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Cinco reglas para entender lo que pasa en Libia, por Jon Lee Anderson

Por Jon Lee Anderson | 27 de agosto, 2011

Para aquellos que puedan estar sintiéndose desconcertados por las noticias sobre Libia, aquí les presento una lista de algunas cosas que hay que tener en cuenta, y que son producto de la observación del desarrollo del conflicto a lo largo de los últimos siete meses.

1. Presuponga que nada es lo que parece

Cuando los rebeldes tomaron Trípoli, virtualmente sin oposición, se informó que el hijo y heredero oficial de Gadafi, Saif al-Islam, había sido arrestado. Antes de que terminara el día, se supo que tal especie era falsa: no sólo no estaba bajo custodia policial, sino que circulaba por la ciudad, supuestamente tomada por los rebeldes, haciendo alarde de su libertad y burlándose abiertamente de éstos, diciéndoles que habían caído en una trampa. Mientras tanto, su padre no aparecía por ningún lado y no había sido localizado; en torno a la ciudad, las fuerzas que le eran leales reaparecían y estaban dando la pelea, incluso cuando, un día después, los rebeldes tomaban la residencia del líder. Súbitamente, al “remate” de Gadafi le había salido una postdata, y parecía que era él mismo quien la escribía. ¿Cómo fue posible que esto sucediera? Siguiente regla:

2. Gadafi es un zorro del desierto

En sus cuarenta y dos años en el poder, Muamar el Gadafi se ha presentado como muchas cosas distintas para mucha gente: como autoproclamado libertador socialista; como el vidente beduino definitivo del Norte de África; incluso como el extravagante, a punto de ser ungido y futuro rey de África. Para muchos, tanto en su país como alrededor del mundo, Gadafi es un sabio y un payaso, cuyo largo gobierno e interferencia permanente a nivel global ha sido posible gracias a los petrodólares y a una brutal banda de mercenarios bien pagados. Hay algo de cierto en cada una de estas aseveraciones. Pero, más que cualquier otra cosa, Gadafi es, primero y principal, un diabólico y astuto sobreviviente que, cuando no ha podido recurrir al soborno o a ganarse la complicidad de los que se le oponen otorgándoles prebendas, ha triunfado sobre sus enemigos utilizando el engaño y la traición. Estas son sus señas más notorias en el campo de batalla, y han sido parte del panorama durante estos últimos meses de guerra.

A mediados de marzo, tras dos semanas de rápidos triunfos en su avance hacia la capital provisional de los rebeldes en Benghazi, y en vísperas del ataque ya anunciado por las fuerzas de la OTAN, Gadafi declaró un cese unilateral de acciones militares. Apareció en la televisión libia para decir cuánto amaba a la gente de Benghazi y cuánto deseaba hacer cosas por ellos; cómo, esencialmente, todo lo que quería era paz y amor. En ese mismo instante, como se sabría después, sus columnas armadas avanzaban, por orden suya, entre gallos y medianoche, para atacar Benghazi. Al amanecer, habían cruzado los límites occidentales de la ciudad, tomando a los rebeldes por sorpresa, lo que generó una batalla sangrienta pero, afortunadamente, breve. Las fuerzas de Gadafi fueron repelidas, y los aviones y misiles de la OTAN entraron por fin en acción, salvando Benghazi, a los rebeldes y, a fin de cuentas, a la rebelión libia misma, a la hora de las chiquiticas y con el segundero en marcha. Las tácticas de Gadafi, sin embargo, sirven de ilustración para la regla siguiente.

3. La confusión es el terreno ideal de Gadafi

La manera en la que los rebeldes entraron a Trípoli hace algunos días, llenos de júbilo ante la ausencia de oposición armada, fue un comportamiento característico de neófitos. En marzo y abril, cuando el conflicto armado comenzó a tomar fuerza, los rebeldes, de modo consistente, se arriesgaban en exceso, atacando las ciudades del este de Libia y “espantando”, en apariencia, a las fuerzas de Gadafi, que se retiraban, sólo para ser detenidos súbitamente, con contraataques sanguinarios por parte de las tropas del gobierno, que aparecían, invariablemente, —como ya había sucedido en Trípoli— “sin que nadie supiera de dónde”. En esas circunstancias, el aparentemente absoluto descuido de los rebeldes, en este momento decisivo, fue, desde donde se lo vea, asombroso, y pone de bulto serias y continuas deficiencias de mando y liderazgo que las fuerzas aéreas “a control remoto” de la OTAN y sus equipos encubiertos destacados en la zona de combate, constituidos por Fuerzas Especiales (francesas, inglesas y catarís, se dice), no han podido contrarrestar. En el campo de batalla, el conocimiento del propio enemigo es clave, y Gadafi conoce a fondo el corazón y la mente del pueblo libio, y su temperamento también, y ha mostrado de modo consistente que es muy hábil a la hora de explotar ese conocimiento para sacarle ventaja a las oportunidades que le otorga la desorganización de los rebeldes para sembrar aún más confusión entre sus filas. Todavía puede perder la guerra, pero en este momento, en Trípoli, lo que reina es la confusión, y eso le da a Gadafi, y no a la OTAN (cuyos aviones no pueden darse el lujo de bombardear una ciudad llena de civiles) ni a los rebeldes, una ventaja crucial.

