilegítimas, ¿a que se juega?

Edgardo
27 de junio, 2013

Cuanto mas Habra que esperar para llegar a ese pacto politico y que las remoras que nos gobiernan se den cuenta que un pais donde no existe un poco mas de la mitad de los habitants es inviable, acaso sera que esta claque gobernante es tan ignorante y obtusa que no se da cuenta que los hechos los van a arrollar?

reyna Varela
27 de junio, 2013

Debemos sentirnos fuertes por el hecho de que ninguno de los regimenes contrarios a ese proposito social, de modernidad y democracia, habia osado intentar abolir los logros democraticos conquistados en las mas de cinco decadas transcurridas desde el inicio de la transformacion de la sociedad venezolana. Adulterarlas y falsearlas si, pero no abolirlas. Hoy esas conquistas son objeto de un intento ABOLUCIONISTA solapado. Consiste en privarlas de su fundamento necesario, que es el ejercicio de la soberania popular. Conscientes los estratategas del regimen de los graves riesgos que generaria el prescindir de la consulta a la soberania popular, buscan la manera de eludir ese compromiso constitucional y con ello ponen en grave riesgo la existencia misma de la Republica” German Carrera Damas: “En defensa de la Republica”, Los Libros de El Nacional, Pags. 93-94. Enero 2013.

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