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Pérez-Reverte: “El periodismo me enseñó a mirar”

Entrevista realizada por Manuel de la Fuente a propósito del más reciente libro de Arturo Pérez-Reverte, publicada en ABC.es. un extracto a continuación:

—Alatriste lleva al lector a ese territorio de la infancia, cuando en la cama nos encontrábamos con Ivanhoe, con Verne, con Salgari…

—Era una de mis intenciones, pero no la única. También quería tratar de comprendernos ahora a partir de lo que fuimos entonces.

—¿Alatriste es uno de los nuestros?

—Me llegan muchas cartas que me dicen: don Arturo, yo también soy Alatriste. Porque el capitán tiene una mirada moderna que vale para la España de hoy. Lo han dejado tirado como a un perro, vamos, que está en la calle buscándose la vida, como el español de entonces y de siempre.

Se lo habrán preguntado cien veces. Vamos con la ciento una. ¿Dónde nació su héroe?

—Alatriste es toda una vida, un tipo que evoluciona hacia lugares muy tenebrosos. Pero sale de la vida.

—¿De la suya?

—Hay libros que no se escriben con la imaginación, sino con la memoria. Cuando yo hablo de matar, de violar, de torturar, de soledades, de miedo, de huida, sé de lo que hablo porque lo he vivido. Yo comparto mis recuerdos y mi memoria con Alatriste.

—En sus libros las ciudades se huelen, se tocan, se pasean.

—El periodista es un tipo que mira. Esa manera de ver el mundo que te da el oficio te permite apreciar que una mujer es guapa por la forma de caminar, por cómo se le marca un músculo cuando coge un vaso. Eso te lo da el ejercicio de los ojos. El periodismo me enseñó a mirar.

—En la novela aparecen personajes reales. En este caso, Quevedo y Lopito, el hijo de Lope. ¿Es un vicio?

—Un vicio del que no se puede abusar. Tienes que currártelo muchísimo; aunque solo sea para un cameo de dos líneas, tiene que ser impecable, si no siempre habrá un tío que te diga: señor Reverte, en esa fecha Quevedo estaba preso en la cárcel de Calahorra.. Pero sí, es muy divertido, por el lector y por mí.

—Aquella Edad de Oro brilla por su ausencia entre nosotros.

—El franquismo contaminó de ideología todas estas cosas. Y los que llegaron después, en vez de limpiar esa contaminación y que las cosas volvieran a la normalidad, porque son cosas necesarias, no lo hicieron, y todo lo que sea hablar de eso es fascismo. Arrinconamos y renunciamos a nuestra memoria, nuestra estupidez nos ha dejado huérfanos. Nunca se han han escrito cosas tan duras, tan crudas y descarnadas sobre España como en los alatristes.

—Hablemos de Rocroi, ya que allí finiquitarán al capitán. ¿Mejor palmarla en Rocroi que por una bala de un francotirador en Sarajevo?

—Lo mejor es no palmarla. No soy un nostálgico de la España imperial, pero la miro con interés para explicar el presente. No me gustaría ir por ahí con espada y chambergo de pluma, pero sin la España de Alatriste no se entiende la de hoy.

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