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¿Ensayo? ¿Periodismo? ¿Un avión?, por Antonio Ortuño

Por Prodavinci | 27 de octubre, 2012

Uno de los engendros paridos por el sainete en torno a Alfredo Bryce Echenique es la discusión (iniciada por el jurado del premio FIL y atizada por sus detractores) sobre si los artículos plagiados por el escritor peruano forman parte o no de su obra literaria. Es decir, no hay acuerdo entre tirios y troyanos de si son columnas a secas, y por lo tanto periodismo, o si son ensayos y, en ese sentido, literatura. El jurado sostiene que premia a Bryce por su narrativa y excluye de la mesa los artículos de marras; los contrarios machacan que cada cosa firmada por Bryce es susceptible de ser juzgada como creación.

Guillermo Sheridan llama a esto “empate a la mexicana”, que es aquel en que todas las partes de un conflicto se sientan las agraviadas. Los periodistas se indignan de que el periodismo no sea tomado en serio como creación verbal; los ensayistas se sublevan ante la puntualización que a alguien se le premia nomás por su narrativa y los jurados se encolerizan ante lo que consideran una persecución en su contra.

Yo creo que aquí hay un falso problema. Si nos atenemos a la definición de la RAE, periodismo es la “captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades”. En los artículos escritos y en los plagiados por Bryce se manejan temas variopintos: asuntos “de actualidad” (Al Qaeda, las elecciones francesas), divagaciones (“Tabaco y mujer”) o remembranzas culturales (sobre el cine de John Ford, por ejemplo). No puede decirse que Bryce (me refiero a la entelequia llamada Bryce, a esa máquina de presentar lo ajeno como propio) haga periodismo en el sentido de dar noticias, pero sí en el de comentarlas, lo cual forma parte de ese “tratamiento escrito de información” señalado por la Academia. El periodismo analítico, narrativo y caprichoso de un columnista podrá no ganar las primeras planas de los diarios, pero es periodismo. Y, tal como se ha señalado ya, ha sido practicado con maestría por Chesterton, Camba, Ibargüengoitia, Monsi, etcétera.

Lo cual, por cierto, no quita que esas piezas puedan ser consideradas ensayos. La RAE dice que ensayo es todo “escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito”. La práctica de este género literario no se contrapone con la condición periodística. Por tanto, decir que las columnas de Bryce no pueden ser consideradas parte de su obra es, sin más, insostenible. Con el agravante de que en términos literarios se podrán discutir los alcances del plagio, la cita o el intertexto y hasta cuestionarse el copyright pero el periodismo es más terminante: copiar el texto ajeno sin citar la fuente es una deshonestidad y, dependiendo de las circunstancias, un delito.

¿Qué entre algunos de los perseguidores de Bryce y el jurado menudean la hipocresía y los intereses políticos? Esos, señoras y señores, son otro problema y otra discusión.

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Publicado en el Informador.com.mx y reproducido en Prodavinci con autorización del autor

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