Artes

Leer venezolano, por Andrés Boersner

Una visión sobre la actualidad de la literatura venezolana y la industria editorial

Por Andrés Boersner | 14 de abril, 2011

El mercado editorial de nuestro país ha tenido un crecimiento interesante y sostenido en lo que va de siglo. El control de cambio, las dificultades burocráticas para traer novedades o cualquier libro editado en el extranjero y su costo excesivo han contribuido a este fenómeno. El interés y dependencia cada vez mayor con la realidad que nos rodea hace que la escritura que emana desde ella tenga  interés para el lector, aún en los casos en que algunos la consideren escapista. Títulos como La otra isla, Puntos de sutura o Crímenes pueden funcionar como lecturas playeras pero es seguro que llevan una carga generosa de unión con el entorno del que aborda sus páginas. No resulta demás recordar que ninguna literatura es inocente, que su influjo siempre nos mantiene sobre aviso.

El espectro es muy amplio: desde libros de superación personal, filosofía pragmática o auto-ayuda (Zambrano, Landaeta, Maytte), los de crónicas y reportajes (como la colección Debate o el  best-seller de moda Sangre en el diván), actualidad política (a través de editoriales como Libros marcados), ensayos de historia, hasta los libros de ficción.  En este último rubro continúa siendo la narrativa histórica, que tiene larga tradición en Venezuela, la que mayor interés provoca, con títulos como Falke, Sumario o El pasajero de Truman.  Pero ya nombres asentados de nuestra literatura,  aunque no pasen de la media docena, tienen un público seguro y expectante. Las editoriales que los comercializan hacen a veces un notable esfuerzo local pero no se preocupan por internacionalizarlos. Balza, Ednodio Quintero, Alberto Barrera, Méndez Guédez o Victoria De Stefano poco o nada les deben a las editoriales nativas por su reconocimiento en el exterior.

El tipo de literatura que se trabaja en este momento es menos experimental, menos reñida con la trama. Su carácter abierto, su amplia legibilidad ha propiciado este aumento de interés en el público. Hoy el escritor se preocupa más por sus lectores y tiene un contacto más directo, gracias a mejores mecanismos de comunicación y a promociones más efectivas. Los blogs, twitters, facebook, hacen que las recomendaciones boca a boca se expandan. Los clubes de lectura han surgido con fuerza, sustituyendo las tertulias de antaño y distan de la imagen estereotipada de reunión de señoras fastidiadas que alguna vez tuvo. El lector es cada vez más exigente y busca el contacto con los creadores.

Hace 25 años la literatura venezolana era vista como demasiado exquisita, víctima del ombliguismo y los laboratorios del lenguaje. Cuando los libreros nos atrevíamos a sugerir algún título nacional la mayoría de los lectores pronunciaba la palabra “ladrillo” o la frase “ese libro es una ladilla”. Sólo los que estaban bendecidos por editoriales foráneas, como Uslar Pietri, Herrera Luque o Salvador Garmendia eran vistos con respeto. La escritura de Balza se volvió “interesante”  en ese mismo público a partir de las buenas críticas en España o México o de su edición en Francia. En cambio hoy podemos darnos el lujo de pasar por alto que la novela La enfermedad (La maladie, en la edición de Gallimard) estuvo entre las finalistas del Premio Fémina, el más prestigioso que otorgan los franceses a la novela extranjera del año.

Creo que el mercado editorial está muy por debajo de las expectativas del público y de la calidad de nuestros autores. La figura del editor independiente sigue siendo escasa y no existe el agente literario. Ficción Breve y Lugar Común son los dos ensayos más recientes en el mundo editorial y ambos están ligados a escritores, en su fundación y manejo. En Venezuela, por la baja efectividad en la comercialización del libro hay una larga tradición de escritores-editores y ediciones por cuenta propia. Esto se mantendrá en la medida en que las editoriales sigan pensando que la literatura está a cargo de locutores de radio, animadores de televisión, diseñadoras o galanes de telenovela. Mientras apunten sólo a la distancia corta, al producto “ya cocinado” no se abrirá el campo natural. Esta situación la han entendido transnacionales como Santillana o Random House Mondadori aunque falta que este esfuerzo local se traslade al mercado internacional. Convencer de que existe calidad de exportación todavía parece difícil.