4. Deje que la Teoría del Caos sea su guía

Si su capacidad de manejar el caos para su propio beneficio es una de las grandes cualidades de Gadafi, el caos es también, aparentemente, uno de los aspectos inevitables de la vida en Libia. Puede confiarse en que aparezca, y también en que, en última instancia, determine el campo de batalla en Libia. Es, en términos de Rumsfeld, un “imprevisto previsible”. Para decirlo en términos más prácticos, se puede contar con que el caos aparecerá, por ejemplo, cada vez que se tenga la impresión de que los rebeldes han logrado algo importante en el campo de batalla. Comenzarán inevitablemente a echar tiros al aire y a bailar y a cantar, sin tomar en cuenta que su enemigo puede estar cerca, a la espera, agazapado, preparado para abrir fuego y contraatacar. Cuando los rebeldes reaccionan de esta manera, lo hacen siguiendo una tradición de comportamiento libia que es parte esencial de su modo de concebir la guerra, y que viene de los tiempos en los que los guerreros beduinos, armados sólo con espadas, o quizás mosquetes, atacaban y hacían huir a sus enemigos en medio de una planicie del desierto, para luego declarar la “victoria” en ese instante y lugar.

5. Los rebeldes aún tienen que aprender a escribir sus propias reglas

Todavía le están siguiendo el juego a Gadafi. La falta de liderazgo entre los rebeldes es, de muchos modos, un problema: no hay ninguna figura carismática de su lado. En los momentos en los que la hubo, Gadafi consiguió el modo de socavarla, como con Fatah Younis, quien fuera su ministro del interior, se sumó a la rebelión y fue asesinado, finalmente, por otros rebeldes. (Gadafi sembró la confusión, en este caso, haciendo transmitir, por televisión, imágenes no fechadas de ambos, por ejemplo). Incluso si los rebeldes logran, como parece posible, hacerse con el control de Libia con la ayuda de la OTAN, el que puedan arreglárselas luego para crear un gobierno de unidad para este maltratado país debería darle a uno materia para la reflexión, sin importar lo que uno desee. Gadafi no sólo ha determinado el campo de batalla: también le ha dado forma al paisaje humano de Libia por cuarenta años.

***

Traducción: Andrés Cardinale

 

Jon Lee Anderson 

Comentarios (6)

Heráclio Pinto
27 de agosto, 2011

Muy bueno su análisis

Boris Muñoz
28 de agosto, 2011

Estupenda guía para los muchos confundidos por lo que está sucediendo en Trípoli. Por su experiencia en mil y una batallas, Jon Lee puede ver el patrón de comportamiento oculto detrás de los hechos. Ojalá que, de todos modos, el zorro del desierto tenga los días contados.

Roberto Dante
30 de agosto, 2011

Por roberto dante Lanús, Argentina – 30 08 2011 –

Luego de leer las “cinco reglas de Jon Lee Anderson” creo que tiene merecido adjudicarle al Sr. Anderson el título de “viejo zorro del desierto”, porque él, como Gadafi, son maestros en construir espejismos para desorientar al enemigo. Nos propone “una lista de algunas cosas que hay que tener en cuenta”. Con ella nos distrae del origen político-económico que sustenta la carnicería humana que está cubriendo de sangre el territorio libio: la crisis que erosiona al imperialismo neoliberal. Por esta razón, si hablamos de Noráfrica, no podemos dejar de relacionarla con Latinoamérica. Veamos.

La tarea del imperialismo de turno es profunda en lo que se refiere a destruir las culturas, políticas y economías que se le oponen. Hablan de defender la libertad y la democracia, mientras asesinan, torturan con descaro y falta de humanidad. Por supuesto. Son defensores del libre comercio; mientras sostienen o imponen las peores dictaduras en Latinoamérica, África, Medio Oriente que son obsecuentes con los actuales intereses del neoliberalismo. Siempre contra las necesidades y libertades de los pueblos ¿De qué democracia hablan? ¿Sobre qué libre comercio mienten?

