Cultura

El premio espurio, por Fedosy Santaella

Por Fedosy Santaella | 20 de febrero, 2013

05.- Jose Rafael Pocaterra texto

Quizás me vayan a decir que esto es ya cosa vieja, y también otros me dirán que quién me manda. No estoy aquí para poner la rodilla en tierra por nadie. Lo que me interesa mostrar acá es cómo lo bueno de un país se va yendo por culpa de la desidia y la mediocridad de nuestros políticos, de lado y lado.

Como muchos recordarán, y para quienes no lo saben también es bueno recordarlo, la Bienal José Rafael Pocaterra fue alguna vez la bienal literaria más antigua del país, y una de las más prestigiosas. Hoy en día, esa bienal no existe. ¿Qué ocurrió? Pues yo no soy político, yo no me sé los entresijos del asunto, pero este texto que ahora les presento es mi versión del asunto.

Todo comienza por una cartelera, por un anuncio que, a mediados de 2008, vi en la pared exterior de la Escuela de Letras de la Universidad Católica Andrés Bello. Aquel aviso llamaba a concurso para la Bienal José Rafael Pocaterra. Atención: este aviso que contenía las bases estaba en la cartelera de una Escuela de Letras, un lugar absolutamente respetable, un lugar con eso que llaman credibilidad. Por aquel entonces, no voy a negarlo que lo supe, el director del Ateneo de Valencia, José Napoleón Oropeza, escritor a quien respeto profundamente —y quien, por cierto, ganó el más reciente premio de la Crítica—, había sido destituido del cargo. ¿Qué había pasado? Pues tengo entendido que un sindicato de trabajadores afectos al gobierno había tomado el Ateneo, y había destituido a Oropeza (más que destituirlo, al parecer le habían prohibido la entrada, con candado y todo de por medio), esgrimiendo las consignas de siempre: poder para el pueblo, no volverán, corrupción, y todo eso. Por aquellos días, el encargado de la gobernación de Carabobo era nada más y nada menos que el famoso señor de la gloria gaseosa, el general Acosta Carlez, también de tendencia oficialista. ¿Qué asumí yo? Simplemente que el Ateneo había cambiado de manos, como han cambiado de manos en la historia de nuestro país todos los puestos políticos cada vez que entra un nuevo cacique. ¿Pequé de inocente? No les quepa duda. En Venezuela, todos los que trabajamos, todos los que intentamos hacer cosas buenas, todos aquellos que somos unos solemnes caídos de la mata y que no creemos en los gritos que de lado y lado nos tirotean, pecamos de inocentes.

¿Qué hice yo entonces? Pues, como buen caído de la mata, mandé mi libro a concurso. En este caso, un libro de literatura para niños y jóvenes, pues en 2006, todavía con José Napoleón Oropeza al mando, había ganado yo el premio de narrativa. Quería probar suerte de nuevo, pues el Canta Pirulero de Literatura era (ERA) el más prestigioso certamen de literatura para niños y jóvenes del país. Mandé, esperé, y en octubre de 2008, dieron el veredicto. La noticia salió reseñada, debo decir, en los periódicos más importantes de Valencia y también en la red. Surgieron nombres como Olga Marina Molina Campos, Eleonora Requena, Ruth Hernández Boscán, Marissa Arroyal y Azul Urdaneta en poesía. En ensayo, nada más y nada menos que en la Bienal Enrique Bernardo Núñez, resultó ganador Eloi Yagüe. En narrativa, surgió, no sé por qué mucho tiempo después, Pedro Enrique Rodríguez, quien luego ganaría el premio de La Fundación para la Cultura Urbana. Y en literatura infantil, es decir, en el Canta Pirulero, resultó ganador quien esto escribe.

Escritores, ganaron escritores y no políticos, escritores que concursaron en buena lid, a sobre cerrado. Escritores que pasan buena parte de su tiempo con las nalgas bien puestas en sus sillas, trabajando en sus historias, escritores que viven en las nubes, pensando sus palabras, escritores. Escritores no más. ¿Pero qué ocurrió entonces? Que el tiempo pasó, y nadie llamaba a entregar certificados y premios en metálicos.