A los autores sigue tocándoles la carga más pesada en la promoción de su producto e imagen, haciendo lo que las otras instancias no asumen. No es raro observar a escritores consagrados ofertando su libro bajo el brazo, asumiendo gastos de promoción o mendigando lo que por ley les corresponde. Sus sustitutos, los faranduleros, la tienen más fácil, al poseer medios o amistades que difundan sus libros. La editorial estará contenta con el ahorro de costos.

Formar una tradición, convertir los proyectos en instituciones,  necesita de un tiempo que pocos parecen dispuestos a transitar y menos en la Venezuela de hoy donde el gobierno ha demostrado una alergia a todo lo que demuestre eficiencia fuera de su entorno. Por eso celebro que cada vez apreciemos más, en todos sus ámbitos, a  nuestra literatura y se persista en su difusión.

Andrés Boersner 

Comentarios (8)

Federico Vegas
14 de abril, 2011

Un dato para Andrés: Una manera efectiva de promover la lectura en Venezuela es no darle bolsa a los compradores. Te ahorras unos realitos y te exhiben gratis la mercancía. El que se ponga cómico, que cargue un bolsa con él.

María Eugenia
14 de abril, 2011

Perpleja estoy al ponerme a buscar autores venezolanos en la Feria del Libro en Español (Los Angeles, 29 abril-1 mayo) y ver que la página internet correspondiente carece de una “etiqueta” donde pulsar AUTORES, si bien tiene otras para EXPOSITORES y PATROCINADORES respectivamente. Es clara muestra de que el autor es secundario desde el punto de vista de la Merkadoteknia (mi palabreja ad hoc para el consabido “marketing”) y si es así pues, la verdad, ya me hace menos ilusión ir a conocer en persona a Laura Restrepo. Estoy por revisar la página internet de la Feria del Libro en Venezuela y ver si los libros baratos que se promocionan allí son de autores como Lenin y El Ché solamente, o si hay otros autores no marxistas y que sean contemporáneos. Algo me dice que no es así o, al menos, las fotos que acompañan al sitio internet permiten inferirlo. La última feria del libro en Frankfurt que llamó mi atención y tras la cual no he vuelto a interesarme mucho en el tema, estaba llenita de libros de vampiros y temas adolescentes. Esto no fue óbice para que se mercadearan montonón de libros y los agentes literarios se lucieran. Merece la pena leer “The Last Book Party: Publishing Drinks to a Life-After-Death” (La última fiesta del libro: las editoriales brindan por la Vida-PostMuerte). Su autor es el escéptico y chic agente literario Gideon Lewis-Kraus y apareció en Harper’s.

Beto Mirabal Zapata
15 de abril, 2011

Totalmente de acuerdo con tan acertados comentarios. desde que me conozco, literariamente hablando, ha sido este el panorama de siempre. lamentablemente en nuestra querida Venezuela no se le ha brindado al escritor la debida protección y promoción para su creación. Es cierto que hay un gran esfuerzo con editoriales estadales, pero aparentemente sus esfuerzos están orientados políticamente hacia ciertos sectores y cierta “literatura”. Tenemos escritores reconocidos afuera, que muchos en el pais no hemos leído con la atención debida porque, en parte, no se consiguen sus obras en las librerías.

Gustavo Ramírez
15 de abril, 2011

¿Es que no recuerdan “Libros de El Nacional”, entre otras editoriales que han fomentado la “lectura venezolana”?