La Organización de la Conferencia Islámica (OCI) desde los palacios de sus retrógradas monarquías aplaudieron la muerte de sus pares ¿Son sus pares? En su gran mayoría sólo son hombres y mujeres de pueblo. ¿De qué pueblo? No importa. Sólo de pueblo. Como El Palestino; porque “atención”, el sionismo israelita – sin temor a equivocarme – continuará intensificando sus múltiples ataques sobre Gaza, mientras sus colonos penetrarán más sobre el maltratado suelo de Palestina. Paralelamente, Marruecos aprovechará para acrecentar el genocidio sobre el pueblo Saharaui.

¿Estamos frente una coalición de los nuevos nazis del siglo XXI? Por supuesto; pero sobre esto nada se difundirá por los Medios Oligopólicos de Comunicación. Sólo la mentira y la desinformación nos esperan. Es fundacional ampliar las cadenas alternativas de información y sostenerlas.

Los miembros de La Coalición, La OTAN y hasta el Tribunal Superior de La Haya hablan sobre “la conducta asesina de Gadafi”. Pero: ¿Fue Gadafi quién ordenó arrojar las bombas atómicas sobre poblaciones civiles japonesas? No. ¿El financió y entrenó a los mercenarios que fracasaron en la invasión a Playa Girón? No. ¿Fue él quién instruyó a las fuerzas de represión latinoamericanas en los más crueles sistemas de tortura y genocidio sobre los pueblos que luchaban contra las dictaduras militares en los 70? No. Y ¿él humilla y degrada a los “supuestos terroristas” detenidos en Guantánamo y en las decenas de cárceles secretas en Medio Oriente que ya fueron públicamente reconocidas por El Pentágono? No.

Aunque los 42 años de Gadafi en el poder son un despropósito que demuestran como traicionó sus propias Tesis sobre la Revolución del Mundo Árabe escritas en su “Libro Verde” (1970/75), fue un freno para los intereses de EEUU que no pudieron apropiarse del petróleo libio. Mas precisamente, como puede leerse en “Camino hacia el nuevo desorden mundial”, (recomendable) del profesor Peter Dale Scott, sobre los poderes económicos que secretamente digitan la política exterior y de defensa de EE.UU. más allá de las fachadas pseudo democráticas. No estoy hablando de “manos sucias”. Sino de seres –que se dicen humanos- hundidos en el barro más fétido.

No quedan dudas que la reciente penetración imperial en Noráfrica se basa en un nuevo paradigma: “El derecho internacional de establecer Democracias” donde estén estacionadas “Las Di

Los procesos revolucionarios deben ser muy cuidadosos, pues pueden caer en un falso dilema: “dictadura o democracia”. Si leemos, atentamente, los grandes Medios de Información Oligopólicos, comprenderemos que la Democracia, de la cual hablan Bush, Obama y Hillary Clinton, es la que el Capitalismo (en su etapa más destructiva para los pueblos) “quiere que sea”. Pero el horizonte no es tan negro. El Multiculturalismo del siglo XXI es un hecho irreversible -positivo-. Hay que trabajar aprendiendo a tomar lo mejor de cada cultura, y hacer la síntesis durante los caminos (diversos) para la toma del poder de los pueblos.

En Latinoamérica se avanzan dos pasos y se retrocede uno (según las geografías y sus gobiernos). Lo cual nos provoca una lectura optimista. Pero, sin ser agoreros, este avance puede terminar en una claudicación destructiva sino triunfamos en dos grandes batallas:

1) La educativa. En la que se impone derrumbar anquilosadas estructuras basadas en impuestos sistemas coloniales. Y en el recambio (sin titubeos) de un elevado porcentaje de docentes descerebrados por una formación (¿?) sustentada en la construcción de sociedades individualistas y xenófobas.

2) La comunicacional. Lograr la destrucción de los oligopolios mediáticos y fomentar la multiplicación de medios alternativos, contrapuestos con los intereses de los que expresan una “Verdad Única”, siempre acorde con la de los dueños de la reproducción del capital.

Sin olvidar el resto de los “frentes de batalla”, que son múltiples y diversos.