Empecé a llamar a Valencia, y alguien, una señora cuyo nombre ya ni siquiera vale la pena recordar, me decía que estaban en proceso de realizar los pagos y de emitir los certificados. Que lo que pasaba es que estaban en época de elecciones, que había que esperar. Pues llegaron las elecciones de gobernadores, perdió el señor Acosta Carlez, se coronó el señor Salas Feo, y los ganadores de la Bienal José Rafael Pocaterra, siguieron a la espera.

¿Qué nos terminaron explicando? Pues que por ser la bendita «época de elecciones», el dinero que debía autorizar el señor Acosta Carlez nunca llegó (no me consta, a lo mejor el general sí lo mandó, no sé), y como además perdió la reelección, pues mucho menos.  Ya con el famoso Pollo del sol radiante en la gobernación, nos llegaron con una nueva belleza: ahora el premio era espurio… Disculpen, se supone que escribo, que soy escritor y todo lo demás, pero tuve ir a buscar al diccionario para ver qué carajos era espurio. Resultó que espurio quería —y quiere— decir ilegítimo, fraudulento, falso. Era así, nosotros, los idiotas escritores, o mejor yo —para no meter a mis otros colegas—, el idiota escritor, había participado en un premio fraudulento. Según se dijo luego, era «público y notorio» el carácter «espurio» de aquella bienal, e incluso, de la gente que dirigía el Ateneo, pues ahora, sin el apoyo del gobernador Acosta Carlez, esta gente también era espuria. Tengo entendido que el gobierno de Salas Feo nombró una nueva Junta Directiva, Junta que no ejercía desde al Ateneo, todavía tomado por aquellos «trabajadores afectos al gobierno», ni tampoco ejercía en ningún otro lado.

¿Lo último que nos dijeron allá en el Ateneo de Valencia? Que se estaban haciendo los trámites para pagar los premios desde el Ministerio de la Cultura en Caracas. Eso fue en 2009, o algo así. ¿Que si no me quejé, que si no llevé al reclamo a instancias públicas? Sí lo hice, escribí una carta, la mandé a los medios; nadie, en ninguna parte, me prestó atención.

Señores, no se trata del premio en metálico (que mal nunca viene), se trata de que, ni siquiera nos han dado un diploma confirmándonos como ganadores. El día de hoy, en este raro y abstruso 2013, yo sigo, y por supuesto seguiré siendo, un espurio, palabra que, así uno no sepa lo que significa, es horrenda.

Pero vayamos más lejos todavía. Digamos que no importo yo, que tampoco importan los demás ganadores, lo realmente abominable de todo esto es que, por obra y gracia de los vaivenes, rencillas y mezquindades políticas que nos vienen oscureciendo el pecho desde hace rato en Venezuela, una de las bienales literarias más importantes del país no ha vuelto a abrirse. ¿De quién es la culpa? Gritarán unos que de los de gobierno, gritarán otros que los de la oposición. Señores, la culpa la tiene el odio, la desidia y la mala política, venga de donde venga. La culpa la tienen nuestros mediocres e inconscientes políticos que dejan perder nuestra historia, nuestra cultura, nuestra alma por sus pequeñeces políticas, por su terrenitos de poder a los que tanto les cuesta renunciar. Y no me vengan con que nuestros políticos son humanistas, y aman la cultura, y que ahora la cultura es del pueblo.

Muchas gracias por leerme. Se despide de Uds., un espurio.

Fedosy Santaella 

Comentarios (18)

José Ramírez
20 de febrero, 2013

Fedosy, cambiemos el contexto: año 2008, Maracay, Bienal nacional de fotografía. Se anuncian ganadores, llaman para felicitarme “de parte de la directora”, pasa el tiempo y un jueves me llaman para que “urgentemente pase al día siguiente antes de las 4:00 pm” por la sede de gobierno del municipio Girardot para la entrega de premios. Concurrimos al día siguiente a una oficina con mobiliario “retro” los 3 galardonados a recibir unos cheques hechos a mano y la exposición de la directora que, parafraseándola malamente, nos explicó que si no los sacaba hoy se agarraban esos reales.