María Eugenia
15 de abril, 2011

Gracias Gustavo por recordárnoslo tan prontamente; yo lo que sí recuerdo es a mis padres hablar de la revista Elite y Guillermo Meneses

Emilio
16 de abril, 2011

Lamentablemente es con las crisis que tomamos conciencia de este tipo de cosas. Quiero añadir algunas cosas que ratifican todavía más la situación que muestra Andrés:

1) El pago risible que reciben intelectuales y escritores por sus colaboraciones en periódicos y revistas. Incluso algunos escriben gratis. ¡Qué desfachatez! Nuestros empresarios no tienen vergüenza. No sé porqué los creadores e intelectuales no piden que haya una ley donde los proteja. Es importante hacer respetar el trabajo intelectual.

2)Las pocas revistas literarias de calidad. El papel literario deja mucho que desear, bien lejos de las líneas reflexivas y polémicas de cuando fue su director Picón Salas, en los tiempos del peresjimenismo. El universal dejó de publicar Verbi-gracia, por no mencionar otros trabajos. Lástima. NO saben el daño que le hacen al país.

3)Los pagos risibles a los profesores y académicos, y el desdén general que hay en este país por la educación y por las humanidades. A quien me lea les propongo que hagan un ejercicio con sus hijos y pregúnteles si les enseñaron algo de Rafael Cadenas o Montejo, por mencionar a los poetas que más reconocimiento internacional han tenido en toda la historia republicana venezolana. La respuesta común es silencio. Y después dicen que Chávez llegó por la amnesia del venezolano. Mentira: llegó porque abandonamos la educación en este país hace mucho tiempo, y las humanidades todavía son vistas con desdén en este país, que sólo admira misses, militares, populistas y banqueros.

Pedro C. Morles Olivera
20 de abril, 2011

Lo que dice Andrés es muy cierto, los que hemos escrito algo y que no tenemos el apoyo de las editoriales, que sólo se fijan en los escritores consagrados, nos convertimos en escritores-editores, he escrito tres libros y yo mismo los he ido editando, los imprimo, los recorto, les pongo portada, lo ideal es contar con una editorial que te edite y te promocione, pero si no es así, no nos quedemos en el manuscrito, no, hagásmolo, ediciones mínimas, pero así uno se va dando a conocer y poco a poco va promocionando su obra.Adelante siempre.

LectoEscritor
29 de abril, 2011

Muy interesante el articulo asi como los comentarios, pero me voy a servir de mi puntiagudo dedo para meterlo en la llaga. Si bien es cierto que el arte de escribir y las obras que el mismo produce tienen un valor inestimable, tambien es cierto, que hay un cierto pudor desvencijado por parte de los autores para afrontar temas que le gusten a la gente. El ensimismamiento de mucha de nuestra literatura aun esta bien latente y de hecho, los pocos autores que tenemos y que venden, son precisamente los que han encontrado la manera de casar sus intereses con los intereses de los lectores. Y ojo, no me refiero a que todos debemos ponernos a escribir libros de los temas que venden, pero si que tenemos que aprender a conectarnos con el lector, en vez de llevar al lector por un paseo de nuestras propias pesadillas que a nadie interesan. En venezuela la palabra Arte y Dinero, no pueden ir juntas porque es casi como una groseria. En cursos de Escritura que he realizado he oido como profesores reconocidos han criticado sin pena alguna libros que han sido BestSellers en EUA e incluso a nivel mundial. Pareciera que para muchos tiene mas valor una historia criptica que ni el mismo autor entiende, que un libro con una historia que como un tren, abra las puertas y deje entrar a una multitud entera, feliz de irse con el autor al mundo de las letras el tiempo que sea necesario. Digame si de tu libro sacan una pelicula, enseguida te conviertes en odiado por la mayoria de los autores “artistas” de Venezuela. Asi que tambien hay en lo que digo un punto a meditar…para quien estan escribiendo los escritores de venezuela…para ellos?, o para el publico?…Y que me quemen en la estaca por decir lo siguiente, pero para mi tiene mas valor un libro de paulo Coehlo, o dan Brown, que se conecta con millones de lectores, que el trabajo sublime y artistico de un escritor cuyos trabajos solo los conoce su novia y los huele pega del ateneo……

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