Gustavo Ramírez
30 de agosto, 2011

No es común participar en estos foros analizando la opinión de otro colaborador, pero es que lo planteado por el Sr. Dante, sobre todo en sus dos últimos párrafos, nos toca muy de cerca a los venezolanos, así que ahí voy. Leyendo la opinión del Sr. Dante no puedo evitar el graficar el desgobierno de nuestro presidente Hugo Chávez. Barrunto que al Sr. Dante no le gustará esa figura comparativa, pero sé que, democráticamente, él respetará mi parecer al igual que yo respeto el suyo. Diferimos mucho en calidad de enfoque, pero deseo resaltar que cuando se habla de “Latinoamérica”, en mi opinión se comete un error. Nos unifica aquéllo de que “le rezamos a Cristo y hablamos español” (Salvo Brasil), pero no mucho más. Es más, dentro de cada país encontramos a veces profundas diferencias regionales que dan la impresión de que se tratase de territorios extranjeros. Finalmente, sus dos últimos párrafos numerados 1 y 2 me retumban en mi cerebro como parte del ritornello asfixiante conque nuestro presidente y sus focas amaestradas nos han atormentado durante los últimos 13 años. Asumo que el Sr. Dante es argentino, por lo cual me atrevo a asumir también que es Kirtschnerista (Disculpen si no escribí correctamente el apellido del difunto presidente), y eso lo explicaría todo. En cuanto al artículo de J.L.A., ya hoy es martes 30 de agosto, y todas sus interrogantes planteadas han quedado despejadas: La rata mayor fue derrotada y el pueblo libio encontrará un nuevo rumbo en democracia y libertad. En diciembre de 2012, confiamos, Venezuela también comenzará sus nuevos derroteros…

maria teresa
5 de septiembre, 2011

Sr. Dante, estoy completamente de acuerdo con su comentario y considero que su exposición es la “verdad pura y simple”. Muy bien explicado, y lamento decirle al Sr. Ramírez, que sea un poco más solidario con la humanidad, porque el Sr. Dante es bastante claro en la explicación que ha dado. Pero claro, el problema seguirá existiendo porque la fuerza, el poder y los intereses económicos de los dirigentes políticos se acoplan y aúnan según su conveniencia y para su propio provecho. ¿Se imagina Ud. Sr. Ramírez, un mundo en el que no existieran intromisiones de ningún tipo entre los pueblos, y que no existieran armas bélicas de ningún tipo (o sea, NO A LAS GUERRAS Y ENFRENTAMIENTOS) y donde sólo existiera salud, educación, bienestar económico, abastecimiento de alimentos…? Piense un poquito, haga memoria, y deje a un lado su obcecación con el Presidente Chávez; él no es el culpable de lo que sucede en Venezuela! Sr. Dante, le felicito de nuevo por su información, y en mi caso lamento no tener el poder de exposición que Ud. claramente tiene a nivel político. Saludos

Roberto Dante
6 de septiembre, 2011

roberto dante Lanús, argentina, 06 09 2011 Respuesta DEDICADA A MARIA TERESA, de quién desconocería su existencia sino fuera por las “Cinco reglas para entender lo que pasa en Libia”. Mi paso por la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata (cercenado por el golpe militar de 1976) me dejó dos únicas enseñanzas: 1) la certeza de que a los que resistíamos, con miedos pero sin claudicaciones, la opacidad humanitaria del Terrorismo de Estado, nos podría gratificar ver en un futuro a hijos y nietos capacitados para defender lo humano contra los intereses espurios de un capitalismo materialista que, sin escatimar medios, buscaba destruir nuestra humanidad para convertirnos en “transformes” individualistas, fríos y calculadores. Nos costó miles de Compas torturados, asesinados o desaparecidos. Hoy, a pesar del neoliberalismo, aquí estamos, junto a las nuevas generaciones que tomaron la posta de una maratón histórica que no tiene “Llegada”. Nosotros nos realimentamos, paso a paso, “codo a codo”, como escribió Mario Benedetti. 2) La frustración de descubrir en “las Academias” el lado oscuro de la luna. Los académicos, salvo honrosas excepciones, suelen ser opacos escribientes al servicio de los grupos de poder económicos. Dicen “lo que deben decir” para escalar los peldaños (codo contra codo) que los conducirán al sello de goma que reproduzca el “Director de…”, el “Decano de…”. Sus textos pueden ser muy convincentes aunque insustanciales, y, en el peor de los casos, reproductores de una ideología que los aleja raudamente de esa supuesta “objetividad” que dicen defender. ¿Qué tiene que ver esta exposición con Libia y Latinoamérica? TODO. Maria Teresa, permitime el voceo tan propio de los que nacimos a un costado del Rió de La Plata. Me despido con un saludo para Una Compa. Este es un título no académico, pero muy valioso para mí.

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