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Conspiraciones y coincidencias, por Umberto Eco

En las elecciones municipales recientes, el partido de Berlusconi perdió las alcaldías en dos grandes ciudades, Milán y Nápoles, derrotado por Giuliano Pisapia (excomunista) y Luigi de Magistris (ex fiscal), respectivamente.

Otros han notado un paralelo entre estos resultados electorales, que han sido ampliamente percibidos como un referendo sobre el propio Berlusconi, y un incidente en la política italiana hace 20 años: en 1991 el primer ministro Bettino Craxi alentó a los italianos a irse a las playas el día de las elecciones, en lugar de votar en un referendo propuesto para reformar el sistema electoral. Los votantes, sin embargo, acudieron a las urnas y el referendo finalmente fue aprobado, marcando así el principio del desplome político de Craxi.

Otros, por su parte, señalan que Berlusconi llegó al poder en mayo de 1994. Y en noviembre de ese año los ríos Po y Tanaro y muchos de sus tributarios se salieron de madre, devastando las provincias de Cuneo, Asti y Alessandria. Después, Berlusconi regresó al poder en mayo de 2008 y, al año, un tremendo terremoto sacudió la provincia de L’Aquila.

Desde tiempos inmemoriales el juego de las coincidencias ha fascinado a los paranoicos y a los teóricos de las conspiraciones. Pero, por supuesto, uno puede acomodar las coincidencias, particularmente los números y las fechas, para que signifiquen casi cualquier cosa.

Una verdadera orgía de búsqueda de coincidencias se inició a raíz del ataque en 2001 contra las Torres Gemelas. Hace algunos años, una revista italiana que publica artículos científicos y de asuntos paranormales incluyó un artículo citando varias coincidencias numéricas que han emergido con relación al 11 de septiembre, y han circulado ampliamente en la red.

Estas incluyen: que “New York City” tiene 11 letras, “Afghanistan” tiene 11 letras, las Torres Gemelas formaban el número 11, Nueva York fue el undécimo estado en sumarse a la Unión. Que el vuelo No. 11 transportaba 92 pasajeros, y 9 + 2 suman 11. Que el vuelo No. 77, que se estrelló contra el Pentágono, transportaba 65 pasajeros, y 6 + 5 son 11. Que la fecha 9/11 es la misma que el número telefónico 911, de los servicios estadounidenses de emergencia, cuya suma interna es 11. Que el número total de víctimas a bordo de los cuatro aviones secuestrados fue 254, cuya suma interna es 11. El 11 de septiembre es el día 254 del calendario, y la suma interna de 254 es 11.

Desafortunadamente, si bien es cierto que “Afghanistan” tiene 11 letras, los secuestradores del 11 de septiembre provenían de Arabia Saudita, Egipto, Líbano y los Emiratos Árabes Unidos. “George W. Bush” tiene 11 letras sólo si se incluye su inicial intermedia. Las torres formaban un 11, pero también un dos en números romanos. El vuelo No. 77 llevaba 64 pasajeros, no 65. El número total de víctimas no fue 254, sino 246.

¿Otras coincidencias que circulan en Internet? Abraham Lincoln fue elegido al Congreso en 1846; John F. Kennedy fue elegido en 1946. Lincoln fue elegido presidente en 1860, Kennedy en 1960. Las esposas de ambos perdieron un hijo mientras vivían en la Casa Blanca. Los dos fueron baleados en la cabeza un viernes por un sureño. El secretario de Lincoln se llamaba Kennedy y el de Kennedy se llamaba Lincoln. El sucesor de Lincoln fue Andrew Johnson (nacido en 1808) y el sucesor de Kennedy fue Lyndon Johnson (nacido en 1908).

Lincoln fue asesinado en el Teatro Ford. Kennedy fue baleado cuando viajaba en un auto producido por Ford. Lincoln fue asesinado en un teatro y su asesino fue a ocultarse en una bodega. El asesino de Kennedy disparó desde una bodega y fue a ocultarse en un teatro. Tanto John Wilkes Booth como Lee Harvey Oswald fueron abatidos antes de ser enjuiciados.

Y ahora la (bastante vulgar) crema del pastel: según muchos de los sitios que informan de estas coincidencias, una semana antes de que Lincoln fuera muerto, estuvo en Monroe, Maryland, y una semana antes de la muerte de Kennedy, él estuvo “en” Monroe, Marilyn.

En cuanto a Italia, la única teoría anticonspiración (y es una bastante razonable) es que Berlusconi no fue responsable de la elección de Pisapia y de De Magistris. Pero, por otra parte, quizá sí lo fue.