Tienes toda la razón, no somos políticos, no entendemos; ellos se las saben todas. En tu caso para dejar de honrar el premio, en el mío, para salvarlo del arrase.

Amigo, no sé quién es más espurio.

Un abrazo.

PD: Nunca supe del paradero de la fotografía, espero que esté guindada en alguna dependencia no muy húmeda.

Olga Fuchs
20 de febrero, 2013

Lamento mucho lo que nos informas, pero haces bien en no quedarte atrás e insertar lo de abstruso, como buen escritor que eres. Sí, son tiempos abstrusos y espurios.

Beto Crespo
20 de febrero, 2013

Por fin alguien dice las cosas como son.

Solange
20 de febrero, 2013

Gracias a tí por escribir y compartir tu malestar, en manera alguna eres espurio, espurio es esto que nos pasa, esta sensación de agobio debido a un entorno inhóspito, surrealista, que le resta fuerzas a las propuestas enaltecedoras que promueven la creación y construcción de un mejor pais. En estas circunstancias, no queda más remedio (a lo mejor estoy equivocada) que volvernos hacia nuestros mundos internos. Hemos perdido lo más importante de nuestra conciencia colectiva (ahora dudo si realmente alguna vez la tuvimos o tenemos certezas acerca de lo que significa), lo que sí está claro, es que debemos resistir tal como lo indicaste en uno de tus escritos de meses atrás y que como tú, seré caída de la mata pensando que las iniciativas tal como la Bienal que mencionas, en algún momento volverán a ser referencia dentro de nuestro legado cultural.

Gracie Rodriguez
20 de febrero, 2013

Insólita historia en un país normal! En éste, cualquier cosa puede pasar! Muy bien redactado su articulo! Gracias por compartirlo!Es historia!

Alberto Sáez
20 de febrero, 2013

Valiente texto. La política actual no conoce su historia cultural y por eso pasan estas cosas. Saludos.

Beto Mirabal
20 de febrero, 2013

Amigo Fedosy (¿este nombre no será espurio?)es muy triste y lamentable en alto grado lo que nos cuentas. Pero no me asombra. en este terreno de lo “culturoso” esto puede pasar en este y en cualquier gobierno porque la raíz del asunto es algo así como genético, es de formación;mientras no haya un cambio profundo en la mentalidad de quienes asumen las “riendas” del poder seguiremos padeciendo de estos entuertos, de estas situaciones kafkianas.Soy solidario contigo en lo que expones y en lo que justicieramente reclamas. Un abrazo desde el mejor pueblo del Guárico (Altagracia de Orituco).

Fedosy
20 de febrero, 2013

Gracias, amigos, por sus comentarios el día de hoy. José, increíble, la misma historia, pero apuradito para que no se agarren los reales. Increíble de verdad. Gracias a todos.

Gonzalo tovar
20 de febrero, 2013

Lamentablemente es otra expresión del caos y la anarquía en la que vivimos…es parte de la des institucionalización del país. A diario uno escucha de personas a las que el estado no paga sus obligaciones, sean honorarios, prestaciones sociales o, como en este caso, un premio. Un premio que me es cercano, porque en 1988, gane el pocaterra con un libro de cuentos que escribí en los cuatro años previos, entre el final del colegio y la universidad…animo Fedosy, en estos tiempos de firmas digitales, bien podríamos hacerte el certificado por la misma vía, en ejercicio de la soberanía popular

Alexandre Daniel Buvat
20 de febrero, 2013

Me sonrío cuando leyendo el artículo y los comentarios, recorde un famoso libro de Crane Brigton que el fallecido y bastante conocido José Agustín Michelena recomendaba analizar a los aspirantes a ingresar al entonces famoso CENDES, cuyo libros titulado “La rebelión de los intelectuales” sostenía que TODAS las revoluciones importantes del mundo, se iniciaban y se mantenían gracias a la indignación y rebelión de los intelectuales…. O aquí no hay una “Revolución importante” o aquella hipótesis de Brigton es falsa o los intelectuales no han sido capaces de rebelarse, sometidos a caña, publicaciones y premios oficiales que desde la época de el techo de la ballena, el río de caña diaria y a crédito de los 60 y 70 hasta lo que vemos hoy los ha mantenido como hiopnotizados o segregados y aislados con poca trascendencia social… Su articulo de denuncia aunque tardío es una buena señal amigo Santaella. Ojalá inicie una cadena

