Arte

Arquitectura, Norman Foster y lo común

Por Prodavinci | 13 de marzo, 2013
masdar texto

Ciudad Masdar, ideada por Norman Foster

Fragmento de un artículo de Vicente Verdú, publicado en El País

El mayor atasco circulatorio de la historia tuvo lugar en China a finales de agosto de 2010. La cola de coches y camiones llegó hasta los 100 kilómetros sobre la vía que discurre desde Huanian a Pekín. Se tardaron 11 días en deshacer el embotellamiento, aunque las primeras previsiones llegaron a calcular que se necesitaría un mes. Más de 10.000 camiones formaban parte de esta caravana inmóvil. La caravana paralítica que, en cierto modo, es la metáfora de los muchos problemas enroscados en el subdesarrollo ancestral.

Los datos de este superatasco chino que dejaban chatas las peripecias parisinas de Cortázar en su cuento “La autopista del sur” (1966) se difundieron entonces por las redes y Norman Foster los recordaba en la conferencia inaugural del segundo congreso que la fundación Arquitectura y Sociedad ha recopilado en un volumen titulado: Arquitectura: lo común.

Unas 200.000 personas emigran diariamente del campo a la ciudad en los mayores países emergentes. Países que se alzan en unos puntos y siguen, no obstante, clavados en la extrema pobreza por doquier. India, Brasil, China, Rusia más otros innumerables lugares de Asia, África y América Latina presentan gigantescos problemas de urbanismo que nunca antes había conocido la Humanidad. Basta saber que el crecimiento industrial que en Europa requirió 200 años, se alcanza (o se abalanza) entre ellos durante un tiempo 10 veces menor.

La arquitectura, como la sanidad, aspira a ser universal y difundir vendas o vacunas

Los emiratos árabes, desde Dubai a Abu Dabi se rediseñan, en unos casos siguiendo el modelo de corrupción estrafalaria y en otros supuestos con intenciones de brillante y buena fe. En este último caso, Foster, ha creado incluso una flamante ciudad, Masdar, en Abu Dabi, que no solo se alimenta tan solo de sol, sino que en todos los órdenes se comporta como un ser autoabastecido. Los combustibles sólidos se hallan cerca, pero el desafío consiste en crear, como mandaba Vitruvio, obras nuevas que den buen cobijo, eficiente y placentero (firmitas, utilitas y venustas). Y de bajo coste.

Parece una oración benéfica de los años de Mari Castaña esta invocación al pasado tradicional, pero, de hecho, la moral contemporánea se ha degradado tanto que su putrefacción impulsa a buscar aromas en la inteligencia cabal que ha proporcionado supervivencia a los seres humanos. En Masdar, por ejemplo, la temperatura exterior llega a ser de 66 grados, pero el abigarramiento de las viviendas procurándose sombra mutuamente logra rebajar ese infierno hasta los 46 grados. Todavía podrían freírse huevos sobre el pavimento, pero, a medida que se penetran las fachadas, aparecen patios con columnatas que alivian del sofoco. Y, por añadidura, como comprobó Foster, si se planta vegetación en los patios y se multiplican fuentes y estanques surge un enfriamiento evaporativo que, por lo menos, permite respirar y hasta abrazarse.

En esas zonas existe una construcción tradicional llamada Torre del Viento, cuya poética labor consiste en aprehender las leves corrientes de aire que planean sobre el desierto y hacerlas discurrir por el interior de las viviendas y, en ocasiones, a través de unos trapos húmedos.

Estas torres de viento se usaban solo en las casas nobles, pero hoy la arquitectura, como la sanidad, aspira a ser universal y difundir vendas o vacunas para proteger las vidas. Para protegerlas y mejorarlas algo más.

***

Puede leer el texto completo aquí.

Prodavinci 

Comentarios (2)

Maria Martinez-LaRoche
16 de marzo, 2013

Hay un dato que no cuadra en este articulo, si se habla en Fahrenheit , 66 grados no es caliente y si se habla en centigrados, es tan solo imposible……

Saldivia
29 de marzo, 2013

Es una lástima reproducir trunco este artículo, no alcanza, creo yo, a desarrollarse la idea. La arquitectura bioclimática viene estudiándose y haciéndose desde hace décadas, y el caso expuesto es solo uno mas, y en ningún caso el más representativo. Ni siquiera el mas espectacular. Resaltando el lado bueno, me alegra leer artículos de arquitectura que van más allá de la queja cansina, de la diatriba en torno a los centros comerciales, o de la decoración disfrazada de arquitectura.

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