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Argo: claves sobre una polémica

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Argo, la película dirigida por Ben Affleck que obtuvo el Oscar a la Mejor Película de la Edición 85 de los Premios de la Academia, está basada en el asalto sufrido por la embajada de EE.UU. en Teherán el 4 de noviembre de 1979.

Su contenido político, sumado a discusiones sobre el apego a los hechos reales y las libertades que se toma la película con respecto al libro que inspiró su argumento, han generado una polémica que acompaña sus triunfos en galardones como BAFTA Film Award, los Critics Choice Award, el Golden Globe y, recientemente, los Academy Awards.

En Prodavinci.com hemos compilado algunas claves que permiten entender cuál es la discusión que hay detrás de Argo y aproximarse a las distintas opiniones confrontadas.

1. Aquel artículo en la revista Wired. En 2007, Joshua Bearman añadió el marco real que daría pie a la historia de Argo: la crónica del increíble rescate de un grupo de americanos refugiados en la embajada canadiense durante la crisis de rehenes de Irán. La hazaña, planificada por el agente de la CIA Antonio “Tony” Méndez, era en sí una premisa de película: escenificar la preproducción de un film de ciencia ficción, utilizarla como fachada para entrar a Irán en búsqueda de locaciones, contactar a los rehenes y sacarlos del país como parte del falso equipo de filmación. El artículo de Bearman complementó el libro de memorias de Méndez, y sirvió a los productores de Argo de espina dorsal necesaria para montar la película acontecida y llena de suspenso que potencialmente podían crear.

2. Miradas cruzadas. Una vez estrenada Argo, la crítica estadounidense e internacional recibió cálidamente las virtudes del film, incluyendo su fluidez narrativa, un tenso y emocionante guión, personajes empáticos y carisma de viejo Hollywood. Sin embargo, no fue tan bien recibido por algunos el acercamiento histórico de la película, específicamente el grado de precisión con que se apegó a los hechos reales.

Tan temprano como octubre del 2012 —cuando otra controvertida película histórica, Zero Dark Thirty, se avecinaba como la principal competidora en los Oscar— críticos de la talla de David Haglund para Slate apuntaban ciertos desvaríos entre el retrato de Affleck y lo que sucedió realmente: desde el minimizado rol del embajador canadiense y los suyos hasta la emocionante persecución final que nunca sucedió, se había destapado un factor común en muchas películas históricas: lo que se promociona como verdad no fue exactamente así.

En un mordaz artículo de Kevin B. Lee no sólo se objeta la veracidad del film, sino su responsabilidad social y de la industria de cine estadounidense respecto a la recreación de eventos históricos. La “americanización” de la crisis de rehenes, la afinidad por el convencional final feliz y otras convenciones que dificultan la apreciación histórica desde la película son algunos de los puntos tocados por Lee.

3. Argo y la diplomacia. Fue en su primera plataforma internacional, el Festival de Cine de Toronto, donde se dirigieron los primeros ataques a la verosimilitud de Argo. Venían nada más y nada menos que del público canadiense. Según los críticos, la película reducía injustamente el rol de los canadienses en salvaguardar a sus compañeros americanos. Con el tiempo, Affleck aceptó esto e incluyó al final del film una aclaratoria que declaraba que el ‘affair’ Argo complementó los esfuerzos del gobierno de Canadá y es un ejemplo admirable de cooperación internacional.

Otro suceso incómodo tiene que ver con que en la película los seis escapistas son rechazados por las embajadas de Reino Unido y Nueva Zelanda. Ambos cuerpos diplomáticos también asistieron a los refugiados: los británicos los acomodaron en un principio (cambiaron de locación debido a que la embajada no era lo suficientemente segura) y los neozelandeses incluso los llevaron al aeropuerto. La omisión de esto en la película provocó la ira diplomática de ambos países.

4. Irán promete mostrar su propia versión. Cuando Argo ganó el Globo de Oro como mejor película, el gobierno iraní hizo del conocimiento público inmediato que la historia de los diplomáticos estadounidenses sería reflejada en una película que hiciera frente a la “ofensiva y deformada” Argo.

Afirman que esta vez se contará la liberación de una veintena de rehenes estadounidenses, hecha como un gesto por parte de los revolucionarios iraníes. Uno de los ejes del argumento iraní se basará en la historia de esos ciudadanos afroamericanos y las mujeres que fueron liberados, pues afirman que tal hecho fue ocultado por el gobierno de Washington para evitar que la opinión pública tuviese “una visión positiva de los revolucionarios” que mantuvieron al resto de los cautivos en la situación de secuestro durante 444 días.

Parte de estas declaraciones corresponden al director de cine iraní Ataollah Salmanian, quien parece ser el encargado de representar el proceso que derrocó al Sha Mohamad Reza Pahlavi en 1979 desde la visión de los seguidores del Ayatollah Jomeini.

5. Otros datos que alimentan la discusión. El verdadero guión que utilizó la CIA en la operación no se llamaba Argo sino Lord of Light, y estaba basado en la novela homónima de Roger Zelazny; y algo hay de eso en que el Mejor Guión Adaptado se haya quedado en el film de Affleck.

Argo ganó el Oscar a Mejor Película sin que su director estuviese nominado en su propia categoría. La última vez que sucedió esto fue en 1989 con Driving Miss Daisy. Bruce Beresford no fue nominado y su puesto fue llenado por Oliver Stone y su trabajo en Born on the Fourth of July. Sólo había sucedido algo similar con la primera ganadora del certamen, Wings (1927/1928) y Grand Hotel (1931/1932)