Nelly Tsokonas
20 de febrero, 2013

Mediocridad, amigo Fedosy, lo dices muy bien. No hay que olvidar que en esta Venezuela, la meritocracia y la excelencia son considerados valores burgueses; donde espuria esta democracia, no tú.

Afortunadamente, no se ha colmado mi capacidad de asombro. Un abrazo solidario. @abezeta

Odart Graterol
20 de febrero, 2013

Fedosy…un día de estos te voy a invitar a un TERMO de café (porque el tiempo entre 2 marroncitos o guayoyos no alcanzaría) para contarte sobre mi versión acerca de los concursos de Arquitectura en nuestro país…(he tenido experiencias de lo mas variadas y “en sintonía” con lo que cuentas) creo que hasta podrías escribir una novela!…Aunque quizá se adapta mas a los temas y estilo de los libros de Ibéyise Pacheco…si mi querido amigo, un asunto bastante escabroso!

Andrea
21 de febrero, 2013

No me extraña que eliminen una Bienal Pocaterra y que la denigren. A fin de cuentas el escritor puso de manifiesto en sus textos los horrores de Castro y Gómez, personajes que según el gobierno actual son patriotas de mucha dignidad.

Para los entendidos, lo único “espurio” en Venezuela es el gobierno actual.

Pudiera comentar manejos similares en la Fundarte de Abel Ibarra (década de los 90). Ledezma, entonces Alcalde Caracas, utilizó todos los recursos de las publicaciones para su reelección, sacó a los trabajadores con Guardias Nacionales y entregó chequecitos que muchos se negaron a recibir. Uno de los que sí recibió el chequecito de consolación fue Néstor Francia. A 20 años de esos tiempos, en la escena pública nacional todos estos personajes siguen presentes y los anónimos seguimos al margen.

fedosy
22 de febrero, 2013

Queridos amigos, ¿ven? Siempre ha sido así, y siempre será. Ahora es peor. Gracias a todos.

Obed Muñoz A
27 de febrero, 2013

Lo felicito señor espúrio

mobiliario hosteleria
30 de junio, 2013

El premio espurio, por Fedosy Santaella « Prodavinci Os adrezco el compartir con todos nosotros toda esta practica información. Con estos granitos de arena hacemos màs grande la montaña Internet. Enhorabuena por esta web.

olga molina
1 de julio, 2013

Estimado Compañero de Infortunios: Soy la otra espuria. E indignada. Gracias por volver a traer a la palestra este asunto en una nota que yo (como buena caida de la mata) leo también 5 meses después. En mi caso, mi espuriedad es aun mayor, ya que en 2011, Monte Avila Editores, gracias a los buenos oficios del poeta Luis Alberto Angulo y la señora esa a la que no quieres nombrar, publicó mi libro y en su contraportada consta el testimonio del rídiculo al que nosotros, inocentes, fuimos sometidos. Eloi Yague fue muy activo también en la demanda de reconocimiento de esos premios, acción por la que recibió bastantes insultos, según recuerdo. Juntos asistimos a un programa de radio en Alba Ciudad con Iván Padilla Brava y días más tarde también se nos dijo lo mismo acerca de las gestiones en en el Ministerio. No sé si el dinero llegó o no llegó, o si unas manos voraces dieron cuenta de él, pero comparto plenamente tu tristeza por la límbica desaparición en la que se encuentra ese premio homenaje a J.R. Pocaterra. Saludos,

seguridad para casa
3 de julio, 2013

El premio espurio, por Fedosy Santaella « Prodavinci, es algo genial. Me encanta vuestra web.

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